La educación media colombiana necesita el grado doce
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La educación media colombiana necesita el grado doce

Escrito por Víctor Manuel Gómez

El Estado colombiano garantiza apenas nueve años de educación. ¿Qué implica la propuesta del gobierno Petro para aumentarle un año a la educación media, y porqué se debe hacer?

Víctor Manuel Gómez*

Ni obligatoria ni gratuita 

Cualquier reforma para aumentar el acceso, cobertura, equidad o calidad de la educación superior debe partir del análisis del nivel educativo que la precede, en nuestro caso, la mal llamada educación media o los grados décimo y once.

El Estado colombiano se limita a garantizar nueve años de educación mínima, mal denominada: básica. La educación media no se considera como parte de la educación básica, no es de carácter obligatorio ni es gratuita, aunque por estándares internacionales se recomiendan doce años como el mínimo necesario para participar activamente en la sociedad contemporánea.

Pero en Colombia el acceso al nivel medio depende de la capacidad de pago de las familias y de algunos pocos municipios que subsidian a algunos estudiantes de menores ingresos. Dado el carácter no obligatorio del nivel medio, son notables la debilidad y la alta inequidad de las políticas sobre este nivel educativo.

En efecto, en lugar de mejorar la calidad educativa, las políticas actuales aumentan la desigualdad entre los estudiantes de clases media y alta, quienes reciben la formación académica de calidad adecuada para ingresar al nivel superior, y los estudiantes de bajos ingresos, para quienes la educación media se reduce a capacitarlos para oficios de baja calificación.

Una de las tareas más importantes de la educación media es entonces ayudar a construir el ‘sentido de vida’ de cada estudiante en un contexto social y laboral complejo, cambiante e incierto.

Esta brecha se confirma en los llamados programas de “integración” con el SENA y con las instituciones de educación no formal, ahora llamadas, eufemísticamente, “instituciones de educación para el trabajo y el desarrollo humano”.

Foto: Ministerio de Educación - La educación media para los estudiantes de bajos ingresos no se enfoca en una alta calidad para el acceso a la educación superior, sino en la capacitación para oficios, ofrecida por instituciones como el SENA.

Para qué la educación media  

En otro escrito recurrí a la metáfora del puente para referirme a las funciones educativas y sociales del nivel medio, el último tramo de educación formal que recibe la mayoría de los egresados.

El nivel medio “Es el puente entre la vida escolar y la vida real; entre el colegio y la educación superior o el trabajo; entre lo aprendido y lo que se requiere en la vida cotidiana; entre las expectativas, sueños e ilusiones, y las oportunidades y limitaciones existentes de estudio, de trabajo y de realización personal; entre lo que la sociedad espera y lo que la escuela entrega. Para muchos es la última oportunidad de completar su formación ciudadana y de comprender la complejidad y diversidad de la vida y de las oportunidades que le esperan post- colegio. Para otros, la calidad y pertinencia de la educación recibida será́ decisiva en sus oportunidades y destinos educativos, laborales y personales”.

Una de las tareas más importantes de la educación media es entonces ayudar a construir el ‘sentido de vida’ de cada estudiante en un contexto social y laboral complejo, cambiante e incierto. Esta es, sin embargo, una de las funciones menos atendidas en la educación media colombiana: informar y orientar al estudiante hacia las diversas y nuevas áreas del saber y la creciente diversidad de profesiones, modalidades de trabajo y formas de vida que constituyen la sociedad actual.

El nivel medio debe fomentar la exploración de intereses y aptitudes de los estudiantes en relación con la gran diversidad de áreas del conocimiento, tanto de índole científica como tecnológica, artística, humanista, social, técnica u ocupacional.

Algunos criterios fundamentales son la apertura de oportunidades, la diversificación de los intereses, el enriquecimiento de la experiencia educativa, orientada hacia la complejidad. Todo esto para evitar la limitación al acceso de dichas opciones, como sucede mediante los programas de articulación temprana con programas de formación laboral como los del SENA e IES técnicas y tecnológicas.

Ajustarnos a los estándares internacionales

La planeación de un ‘proyecto de vida’ post-colegio necesita una serie de condiciones e insumos tales como: información actualizada sobre los distintos programas y áreas de formación, sus respectivos requerimientos o exigencias, perspectivas laborales y de estilos de vida, o los diversos tipos de instituciones de nivel superior.

Estas decisiones requieren, además, un grado suficiente de madurez y autonomía personal e intelectual. De aquí la importancia de procesos y servicios de orientación e información a estudiantes del nivel medio.

El Grado 12 es la necesaria extensión de la educación en Colombia para lograr dos objetivos centrales en la modernización e internacionalización del sistema educativo:

El primero es alcanzar los estándares internacionales que plantean doce grados de educación básica y una edad de egreso entre los diecisiete o dieciocho años.

Con apenas once grados y una edad temprana de ingreso a la primaria (de cinco a seis años), Colombia presenta la anomalía internacional de un número creciente de estudiantes de quince y dieciséis años que ingresan a la educación superior con problemas de madurez personal e intelectual, lo cual conlleva a la deserción, la inestabilidad y el escaso desarrollo de las competencias requeridas.

Lo anterior incide negativamente sobre la calidad y eficacia de la educación y genera un fenómeno de ‘profesionales’ que rondan los veinte o veintiún años y que, la mayoría de veces, carecen de la necesaria madurez personal, social e intelectual.

El reciente informe de la OCDE sobre la educación superior colombiana ratifica este análisis y señala la necesidad del grado 12: “Los problemas de calidad y de eficiencia interna en la educación secundaria repercuten en la educación superior y, con demasiada frecuencia impiden el acceso al aprendizaje y al éxito profesional de los estudiantes de las familias más pobres. Muchos estudiantes, en particular los de los estratos socio-económicos más bajos, carecen de la preparación necesaria para tener éxito en el nivel superior. En primer lugar, los colombianos se gradúan de secundaria a la temprana edad de 16 años, con menos años de educación que la mayoría de sus homólogos internacionales. En segundo lugar, el sistema secundario en sí tiene serias deficiencias. Las altas tasas de deserción en la educación superior demuestran la disparidad entre las aspiraciones de los estudiantes y las habilidades que han podido adquirir en la educación secundaria. La deserción es costosa, para los estudiantes y para la sociedad. El gobierno se ha fijado como prioridad comprender por qué es tan frecuente y mitigarla, pero aún queda mucho por hacer. Se pueden adoptar varias medidas para mejorar la preparación con el fin que los egresados de secundaria tengan mayor éxito en la educación superior. Entre estas medidas se encuentran las de elevar los resultados del aprendizaje en la educación secundaria, introducir un grado 12 de escolaridad o un año-puente opcional entre los estudios secundarios y superiores, y proporcionar a los estudiantes mejor información sobre cuáles son los programas más adecuados para ellos.”

Colombia presenta la anomalía internacional de un número creciente de estudiantes de quince y dieciséis años que ingresan a la educación superior con problemas de madurez personal e intelectual, lo cual conlleva a la deserción, la inestabilidad y el escaso desarrollo de las competencias requeridas.

En segundo lugar, la extensión de la escolaridad a doce años permite diseñar una educación media (o secundaria superior) adecuada para que el estudiante explore diversos intereses intelectuales y ocupacionales, descubra y afiance sus capacidades, y defina su ‘proyecto de vida’ para la etapa posterior al colegio.

Además, permite lograr mayor nivel de desarrollo de sus competencias genéricas (conceptualización, abstracción, síntesis, comprensión de textos complejos, competencias comunicativas, bilingüismo, etc.) y enriquecer su capital cultural. Todo lo anterior es esencial en cualquier opción de vida, de estudio o de trabajo que elija el egresado del nivel medio.

La extensión de la escolaridad también implica un mayor grado de madurez personal e intelectual de los estudiantes en los últimos grados del nivel medio o secundaria superior. Además de nivelar la duración de la escolaridad colombiana con los parámetros internacionales, esta extensión de la escolaridad implica un mayor grado de desarrollo de las capacidades intelectuales generales de los egresados y mayor madurez y toma de decisiones informadas.

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