La familia Char ha construido un poderoso clan político regional, pero el escándalo por las declaraciones de Aída Merlano ha sido un golpe que amenaza acabar con su poder.
Shameel Thahir Silva*
Los clanes
El sistema político colombiano puede explicarse a partir de los autoritarismos subnacionales o burocráticos competitivos, es decir, el pacto tácito entre élites nacionales, como los Santos, los Lleras o los Pastrana, y élites regionales como los Char, los Aguilar o figuras como Dilian Francisca Toro.
Dicho de otro modo, ese sistema político se define como la repartición donde una minoría acapara el poder central del Estado, mientras otros ostentan una autoridad absoluta en sus respectivas regiones. En algunos casos, como ocurrió con Álvaro Uribe o César Gaviria, los intereses regionales se trasladan al escenario nacional.
Precisamente ese ha sido el proyecto político de Fuad Char, el patriarca de una de las familias más acaudalas del Atlántico.
El escándalo
La cobertura de los medios de la figura de Aída Merlano se ha quedado en la anécdota y no ha profundizado en la responsabilidad de uno de los clanes políticos más poderosos de la región Caribe. Sin embargo, el escándalo de la compra de votos de la entonces congresista Merlano marcó el declive del proyecto político de la familia Char.
Aunque las pretensiones gubernamentales de Fuad Char han tenido mil problemas, salió herido de muerte por esa variable que no pudo controlar. En pocas palabras, el proyecto político que aumentó la riqueza de los Char, y que tenía como propósito la presidencia de Colombia, se desplomó gracias al factor Merlano.
Quiénes son y qué hacen los Char
La violencia, la corrupción, el clientelismo y las relaciones con el narcotráfico y el paramilitarismo permitieron que los Char fueran los dueños del 25 % de los aeropuertos concesionados de Colombia. Además, ayudó a que el Grupo Olímpica, su firma más conocida, facturara más de 5 billones de pesos cada año.

Pero Aída Merlano no guardó silencio; se fugó espectacularmente de la cárcel y evitó alguna represalia por parte de los Char o de los Gerlein. Sus declaraciones, sumadas al seguimiento mediático, frustraron las posibilidades de Álex Char de aspirar a la presidencia de la República en el 2022.
Un ejemplo: no debemos olvidar que David Char, sobrino de Fuad Char, se sometió a la JEP por sus vínculos con el paramilitarismo, los cuales le permitieron ser congresista.
En las últimas elecciones regionales, los Char ocuparon 7 gobernaciones, 3 son de la región Caribe (Guajira, Atlántico y Sucre), y cerca de 32 alcaldías, de las cuales diez pertenecen al Atlántico. Los anteriores resultados, sumados a más de un millón de votos, les permitieron tener su propia bancada en el Congreso. En esta misma elección, Aída Merlano fue capturada por fraude electoral.
Dentro del proyecto de Fuad Char, sus esposas desempeñan un papel fundamental. Por ejemplo, María Mercedes de la Espriella es la tía de Elsa Noguera, exalcaldesa de Barranquilla y gobernadora del Atlántico. A su vez, Noguera tuvo como secretaria de Gestión Social a la exministra Karen Abudinen, cuota directa de los Char en el gobierno de Iván Duque y, en el 2010, fue la fórmula presidencial de Germán Vargas Lleras.
Por otro lado, Katia Nule, esposa de Álex Char, es la razón por la que su marido pudo entrar al negocio de la infraestructura vial, específicamente a la licitación de la vía Bogotá-Girardot. También ayudó a que su esposo entregara la concesión del Transmetro de Barranquilla a los Nule, pese a los estragos del carrusel de la contratación en Bogotá.
Durante los últimos años, el charismo llegó a lo más alto del Estado colombiano. En medio de este inusitado ascenso, ha tenido serias disputas con las élites del centro del sistema político. Por ejemplo, no es reciente la discusión entre Álex Char y Germán Vargas Lleras por el control de Cambio Radical.
La fractura del poder en Barranquilla
Lo que distingue a los Char de otras “familias tradicionales” es el haber sometido a otros clanes, como los Name, los Díaz Granados, los Cote o los García Romero. Por esta razón, el “factor Aída Merlano” ha sido aprovechado por estas familias para ocupar el lugar que hoy mantienen de manera precaria Fuad y sus hijos.
Barranquilla es la ciudad más importante para el charismo en el Caribe. Sin embargo, es fundamental precisar que su poder tiene tres caras que se necesitan una de la otra: los Char, los Gerlein y los Daes.
Los hermanos Gerlein están a la cabeza de Valores y Contratos S.A (Valorcon). Julio Gerlein, además de mantener una relación con Aída Merlano, controlaba por lo menos la mitad de la contratación en Barranquilla. Roberto Gerlein, su hermano, ocupó una silla en el Congreso de la República durante medio siglo. Asimismo, Valorcon es la socia de Odebrecht en el consorcio Navelena para garantizar la navegabilidad del río Magdalena.
Del mismo modo, fue precisamente Julio Gerlein quien le entregó a Aída Merlano cientos de millones para la compra de los votos, los cuales la llevaron al Congreso en el 2019. Ella, como congresista, sería el reemplazo de Roberto en el legislativo.
La familia Daes es otra de las fuerzas que acaparan la contratación en Barranquilla. Junto a los Gerlein comparten el contrato del superpuerto de la ciudad. En la década de los años 90 se relacionaron con el cartel de Cali, y, desde entonces, han intentado cambiar su imagen a través de su firma más reconocida: Tecnoglass.
Yuyo Daes, uno de los rostros detrás del “milagro barranquillero”, utiliza una silla de ruedas porque sufrió un atentado a manos del narcotráfico, un ajuste de cuentas que todavía es investigado por la justicia de Estados Unidos.
El factor Merlano
Aída Merlano se involucró sentimentalmente al mismo tiempo con Julio Gerlein y Álex Char. Dicha relación jamás fue aprobada por el patriarca Fuad Char, ya que, además de afectar la imagen pública de su hijo, generaba enfrentamientos con Julio Gerlein, una de las piezas clave de la maquinaria charista.
Por esa razón las autoridades recibieron información sobre la compra de votos de Aída Merlano después de las elecciones, cuando la maquinaria charista ya había asegurado su dominio electoral.
En las últimas elecciones regionales, los Char ocuparon 7 gobernaciones, 3 son de la región Caribe (Guajira, Atlántico y Sucre), y cerca de 32 alcaldías, de las cuales diez pertenecen al Atlántico. Los anteriores resultados, sumados a más de un millón de votos, les permitieron tener su propia bancada en el Congreso. En esta misma elección, Aída Merlano fue capturada por fraude electoral.
Pero Aída Merlano no guardó silencio; se fugó espectacularmente de la cárcel y evitó alguna represalia por parte de los Char o de los Gerlein. Sus declaraciones, sumadas al seguimiento mediático, frustraron las posibilidades de Álex Char de aspirar a la presidencia de la República en el 2022.
Los resultados de las últimas elecciones legislativas, la proximidad de las elecciones regionales del 2023, la victoria de Gustavo Petro, y, por último, el avance de las investigaciones de la Corte Suprema de Justicia en el caso de los Char, llevaron a que Arturo Char renunciara a su curul.
En la actualidad, el clan Char está en una retirada táctica, pero no ha sido derrotado. La suspensión del presidente de la SAE, por evitar el detrimento patrimonial de la Triple A, a manos de la procuradora charista es un ejemplo de ello. Sólo sabremos si su poder se ha fragmentado después de los resultados de las elecciones venideras.