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La desinformación bajo una dictadura: el caso de Venezuela

Escrito por Fausto Izcaray

Liberación del político venezolano, Leopoldo López. Las noticias en Venezuela se conocen más por twitter que por medios tradicionales.

Fausto IzcarayLos medios de comunicación están viviendo una crisis de credibilidad en todo mundo. Pero otra cosa es llegar a la extrema desconfianza en una prensa censurada, para pasar a depender de los rumores, de los blogs y de las redes digitales en la vida cotidiana.    

Fausto Izcaray*

Multitud no registrada

Aunque el presidente Nicolás Maduro fue elegido por voto popular en 2013, su gobierno ha violentado de manera insistente y abierta la separación de poderes que consagra la Constitución Bolivariana, y por lo mimo debe ser tenido como una dictadura.

El plebiscito recientemente convocado por la Asamblea Nacional y por la Mesa de Unidad Democrática fue una ocasión indudable para observar a toda una sociedad movilizándose y produciendo un hecho que, en otros países, hubiera sido objeto de las primeras páginas de los medios impresos y de operativos durante todo el día de los medios audiovisuales, con amplia cobertura de los ciudadanos que participaban.

No así en Venezuela por la estricta censura que decretó el gobierno de Maduro con amenazas de cierres de radios y televisoras. Las “órdenes” que prohibían darle cobertura a la Consulta Popular hicieron – como ya es costumbre- que los medios se autocensuran para evitar las sanciones gubernamentales. Los venezolanos que queríamos informarnos sobre la marcha de los eventos del pasado 16 de julio acudimos a las redes, especialmente por medio de nuestros teléfonos celulares.

Armando rompecabezas

Diario venezolano, “Correo del Caroní”.
Diario venezolano, “Correo del Caroní”.
Foto: Wikimedia Commons 

El sábado anterior -8 de julio- los venezolanos amanecimos con una noticia de alto impacto político, difundida por medios y cables internacionales: “A Leopoldo López le fue dada su casa por cárcel y fue trasladado a su casa de familia a las 3:00 am”. La noticia, como muchas otras que ocurren cada día, fue transmitida originariamente por medios internacionales y luego por las redes informales de la comunicación ciudadana.

Para nosotros se trata de armar un gigantesco rompecabezas que, además, demanda que cada segundo busquemos nuevas piezas que deben calzar en lo que para el común venezolano es la “realidad cambiante, incierta y oscura”, por “política de Estado” del gobierno de Nicolás Maduro.

Es una experiencia que por lo menos hace que nos sintamos algo esquizofrénicos. Cuando vamos a realizar cualquier diligencia, que para un habitante de otro país sería la vida diaria, intentamos informarnos qué puede estar pasando en la ciudad para orientarnos y evitar zonas en pleno conflicto. La censura y la autocensura hacen que poco o nada de lo que ocurre en el país sea reflejado en los medios.

La noticia de la casa por cárcel de Leopoldo López tuvo que ser difundida por medios en España para que luego los medios venezolanos se hicieran eco. Igual pasa con las manifestaciones y diversos actos de la rebelión popular en contra de la dictadura iniciada por Hugo Chávez y acentuada feroz y torpemente por su sucesor.

Cómo opera la censura

La prensa escrita independiente es casi inexistente. Los periódicos son amenazados por la dictadura con imputaciones a sus directivos, que luego se convierten en condenas por supuestos crímenes, dictadas por los obsecuentes jueces del chavismo, so pena de ser encarcelados ellos mismos si no obedecen las órdenes de “arriba”.

Es una experiencia que por lo menos hace que nos sintamos algo esquizofrénicos.

Los medios audiovisuales, cuya característica como vehículos informativos era la inmediatez, ahora son canales censurados y sancionados con abultadas y arbitrarias “multas”, por parte del Consejo Nacional de Televisión (Conatel), el músculo censor creado para satisfacer el ansia de control del comandante Chávez y ahora de su mediocre sucesor Maduro.

Las radios y televisoras que quedan funcionando lo hacen bajo una lamentable política de autocensura, para poder sobrevivir. Quedan algunos periódicos como El Nacional en Caracas, El Correo del Caroní en Ciudad Bolívar, El Impulso en Barquisimeto, La Verdad de Maracaibo, que sobreviven a duras penas porque el gobierno, que controla directamente la importación de papel para medios impresos, les niega el suministro y por eso han tenido que emigrar a las versiones digitales en sus sitios web.

Por eso, un venezolano común tiene que acudir a los medios digitales, especialmente telefónicos, donde la censura dictatorial es menos eficiente.

Esto nos enfrenta a una diaria complicación. Si viajo en un vehículo de una ciudad a otra es probable que las redes estallen en escenarios de conflicto armado en la ciudad a la que quiero llegar. Y puede ser que en algunos sectores eso esté ocurriendo, pero que ansiosos y temerosos usuarios generalicen a todas las calles y avenidas, cuando a esa hora el conflicto está y fuerte, cobrando heridos y muertos, en algunas zonas específicas.

Aprender a identificar los medios digitales confiables, contactar a familiares y amigos que vivan en la zona que uno quiere transitar es clave, si alguno de ellos está en el sitio y te puede dar la información actualizada.

Pobreza y boom digital

Al mismo tiempo la situación económica reduce la posibilidad de que los pobres accedan a los llamados teléfonos inteligentes porque los precios superan el millón de bolívares.

Según las últimas cifras que publica el propio gobierno, en el tercer trimestre de 2015 los venezolanos que usaban efectivamente los celulares eran 29.513.301; en el mismo trimestre de 2016 se habían reducido en 1,687,368, para un nuevo total de 27,825,933.

Y en 2017 la crisis económica se ha agravado, haciendo estragos en la vida del venezolano común, cuyos ingresos no alcanzan ni para el mínimo de los alimentos. No existen estadísticas actualizadas, pero es fácil concluir que la caída en el acceso a la telefonía móvil ha afectado sobre todo a los menos pudientes.

No obstante, uno de los más reconocidos periodistas de investigación, Nelson Bocaranda informa en su blog Rurunes.es  que ¨El domingo pasado se celebraron unas elecciones  en la que participaron más de 7 millones 500 mil venezolanos sin que los tradicionales grandes canales de televisión tuvieran relevancia alguna tanto en el área informativa como en opinión. La preponderancia de los nuevos medios digitales y las redes sociales fueron los nuevos canales de información instantánea y efectiva.”

Entre esos medios digitales, la Asociación Civil Medianálisis (ONG) conjuntamente con Monitoreo Digital, acaba de difundir los resultados de su último ranking. De acuerdo con ese estudio los medios mejor evaluados por su calidad periodística, son en su orden: Efecto Cocuyo; El Estímulo; Runrunes.es y El Pitazo (comparten el tercer lugar);  Prodavinci, y Caraota Digital. 

Medianálisis organizó el foro “Desinformación y fragmentación noticiosa ¿Cómo se arma el rompecabezas de lo que ocurre en Venezuela?”  La consultora política Carmen Beatriz Fernández señaló que “el gobierno ha perdido la capacidad de control de la información sobre las audiencias por su falta de pertinencia, credibilidad y desinformación”.

Pero no son apenas los ciudadanos quienes sufren de la fragmentación de las noticias. También la viven los periodistas. Según Luz Mely Reyes, directora de Efecto Cocuyo, “Hay que combinar distintas visiones para más o menos armar lo que está ocurriendo pues la fragmentación atenta contra la democracia y consolida las posturas polarizadas”.

Y sin embargo…

Medio de comunicación venezolano de carácter independiente, “Efecto Cocuyo”.
Medio de comunicación venezolano de carácter independiente, “Efecto Cocuyo”. 
Foto: Wikimedia Commons

Es de notar que el resultado de la participación masiva en la Consulta Popular del 16 de julio ha producido un cambio en las líneas informativas de las cadenas de televisión venezolanas.

La prensa escrita independiente es casi inexistente. 

Venevisión, uno de los canales que pactó con Hugo Chávez un cambio drástico en lo que fue su línea informativa antes del intento de golpe del 11 de abril del 2002 y que ha “bailado pegado” con el gobierno chavista durante todos estos años, decidió entrevistar a Enrique Capriles, uno de los principales opositores al régimen, y a cubrir las declaraciones de otros líderes de la oposición.

Televen, otro canal privado, y algunos canales regionales, han hecho lo mismo. Y en el paro nacional convocado por la Mesa de la Unidad Democrática el 20 de este mes, también cubrieron la soledad de las calles de ciudades venezolanas por una total adhesión de la población al llamado. 

Eso ha hecho afirmar a la gente “las cosas están cambiando”.  Es evidente que el profundo impacto de los más de 7 millones 200 mil votantes en el plebiscito convocado por la MUD y la Asamblea Nacional está resquebrajando rápidamente el andamiaje de la dictadura. La declaración sobre las líneas de un gobierno de transición que presentó la Asamblea Nacional al país, cumpliendo con una de las preguntas incluidas en el plebiscito popular, parece una manera de acelerar el proceso de cambio invitando a todos los sectores, incluyendo a los partidarios del chavismo que ocupan actualmente cargos de gobierno (alcaldes, gobernadores, por ejemplo) para que coadyuven a rescatar a Venezuela de la inmensa crisis en la que la sumergido la dictadura madurista.  El viernes 21 juramentaron los nuevos jueces del Tribunal Supremos de Justicia designados por la Asamblea Nacional cumpliendo, ahora sí, con todos los procedimientos estipulados en la Constitución que habían sido violados por los “magistrados exprés” y la Asamblea Nacional anterior que presidía el más repudiado de los chavistas dentro y fuera del PSUV, partido de la dictadura. En el acto de juramentación también los canales de TV privados decidieron saltarse la censura y entrevistaron algunos de los nuevos jueces llamándolos “Magistrados”.

¿Anticipación de una luz al final del túnel?

 

Licenciado en Periodismo egresado de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, M.A. en Periodismo y Ph.D.  en Communicación de la Universidad de Wisconsin-Madison USA, reportero de diarios y redactor de revistas  en sus comienzos profesionales;  profesor jubilado de universidad, investigador de los usos y efectos de la comunicación de masas en Venezuela de amplia obra publicada en revistas internacionales especializadas; ejecutivo y consultor  de empresas actualmente.  

 

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