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La historia y el recuerdo: las conmemoraciones del bicentenario

Escrito por Nicolás Pernett
Conmemoración Batalla de Boyaca

Nicolas PernettLa manera en que una sociedad recuerda su pasado dice tanto sobre su presente como sobre su historia. ¿Cómo se han recordado en Colombia los sucesos de la independencia?

Nicolás Pernett*

El bicentenario de 2010

Como se sabe, Colombia tiene dos fechas patrias: el 20 de julio y el 7 de agosto. La primera recuerda la instauración de la junta de gobierno de 1810 en Santafé de Bogotá y el inicio del proceso independentista; y la segunda conmemora la Batalla de Boyacá, de 1819, cuando esa misma capital ganó la independencia definitiva junto con buena parte del Nuevo Reino de Granada.

Estas fechas se han recordado de diferentes maneras a lo largo de los dos siglos de vida republicana. En 1910 la conmemoración del centenario fue ocasión de unificar a un país dividido por las contiendas partidistas y dolido por la pérdida de Panamá en torno a los heroicos padres de la patria, cuyas gestas pronto se empezarían a contar en el famoso compendio de Henao y Arrubla, un libro con el que los colombianos aprendieron historia durante más de medio siglo.

En 2010, al final de la presidencia de Álvaro Uribe, el gobierno pareció confundir las fechas y celebró la independencia de 1810, que había sido una labor sobre todo de abogados y científicos, como si de la campaña libertadora de 1819 se tratara. Por eso hicieron todo tipo de festejos centrados en el Ejército (bastión del gobierno uribista), pero sin mencionar mucho al general Simón Bolívar (por ser el símbolo de la Revolución de Hugo Chávez, el enemigo necesario del régimen de Uribe).

Como siempre, entre todas las actividades de recordación histórica la que tuvo más éxito fue una telenovela.

En 2010 también se hizo evidente que había interés en las regiones por conmemorar la independencia sin la excesiva primacía bogotana que había sido común en el pasado. Por eso en muchos de los eventos de ese año se remarcó que el 20 de julio de 1810 había sido solo la fecha de creación de la junta de Santafé, pero que otra docena de provincias importantes del Nuevo Reino de Granada también habían creado juntas en ese año que merecían ser recordadas en los eventos gubernamentales.

Sobre el bicentenario de 2010 se podría decir, por último, que entre las investigaciones académicas se vio una recurrencia notable de los estudios culturales, es decir, el análisis de la vida cotidiana de las personas a inicios del siglo 19, sus representaciones mentales de los conceptos del momento y los símbolos que eligieron como estandartes de sus luchas. En esa línea estuvieron las exposiciones temáticas que se hicieron en lugares como el Museo Nacional y la Biblioteca del Banco de la República en 2010.

Pero como siempre, entre todas las actividades de recordación histórica la que tuvo más éxito fue una telenovela, como es tradición en América Latina. En 2010 se estrenó con gran éxito la novela La Pola, sobre la inolvidable Policarpa Salavarrieta. Y en 2019 se espera que tenga igual raiting la telenovela sobre Simón Bolívar, producida por Netflix y Caracol Televisión, que todavía no ha sido estrenada en Colombia.

Puede leer: El bicentenario y la reconquista española.

El aniversario de 2019

En este año en que se conmemoran los doscientos años de la segunda fecha nacional, el 7 de agosto, también se han visto algunas formas de recordar que reflejan muy bien el momento político y cultural en el que estamos.

Para empezar, hay que recordar que el año bicentenario 2019 arrancó con la metida de pata del presidente Iván Duque, que en un acto público agradeció la ayuda de los padres fundadores de Estados Unidos a la independencia de Colombia, algo que en realidad nunca pasó. El descache del presidente sirvió para que los “montadores” de las redes sociales hicieran memes y comentarios de todos los colores que ayudaron al país a entrar en modo bicentenario.

Puente de Boyaca

Foto: Secretaría de Educación de Boyacá
Puente de Boyacá.

El año 1819 es recordado por el inicio de la campaña militar liderada por Bolívar y Santander que logró liberar el centro del Nuevo Reino de Granada. Pero también fue el año en el que se gestó el orden político del nuevo país en el Congreso de Angostura, instalado en febrero de 1819 y que sesionó por casi un año. Allí se estableció la estructura legal del nuevo país, que desde el 17 de diciembre de ese año se empezó a llamar Colombia.

Por eso instituciones como la Universidad Nacional quisieron ampliar el espectro de conmemoraciones e incluir entre ellas un interesante encuentro internacional sobre el Congreso de Angostura a inicios de este año, para quitar el excesivo énfasis que se suele poner en la gesta militar de agosto.

También de la Universidad Nacional vinieron varios de los historiadores que estuvieron detrás de dos importantes exposiciones sobre la independencia realizadas en la capital del país: una en la Feria Internacional del Libro de Bogotá y otra más reciente abierta en el Museo Nacional.

Una característica interesante que comparten estas dos exhibiciones es que en ellas se pueden leer muchos pequeños fragmentos de los testimonios directos de los actores de esa época que usualmente están lejos de los grandes panteones de la historiografía: esclavos, mujeres, soldados rasos, extranjeros, etc.

Sin duda, esta estrategia es muy interesante, porque al tiempo que le da voz a los sin voz, acerca al espectador a las fuentes primarias de la historia. Sin embargo, estas exposiciones no pueden evitar reproducir ellas mismas el espíritu de nuestra época: una historia fragmentada en miles de pequeños relatos anecdóticos y pasajeros.

Así, la museología del presente repite el mismo estilo narrativo de las redes sociales de internet: pequeños cuentos o estados que nos hacen sentir cerca de un actor anónimo de la historia por un breve momento y que poco después olvidamos irremediablemente.

De igual manera, otra tendencia conmemorativa de este año ha sido el especial énfasis que se ha hecho sobre el papel de las mujeres durante la independencia. Proyectos como “libertadoras” de El Espectador o la exposición “Heroínas de la Independencia” del Archivo de Bogotá han querido resaltar en este año las diferentes funciones y posiciones que tuvieron las mujeres durante la coyuntura independentista.

No se esperaba menos de este momento, en el que tanta fuerza han ganado las múltiples interpretaciones del feminismo que se han vuelto centrales entre las esferas educadas. Este énfasis feminista puede enriquecer mucho nuestra comprensión del pasado, siempre que no se caiga en la tentación de asignarles a las mujeres de esa época un posicionamiento político similar a las mujeres del presente y no se ignore que había otras diferencias estamentales, como el color de la piel o la riqueza, que podían ser más determinantes que las de sexo en la sociedad.

Le recomendamos: El bicentenario: más allá de las efemérides y el accidente histórico.

El problema del centralismo

Como han notado hasta ahora, las actividades que he reseñado se llevaron a cabo en Bogotá, pues es la ciudad donde vivo. Pero más allá de eso, es cierto que en este tipo de conmemoraciones sigue siendo prominente el peso de la capital por encima de muchas otras provincias. Como se piensa que lo único destacable de 1819 fue la campaña libertadora y las batallas de Boyacá y del Pantano de Vargas, ha sido en estas regiones donde el gobierno ha hecho presencia y ha centrado las celebraciones.

No obstante, la independencia fue un proceso que no se decidió en una sola batalla ni implicó a solo una región. Como ya dijimos, en 1819 fue también muy importante el Congreso de Angostura, realizado en Venezuela, y, como le recordaron al gobierno un grupo de historiadores costeños, el desenlace final de este proceso en nuestro país se dio en el Caribe en 1821.

En este tipo de conmemoraciones sigue siendo prominente el peso de la capital por encima de muchas otras provincias.

Esto ha hecho que muchos pidan que las actividades de conmemoración del bicentenario no terminen del todo este año y se extiendan por lo menos hasta el final de este gobierno. Algunos senadores también se han mostrado interesados en que los contratos bicentenarios no se queden solo en el interior del país y lleguen a irrigar los campos y bolsillos de todas las regiones.

Batalla de Boyacá.

Foto: ANTV
Batalla de Boyacá.

Estos debates no son más que una nueva muestra de la atávica confrontación entre el centro y la periferia en nuestro país, que se podría remontar hasta los años de la Patria Boba (1810-1815). En este tipo de tensiones culturales nunca hay un ganador definitivo sino escaramuzas que se resuelven con acuerdos y concesiones.

Hace un siglo el excesivo centralismo de la celebración del 20 de julio santafereño se atenuó con la declaratoria del 11 de noviembre como día cívico para recordar el momento de 1811 en el que Cartagena declaró su independencia absoluta de España.

Tal vez en este año se pueda llegar a un acuerdo similar, declarando día festivo alguna fecha que marcó el cierre del ciclo independentista en nuestro país, como el 10 de octubre de 1821, día en el que los españoles salieron definitivamente de Cartagena, o el 7 de abril de 1822, cuando la Batalla de Bomboná abrió el camino para la liberación del reducto realista de Pasto.

Como dijo alguien alguna vez, a los historiadores también hay que apreciarlos porque nos dan nuevos días festivos.

*Historiador

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