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La ola invernal y sus consecuencias

Escrito por Victor Lopez
La ola invernal y sus consecuencias

A qué se debe, cuáles han sido los daños y cuánto más durará la ola invernal sin precedentes que está viviendo Colombia.

Víctor López*

Primer episodio triple de La Niña

El calentamiento global —o cambio climático— afecta sin duda alguna el comportamiento del clima en las distintas regiones de Colombia. Pero las particularidades de ese comportamiento y su distribución espaciotemporal se explican en virtud de la “variabilidad climática” en sus distintas escalas.

Aunque la distribución, intensidad y frecuencia de las lluvias en Colombia están relacionadas con la ubicación y actividad del sistema atmosférico denominado “zona de convergencia intertropical”, conviene decir que el segundo periodo invernal del año se intensificó por un prolongado episodio de La Niña que empezó a finales de 2020. Además, este episodio se agrava a causa de los vientos Alisios entre los meses de julio y agosto de 2022.

Como lo había previsto el IDEAM, para los meses de octubre y noviembre se presentaron totales de lluvia mensuales que superaron hasta en un 40 % los promedios en gran parte del territorio nacional. Las precipitaciones han mostrado totales por encima de lo normal, especialmente en la región Andina, donde se han registrado lluvias superiores al 30 % por encima de los promedios históricos.

Según el Centro Mundial de Pronóstico de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), es probable que estas precipitaciones frecuentes se mantengan al menos durante los días que restan de 2022. Por eso se habla del “primer episodio triple» de La Niña en este siglo. Sin embargo, estas condiciones deberían disminuir gradualmente entre este mes, diciembre de 2022, y febrero de 2023.

La ola invernal y sus consecuencias
Foto: Gobernación Norte de Santander - El episodio triple del fenómeno de La Niña ha aumentado la pobreza a causa de inundaciones, deslizamientos de tierra, desbordamientos de ríos y quebradas, vendavales, etc.

El exceso de lluvia

Como lo había previsto el IDEAM, para los meses de octubre y noviembre se presentaron totales de lluvia mensuales que superaron hasta en un 40 % los promedios en gran parte del territorio nacional. Las precipitaciones han mostrado totales por encima de lo normal, especialmente en la región Andina, donde se han registrado lluvias superiores al 30 % por encima de los promedios históricos.

Finalizando noviembre, se registraron totales mensuales por encima de los promedios en Antioquia, Boyacá, Cundinamarca, Santander, Quindío, Tolima, Nariño y Huila. Entre tanto, en La Guajira y en Magdalena se presentaron lluvias significativas, al igual que en los departamentos de Bolívar y Atlántico.

Conviene mencionar que en este último mes se presentaron totales que superaron en casi un 70 % los promedios en sectores específicos de los departamentos de Huila, Nariño, Cauca, Cundinamarca, Cesar, Bolívar, Atlántico y Magdalena debido a  eventos de lluvias considerados extremos.

Estos han sido los daños reportados

Cuando se habla de emergencias y/o desastres, no basta tener en cuenta las lluvias en todo el territorio colombiano sino además el aumento notorio de la pobreza, la ubicación y aumento de asentamientos humanos en zonas de alto riesgo, además por supuesto del mal manejo de los recursos naturales.

En los últimos días de noviembre, los informes del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) y la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) daban cuenta de más de 600 municipios en el territorio nacional con distintos niveles de alerta, debido a la posibilidad de inundaciones, desbordamientos de ríos y quebradas, avenidas torrenciales y deslizamientos. Todo, por la ola invernal.

Según estos informes, las alertas más significativas se emitieron para la región Pacífica a finales de noviembre, tanto por deslizamientos de tierra como por aumento en los niveles de los ríos. Otros departamentos donde hay un alto número de alertas son: Antioquia, Bolívar, Boyacá, Caldas Cauca, Cundinamarca, Huila, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Tolima y Valle del Cauca.

Además, alrededor de 137 municipios están actualmente en alerta roja de probabilidad de deslizamiento de tierras y 300 municipios con alerta naranja.

En cuanto a las alertas hidrológicas, siguen vigentes en sectores de la Sierra Nevada de Santa Marta, el sur del río Magdalena, en sectores de La Mojana y también en el bajo y medio Magdalena. Por último, se han producido alertas significativas para los Santanderes y sectores de Cundinamarca, Tolima, Huila, Cauca y Nariño.

En los informes de la Unidad también se pude leer que, hasta finales de noviembre, se reportaron 1170 movimientos en masa, 799 inundaciones, 298 crecientes súbitas, 219 vendavales, 100 avenidas torrenciales, 83 temporales —lluvias intensas acompañadas por grandes ventiscas—, 32 granizadas y un gran número de tormentas eléctricas.

Por otra parte, la ola invernal ha dejado más de 496 000 personas afectadas que conforman alrededor de 150 000 familias en 32 departamentos y 776 municipios, por lo que varias autoridades territoriales han tenido que declarar calamidad pública.

Además, en su último balance, la UNGRD informó que hay un total de 205 fallecidos, 281 heridos, 53 desaparecidos. También se reportan 5858 viviendas destruidas, 77 816 casas averiadas y afectaciones en 2236 vías, 247 puentes vehiculares, 114 puentes peatonales, 321 acueductos, 84 alcantarillados, 19 centros de salud, 247 centros educativos, 57 centros comunitarios y más de 23 500 hectáreas de tierra.

El departamento de Cundinamarca es considerado por las entidades que monitorean los efectos de la ola invernal como un sector crítico por sus condiciones físico-geográficas, socioeconómicas y ambientales.

Como ejemplo puede citarse lo que ocurrió el 12 de noviembre en la vía a La Calera, sobre los cerros orientales de la capital, municipio que fue declarado en calamidad pública por la Alcaldía debido al desbordamiento de tres quebradas, deslizamientos, inundaciones y a la caída de árboles. Como resultado de este evento, tres personas murieron y una sigue desaparecida.

Cuando se habla de emergencias y/o desastres, no basta tener en cuenta las lluvias en todo el territorio colombiano sino además el aumento notorio de la pobreza, la ubicación y aumento de asentamientos humanos en zonas de alto riesgo, además por supuesto del mal manejo de los recursos naturales.

Por otra parte, los reportes del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER) dan cuenta de los estragos causados por las lluvias en los barrios Brisas del Volador y Bella Flor en la localidad de Ciudad Bolívar, donde un deslizamiento de tierra afectó a 30 viviendas por lo que al menos 80 familias fueron evacuadas ante posibles deslizamientos. En este sector se calcula que se encuentran asentadas alrededor de 300 familias en condiciones de alta vulnerabilidad.

Lo que queda

Más allá de lo anterior, quedan las imágenes llenas de desolación y desesperanza de las personas afectadas por esta situación. Esto muestra los graves efectos sociales, económicos y ambientales que ha tenido esta ola invernal.

Por último, se recomienda estar atentos a los informes, avisos y alertas emitidos por los organismos e instituciones encargadas, tanto del monitoreo de las condiciones atmosféricas que muestran el comportamiento del clima, como de aquellas que gestionan el riesgo en los municipios y departamentos del país.

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