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La innovación es la clave del crecimiento económico

Escrito por Ricardo Díaz Alarcón

En países en desarrollo, como Colombia, es necesario que los gobiernos estimulen la investigación y la innovación para impulsar el crecimiento*

Ricardo Díaz Alarcón**
Versión adaptada para la alianza Razón Pública – Friedrich Ebert Stiftung en Colombia

¿Cómo impulsar el crecimiento?

Durante años, los economistas se han preguntado cuál es el mejor camino para impulsar el crecimiento económico:

• ¿Basta con un aumento en el capital y el trabajo?
• ¿Es necesario incentivar actividades con mayor contenido tecnológico?
• ¿Qué tanto contribuyen las actividades más innovadoras al crecimiento económico?

En países en desarrollo el crecimiento tiene retos y dificultades particulares que exigen una respuesta distinta a la que se ha dado en otros contextos.

En este artículo, se argumenta que, en países como el nuestro, una estrategia de desarrollo adecuada debe tener como eje la innovación y al aprendizaje que de ella se deriva. Esto significa que se debe dar prioridad a aquellas actividades económicas que impulsan nuevas olas de actividades innovadoras.

A su vez, esto requiere grados de intervención estatal que algunos economistas tradicionales consideran inaceptables.

El contexto

Para mostrar cuáles son los factores que determinan si una economía en desarrollo crecerá o no, es necesario mencionar antes algunas características del crecimiento económico en este contexto:

1. Los países más pobres tienen fuertes restricciones para crecer

La desigualdad económica entre países siempre ha sido la regla. En general, las oportunidades de crecimiento económico de un país están determinadas por la posición que ocupa en la jerarquía mundial de ingresos.

Es decir, los países desarrollados o con ingresos altos tienen más oportunidades de progresar que los países en desarrollo o con ingresos medios y bajos. Comúnmente, esto se conoce como una “trampa de pobreza” o una “trampa de ingreso medio”.

Estas desigualdades tienen varias causas que son bien conocidas, por ejemplo:

• Entrar a actividades económicas con contenido tecnológico tiene un alto costo que no todos los países pueden asumir.
• Hay grandes diferencias en el desarrollo financiero de los países.
• Los países más pobres dependen de un financiamiento externo e inestable, que les impide gastar cuando más lo necesita su economía.

Por eso, el crecimiento económico no es un proceso de “fases” bien definidas por el que todos los países tienen que atravesar. Más bien se trata de un proceso altamente restrictivo, en el que cada país debe encontrar la estrategia económica más adecuada para avanzar en la jerarquía de ingresos en la que se encuentra.

2. El crecimiento necesita industrialización y especialización

Por lo general, cuando un país en desarrollo logra acercarse a los niveles de crecimiento de los países desarrollados es porque ha fortalecido los sectores industriales de alta productividad y altos niveles de especialización.

Pero en la mayoría de países de América Latina y África, el proceso ha sido el inverso: las economías de estas regiones han atravesado un proceso de “desindustrialización prematura”. Esto quiere decir que la participación de las manufacturas en el empleo y, en general, en la economía se ha reducido sin que el ingreso per cápita haya aumentado significativamente.

Ese es el caso de Colombia, donde la participación de la industria en el producto interno bruto se redujo de 24,2% en 1976 a 11,3% en 2018. Como lo muestra la gráfica 1, esta tendencia contrasta con la acelerada industrialización de países de Asia oriental, como Corea.

3. El crecimiento no es sinónimo de apertura económica

Durante las últimas décadas, los economistas más ortodoxos han afirmado que la apertura comercial es un camino para el crecimiento económico. Sin embargo, la evidencia muestra que esta relación es muy débil.

De hecho, otros economistas han observado que el crecimiento de los países que hoy son desarrollados no necesariamente ha pasado por períodos de liberalización, sino de protección económica, es decir, de restricción o sustitución de las importaciones.

Además, históricamente, los países en desarrollo que han logrado aumentar los niveles de exportación de manufacturas han pasado antes por periodos de fortalecimiento de la industria local, que han permitido producir directamente los bienes que tradicionalmente se importaban. En Asia oriental, por ejemplo, el crecimiento exportador ha involucrado varias formas de intervención estatal.

En cambio, las economías de América Latina y, en particular, la colombiana, han abandonado de forma prematura las políticas de protección e intervención estatal.

Foto : Pixabay - En los países desarrollados, las empresas que introducen innovaciones logran obtener ganancias adicionales que sirven como incentivo para seguir innovando.

¿Qué se necesita para crecer?

Para que una economía cambie su estructura y fortalezca los sectores industriales de alta productividad y, por lo tanto, para que crezca, se necesita una interacción entre dos fuerzas:

• Las innovaciones, entendidas en sentido amplio, por ejemplo, nuevos productos, nuevas calidades de bienes y servicios, nuevos métodos de producción o estrategias de mercadeo, nuevas fuentes de materia prima, nuevas formas de relacionarnos con el ambiente, etc.
• Los encadenamientos entre empresas y actividades productivas, por ejemplo, redes de proveedores, canales de mercadeo e instituciones que coordinan a los actores relevantes.

En los países desarrollados, las empresas que introducen innovaciones logran obtener ganancias adicionales que sirven como incentivo para seguir innovando. Este incentivo compensa la incertidumbre y los riesgos propios de cualquier actividad innovadora.

En cambio, en los países en desarrollo, las innovaciones difícilmente producen las ganancias que se obtienen en los países desarrollados. Por eso, las empresas suelen “copiar” las innovaciones que ya se han probado antes en los países industriales.

En Colombia, las empresas tienen niveles muy bajos de innovación. Como se ve en la gráfica 2, solo el 20% de las pequeñas y medianas empresas (PyME) manufactureras innova. En contraste, en países como Brasil o Corea, el 70% y el 50% de estas empresas innova, respectivamente. Este dato es particularmente alarmante si se tiene en cuenta que el 99,9% de las empresas en Colombia son PyME.

Gráfica 2.

Además, si las innovaciones se acompañan por fuertes encadenamientos, se crea un círculo virtuoso, con mayor inversión, aprendizaje tecnológico y desarrollo institucional. Las anteriores variables llevan al crecimiento económico y este crecimiento, a su vez, fortalece la productividad.

Por eso, nuevas olas de innovaciones, combinadas con una mayor inversión, un mayor desarrollo exportador y un acceso a financiamiento externo, refuerzan tanto el crecimiento económico como la productividad.

El reto de la dependencia

Entre los retos que los países desarrollados enfrentan para crecer económicamente resaltan dos: (i) su dependencia de productos primarios, es decir, aquellos que se venden tal y como se encuentran en la naturaleza; (ii) y su dependencia e inestabilidad financiera.

Una buena parte de los países en desarrollo han dependido y siguen dependiendo de los productos primarios. De hecho, en la última década, América Latina ha atravesado un proceso de “reprimarización”: un crecimiento de las exportaciones de productos asociados a recursos naturales.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la economía colombiana es una de las menos diversificadas: casi el 70% de los productos que exporta el país son bienes primarios.

Por su naturaleza, el precio de los bienes primarios es inestable y tiene períodos de auge y de crisis. Esta fluctuación representa un reto para los gobiernos, que tienen que decidir cuál es la mejor forma de gastar sus recursos en cada etapa del ciclo.

Sin embargo, la dependencia de los productos primarios no necesariamente es negativa. En realidad, sus efectos pueden ser distintos según el tipo de encadenamientos que los sectores de bienes primarios tengan con otras actividades y el aprendizaje que de allí se derive.

Por ejemplo, algunos afirman que hay países desarrollados, como Noruega, que dependen de los productos básicos y que han prosperado gracias a los encadenamientos que se han creado con los sectores manufactureros y de servicios. Otro ejemplo es Brasil que, aunque depende de los productos primarios, hoy lidera la exploración de petróleo en aguas profundas y fabrica buques petroleros.

El reto de la financiación

Por otra parte, los países desarrollados tienen mercados financieros estrechos y, por lo tanto, las opciones para obtener recursos a largo plazo son limitadas. Por eso, muchos de estos países dependen de la inversión extranjera, que puede ser volátil e incierta.

En ese contexto, los bancos nacionales de desarrollo juegan un rol fundamental para apoyar la innovación y el crecimiento, por ejemplo, para:

• apoyar las inversiones que contribuyan a mitigar el cambio climático;
• apalancar empresas innovadoras (start ups) y pequeñas y medianas empresas;
• ofrecer préstamos e inversiones a los países en desarrollo cuando los privados no lo hacen;
• mantener el empleo en crisis como la actual.

En Colombia hay cuatro bancos nacionales de desarrollo especializados: el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro), el Banco de Comercio Exterior de Colombia (Bancóldex), la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) y la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter). Y aunque estas instituciones son bastante activas en invertir en algunos sectores económicos y promover la inclusión financiera, sus apoyos han sido bastante limitados en materia de innovación.

Foto: Alcaldía de Bucaramanga - Los países en desarrollo deben buscar el crecimiento económico a través de medidas que fomenten la innovación y los encadenamientos entre sectores

¿Qué hacer?
Dados los anteriores retos, los países en desarrollo deben buscar el crecimiento económico a través de medidas que fomenten la innovación y los encadenamientos entre sectores, por ejemplo, políticas de:

• apoyo a la investigación y el desarrollo;
• creación de instituciones que promuevan estrategias para aumentar las exportaciones;
• apoyo a las actividades de baja productividad, para que se vinculen con los sectores más productivos;
• creación de líneas de financiamiento de largo plazo en los bancos nacionales de desarrollo;
• fortalecimiento de los fondos de estabilización y los préstamos de los bancos nacionales de desarrollo, para mitigar los ciclos de los precios de los productos primarios;
• más impuestos y menos incentivos para los sectores que tienen una limitada difusión de sus aprendizajes y que tienen encadenamientos débiles con otros sectores.

*Este texto forma parte de la alianza entre Razón Pública y la Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (Fescol), y es una versión adaptada del trabajo “Cambio estructural y dinámica macroeconómica: los retos colombianos” de José Antonio Ocampo y Juan David Torres. El documento original puede ser consultado en este enlace.

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