La paz hecha y la paz pendiente: 25 años del acuerdo con el M19 - Razón Pública
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La paz hecha y la paz pendiente: 25 años del acuerdo con el M19

Escrito por Álvaro Villarraga
Exmilitantes del M19: Gustavo Petro y Navarro Wolf con el presidente Juan Manuel Santos

Exmilitantes del M19: Gustavo Petro y Navarro Wolf con el presidente Juan Manuel Santos

Álvaro Villarraga Sarmiento

Precisión necesaria sobre los parecidos y diferencias entre el proceso de paz de entonces y el de ahora, sobre las lecciones que dejó aquella paz, y sobre las  inexactitudes históricas que han circulado con ocasión de este aniversario.   

Álvaro Villarraga Sarmiento*

La paz que sí fue posible

En la conmemoración de los 25 años del pacto de paz con el M19 hubo justos reconocimientos sobre su importancia, pero también opiniones controversiales en relación con los procesos de paz en general.

El presidente Santos, por ejemplo, llamó a las FARC a seguir el ejemplo del M19, aunque los contextos y circunstancias son sin duda disímiles entre ambas experiencias; y Antonio Navarro, ex comandante del M19, presentó “15 lecciones” del proceso con ocasión del aniversario.

El presidente Santos afirmó que “la lección principal es que sí se puede lograr la paz y que a través de la misma se pueden lograr objetivos que no se alcanzan por medio de las armas”. Esto pone de presente la vigencia histórica de las soluciones políticas al conflicto armado, y la posibilidad de que las demandas insurgentes se resuelvan mediante acuerdos entre las partes.

Antonio Navarro, en sus “lecciones”, advierte a las guerrillas en diálogos de paz que deben “ganarse el corazón de la opinión pública”

Dicha posibilidad se ha hecho manifiesta con los pactos de paz conseguidos con el M19, el Ejército Popular de Liberación (EPL) y con algunas fracciones guerrilleras o milicianas, como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Movimiento Armado Quintín Lame(MAQL), el Movimiento Popular, la Corriente de Renovación Socialista (CRS) y el Movimiento Independiente Revolucionario Comandos Armados.

En Colombia no se ha conseguido un acuerdo de finalización de hostilidades y de paz global con todas las organizaciones insurgentes. Pero durante los últimos nueve gobiernos se han abordado distintos procesos de paz, con resultados tanto exitosos como fallidos, que lograron soluciones parciales con cada guerrilla:

              – Con las FARC se pactó la paz en 1984 pero fracasó su puesta en práctica. Tiempo después se desarrollaron diálogos fallidos entre 1991 y 1992 y entre 1999 y 2002.

– Con el M19 y el EPL fracasó un proceso de paz conjunto entre 1984 y 1985 pero luego se retomaron con éxito conversaciones con el M19, entre 1989 y 1990, y con el EPL, entre 1990 y 1991.

– Con el ELN se realizaron diálogos sin resultados entre 1991 y 1992 (en conjunto con las FARC y una pequeña fracción disidente del EPL) y de forma independiente entre 2005 y 2007.

– Ahora se intentan de forma paralela diálogos de paz bastante avanzados con las FARC y apenas iniciales con el ELN.   

Miembros de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 en el Capitolio Nacional.
Miembros de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 en el Capitolio Nacional.
Foto: Biblioteca Luis Ángel Arango

Lecciones desde el M19

Las FARC son la guerrilla más antigua y extendida y la que consiguió confrontar con más fuerza al Estado, pero ha tenido una historia, un carácter y unas circunstancias diferentes de las de las demás guerrillas colombianas.

El M19 fue una guerrilla más audaz militarmente, de mayor sensibilidad política que, a finales de los años 1980n y tras el fracaso militar del Batallón América, se distanció de la Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar para emprender de forma independiente las negociaciones de paz con el gobierno. De esta manera dio el paso a la política sin tener que estar sometida al difícil proceso de los acuerdos entre las guerrillas para intentar un proceso de paz unificado.

El pacto político entre el gobierno, el M19 y varios partidos políticos exhortó a reformas democráticas y su principal pieza fue una reforma a la Constitución, que incluía un referendo; pero este proyecto, presentado por el presidente Barco, se hundió en el Congreso.

Como lo ha reconocido el M19, su acuerdo de paz fue prácticamente una decisión unilateral de pasar a la actuación política con la intención de conseguir los cambios que pretendía. Una vez en la legalidad, consiguieron un respaldo ciudadano considerable en coalición con otros sectores de izquierda y excombatientes de otras guerrillas que hicieron su propio pacto de paz (EPL, PRT, MAQL), con notable éxito político colectivo, en especial en la Asamblea Constituyente de 1991.  

Antonio Navarro, en sus “lecciones”, advierte a las guerrillas en diálogos de paz que deben “ganarse el corazón de la opinión pública” en aras del proyecto político que quieren proyectar en la vida legal. También reconoce autocríticamente que deben conservarse los lazos entre exguerrilleros en función del proyecto político, aunque afirma con inexactitud que tras el pacto de paz no se reeditaron prácticas de violencia y omite la disidencia al pacto de paz del M19 que hizo el grupo Jaime Bateman Cayón.

Precisiones necesarias

1. Antonio Navarro, pensando tal vez en el costo político que el M19 hubo de pagar  por la toma del Palacio de Justicia, concluye equivocadamente que los guerrilleros “han quedado en libertad y los militares en prisión” y propone que por tanto ahora “deben tener los mismos beneficios”. Sin embargo, la realidad histórica al respecto es muy distinta.

Frente a los miembros de la Fuerza Pública impera casi la total impunidad por violaciones de los derechos humanos, mientras que son muchos los casos de judicialización de la insurgencia. Miles de personas han sido capturadas, procesadas y condenadas en la lucha del Estado contra la guerrilla, hasta el punto de implicar injustamente a personas con liderazgo social procesadas por supuesta relación con la insurgencia.

Los máximos logros del M19 fueron precisamente en el momento de irrumpir desde la lucha armada hacia la legalidad.

Por supuesto, en el contexto de la paz las figuras judiciales de la transición podrán traer alivios penales para distintos actores, pero siempre considerando su responsabilidad, carácter y situación, como lo estableció el Acto Legislativo 1 de 2012.

2. El fiscal Eduardo Montealegre hizo reconocimiento de la paz con el M19, diciendo que “han logrado más en 25 años de lucha política que a través de los años de lucha armada”, lo cual resulta impreciso pues los máximos logros del M19 fueron precisamente en el momento de irrumpir desde la lucha armada hacia la legalidad, ya que allí consiguieron hacer cumplir los pactos de paz, mientras que a pesar de éxitos de figuras como Antonio Navarro o Gustavo Petro, la incursión del M19 en la política ha sido coyuntural.

Después del colapso de la AD M19, los logros de sus excombatientes se hicieron a través de proyectos políticos nuevos de izquierda democrática y de composición plural (casos del Polo Democrático Independientes, el Polo Democrático Alternativo, la Alianza Verde, los Progresistas).

También es inexacta su consideración de que el M19 creyó y se acogió a la democracia, pues con el pacto de paz y sus propuestas buscaban conseguir del régimen “rectificaciones democráticas en lo político, en lo social y en lo económico”, discurso con raíces en su origen como reacción al supuesto fraude electoral de 1970.

3. Desde la oposición de derecha al proceso de paz, uno de los voceros del Centro Democrático, el senador  Rangel, declaró que lo logrado con el M19 fue resultado de la concentración de sus efectivos en un solo lugar. Sin embargo, la concentración del M19 no fue total, pues hubo un campamento paralelo en el Huila y casi la mitad de su militancia quedó diseminada entre distintas ciudades y regiones, lo cual ocasionó exigencias posteriores de reconocimiento y participación en el programa de reintegración.

Además, en el proceso con el EPL, esta guerrilla impuso diez zonas de concentración en distintos departamentos y la rotación de la mesa de conversaciones entre varias de ellas. El PRT no tuvo concentración pues era una milicia campesina local en Montes de María y el MAQL no aceptó concentración y siempre actuó en territorios de resguardos indígenas del Cauca.

4. Adicionalmente, desde el lado de los que rechazan cualquier entendimiento de paz con las guerrillas, el ex general Harold Bedoya, en defensa del militarismo, simplemente declaró: “el error fue no haber mantenido en la cárcel a los dirigentes del M19”.

La delegación de paz de las Farc reunidas con la comisión de la Verdad en La Habana, Cuba.
La delegación de paz de las Farc reunidas con la comisión de la Verdad en La Habana,
Cuba.
Foto: FARC EPaz

Los paralelos

Existen tanto similitudes como diferencias significativas entre la paz con el M19 hace 25 años y el actual proceso con las FARC. Entre las similitudes están:

            – La reconsideración de la estrategia de guerra por parte de la insurgencia;

– El reconocimiento del cansancio de la población con la guerra y sus efectos;

– La demanda de cambios políticos y sociales;

– La disposición a dejar las armas y a reintegrarse a la vida civil;

– El interés en promover proyectos políticos de izquierda democrática; y

– La apelación al constituyente primario en el contexto del proceso de paz.

Entre las diferencias se cuentan que se trata de contextos políticos e históricos disímiles. Cuando el M19 se desmovilizó había poco reconocimiento de derechos y garantías fundamentales, una intensificación del conflicto armado, el desborde de la violencia narcotraficante y del paramilitarismo, varias expresiones de desgobierno, una crisis institucional, así como muchas demandas desde la sociedad civil por la solución política del conflicto armado.

Hoy rige la Constitución de 1991 que consagró garantías y derechos pero que no se aplica completamente; se reconoce el fracaso de una década de intento de solución militar por los gobiernos; el alzamiento armado se reconoce como inviable; y el gobierno de Santos ofrece la posibilidad de la salida política, rompiendo con el autoritarismo del presidente Uribe.

Existen muchas otras diferencias, entre ellas las relacionadas con el carácter de cada insurgencia, los alcances y situaciones de cada proceso de paz y las distintas formas de relacionarse y de comunicarse con las comunidades y la opinión pública nacional.  
 

* Presidente de la Fundación Cultura Democrática, integrante del Centro de Memoria Histórica y catedrático universitario.

 

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