La “guerra” entre Colombia, Ecuador y Venezuela: tres personas distintas y un tonto verdadero - Razón Pública
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La “guerra” entre Colombia, Ecuador y Venezuela: tres personas distintas y un tonto verdadero

Escrito por Francisco Cortés

Francisco Cortes RodasMientras avanza la crisis económica mundial, los presidentes Uribe, Correa y Chávez juegan a la guerra para decidir quién es el líder verdadero. Uribe gana pero Colombia pierde en el proceso, según se explica en este ensayo penetrante.

Francisco Cortés Rodas *

 

Aglietta, Michel y Berrebi, Laurent[1], Krugman[2], Stiglitz[3], Roubini[4] o Heinrich[5]

Todavía podría convertirse en una situación similar a la de la «Gran Depresión» de los años treinta. Esta crisis se manifiesta en una profunda recesión: el desempleo aumenta, grandes empresas industriales han entrado en bancarrota, el crédito bancario está paralizado, los precios caen y amenazan con la deflación, mientras que la  demanda privada no repunta o disminuye aceleradamente en casi todas partes.

Y mientras en todo el mundo se adoptan medidas drásticas para paliar y  superar la crisis, Uribe, Correa y Chávez se embarcan en una pelea política con amenazas de guerra y cierran sus fronteras al intercambio comercial, agravando los problemas económicos y haciendo más difíciles las condiciones para las clases medias y bajas.

¿A qué se debe la crisis mundial?

Para apreciar lo absurdas que resultan las actuaciones de nuestros tres presidentes es importante presentar una breve explicación de la crisis económica mundial

Uribe, Correa y Chávez son iguales

Colombia, Ecuador y Venezuela parecen ser ajenos a los cambios que recorren el mundo. La transformación geopolítica causada por la crisis económica mundial, por  la redefinición del conflicto global como "guerra preventiva" y por el ingreso de actores como China, India o Brasil a la escena económica internacional, parecen no afectar a los presidentes y líderes políticos de nuestros tres países.

Ellos viven como en la época de las repúblicas bananeras, guerreando o amenazando con la guerra, armándose hasta los dientes para mostrarles a los otros el poder que tienen. Ellos juegan, cada uno a su manera, a perpetuarse en el poder, o a perpetuar sus políticas, desconociendo las reglas básicas del Estado de Derecho y los principios liberales de la democracia.

La idea del "Estado de opinión" como un estadio superior de la civilización que debe superar al "Estado de Derecho", es la tesis de Uribe y sus turiferarios para justificar todo tipo de maniobras y trampas que permitan su segunda reelección. La idea de un "Estado socialista" como nivel superior del desarrollo histórico que superará el  capitalismo, le ha permitido a Chávez y a su corte de atrabiliarios, secundado por Correa, justificar su permanencia en el poder y sus intervenciones abiertas en la política interna de los vecinos.

Y los tres se necesitan mutuamente

Hacer sonar los tambores de guerra es también una estrategia común utilizada por los tres gobiernos para fortalecer la unidad nacional, o mejor, para activar un nacionalismo que, exacerbando el odio, lleve a las masas a creer que la guerra es la única salida. Y esto de carambola les sirve a los tres presidentes para fortalecer sus imágenes internas, su liderazgo y sobre todo su carácter de líderes imprescindibles:

  • Mientras Chávez esté en el palacio de Miraflores y le dé apoyo a las FARC, Uribe debe gobernar y preparar a Colombia para la guerra, para evitar el avance del socialismo o del comunismo en el patio de atrás del imperio estadounidense.
  • Mientras gobierne Uribe y éste permita el emplazamiento de bases militares gringas o utilice la "guerra preventiva" para violar las fronteras de los países vecinos, Chávez tiene que seguir en el poder y debe preparar a Venezuela y a América Latina para la guerra, para contrarrestar una invasión yanqui.
  • ¡Como si la guerra y el prepararse para la guerra no tuviesen costos! ¡Como si en estos países subdesarrollados, con niveles de pobreza superiores al 45% de la población, existieran los recursos materiales y humanos para derrocharlos en comprar armas y fortalecer a las fuerzas militares!

    Mientras el mundo vive la crisis económica, ellos pelean

    Ni Uribe, ni Correa ni Chávez están actuando en forma racional frente a la crisis económica mundial. Estados Unidos, Europa y Japón batallan con una crisis que, según afirman economistas tan destacados como Aglietta

    [6]. Según economistas como los que mencioné, la crisis es consecuencia del fracaso del llamado "Consenso de Washington" que resumió la propuesta neoliberal de los años 90. Las reformas propuestas o avaladas por el Fondo Monetario Internacional (FMI)  en compañía del Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC) – entidades pilares  del orden económico internacional- apuntaban a crear un espacio para la proyección del capitalismo occidental[7].

    La liberalización de los mercados, la eliminación de las barreras arancelarias, la privatización de las empresas públicas, la política macroeconómica y el endeudamiento en dólares, fueron algunas de las nuevas políticas que permitirían el flujo masivo de la inversión extranjera hacia los países emergentes y los llamados "en transición hacia el capitalismo". En estas condiciones, el FMI fue el creador y ejecutante de una doctrina que apuntaba a extender las instituciones del capitalismo occidental al conjunto del planeta. Pero el proyecto chocó con tres grandes obstáculos:

  • El primer obstáculo provino de la respuesta de los países emergentes, principalmente asiáticos, a las políticas  impuestas por el FMI. La reacción de Tailandia, Malasia, Indonesia y Corea al peligro derivado de la liberalización financiera "salvaje" y el endeudamiento masivo con el extranjero fue radical e hizo cambiar el patrón del comercio mundial.
  • Esos países superaron la aguda crisis de 1997 en virtud de la política agresiva de comercio exterior que se vieron forzados a adoptar para impedir la quiebra masiva de sus empresas. Para dejar de ser importadores de capital, organizaron sus economías en torno a la exportación, y para asegurar su competitividad, devaluaron sus monedas. De este modo frenaron su demanda interna y se convirtieron en países excedentarios[8].

    Pero el aumento de las exportaciones asiáticas afectó fuertemente a sus   competidores, como Japón, Alemania y Estados Unidos. Las multinacionales vieron caer el precio de sus productos y los trabajadores del mundo industrializado vieron bajar su salario real, lo cual contrajo la demanda agregada y echó las bases para una nueva crisis.

  • El segundo obstáculo provino del cambio en la organización de las empresas que comenzó durante los 80  y en Estados Unidos sobre todo, aunque también se dio en el Reino Unido, en Alemania y en Francia.  El cambio consistió en que el poder de decisión empresarial se desplazó del gerente al financista, de la tecnocracia tradicional a los accionistas y banqueros que suministraban el capital y que compraban, liquidaban o "reconvertían" las empresas a su tamaño. Una consecuencia de este cambio fue el debilitamiento (adicional) de los sindicatos y la consiguiente posibilidad de trasladar el peso del ajuste a los asalariados y por ende a los hogares.
  • El tercer obstáculo provino de la política de endeudamiento de los hogares. El capitalismo financiero encontró en el crédito a los hogares la demanda que permitiría satisfacer el apetito de accionistas y banqueros (los nuevos soberanos) por ganancias inmediatas y tangibles. El aumento del crédito se dio ante todo a través del mercado hipotecario y con figuras tales como las tasas variables en el Reino Unido o las recompras de préstamos en condiciones favorables junto con una titularización masiva en Estados Unidos. El proceso alcanzó su paroxismo en Estados Unidos y en España. Los efectos del crack de la burbuja de la vivienda del 2008 recayeron sobre el empleo, el gasto de consumo de los hogares, las pérdidas de las viviendas y el ahorro de millones de personas.
  • "Desde el punto de vista de la teoría económica", escribe Fernando Arbeláez, "eso significa que ha habido una transferencia masiva del riesgo desde los capitalistas y sus representantes hacia los asalariados, desde aquellos agentes con capacidad para asumirlo hacia aquellos para quienes la materialización en siniestro de los riesgos significa la debacle personal y familiar, que acarrea la destrucción pura y simple de un capital humano en cuya construcción se habían invertido muchas vidas y varias generaciones"&nbsp[9].

    Y lo que es más grave: la economía mundial, en virtud de los delicados desequilibrios financieros que anuncian el retorno de la economía de la gran depresión, se ha convertido en un lugar sumamente peligroso.

    Preparándonos…  para la guerra que no es

    En Estados Unidos, Europa o Japón, en Brasil, Chile o México, los presidentes y líderes políticos están en la tarea de ver cómo se afronta una crisis económica cuyas causas y alcances son tan hondos como acaba de mostrarse.  En Colombia, Ecuador y Venezuela se hace todo lo contrario. A las economías casi en recesión se las hunde con amenazas de confrontación militar. Nuestros presidentes cierran las fronteras, impiden el intercambio comercial, se disminuyen notablemente las exportaciones e importaciones entre estos tres países y una parte importante de los recursos se reorienta a comprar nuevos aviones, tanques y cohetes que por supuesto no producen nuestras fábricas.  

    Chávez, Correa y Uribe no se dan cuenta sólo de que la economía mundial, como dice Paul Krugman, "ha resultado ser un lugar mucho más peligroso de lo que imaginamos". Tampoco son conscientes de que el sentido mismo de la guerra ha cambiado y que de la confrontación tradicional hemos pasado a la lógica de "guerra preventiva".

    Aludo aquí a la transición desde  la "guerra moderna" que tuvo el mundo bajo el sistema de Estados nacionales que surgió del Tratado de Westfalia y que duró hasta fines del siglo XX, a la "guerra global" que comenzó con el 11 de septiembre.  Como señala Danilo Zolo, este cambio desplaza el eje de la guerra entre Estados a una guerra de eventos bélicos desespacializados, en escala planetaria y sin límites de tiempo, sobre la base de una estrategia cuyo actor principal, Estados Unidos, orienta hacia objetivos universales como la seguridad global o y el nuevo orden mundial[10].

    Bajo las nuevas circunstancias de globalización, el interés de Estados Unidos y las potencias occidentales no es ocupar territorios sino garantizar la estabilidad global en un marco de creciente interdependencia de los factores productivos en el ámbito internacional y de elevada vulnerabilidad de los países industrializados: "Están en riego el libre y regular acceso a las fuentes energéticas, sobre todo al petróleo y al gas combustible, el aprovisionamiento de materias primas, la libertad y seguridad del tráfico marítimo y aéreo, la estabilidad de los mercados mundiales, en particular del financiero. Los países industrializados, además, se sienten amenazados por el terrorismo internacional y la proliferación de armas biológicas, químicas y nucleares. Se trata, en síntesis, de garantizar el desarrollo de los procesos de globalización en un marco de elevada y creciente asimetría política y económica en las relaciones internacionales"[11].

    La estabilidad global debe ser garantizada sin afectar las estructuras de poder económico y político y los mecanismos de distribución de la riqueza entre los países ricos y los pobres. "Para realizar este objetivo, la guerra de agresión global, llámese ´guerra humanitaria´ o ´guerra contra el terrorismo´ es una prótesis necesaria. Y Estados Unidos, en cuanto global power, es el único país capaz de ´proyectar potencia´ a escala planetaria[12] .  

    La misión de los Estados Unidos como "nuevo imperio", a pesar de Obama, es garantizar sus intereses imperiales y cumplir son sus   responsabilidades, para lo cual necesita expandir su influencia en el mundo y reforzar el "American´s global leadership role".

    Las bases en Colombia y los aviones de Estados Unidos

    Ahora bien, aunque Chávez no esté actuando de modo racional frente a la crisis económica, sí entiende bien el cambio geopolítico asociado con la "guerra global". Y como entiende el cambio, protesta porque Uribe permita que los gringos usen las bases de Colombia o porque apele a la "guerra preventiva" para violar las fronteras del vecino. Las reservas frente a estas medidas del presidente Uribe, expresadas por Brasil y secundadas por Bolivia, Ecuador y Chile, expresan el profundo desacuerdo de una potencia económica emergente -Brasil- frente a la pretensión norteamericana de configurar el orden internacional sin afectar las estructuras de poder ni los mecanismos de distribución de riqueza entre los países ricos y los pobres.

    El presidente Uribe, que ya desde el gobierno de Bush se había convertido en uno de los principales aliados de Estados Unidos en esta "guerra global" contra los llamados rogue states y las organizaciones del terrorismo mundial, ratifica con el acuerdo sobre las bases que Colombia se pone del lado de la gran potencia para permitir que ella como global power, pueda "proyectar potencia" en este rincón del mundo, rico en reservas naturales, asegurando sus intereses estratégicos: el acceso a las fuentes energéticas, sobre todo al petróleo y al gas combustible y el aprovisionamiento de materias primas. Lógicamente esto es un gran problema para Venezuela, Brasil, México, Argentina, Chile y los demás países de América Latina y el Caribe.

    Colombia pierde pero gana Uribe

    Los presidentes Chávez y Correa han anunciado que si esto sigue así la guerra ha de venir tarde o temprano. Están rotas las relaciones diplomáticas y el intercambio comercial está paralizado.

    La situación es trágica para Colombia, pero no lo es para el presidente Uribe. Y esta paradoja se entiende al relacionar la crisis económica con el cambio mundial en el sentido de la guerra. Al servir como punta de lanza de la política militar de Estados Unidos, Uribe por supuesto gana el apoyo de Washington y el de la mayoría de los colombianos movilizados contra Chávez y Correa. Por otro lado sin embargo esta política causa un profundo descontento en América Latina y Colombia pierde a sus dos principales socios comerciales, pero no puede hacer que Estados Unidos le compense porque su aliado militar está en plena recesión.

    Es un asunto que no parecen captar bien el presidente Uribe ni los "José Obdulios": dada la situación económica mundial, Estados Unidos no está en capacidad de importar aquellos productos que Colombia no le puede vender a Venezuela y a Ecuador. Pero la economía mundial no está al alcance de los "José Obdulios". Ellos tienen entendederas para urdir todo tipo de artimañas, hacer aprobar leyes burlando la Constitución, diseñar maniobras para perseguir a la oposición, "chuzar" a los magistrados de las Cortes, crear falsos positivos y cosas por ese estilo.

    Pero su limitado entendimiento no está hecho para entender la economía ni la política mundial y mucho menos la filosofía. A Estados Unidos le interesa tener en Colombia un aliado militar para garantizar sus objetivos universales, como la seguridad global y el nuevo orden mundial, pero  Estados Unidos no puede ser, mientras dure la crisis, aliado económico del gobierno de Uribe. Por esto, lo que es trágico para Colombia no lo es para el presidente Uribe ni para los "José Obdulios". Jugar mediáticamente a la guerra, con Chávez y Correa, como en la época de las repúblicas bananeras, sirve a los propósitos y ambiciones reeleccionistas del "imprescindible" presidente Uribe. Y así esta historia "De las tres personas distintas un solo tonto verdadero" la puedo terminar con un eslogan uribista construido al poner de cabeza una frase de Kant: "es mejor que un hombre se salve a que perezca todo el pueblo".

     

    * Profesor e investigador del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia.
    Director de IUSTITIA – PAZ – DEMOKRATIE (IPD). La publicación de este artículo cuenta con el apoyo de la estrategia de sostenibilidad 2007-2008 dada al grupo de investigación de Filosofía Política de la Universidad de Antioquia. Centro de Investigación de la Universidad de Antioquia CODI. Código CODI: E01348.

    Notas de pie de página


    [1] Aglietta, Michel y  Berrebi, Laurent: Désordres dans le capitalisme mundial. Odile Jacob. Paris. 2007. En adelante  citaremos la traducción  de este libro hecha por Fernando Arbeláez Bolaños, que será publicada próximamente en castellano, manuscrito.

    [2] Krugman, Paul: De vuelta a la economía de la gran depresión y la crisis del 2008. Grupo Editorial Norma. 2009. Bogotá.

    [3] Stiglitz, Joseph: Los felices 90. La semilla de la destrucción.
    Taurus. Bogotá. 2003. 

    [4] Roubini, Nourie: ln The risk of a double-dip recession is rising, Financial Times 23 de Agosto de 2009.

    [5] Heinrich, Michael: Die gegenwärtige Finanzkrise und die Zukunft des globalen Kapitalismus. En: Phase 2.28. Juni 2008. S.56-59.

    [6] Para una explicación más extensa de este asunto véase: Cortés Rodas, Francisco y Arbeláez Bolaños, Fernando: La justicia económica global ante la vuelta a la economía de la gran depresión. En: Estudios de Filosofía. No. 41, 2010, en prensa.

    [7] Véase: Moellendorf, Darrell : The World Trade Organization and Egalitarian Justice, y Hockett, Robert: Three (Potential) Pillars of Transnational Economic Justice: The Bretton Woods Institutions as Guarantors of Global Equal Treatment and Market Completion. En: Barry , Christian and Pogge, Thomas (Ed.): Global Institutions and Responsabilities: Achieving Global Justice, Blacwell Publishing, Malden.
    USA, 2005.

    [8] Aglietta, Michel y Berrebi, Laurent. Op.cit., p.10.

    [9] Arbeláez, Fernando: La dialéctica de las finanzas. Aristóteles versus Hegel. En: Anuario Odeon. Nº 4. 2007. Pág. 33.

    [10] «La guerra global» se libra para decidir quién asumirá las funciones de leadership dentro del sistema mundial de las relaciones internacionales, quién impondrá las reglas sistémicas de la competencia entre las grandes potencias, quién tendrá el poder de darles forma, políticamente, a los procesos de distribución de los recursos y quién podrá hacer prevaler la propia visión del mundo, el propio sentido de orden y el propio "lenguaje". Caesar dominus et supra grammaticam." En: Zolo, Danilo: La justicia de los vencedores de Nurember a Bagdag. Editorial Trotta, Madrid. 2007. Pág. 117.

    [11] Zolo Danilo. Op.cit., p.118.

    [12] Zolo Danilo. Op. Cit., p. 118.

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