Una vez legalizado el cannabis recreativo, muchos colombianos piensan que llegó la hora de legalizar la cocaína. ¿Qué tan factible es esto? ¿Cuáles países han legalizado alguna droga psicoactiva? ¿Cuáles son las opciones de Colombia?
Francisco E. Thoumi*
Un debate que revive
Los colombianos en general consideran que su país no puede resolver el problema de las drogas, y en especial el de la exportación de cocaína. Por eso afirman que el problema tiene dos soluciones posibles: que los países consumidores dejen de consumir, o que legalicen la importación y consumo de la cocaína.
Por eso hoy por hoy se discute de nuevo la posibilidad de re-negociar las convenciones internacionales, e inclusive la de legalizar el consumo de cocaína recreativa dentro de Colombia.
Es verdad que las políticas prohibicionistas han sido y son una solución simplista a un problema complejo. Tanto las políticas como el sistema internacional de control se formularon y organizaron sin el rigor científico que hoy en día requiere cualquier política pública.
Desde una perspectiva científica, que reconoce la complejidad del problema y aboga por políticas más acordes con el contexto social, la prohibición se percibe como una política fallida. La falta de flexibilidad del sistema para responder a las necesidades cambiantes se ha convertido en una trampa y un obstáculo para aplicar cualquier política distinta de la prohibición.
Bajo tales condiciones, vale la pena explorar qué tan viable sería un cambio en el sistema internacional, y qué tan dispuestos estarían los países para cambiar sus políticas. La respuesta no es tan clara. Veamos cuáles han sido las experiencias en la materia.
Experiencias de legalización
Las políticas de drogas se pueden clasificar en tres grandes grupos: aquellas que van dirigidas al consumo, las que se dirigen a combatir el tráfico y comercio (incluyendo el lavado de activos), y aquellas que se orientan a combatir la producción (tradicionalmente, el opio, la marihuana y la cocaína).
Las políticas tocantes al consumo han avanzado y se han flexibilizado. Pero las otras dos políticas siguen siendo restrictivas, y con contadas excepciones, el comercio y la producción de drogas o insumos se aceptan sólo cuando están a destinados a fines “médicos o científicos”.
En lo que sigue analice y presentare algunas experiencias de legalización con fines diferentes de los usos médicos o científicos.

- El caso de Bolivia: la legalización de la hoja de coca para el mambeo.
La legalización del uso masticado de la hoja de coca (mambeo) fue promovida por Bolivia, haciendo uso de los mecanismos del derecho internacional. Fue un proceso tortuoso que duró más de tres años.
La Convención Única sobre Estupefacientes de 1961 había establecido el desmonte gradual de la práctica del mambeo. Esta debería estar totalmente eliminada el 31 de diciembre de 1989. Pero en 1988, cuando se estaba negociando la Convención Contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas, Bolivia logró que el inciso 2º del artículo 14 de la Convención de 1988 incluyera “los usos tradicionales lícitos, en dónde hay evidencia histórica de tal uso”, invocando la protección de los derechos humanos y la del medio ambiente.
En 2009 Bolivia cambió su Constitución y su artículo 384 le dio poder al gobierno para regular todos los usos tradicionales de la coca. El gobierno procedió entonces a solicitar a Naciones Unidas que eliminara la prohibición del mambeo de la Convención de 1961.
La solicitud de Bolivia fue objetada por 18 países (Norteamérica, y varios países europeos y asiáticos), y fue apoyada por cinco (España y 4 países latinoamericanos). Ante esa votación, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) rechazó la enmienda.
Como resultado Bolivia se retiró de la Convención y solicitó nuevamente la adhesión con una reserva. La adhesión fue objetada solamente por 15 miembros (Norteamérica, 10 países de Europa, Israel y Japón). Para aprobar la nueva adhesión se necesitaba que el número de votos negativos no superara un tercio del total (63 países miembros de un total de 189).
La eventual solicitud de sacar la cocaína de la lista de drogas controladas sería mucho más difícil, y probablemente no tendría éxito. El caso boliviano ha sido el único en los más de sesenta años de la Convención Única, y se refería a un consumo tradicional de una sustancia producida en el país que deseaba legalizar su uso. Esta sustancia tiene un mercado global muy pequeño, que no es relevante en la gran mayoría de países.
- La marihuana para usos recreativos.
Durante los últimos treinta años varios países han tolerado o despenalizado el consumo y posesión de marihuana para uso recreativo. Esto se ha hecho a través de leyes nacionales o pronunciamientos judiciales, pero sin acudir al sistema internacional para validar las medidas respectivas.
América es el continente donde más se ha avanzado en despenalizar la marihuana recreativa, aunque con características diferentes en cada país.
- La sentencia C-221 de la Corte Constitucional de Colombia autorizó el consumo adulto de cannabis a parir de 1994, y no se considera delito la posesión de hasta 20 plantas de marihuana, ya que el Código Penal solo contempla las “plantaciones”. Una plantación se define como “la pluralidad de plantas, en número superior a 20 de las que pueden extraerse drogas que causen dependencia” (Artículo 2 de la Ley 30 de 1986).
- 16 estados de Estados Unidos han regulado el uso recreativo del cannabis (Alaska, Arizona California, Colorado, Dakota del Sur, Illinois, Massachusetts, Maine, Michigan, Montana, Nevada, Nueva Jersey, Nueva York, Oregón, Vermont, Washington), y el Distrito de Columbia. Sin embargo, la posesión, la compra y la venta siguen siendo ilegales en el plano nacional.
- Uruguay fue el primer país del mundo en regular mediante ley la producción, distribución y consumo de la marihuana para uso recreativo, Desde 2013 el cannabis se comercializa en farmacias que cuentan con una licencia especial (actualmente existen 25 farmacias).
- Canadá legalizó en el 2018, mediante ley, la producción y consumo recreativo del cannabis. El suministro, sin embargo, se encuentra regulado de manera distinta en cada una de las varias provincias.
- En junio del año pasado, la Suprema Corte de México declaró la inconstitucionalidad de los apartes de la Ley General de Salud que prohibían el consumo de cannabis, y el 2 de diciembre concedió un amparo que declaraba inconstitucional la prohibición de la siembra, cultivo y cosecha del cáñamo «con fines distintos a los médicos y científicos». Esa declaratoria obliga a la Secretaría de Salud a expedir permisos a los interesados, pero no modifica las normas penales.
En Holanda y en otros países europeos se permite el consumo – dosis personal- en una red de establecimientos comerciales (“coffee shops”). Pero se trata más bien de una política de tolerancia de consumo: no se persigue criminalmente por considerar que no hace mayor daño a la sociedad. En realidad, en el ámbito europeo solo dos casos califican como verdaderos intentos de legalizar, aunque sea parcialmente, el cannabis recreativo:
- En Georgia es legal la posesión y consumo debido a una sentencia del Tribunal Constitucional de 30 de julio de 2018: pero el cultivo y la venta de cannabis a gran escala siguen siendo ilegales.
- Malta, legalizó parcialmente el cannabis recreativo mediante una ley del 14 de diciembre de 2021. Esta ley autoriza la posesión de un máximo de siete gramos de cannabis y el cultivo de hasta cuatro plantas a cada persona mayor de 18 años.
Actualmente, en Alemania se está discutiendo la posibilidad de legalizar la venta de cannabis para uso recreativo, pero esta iniciativa ha tenido intensen oposición desde distintos sectores, especialmente porque al no incluir la producción, el país seguiría dependiendo del mercado negro.
El único país africano que ha avanzado en este sentido es Sudáfrica, donde el Tribunal Constitucional legalizó en 2018 el consumo y cultivo de cannabis en espacios privados.
Las lecciones
Las iniciativas para regular o despenalizar la marihuana para usos recreativos dejan varias lecciones:
- Aunque que se han dado varios pasos en este sentido, la mayor parte de ellos han sido fruto de decisiones judiciales y no legislativas. Se exceptúan las leyes de los estados en Estados Unidos, y las de Uruguay, Canadá y Malta.
- Varias de las medidas protegen el consumo mínimo o la denominada dosis personal. El comercio y el tráfico, especialmente los internacionales, siguen presentando problemas y seguramente requerirán una regulación adicional.
- Un punto que aún no se ha resuelto es el de la compatibilidad de estas medidas con las Convenciones de las Naciones Unidas.
La posibilidad de aplicar un sistema similar a la legalización de la cocaína sería más complicada, y estaría sujeta a los mismos o inclusive a mayores problemas y obstáculos que los de la marihuana para usos recreativos.
Las opciones de Colombia
Por estos días se discuten en Colombia la posibilidad de negociar con Estados Unidos para legalizar la cocaína, adoptando criterios similares a los de la marihuana recreativa.
Pero en este punto se debe resaltar que la experiencia con la marihuana recreativa en Estados Unidos ha sido de algunos estados, y no del gobierno federal. En el caso hipotético de que el gobierno federal decidiera legalizar la cocaína, no es claro que los estados estuvieran obligados a acoger esta decisión.
El caso del alcohol sirve para ilustrar el punto. Aunque la prohibición federal del consumo fue levantada hace 89 años, aún hoy se tiene que 83 condados (municipios) en nueve estados prohíben el alcohol.
Colombia podría proponer un programa para permitir la producción y consumo interno de cocaína con un sistema estricto de regulación de mercado, controlando la adicción y el desvío hacia los extraordinariamente rentables mercados extranjeros. En otras palabras, sin legalizar la exportación.
Este sería un experimento para que Colombia le mostrara al mundo como legalizar la cocaína sin generar muchos problemas.
Pero aun ese programa hipotético no sería la solución de esos problemas de Colombia atribuidos a la prohibición de las drogas. El asunto no es tan simple. La relación narcotráfico- violencia- criminalidad- corrupción es circular, y eso hace que las soluciones deban ser integrales. Un problema tan complejo debe ser abordado con políticas comprensivas que ataquen toda la ilegalidad y no apenas un componente, como se ha hecho hasta ahora.
El problema de fondo no es legalizar las drogas sino legalizar a Colombia. Esto no se puede lograr a la fuerza sino como resultado de un proceso dialógico con respeto y empatía mutua entre todos los grupos que durante 212 años han competido por extraer las riquezas naturales del país.