Un balance de los principales eventos en el cine, la música, el teatro, las artes visuales, la literatura, la radio, la televisión y el internet. ¿Qué pasó en el 2019 y que se espera para este año?
Darío Rodríguez*
A pesar de la deuda
Pasó otro año, el del Bicentenario de nuestra Independencia, y aún no supimos con claridad en qué consiste la célebre Economía Naranja de la cual habla insistentemente el presidente Duque. Tal vez ni para sus asesores ni para él mismo sea clara todavía esta propuesta de financiación que ha querido permear nuestra cultura.
A pesar de esa deuda, en Colombia se sigue batallando con el arte. Y con la deuda a cuestas, se inicia este balance.
El año en el cine
2019 será recordado como el año en que se inauguró una sede más amplia y sofisticada de la bogotana Cinemateca Distrital —en medio de la polémica administración del Enrique Peñalosa—. La Cinemateca es un espacio para apreciar obras fílmicas ajenas a los grandes circuitos comerciales.
También es uno de los escenarios principales del cine colombiano, que nos sorprendió con estrenos como ‘Monos’, de Alejandro Landes, historia de jóvenes inmersos en un frente subversivo. También deben mencionarse filmes como ‘Los días de la ballena’ de Catalina Arroyave, ‘Litigante’ de Franco Lolli o ‘Los silencios’ de Beatriz Seigner, con los que se está demostrando que las obras cinematográficas colombianas están contando relatos universales sin perder el hechizo de nuestro color local.

La cinemateca distrital remodelada fue inaugurada el año pasado. Foto: Alcaldía de Bogotá
El gran problema de nuestro cine sigue siendo la ausencia de públicos
Será difícil, así mismo, olvidar el discurso inaugural del Festival de Cartagena de Indias, en el cual el realizador Rubén Mendoza se fue lanza en ristre contra el gobierno de Duque. Mendoza presentaba ese día su filme ‘Niña errante’ precedido por ataques de algunos críticos que consideraron ofensiva la película.
El luto que marcó a este complicado año también llegó al mundo cinematográfico: en Arauca fue asesinado el director Mauricio Lezama, quien trabajaba con comunidades rurales y cuya muerte sigue impune. Colombia volvió a ser noticia en el Festival de Cannes gracias a ese crimen.
Quizá el gran problema de nuestro cine sigue siendo la ausencia de públicos, debido a mecanismos de distribución que no le hacen sombra al cine de superhéroes y sagas del Hollywood comercial. Ya no se realizan productos fílmicos rudimentarios en este país y el Estado, así como las compañías productoras, tendrán que idear estrategias para seducir a muchos más espectadores. El cine colombiano lo merece.
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La música en el 2019
La creación musical colombiana en este año fue profusa. Desbordaría el espacio de este artículo hacer una evaluación de un mercado ya competitivo y que satisface a todo tipo de públicos. Entre la variadísima oferta de festivales, grabaciones y vídeos difundidos a través de medios de comunicación y plataformas de internet, se destacan tres fenómenos que, a mi juicio, condensan la riqueza y el valor del espectro sonoro en Colombia por 2019.

Festival Petronio Álvarez.
Foto: Alcaldía de Cali
Uno es la consolidación, durante el Festival Petronio Álvarez, de La Pacifican Power, que reúne a más de diez talentosos músicos de la Costa Pacífica. Por la calidad y la fuerza de su propuesta, esta banda es uno de los tesoros artísticos que posee nuestro país.
En segundo lugar, se destaca la presentación de la soprano Julieth Lozano durante el Ópera al Parque. El talento lírico de Lozano ya es conocido en todo el mundo y lo ratifica su vinculación con el Royal College of Music de Londres. Causa impresión que esta artista haya escalado grandes alturas en el intrincado ámbito de la ópera y no cumpla todavía los treinta años.
El tercer fenómeno fue masivo y sin precedentes en nuestra historia. Me refiero al denominado “Cacerolazo Sinfónico”, que agrupó a más de trescientos músicos en el parque de los Hippies de Bogotá, dentro del marco del Paro Nacional iniciado el 21 de noviembre.
Forma de protesta inusitada e interpretación brillante de obras compuestas por —entre otros— Beethoven y Lucho Bermúdez, bajo la dirección del maestro ruso Guerasim Voronkov —docente de la Universidad Nacional—, este concierto demostró que el arte puede aglutinar diversas expresiones de la protesta y será uno de los sucesos que más recordación tendrá a la hora de considerar al paro con el que Colombia concluyó el año.
Las estrellas colombianas no brillan solamente en el universo del dance hall, la música urbana o el reggaetón. En el porvenir, los sonidos colombianos, sobre todo los concebidos y producidos desde la independencia, tendrán que llegar a latitudes no convencionales. El momento que están viviendo es el justo para expandirse.
El teatro y el enigma artístico más hondo del 2020
El colectivo teatral Matacandelas, insignia del arte escénico colombiano, cumplió cuarenta años. Sus montajes, con un estilo personalísimo y profundo, son ya parte de nuestro patrimonio. Del mismo modo, su compromiso con la actividad social no ha decaído. Sirva esta mención para referir que el movimiento teatral colombiano pasa por un momento de entusiasmo y ebullición envidiables.
Algunas puestas en escena que vale la pena señalar son: ‘La obra que sale mal’ del Teatro Nacional, ‘Las picardías de Scapin’, ‘El fantasma de Canterville’ del Teatro Libre y ‘Emily Dickinson, la bella de Amherst’ del Pequeño Teatro (Medellín). Estas son solo unas cuantas entre la inmensa producción escénica de Colombia.
No se sabe todavía si habrá o no Festival Iberoamericano durante el 2020.
Por otro lado, no se sabe todavía si habrá o no Festival Iberoamericano durante el 2020. Sería imperdonable liquidar esta fiesta ya institucional. Los responsables de su realización aún no se pronuncian. Este es el enigma artístico más hondo con el que comienza el nuevo año.

El Festival Iberoamericano de Teatro es la principal incógnita de 2020.
Foto: Alcaldía Mayor de Bogotá.
Artes visuales: Doris Salcedo, Óscar Murillo y ARTBO
En el campo de las artes visuales, Doris Salcedo presentó, a mediados de año, una obra titulada ‘Quebrantos’ para dar testimonio del asesinato sistemático de líderes sociales. Eligió el vidrio como materia principal para impostar los nombres de los asesinados sobre el suelo de la Plaza de Bolívar en Bogotá. “El vidrio, al igual que el trauma, corta de manera violenta la piel que nos protege y, al hacerlo, evidencia nuestra vulnerabilidad. Pero el vidrio también es frágil y cuando se quiebra no se puede reparar. Como la vida misma, su daño es irremediable”, explica la propia artista en la revista Semana.
Esta poderosa metáfora podría ser la noticia del arte visual en este año, unida al premio Turner de arte contemporáneo, concedido en Gran Bretaña a Óscar Murillo. Murillo vive desde hace décadas en Londres y es uno de los orgullos del arte nacional.
Cabe destacar, también, que Salcedo y Murillo fueron permanentemente criticados dentro y fuera del país por especialistas, colegas y galeristas. Como se sabe, esto no juega en detrimento de las obras, sino que revela algo subyacente a ellas: contribuyen al debate público no sólo acerca de nuestro arte sino alrededor del momento crítico que estamos viviendo por cuenta de la actual situación colombiana.
La pregunta que queda es si ARTBO, la feria artística más grande Colombia, tendrá algún interés en ampliar sus fronteras a dos o tres ciudades. ¿Se mantendrán el centralismo y los dictámenes bogotanos como árbitros?
El libro del año
‘Infierno’, primera parte de la ‘Divina Comedia’ de Dante Alighieri, fue publicado por la editorial colombiana Mil Serifas. La magistral traducción es de Jerónimo Pizarro y Norman Valencia. Cada canto va acompañado por los ensayos y las notas de Humberto Ballesteros. El diseño, impecable, es de Camila Cardeñosa. Este puede ser el libro del año.
Encabeza una lista de óptima literatura que incluye —para mal o bien, porque los índices de ventas y las variadas opciones de los lectores modificarían la selección—:
- La poesía completa de María Mercedes Carranza (Lumen).
- ‘Nuevo sentimentario’, poemas de amor colombianos (Luna Libros).
- ‘La ciudad invencible’ de Fernanda Trías (Laguna Libros).
- ‘Memorias de un hijueputa’ de Fernando Vallejo.
- Los diarios de Héctor Abad, ‘Lo que fue presente’ (Alfaguara).
Y para completar, porque ya era hora, las reediciones que Seix Barral hizo de los libros escritos por Andrés Caicedo, Fernando Molano y Nicolás Suescún.
Las bibliotecas digitales en internet de Idartes, la Biblioteca Nacional y la Luis Ángel Arango son la oportunidad para adentrarse de primera mano en nuestra literatura e historia. Recomiendo ‘El Horla’, de Guy de Maupassant, en la espléndida traducción de Luisa Fernanda Espina.
También hay que felicitar a la Secretaría de Cultura de Pereira por su edición de la narrativa completa de Alba Lucía Ángel, en seis volúmenes. Reconocimiento y acto de justicia con una de nuestras escritoras fundamentales.
El cómic, la historieta y la novela esperan, todavía, un despegue honroso y una normalización editorial en Colombia. La demanda no halla aún una oferta seria. ¿Cuándo sucederá?
Radio, Televisión e Internet
La emisora cultural HJCK volvió con una programación variada y con el aporte de su legendario archivo. Más adaptada al siglo XXI, pero sin perder el espíritu de su fundador, Álvaro Castaño.
El Canal Trece se ha convertido, junto a Señal Colombia, en abanderado de una televisión que está al servicio de su audiencia. Entre la multitud de espacios que realizan con presteza vale la pena mencionar ‘El Podcast’, conducido por Alejandro Marín, que ha devuelto el arte del diálogo afable al, a veces, cargante escenario televisivo colombiano.
La tendencia del análisis político en vídeos, los podcasts y los medios periodísticos alternativos poseen un poder tal que, incluso, se pueden entender como la opción segura ante los informativos tradicionales —de los cuales la opinión pública empieza a tomar cada vez más distancia—. Algunos de ellos son: ‘Womansplaining’, podcast con perspectiva femenina, ‘La Tele Letal’, del canal Red+, con dosis de irreverencia, y Cero Setenta, publicación digital de la Universidad de Los Andes, propositiva y valiente.
Pensando en el futuro, cabe nombrar el regreso de Diana Rico, comentarista, productora y realizadora de cine, a una nueva versión de ‘En cine nos vemos’, espacio institucional de Señal Colombia.
Para terminar, el 2019 fue el año del fallecimiento de Luis Ospina, director de cine, autor de clásicos no solo de la cinematografía colombiana sino mundial. Su obra y su vida conforman un auténtico magisterio en nuestras artes y nuestra cultura.
En el cortometraje ‘Derushes’, de Rubén Mendoza, estrenado durante el Festival de Cine de Cali, Ospina dice unas palabras que sirven a la perfección para despedir al complejo año pasado y darle la bienvenida a 2020: “Si me preguntaran cuáles son las cosas más importantes en la vida, diría que son el amor, el trabajo y el conocimiento. Si uno logra triunfar en el amor, en el trabajo y ser una persona con mucho conocimiento, esa es la felicidad”.
* Escritor y editor, columnista de la revista Cartel Urbano.