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La economía colombiana en 2023

Escrito por Jesús Botero García

Colombia enfrenta grandes retos económicos según los resultados de lo que va del 2023 y de las proyecciones para los años siguientes. Existen riesgos serios, pero también existen excelentes oportunidades.

Jesús Botero García*

Dos señales opuestas

Los resultados de las últimas semanas muestran un panorama complejo y variable, donde resulta difícil predecir el curso que mantendrá la economía en el segundo semestre del año y en 2024.

El Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) mostró en abril —por primera vez en dos años— un resultado negativo del 0,8 %. Este resultado, más la caída de la Formación Bruta de Capital —ver cuadro 1—, anticipa un mayor deterioro del crecimiento, incluso superior al que muestra la Encuesta Trimestral de Expectativas del Banco de la República en las versiones de enero y abril de 2023.

Sin embargo, los datos de empleo de mayo y las expectativas de empresarios y consumidores en el informe de Fedesarrollo parecen apuntar a un mejor resultado.

La incertidumbre grande proviene de otras fuentes. Por una parte, del contexto externo, que ha evolucionado sin embargo favorablemente en las últimas semanas, y del contexto político interno, que es cada vez más complejo.

La tasa de desempleo fue levemente menor que la observada en el mismo mes de 2022, de 10,6 % a 10,5 %, como lo ilustra la gráfica 1. Incluso fue mejor que la observada en 2019, antes de la pandemia.

Y el índice de Confianza de Comercial (ICCO) mejoró en mayo 10,4 puntos porcentuales (pps), el de Confianza Industrial (ICI) 1,8 y la Confianza del Consumidor (ICC) 6 pps respecto del mes anterior.

Cuadro 1

CRECIMIENTO DEL PIB. 2022-2023-I

Concepto 2022pr 2023pr
Total Trim. I
Demanda interna 9.4 -0.1
Gasto de consumo final 7.9 2.6
Gasto de consumo final individual de los hogares; gasto de consumo final ISFLH 9.5 2.9
Gasto de consumo final del gobierno general 0.3 -0.2
Formación bruta de capital 16.8 -10.3
Formación bruta de capital fijo 11.4 -1.0
        Vivienda 4.5 12.0
        Otros edificios y estructuras 0.4 -0.4
        Maquinaria y equipo 24.5 -8.0
        Recursos biológicos cultivados -6.8 1.7
        Productos de propiedad intelectual 12.4 0.8
Exportaciones 14.8 5.1
Importaciones 22.3 -7.5
Producto Interno Bruto 7.3 3.0
Fuente: DANE. Cuentas Nacionales.

Así las cosas, el crecimiento estará probablemente entre el 1,3 % que prevé el Plan Nacional de Desarrollo y el 1,8 % que anuncia el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en la versión recientemente presentada por el Ministerio. Una versión, por cierto, que incorpora una proyección relativamente pesimista para 2024, de 1,5 %, si se compara con la previsión del Plan de Desarrollo de 2,8 %.

La incertidumbre grande proviene de otras fuentes. Por una parte, del contexto externo, que ha evolucionado sin embargo favorablemente en las últimas semanas, y del contexto político interno, que es cada vez más complejo. Veamos estos factores.

Foto: Twitter: President Biden - Los desacuerdos entre Estados Unidos y China pueden llevar a una mayor polarización, que implica que cada potencia tendrá su propio control y prioridades financieras.

El contexto global

Aunque no se descartan los riesgos de recesión global, el panorama mundial no ha tendido a agravarse, aún a pesar del curso impredecible de la guerra en Ucrania y del desacople estratégico de las economías de Estados Unidos y de China.

En cuanto a la guerra, la sorprendente rebelión del grupo Wagner fue rápidamente controlada por el gobierno, mostrando que, a pesar de una inocultable debilidad, Putin sigue manteniendo las riendas del poder. Son pues remotas las posibilidades de un desenlace rápido de la guerra.

Por otra parte, los tímidos intentos de acercamiento entre China y Estados Unidos muestran la seriedad de los desacuerdos. Es claro que China atraviesa una situación compleja, debido a la debilidad de su sector de construcción, el mal desempeño del sector exportador y la insuficiente tracción del mercado interno para compensar la desaceleración.

Estados Unidos, por su parte, intenta conciliar sus intereses estratégicos de largo plazo con las restricciones que le impone la política económica en el corto plazo.

Lo que parece quedar patente de los acercamientos y visitas es que ambas potencias tienen clara la magnitud de su desacuerdo, y que han decidido emprender su propio camino de consolidación estratégica.  La independencia de las potencias llevará al mundo, seguramente, a una polarización mucho más radical, en la que cada país tendrá su propia órbita estratégica, su propio control financiero y clarísimas prioridades económicas.

El entorno económico de corto plazo para los demás países no será particularmente dinámico, pero tampoco se exacerbarán riesgos para los países emergentes.

La política monetaria de Estados Unidos

Lo más relevante en el contexto internacional es la evolución de la política monetaria en Estados Unidos, en medio una percepción general a la baja de riesgos de recesión, y signos claros de reducción de las presiones inflacionarias.

En la reunión de junio 13 y 14, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) mantuvo la tasa de interés, aunque señalando que se mantendrá “preparado para ajustar la orientación de la política monetaria si surgen riesgos que impidan alcanzar las metas de reducción de la inflación”.

Lo más notable es que las proyecciones de los miembros del comité respecto del crecimiento del PIB se elevaron sustancialmente respecto de los niveles del marzo pasado.  La mediana de la proyección pasó de 0,4 % a 1 %, mejorando el pronóstico de desempleo que pasó de 4,5 % a 4,1 %, y revisando la tasa de inflación proyectada que pasó del 3,3 % al 3,2 %.

Ese mismo cambio de percepción explica la evolución del dólar en los mercados mundiales: el índice DXY —que mide la fortaleza frente a un grupo relevante de monedas mundiales— se ha ido ajustando a la baja.  Pasó de niveles de cierre de 114,11 en septiembre pasado, en que fungía como moneda refugio ante una eventual recesión global, a 102,92 en junio 30, en un ambiente de riesgo más distendido, como lo ilustra la gráfica 2. La grafica representa una pérdida de valor equivalente al 9,8 %, que ha contribuido a la revaluación del peso de manera importante.

Tasa de cambio, flujos de capital y contexto político

En el mismo período de tiempo considerado en el análisis del índice DXY, el peso se ha revaluado 6,8 %, indicando que, en buena medida, el valor global del dólar en los mercados mundiales ha incidido de manera importante en la tasa de cambio del país.

Sin embargo, es cierto que, a lo largo del período considerado, la tasa de cambio colombiana ha fluctuado considerablemente. De hecho, llegó a niveles de 5061,21, en noviembre de 2022 y, con relación a esa tasa, la apreciación ha sido superior al 17 %.

si el gobierno emprende de nuevo, como lo hizo en los primeros meses de su gestión, la búsqueda de consensos efectivos en los sistemas de aseguramiento y protección social, ello será decisivo para el buen funcionamiento de la economía.

Una eventual explicación podría ser ésta: entre la fecha de mayor fortalecimiento del índice DXY y el final del primer semestre del presente año, se presentaron grandes fluctuaciones de la tasa de cambio asociadas con la incertidumbre política, el déficit considerable de balanza de pagos de finales del año anterior y al elevado ritmo de crecimiento de las importaciones con el que terminó el 2022.

Pero el déficit se ha ajustado, las importaciones están ya decreciendo y, especialmente, los mercados financieros internacionales parecen haber llegado a una percepción relativamente tranquila del riesgo político en el país.

En este sentido, lo que parece concluirse de los últimos eventos políticos es una mayor resiliencia del sistema institucional colombiano. Tanto el Senado y los partidos políticos, como las cortes, parecen estar actuando con cierta independencia.  Ello hace necesaria la búsqueda de consensos para adoptar los cambios que, sin duda, debe ejecutar el “gobierno del cambio”.

La conclusión que se sigue de lo anterior es clara: si el gobierno emprende de nuevo, como lo hizo en los primeros meses de su gestión, la búsqueda de consensos efectivos en los sistemas de aseguramiento y protección social, ello será decisivo para el buen funcionamiento de la economía.

Además, podrá propiciar el surgimiento de fórmulas efectivas que, sin sacrificar los logros alcanzados, y sin poner en riesgo la sostenibilidad de las finanzas públicas, mejorarán la calidad de vida de la población.

De esta manera tendremos el camino despejado para emprender en un entorno internacional propicio y con un espacio de acción adecuado en los mercados financieros, las acciones esenciales que eleven el crecimiento y el bienestar.

Las verdaderas tareas que tenemos en el futuro son la transformación productiva y la transición energética consistente y responsable, que nos permitirán crecer a tasas superiores al 3,2 %, que el Marco Financiero de Mediano Plazo asume como tasa de crecimiento de largo plazo y aplica al período 2026-2034.

El camino de la polarización extrema, en cambio, exacerbará los riesgos políticos, se debilitará la posición del país en los mercados financieros y se dificultará el manejo macroeconómico, haciendo imposible la aplicación de una política social efectiva y consistente.

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