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La oposición en Colombia hoy

Escrito por Medófilo Medina
Simpatizantes de la “Colombia Humana”.

Medofilo MedinaLa democracia no es unanimismo sino disenso pacífico. Y por primera vez en Colombia tendremos de verdad gobierno y oposición.

Medófilo Medina*

Una promesa envenenada

“Voy a entregar todas mis energías por unir a nuestro país” fue el enunciado que escogió Iván Duque para iniciar su mensaje en la noche de su triunfo. Pero ya al día siguiente los colombianos pudimos notificarnos de que el presidente electo dirigiría sus energías hacia un objetivo muy distinto.

No quiero detenerme en la lírica aparente del slogan sino en algo que subyace a esas palabras de Duque. El empeño de encontrar la unidad nacional en países que no están ante una guerra exterior es propio de regímenes totalitarios o de caudillos autoritarios que convierten el unanimismo en sinónimo de unidad nacional.

En conjunto con las reglas y valores que la definen, la democracia consagra el principio central de la mayoría pero también destaca con igual énfasis el principio del derecho al disenso.

La democracia consagra el principio central de la mayoría pero también destaca con igual énfasis el principio del derecho al disenso.

En el plano operativo el compromiso de los dos principios da lugar a la dicotomía: gobierno – oposición, donde la segunda cumple el papel de ser la autoconciencia del poder. La legitimidad del sistema no puede pensarse por fuera de esa relación conflictiva, ni puede ser trascendida por variantes como aquella de la pseudo-teoría del “Estado de opinión” del uribismo.

La paz: una época histórica

Presidente electo Iván Duque.
Presidente electo Iván Duque.
Foto: Twitter- Iván Duque

El 17 de junio de 2018 la contabilidad nacional sentó datos sustanciales: Iván Duque, 10.373.080 votos (53,98 por ciento), Gustavo Petro: 8.034.000 votos (41,81 por ciento). No puede menospreciarse el voto en blanco, pero su bajo peso cuantitativo no desdibuja el hecho central de que dos fuerzas de escala equiparable son las protagonistas en el escenario político de 2018.

El referente por excelencia de la campaña electoral fue la paz. Para la Colombia Humana y para los sectores que la apoyaron luego de reflexiones y debates en la segunda vuelta, salvar el proceso de paz fue el más exaltante reto y la coincidencia fundamental. Para el Centro Democrático, gran doliente del No, la continuación de la ofensiva contra el proceso de paz fungió como insignia de su campaña electoral.

Por eso no resultó sorprendente que la primera acción del presidente electo fuera el manotazo contra la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) al instruir a quienes él estima sus senadores para que aplazaran la aprobación de la Ley de Procedimiento. No existía el supuesto obstáculo jurídico de que la Corte Constitucional no se hubiera pronunciado todavía sobre la ley estatutaria de la JEP: eso era evidente para cualquiera que conozca la Constitución de Colombia, y así lo puso en claro Alejandro Linares presidente de la Corte.

El 27 de junio de 2017 en la vereda Buenavista del municipio de Mesetas en el Departamento del Meta se produjo la tercera y última entrega de armas por parte de las FARC. Tal acontecimiento inició la época de la paz, así de momento impresionen de manera cruda las asechanzas y hechos lesivos contra el proceso. Por supuesto con el sentido de la época trabajó la campaña de Gustavo Petro – Ángela María Robledo y en contra de él la de Álvaro Uribe-Iván Duque-Martha Lucía Ramírez.

Con la paz y por ella luchará la oposición. Contra el Acuerdo maniobrará infatigablemente el próximo gobierno.

Le interesa: Colombia, ¿se queman las naves de la guerra?

Cuidar los huevitos de la guerra

La candidatura de Iván Duque fue engendrada por un movimiento político que había nacido entre los años finales del siglo XX y los dos primeros años del XXI al calor y en el estímulo de la confrontación militar entre el Estado y la insurgencia.

Por fin Colombia tiene gobierno y oposición.

Hasta el presente ese movimiento político no encuentra su razón de ser en un sistema distinto del que se alimenta de la prolongación  indefinida de las coordenadas de la guerra. En todos los países existe extrema derecha. Lo peculiar de Colombia es que esa derecha hace de la guerra interior la variable estratégica para lograr sus fines, que van desde el enriquecimiento personal y familiar hasta el alineamiento geopolítico obediente con Estados Unidos. Ahora Duque contará con el regalo envenenado que nos dejó Santos con la entrada de Colombia como “socio global” de la OTAN.

El deshielo

Gustavo Petro.
Gustavo Petro.
Foto: Observatorio ambiental de Bogotá

La campaña electoral llevó energías nuevas a las corrientes defensoras del proceso de paz. Floreció el voto de opinión, y la iniciativa juvenil  -que no espera las consignas del comité ejecutivo ni de la junta directiva- se hizo sentir con alegría visual y sonora al servicio de ideas.

Se produjeron acuerdos políticos luego de debates y reflexiones. Intelectuales y columnistas se dejaron oír sin guardarse sus pies de página. Todo ese espectáculo favoreció a lo que hoy está investido como la oposición.

Es cierto que también desencadenó el miedo, precipitó a los caciques, a las maquinarias corruptas encallecidas en la compra de votos, a los tres expresidentes más reaccionarios y mentirosos, a los vicarios de los grandes cacaos en los medios de comunicación formales, a los católicos integristas, a las iglesias fundamentalistas. Haría falta el talento de Buñuel para recoger plásticamente ese carnaval atropellado de resplandor siniestro.

La marcha ya ha sido larga

Si se olvida el contexto creado por paz, sería difícil explicar el hecho de que en veinte días el caudal de Petro hubiera aumentad en 3.174.518 votos. Fueron también 1.647.518 más que los registrados por el Sí en el plebiscito de Octubre de 2016.

A más largo plazo el bipartidismo como sistema dejó de existir en ese particular arreglo según el cual de manera perenne dos formaciones con fines iguales, plataformas compartidas y cultura política común se disputaban el acceso al poder. Por fin Colombia tiene gobierno y oposición.

Simplemente: ¿creció la izquierda?

Es frecuente encontrarse con comentarios originados en orillas opuestas según los cuales lo obtenido por La Colombia Humana es la más alta votación registrada por la izquierda. Es una conclusión al menos apresurada. La mayoría de las y los votantes participaron por primera vez en política o provinieron de un espectro político muy diverso. Allí, claro colocó su convicción y trabajo entusiasta la izquierda.

La de las muchedumbres que colmaron las plazas y calles de las ciudades de Colombia es una imagen que la oposición debe retener.

En conjunto lo logrado es un frente comprometido con la paz, por el cumplimiento del Acuerdo, la conquista del monopolio legítimo de la fuerza, frente que respondió al llamamiento sereno y razonado de lucha por la igualdad y las reformas sociales profundas, que vibró con el discurso del cuidado al medio ambiente y la conquista de energías limpias, que rechazó con vehemencia todas las formas de discriminación y exclusión, que repudió la corrupción omnipresente, y renovó la esperanza de un desarrollo nacional en un mundo globalizado y multipolar.

Es un movimiento que logró imponerse sin duda al tiempo en las regiones azotadas por las carencias más básicas como las del cinturón pacífico y en las principales ciudades donde el electorado responde con mayor presteza a las pautas modernas del voto emancipado.

El poder no es un sueño

Ex candidata a la vicepresidencia Ángela Robledo .
Ex candidata a la vicepresidencia Ángela Robledo .
Foto: Twitter- Ángela Robledo

Un gran frente que trabaja con una perspectiva de poder ahora y no en la espera quiliástica de la gran tarde de la Revolución.

Eso quiere decir que en lo inmediato se imponen tareas políticas urgentes como la consulta anticorrupción del 26 de agosto, las necesarias negociaciones y concertaciones en relación con las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores.

La puesta en vigencia del Estatuto de la Oposición implica prepararse para ello. Cada agrupación que obtuvo escaños en el Congreso deberá inscribirse y radicar sus programas. El ejercicio de los consensos resultará exigente para evitar el forcejeo por el acceso a los medios de comunicación que prevé ese Estatuto para la oposición.

Una de las características de la campaña electoral fue la de las muchedumbres que colmaron las plazas y calles de las ciudades de Colombia. Es una imagen que la oposición debe retener. La situación delicada de la economía y las recetas tributarias y fiscales que formula Duque acrecentarán el descontento e incluso la desesperación en el mundo del trabajo. La juventud agobiada por el desempleo y la informalidad con toda su precariedad laboral no va a permanecer inmóvil.

En tales condiciones materiales y sociales la combinación de la oposición parlamentaria con la movilización laboral y pública es un reto para el cual el frente de la oposición cuenta con estimulantes condiciones que con sabiduría y decisión conviene poner en marcha.

Un liderazgo nuevo pero experimentado

Tras mencionar los nuevos factores objetivos que favorecen al naciente frente de la oposición, aludo ahora a las condiciones del liderazgo de Gustavo Petro, portador de un carisma que se manifiesta en su elocuencia moderna y alejada del vociferante vibrato, conocimiento de los problemas de la Colombia de hoy, experiencia política y administrativa. Se destacaron de nuevo el talento, versación sociológica, sensibilidad cultural y de género de esa combatiente de innumerables batallas democráticas Ángela María Robledo.

Al lado de ellos figuran hombres y mujeres jóvenes y maduros que con su presencia y acción están señalado que la oposición tiene con qué y con quién en sus estamentos directivos.

Una oposición que como decía Neruda no pide nada sino todo: “Lo pido todo para nuestros pueblos”.

*Cofundador de Razón Pública. Para ver el perfil del autor, haga clic aquí

 

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