El borrador del Plan de Desarrollo tiene buenas ideas y buenas intenciones para una economía del siglo XXI. Pero tendrían que integrarse y decantarse para tener un plan de verdad.
Jaime Acosta Puertas*
Un presidente pilo
Acaban de pasar los cien primeros días del gobierno Duque y ya salió la mamotrética versión preliminar de 945 páginas del Pacto por Colombia, Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022.
No es nada fácil entrarle al texto, por su extensión y porque no hay un marco conceptual robusto y creativo que explique la lógica interna y la concepción general del documento.
La idea básica es una serie de más de veinte “pactos”: los tres principales, que corresponden al eslogan de campaña del presidente Duque —legalidad, emprendimiento y equidad— once transversales de distintos sectores, y ocho regionales.
En este artículo me ocuparé del pacto del emprendimiento y la productividad, que el documento enuncia de esta forma:
“Las exportaciones colombianas son de baja complejidad y están concentradas en pocos productos. Para aumentar la productividad, Colombia debe sofisticar y diversificar su aparato productivo. Por eso la Política de Desarrollo Productivo (PDP) busca aumentar la diversificación y sofisticación del aparato productivo colombiano y de la canasta exportadora, fortalecer la capacidad de las empresas para transferir y absorber tecnología y generar innovaciones. Para ello, el conocimiento producido en las universidades, centros de investigación y de desarrollo tecnológico, y las unidades de Investigación y Desarrollo (I+D) es de suma importancia”.
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Qué es la productividad
![]() Iván Duque y la productividad en su plan de desarrollo. Foto: Facebook Iván Duque |
El gran problema de la economía colombiana no es el déficit fiscal, ni la tasa de cambio, ni la inflación, ni las monumentales anomalías tributarias. Es la falta de productividad.
Como no se mejora la utilización del capital y el trabajo, el crecimiento de la economía se hace a punta de aumentar la fuerza de trabajo y el capital invertido. Pero la productividad es tan baja que le resta puntos al crecimiento del PIB, y por eso el desempeño de nuestra economía es mediocre.
El gran problema de la economía colombiana no es el déficit fiscal, ni la tasa de cambio, ni la inflación, ni las monumentales anomalías tributarias. Es la falta de productividad.
Dicho de otra manera: el crecimiento viene del capital humano y del capital físico, pero no de producir cosas nuevas, o de mejorar la manera de producirlas, o de producirlas para nuevos mercados. Para tener una economía que produzca nuevos y mejores bienes y servicios se necesita trabajar de manera simultánea y concertada
- en la transformación del aparato productivo,
- en mejorar la calidad y pertinencia de la educación,
- en más investigación científica y tecnológica,
- en el sistema de movilidad (infraestructura y combinación de modalidades de transporte de bienes y personas),
- en mejorar las instituciones para disminuir los costos de transacción (la legalidad es parte de esta mejoría)
- en el desarrollo del talento empresarial y gerencial,
- en estimular y encontrar emprendimientos innovadores, de alto impacto, rendimientos crecientes y efectos difundidos en la economía, y
- en transformar la canasta exportadora.
Confusión conceptual
Para el presidente Duque el desarrollo es igual a emprendimiento + legalidad+ equidad.
Esto es insuficiente porque el aumento de la productividad es igual a transformación productiva + conocimiento + emprendimiento + legalidad y mejora de las instituciones + sistema de movilidad + desarrollo regional.
De esta segunda ecuación resulta la equidad, porque la economía recibe más recursos para más y mejores inversiones y el Estado puede elevar y distribuir mejor sus ingresos para mayores coberturas, y más eficiencia y calidad en los servicios que presta.
Si el pacto por la productividad que menciona el borrador del Plan de Desarrollo fuera un gran acuerdo nacional para adoptar políticas y estrategias concertadas de transformación productiva, de ciencia tecnología e innovación (CTI), y de emprendimiento, más educación, movilidad y sostenibilidad, la economía colombiana daría el salto que necesita. La Gráfica siguiente el argumento:
De esta manera el plan y su relación con la productividad, contribuiría a liberar a las economías regionales para que desarrollen sus mayores potencialidades productivas, de innovación y emprendimiento.
La combinación de las estrategias anteriores sería también la mejor manera de aportar desde la actividad económica a los objetivos de aumentar la equidad y la legalidad.
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Manga por hombro
El Plan habla mucho de productividad, pero no tiene una definición o una concepción clara sobre cómo hacerla un propósito nacional de largo alcance.
El documento menciona con timidez la política de desarrollo productivo (PDP), pero el lector se queda sin saber de cuál política se trata. La que viene del gobierno anterior es un instrumento tímido sin mayores ambiciones, que carece de focos estratégicos como lo han señalado expertos de otros países y de acá.
A falta de claridad conceptual, la política de desarrollo productivo se convierte en una especie de fantasma, de manera que las buenas ideas quedan en el aire. Por ejemplo, es buena idea la de focalizar e integrar mejor las acciones de Procolombia, Innpulsa y el Programa de Transformación Productiva, pero sin un marco robusto de política, perderán fuerza e impacto. Es como tener aeropuertos sin torre de control. Aviones en tierra.
Esos vacíos conceptuales y de enfoque hacen que las cosas queden manga por hombro, o, por ejemplo:
- Que la agricultura y la agroindustria queden colgadas del emprendimiento,
- Que las naranjas digitales vayan por otro lado,
- Que la sostenibilidad, donde están las energías, vaya suelta,
- Que las industrias 4.0 hayan ido parado en el capítulo de ciencia y tecnología, de manera que el nuevo plan se reduce a crear centros de investigación en cada una de las diez áreas 4.0, sin antes diseñar un plan estratégico 4.0 como el que tiene todos los países avanzados y los emergentes inteligentes.
Puede leer: Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación: una buena oportunidad.
Grandes vacíos
Y me falta mencionar el principal vacío: el nuevo Plan de Desarrollo no dice nada de la industria distinta a la digital, la cual se nutre y actúa sobre ellas y por tanto tampoco de los servicios de alta complejidad, cuando estos son los ámbitos desde los cuales emergieron las industrias 4.0. Un hueco conceptual tan grande como el hueco fiscal que se inventó Carrasquilla.
Así, todo se reduce a la economía digital, a la agricultura, la agroindustria y la minería —sectores o actividades que por supuesto son de mucha importancia—. Pero la industria avanzada y los servicios de alta complejidad, desaparecen.
Es como si pensaran en una economía de commodities digitales adornados de naranjas digitales, desconociendo que el futuro del mundo son las industrias relacionadas con hardware: electrónica, bienes de capital de nueva generación, energías alternativas, aeroespacial, industrias del sistema de movilidad, nuevos materiales…
El plan critica a Colciencias por no haber escogido áreas estratégicas para evitar la dispersión y mejorar el uso de recursos escasos para investigación. Es otro error de enfoque, porque no puede haber ciencia y tecnología dirigida sin producción dirigida. Si ambas tuvieran focos dirigidos, ambas podrían conversar, cooperar y avanzar, llevando de la mano al emprendimiento, a la educación y al desarrollo regional, haciendo que mejore la productividad y se acelere el crecimiento del PIB.
Con la gráfica siguiente trato de dar una idea de cómo podría integrarse la actuación del Estado para atender los distintos sectores dentro de un marco de políticas más inteligentes, porque caben todos los sectores más estratégicos para elevar la productividad y mejorar la competitividad.
De esta manera, se recomienda una directiva presidencial que ponga en el frente de los sistemas de innovación a la productividad porque los años de la competitividad no transformaron ni desarrollaron la economía porque se refiere principalmente a mejorar lo existente.
Emprendimiento
![]() Industria y ciencia. Foto: Oficina de Eficiencia energética y energía renovable |
Lo mismo pasa con el plan de emprendimiento, un abanico de buenas acciones y el anuncio de una política nacional, aunque todavía sin señalar programas específicos ni metas para emprendimientos (start ups) disruptivos de alto impacto, y otros de menor complejidad.
Como he escrito en mi blog, sería posible adoptar un programa de 20-30 emprendimientos disruptivos en cuatro años y otro de 70 – 80 emprendimientos de alto impacto, con un costo total cercano a los 250 mil millones de pesos. Entonces Colombia tendría las 100 empresas o start ups del futuro, más todas las que surjan de emprendimientos menos sofisticados, y el agregado de los emprendimientos sociales.
También puede haber un programa de agrotechs y de pymes innovadoras, con lo cual este gobierno dejaría buenas bases para reestructurar la economía hacia el año 2050.
A falta de claridad conceptual, la política de desarrollo productivo se convierte en una especie de fantasma, de manera que las buenas ideas quedan en el aire.
Según el borrador que se conoce, las metas en emprendimiento son siete incubadoras y seis aceleradoras de empresas, pero ningún parque tecnológico, ni distrito de la innovación, de las industrias de alta tecnología, y de servicios de alta complejidad. Es decir, siete incubadoras y seis aceleradoras para 32 departamentos, más fondos de ángeles y de capital de riesgo para esas pocas incubadoras y aceleradoras. ¿Para los demás territorios qué?
Con estos pocos esfuerzos sería imposible mejorar sustancialmente los pobres indicadores que tenemos en materia de emprendimiento. Como dice el Banco Mundial, 2016, y retomado en el texto del Plan:
“…del 53 % de colombianos que en 2016 afirmó tener la intención de emprender, solo el 16 % lo hizo en realidad. Únicamente el 8 % de los colombianos hace inversiones que se pueden clasificar como emprendimientos. De este grupo, el 80 % aporta menos de cinco millones de pesos a una buena idea de negocio de un familiar, amigo o desconocido. La tasa de supervivencia de los emprendimientos es baja, pues sólo 6 de cada 100 emprendedores logran establecer un emprendimiento que sobreviva más de 3.5 años. Los esfuerzos para promover el emprendimiento han padecido de duplicidad de esfuerzos, baja asignación de presupuesto, y descoordinación”.
Otra vez: el Plan de Desarrollo del gobierno Duque va en el camino de las buenas intenciones con poca coherencia conceptual y programática. Aquí no tengo espacio para entrar en los detalles, pero espero que la Gráfica siguiente de una idea de cómo podría abordarse el campo del emprendimiento de una manera más integral y más claramente dirigida a producir resultados que contribuyan a la productividad y a la equidad.
*Analista, consultor e investigador independiente. http://www.jaimeacostapuertas.blogspot.com, @acostajaime