La pandemia llega a su fin y comienza la endemia. Le contamos qué significa esto y por qué las personas deberán convivir con el virus de la COVID-19.
Andrés Vecino*
Las cifras de Colombia
El mundo enfrenta nuevas crisis económicas y geopolíticas, pero al menos la crisis epidemiológica de la COVID-19 comienza a ser superada.
Hasta el 24 de febrero, Colombia tenía registradas 138.364 muertes y un total de 6.054.307 casos. El tercer pico de la pandemia (mayo a julio de 2021) fue el más mortífero, pero en el último pico (diciembre de 2021 a enero de 2022) se registró la mayor cantidad de contagios por día. Así comenzó la separación clara entre el número de muertes y el número de contagios.
Los valles también son significativos: se detectaron alrededor de 7.000 casos diarios en octubre de 2020, 4.000 en febrero de 2021, 3.000 en octubre de 2021, y entre 1.000 y 2.000 a comienzos de febrero.
Las cifras sugieren que ya pasó lo peor de la pandemia. Colombia parece dirigirse lentamente hacia una situación de endemia, gracias a la aplicación de 33,3 millones de vacunas completas en un año y a la muy alta transmisión de las nuevas variantes.
La COVID como endemia
Se habla de “endemia” cuando las tasas de contagio o infección de una enfermedad son predecibles y pueden mantenerse estables u oscilar levemente a lo largo del año (por ejemplo, aumentando en la temporada de lluvias).
Esto significa que el virus circulará entre la población por un periodo prolongado, pero la velocidad de los contagios disminuirá hasta un nivel moderado.
Actualmente Colombia vive otras endemias como las del Zika o el Chikungunya. Estas enfermedades siguen transmitiéndose, pero lo hacen de una manera lenta, tan lenta que casi no se habla de ellas.
El virus de la COVID-19 tiene dos características que aseguran su supervivencia:
- Puede hospedarse en otros mamíferos, de modo que las medidas para limitar la transmisión entre los humanos no tendrán efectos si el virus se replica en otros animales, incluyendo los animales
- La velocidad de contagio de la variante ómicron impide encontrar mecanismos efectivos para evitar su transmisión.
Afortunadamente, la vacunación reduce la severidad de la enfermedad y la mortalidad de todas las variantes del virus: hoy en día nueve de cada diez personas hospitalizadas no están vacunadas. Sin embargo, el coronavirus es impredecible y siempre existe la posibilidad de que surja una nueva variante para la cual las vacunas no son efectivas.
Ahora es fundamental entender que el virus estará siempre presente y que la tolerancia al riesgo difiere en cada persona. Esa diferencia aparece porque algunas personas son o conviven con individuos vulnerables (no vacunados o personas cuyas enfermedades reducen la inmunidad después de la vacunación). Por esto se necesita mucha paciencia y respeto para conciliar todas las visiones.
La probabilidad de que esto suceda es alta porque algunos países mantienen tasas muy bajas de vacunación:
- Sudáfrica ha administrado 52 dosis por cada 100 habitantes (conviene recordar que la variante ómicron se detectó por primera vez aquí);
- Nigeria ha administrado apenas 12 dosis por 100 habitantes y su población supera los 200 millones de personas;
- Tanzania tiene 60 millones de habitantes, pero únicamente ha administrado 5 dosis por 100 habitantes.
Para entender mejor estas cifras puede evaluarse el caso colombiano, donde se han aplicado 150 dosis por cada 100 personas.
Aunque la tecnología mRNA puede usarse para diseñar rápidamente nuevas vacunas que combatan futuras variantes, aún no existe la capacidad de producción suficiente para suplir al mundo si esto llegase a ocurrir.
Con todo, si no surgen nuevas vacunas, el mundo se encaminará a la endemia. Esta será diferente en cada país e incluso en cada ciudad. Desde ya puede constatarse que el levantamiento de las restricciones varía según la ciudad y probablemente esa heterogeneidad se mantendrá en el futuro.

Consecuencias de la endemia
Ahora es fundamental entender que el virus estará siempre presente y que la tolerancia al riesgo difiere en cada persona. Esa diferencia aparece porque algunas personas son o conviven con individuos vulnerables (no vacunados o personas cuyas enfermedades reducen la inmunidad después de la vacunación). Por esto se necesita mucha paciencia y respeto para conciliar todas las visiones.
La endemia también expondrá los problemas de salud no relacionados directamente con la COVID-19. Los diagnósticos tardíos de enfermedades aumentaron debido al confinamiento, la reducción en los servicios de salud y la dificultad para acceder a los medicamentos o dispositivos médicos.
Tomará un tiempo y mucha paciencia mientras nuestras instituciones, nuestras sociedades y nuestras mentes se adaptan a la existencia de un virus que fue catastrófico en los últimos dos años y que gracias a la vacunación ha dejado de serlo.
Asimismo se retrasaron algunos tratamientos y se agudizaron las enfermedades mentales. Por eso se espera que estas enfermedades estén presentes en los próximos años.
Esta pandemia fue diferente de las demás porque es la primera vez que se tiene tanto acceso a la información (verdadera y falsa) rápida y casi irrestricta, a la vigilancia genómica y a la capacidad de producir vacunas “programables” para cada variante. Aun así, como ocurrió con otras pandemias, es probable que la endemia comience sin que las personas se percaten.
Los seres humanos lograron combatir al virus mediante la vacunación y el cuidado avanzado en las UCI. Pero también hay que reconocer los límites y errores que se cometieron cuando se intentó frenar la transmisión, con el fin de estar mejor preparados para enfrentar los próximos virus.
Tomará un tiempo y mucha paciencia mientras nuestras instituciones, nuestras sociedades y nuestras mentes se adaptan a la existencia de un virus que fue catastrófico en los últimos dos años y que gracias a la vacunación ha dejado de serlo.