Muchas lenguas están en riesgo de desaparecer en Colombia. Por eso se propone una Red juvenil de disertación sobre la diversidad lingüística.
Simón González Ticora* Catalina Santamaría-Soto** y Stella Calderón***
Colombia y las lenguas
La vitalidad de una lengua es un asunto serio y delicado. Cada año desaparecen alrededor de diez idiomas en el mundo. Esto importa porque detrás de cada sustitución lingüística hay alguna forma de violencia.
Desalentar el uso de una lengua atenta contra el bienestar, la salud cultural y la preservación del saber de los pueblos, además de ser causa o resultado de presiones de unos grupos sobre otros.
Colombia, en particular, ha sido un territorio donde la búsqueda de dominación se ha reflejado en las turbulentas experiencias de las lenguas y de sus hablantes.
Pero Colombia también es un caso emblemático de diversidad cultural y lingüística. Infortunadamente, está en peligro de desaparición considerable. No por política de Estado sino por la blandura en los esfuerzos que hacemos para defenderla.
¿Por qué sucede esto en nuestra sociedad? Perder la riqueza lingüística es perder la cultural, ya que las lenguas no son solamente un medio de comunicación, sino también son contenedores de las nociones con las que sus hablantes organizan el mundo.
Vale la pena que nos preguntemos, ¿con la pérdida cultural qué se pierde? ¿Qué resistencias, dignidades, lecciones y sentidos sobre las formas posibles de habitar el mundo dejan de ser escuchados?
Apuesta por la diversidad
En nuestro país, de acuerdo con el Instituto Caro y Cuervo, existen actualmente alrededor de 70 lenguas: el español, 65 lenguas indígenas, 2 lenguas criollas, la lengua romaní y la lengua de señas colombiana (LSC).
Desde la Constitución de 1991 pasos se han dado con los que, pareciera, el respeto por la diferencia ha avanzado. Fue en el discurso constitucional que se reconoció el carácter multicultural y pluriétnico de la nación colombiana.
En este sentido, la diversidad étnica y cultural se incluyó, luego de múltiples violentos intentos de homogeneizar la población colombiana, como fundamento para la construcción del proyecto político del país.
Como sociedad, reconocimos que hacer la diversidad lingüística parte del presente nacional que queremos disuade el enfoque de presionar a las personas a alinearse al proyecto de país de unos pocos, y nos enfoca a que la dignidad de la gente es primero.
Así, el artículo 10 de la constitución recita, mientras tenemos al español como lengua oficial, que “las lenguas y dialectos de los grupos étnicos son también oficiales en sus territorios. La enseñanza que se imparta en las comunidades con tradiciones lingüísticas propias será bilingüe”.
También, en el año 2010 se promulgó la Ley 1381, la cual se creó con el objetivo de fomentar el reconocimiento, uso, fortalecimiento de las lenguas de los grupos étnicos de Colombia y de los derechos lingüísticos de sus hablantes.
Desde entonces, la legislación lingüística se amplió, la investigación tuvo grandes avances y el país fomentó buena disposición para recibir, desde el año pasado, el Decenio Internacional de Lenguas Indígenas declarado por la UNESCO. Con estos avances, el estado redactó su propio Plan Decenal de Lenguas Nativas.
Situación crítica
Ahora, si bien existe esta normatividad, Colombia no se ha asumido como un país plurilingüe. Según las cifras oficiales de la UNESCO, 12 lenguas se encuentran en estado vulnerable, 28 en peligro, 12 seriamente en peligro y 12 en situación crítica.
A la situación se suma el desinterés y desconocimiento sobre la diversidad cultural y lingüística de la ciudadanía. Se debe a que existen pocos avances en la promoción y enseñanza de las lenguas nativas en la mayoría de los territorios.
Hay diversos motivos que acrecientan el problema, como la desigualdad y discriminación contra quienes hablan otras lenguas distintas al español, el hecho de que las traducciones en distintas lenguas de documentos y servicios oficiales sean la labor de organizaciones de la sociedad civil —y no del estado— y el tardío apoyo institucional hacia procesos de apropiación y documentación lingüística de las lenguas nativas.
Por eso, este panorama no solo deja en una posición de vulnerabilidad a las lenguas, sino que también afecta a sus hablantes, quienes han visto su identidad en tela de juicio al tener que desplazarse de sus territorios hacia las urbes hispanohablantes, como es el caso de algunas comunidades Embera y Wounaan, o quienes han experimentado la soledad que conlleva la pérdida de sus lenguas, como Sixto Muñoz, el último hablante de Tinigua. ¿Qué dice esto sobre la violencia institucional de un país donde la promoción de la diversidad lingüística parece una cierta esperanza y no un tema concreto de paz y reparación histórica?
Es por este panorama que es imperativo que tanto personas hablantes de lenguas nativas, como interesadas en apoyarlas desde la academia, las instituciones, la política pública u otras esferas, nos organicemos frente a la necesidad de responder a esta problemática.

Únete a la red
Por esta razón, desde nuestro punto de enunciación —jóvenes urbanas interesadas en responder a la deuda histórica con grupos étnicos—, y a sabiendas de que pronto esta responsabilidad quedará sobre los hombros de las nuevas generaciones, les proponemos a quienes nos leen una Red juvenil de disertación sobre la diversidad lingüística en Colombia.
Creemos que alrededor del país hay personas a quienes les preocupa el devenir de ese sueño de pluralidad lingüística y cultural; creemos también que en distintas regiones se adelantan colaboraciones, preguntas y proyectos que se suman a la lucha para defender, promover y valorar la riqueza lingüística y cultural del país.
Coordinar nuestros esfuerzos puede marcar lo que será la próxima generación de estudiosos y defensores de las lenguas en Colombia, y esto será profundamente impactante para el futuro.
La red reconoce, entonces, una lucha común por integrar las poblaciones étnicas y sus expresiones culturales, no como presuntas “raíces de la nación”, sino como un aspecto central de la experiencia de vivir en Colombia hoy y para el futuro.
Es tiempo de que en Colombia sea posible leer leyes, ver señalización pública, ser atendidos en los servicios oficiales y ser educados en la lengua madre, sea indígena, criolla, romaní, de señas o castellano.
Esta red será horizontal, esto es, donde todos los participantes nos asumimos como interesados y estudiosos del lenguaje en proceso de formación y, por lo tanto, pretendemos que los roles que jugamos no nos sean exclusivos, sino rotativos, cuidando su buen ejercicio.
Asimismo, será participativa, en la medida en que se presume actividad y propuestas por parte de sus miembros como un compromiso para cuando cada uno se sienta en seguridad de asumirlo.
Esta red la imaginamos como imaginamos los procesos político-lingüísticos que necesitamos, así que también será formativa, pues pretende ser un espacio que nos permita compartir y enriquecer nuestros conocimientos en diversidad lingüística, potenciar nuestra capacidad de activismo, participar eventualmente en proyectos extracurriculares y discutir tópicos de lenguas mientras constituimos nuestro perfil académico y/o político en esta área.
Será inter-epistémica, es decir, abrirá sus puertas a toda la diversidad de maneras de construir conocimiento en torno a las lenguas. Aquí, se conocerá la palabra desde su existencia como entidad cultural, identitaria, conciliadora, de resistencia e investigable científicamente. Confíamos en que poner a dialogar a la ciencia con otras formas de conocer es un acto de descolonizar el saber.
Será crítica y reflexiva, pues nos interesa atender el rigor e, igualmente, mirar con lupa todo lo que dicen y decimos sobre la diversidad lingüística en Colombia, tema que jamás está desprovisto de ideologías lingüísticas, entre las cuales nos reúne la lucha contra el aparataje discursivo hacia la construcción de una nación de corte hispanista.
Será finalmente, política: el interés por la diversidad lingüística no puede quedarse en un ámbito netamente descriptivo, mucho menos en un ejercicio contemplativo.
Valdrá más que todo lo que declaremos sobre el pasado, presente y futuro de las lenguas en Colombia se posicione políticamente de manera clara, y en esta red nuestro posicionamiento preliminar será en favor de la protección y promoción de las lenguas hasta lo que haga falta para concebir efectivamente a Colombia como un país lingüística y, por tanto, cultural y socialmente plural.
Nuestro compromiso es, pues, con las comunidades indígenas, negras, y con todo heredero y portador de la diversidad lingüística que busca reivindicar quién es a través de su lengua.
Los invitamos a hacer parte de este proyecto que construiremos conjuntamente. Estamos a la espera de tener nuestro primer encuentro y definir varios aspectos centrales, estamos todos a tiempo de hacer parte. Sin embargo, ha de quedar claro que nunca es tarde para sumarse.
Basta con que su interés por las lenguas en Colombia llegue hasta propósitos formativos, académicos, investigativos y/o políticos. Desde cualquier región del país, ¡estamos emocionados por conocernos y organizarnos!
Si te interesa hacer parte, contáctanos:
Simón González Ticora, 3143007633, pezsimon@gmail.com
Catalina Santamaría Soto, 3017763584, lcatalina.santamaria3.0@gmail.com
Leidy Stella Calderón Barón, 3214769340, leidystellacalderon@gmail.com