

Ahora que el panorama parece devastador, es urgente revisar cómo va la protección medioambiental en Colombia.
Juliana Bustos Bautista ** y Óscar Alfonso Roa ***
Un panorama preocupante
Para nadie es un secreto que el ambiente se ha visto gravemente afectado durante muchos años. Desde la primera Revolución Industrial hasta el día hoy, el medio ambiente ha ocupado un segundo plano: en defensa del sistema económico se destruyen ecosistemas enteros.
Según el informe elaborado para el Segundo Reporte Bienal de Actualización de Colombia ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) la emisión de Gases Efecto Invernadero (GEI) siguió aumentado entre 1990 y 2014. Aunque este informe fue publicado en 2018, es el dato más actualizado que existe parea Colombia.
La emisión de gases pasó de 216,3 millones de toneladas a 236,7 millones de toneladas. Las actividades que más aportan son la deforestación, la ampliación de la frontera agrícola, la ganadería extensiva, los hidrocarburos, las manufactureras, la construcción y el transporte.
Las emisiones de gases no respetan las fronteras, y por eso asistimos al cierre de colegios en Nueva Delhi por altos índices de contaminación en el aire; manadas de elefantes que pierden su rumbo en China; aves africanas que migran a Europa, y pandemias producidas por el traspaso de coronavirus de quirópteros a humanos. Estos no son coincidencias.

El agua de Colombia
Colombia cuenta con cuatro pisos térmicos y goza de una gran riqueza natural e hídrica. Esto es un gran privilegio respecto de otros países con quienes la naturaleza fue muy mezquina.
Pero grandes privilegios conllevan grandes responsabilidades: ¿Colombia está cumpliendo su deber elemental de cuidar los recursos naturales? La perspectiva no es alentadora:
- gran parte de la deforestación se realiza en la región selvática;
- pese a la firma del Acuerdo de Paz el acaparamiento ilegal de tierras es desenfrenado, y
- las fuentes hídricas son gravemente afectadas por la minería legal e ilegal. En 2012 este sector descargó 205 toneladas de mercurio al suelo y agua en 179 municipios.
El informe del Banco Mundial “Colombia un cambio de rumbo” sostiene que el país es vulnerable a la escasez de agua. No es apenas cuestión de cantidad, sino de calidad. Junto con la minería, la deforestación aporta al deterioro del agua debido a la erosión acelerada que produce.
A partir de una muestra de 727 municipios hemos estimado que 328 (45,1 % del total) han aumentado de forma acelerada los días sin lluvia en los últimos cincuenta años.
Avances insuficientes
Ahora bien, con el Acuerdo de París, Colombia está en medio de una cooperación internacional sobre el medio ambiente.
En 2015 se alcanzó este acuerdo para combatir el cambio climático y acelerar la reducción de las emisiones de carbono. Por primera vez todos los países tienen una causa común para combatir el cambio climático. El objetivo es mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1,5 °C.
Colombia fue uno de los 195 países que suscribieron el Acuerdo y, en 2020, el país avanzó en la incorporación de las metas climáticas. Estas fueron agregadas como estrategias de mitigación en el Plan Nacional de Desarrollo:
- El Ministerio de Minas y Energía realizó la primera subasta de energías renovables.
- El uso de vehículos eléctricos privados y públicos va en aumento.
- El Ministerio de Hacienda subastó 750.000 millones de pesos en TES verdes. Colombia es el segundo país en emitir bonos verdes soberanos y el primero en hacerlo con la moneda local.
- El Banco Interamericano de Desarrollo anunció la creación de un fondo para el desarrollo y sostenibilidad del Amazonas, con recursos iniciales por 20 millones de dólares.
Pero esos avances son muy insuficientes. La deforestación y el mal uso de los suelos siguen originando el grueso de las emisiones. Además, las incoherencias no son pocas:
- Expandir la producción de combustibles fósiles con prácticas como el fracking.
- Escabullirse de la adopción del acuerdo de Escazú promulgado en 2018, especialmente para institucionalizar la defensa de la vida de los líderes ambientales. Colombia firmó el 11 de diciembre de 2019, pero no ha sido ratificado. Según INDEPAZ, entre la firma del Acuerdo de Paz y el 14 de septiembre de 2021, fueron asesinadas 611 personas defensoras del medio ambiente.
La Conferencia de las Partes (COP26) tuvo lugar en Glasgow desde el pasado 1 de noviembre, pero terminó en un acuerdo con cuestiones sin resolver y con compromisos demasiado cortos para alcanzar el objetivo acordado en París.
Acuerdos que dan esperanza
En medio de tanta palabrería, una decisión de la Unión Europea da señales de aliento.
Finalizada la COP26 se decidió vetar las importaciones que causen deforestación y acreditar a los exportadores e importadores que le jueguen limpio a la biosfera —es decir, que no deforesten y que no exporten polución—.
Se espera más de los Estados Unidos y China, pues son los grandes interesados en imponer su hegemonía económica y política en el mundo. Tarde o temprano comprenderán que no es posible alcanzar su objetivo sin amenazar de tal manera a la biosfera.
*Este artículo hace parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones son responsabilidad de los autores.