
Explicación resumida de la causas, perspectivas y remedios de la depreciación acelerada del peso colombiano en las últimas semanas*
Fabio Nieto** y Andrés Avellaneda***
Perspectivas preocupantes
Hay tres razones importantes de política económica para esperar que la presión sobre la tasa de cambio se mantenga durante un tiempo adicional:
-En primer lugar, la postura expansiva del Banco de la República, cuyo objetivo principal ha sido apoyar la reactivación económica en el marco del choque de la COVID-19. Por eso el Banco redujo la tasa de interés de intervención durante la pandemia hasta mínimos históricos de 1,75%, una postura que persiste hasta la fecha.
Una tasa de interés baja estimula el crédito y la demanda de liquidez, receta que ha sido útil para reactivar la economía en las crisis. Sin embargo, cuando los tipos locales permanecen muy bajos por un periodo de tiempo prolongado, la rentabilidad de la inversión extranjera se desestimula y se produce una salida de divisas. De aquí que una política monetaria laxa tienda a acentuar la depreciación, especialmente en economías donde sus monedas no son de reserva. En este orden de ideas, mantener la postura expansiva podría intensificar la depreciación de la tasa de cambio, especialmente cuando se espera que las tasas de interés externas, en particular las de Estados Unidos, aumenten relativamente rápido.
El nerviosismo creado por la rápida expansión de la variante delta de COVID-19 en el mundo ha disparado la demanda por activos de refugio
-En segundo lugar, el deterioro de las cuentas fiscales de Colombia. La caída de 6,8% del producto en 2020 se reflejó en una caída de los ingresos tributarios, a lo cual se añadió un aumento del gasto público para enfrentar la crisis. Esto produjo un aumento de la deuda pública hasta niveles por encima del 60% del PIB.
La incertidumbre debida al fracaso de la versión inicial de la reforma tributaria dio lugar a la pérdida del grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo. Aunque los mercados no se han cerrado para financiar las necesidades fiscales, y los flujos de inversión extranjera siguen entrando al país, lo anterior es una alarma para inversionistas-prestamistas locales e internacionales que podría acentual la depreciación.
-Tercero, el mayor déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Desde el choque petrolero de 2014, Colombia ha visto disminuir el valor de sus exportaciones, suscitando por esta vía una escasez relativa de dólares que por supuesto resulta en un encarecimiento del dólar con relación al peso. La crisis del COVID-19 ha acelerado el egreso de dólares de la economía

¿Qué hacer para frenar la depreciación?
Un primer paso, y muy importante, es reducir el déficit fiscal mediante la gestión austera y eficiente del gasto público, además de promover una reforma que aumente el recaudo con principios de progresividad. Si esto se logra en los años venideros, el país recobrará la confianza inversionista y aumentará el ingreso de capitales externos.
En segundo lugar, diversificar la composición del portafolio de exportaciones. Es menester desconcentrar la canasta exportadora de materias primas hacia productos intensivos en mano de obra, como los agroindustriales, y otros que aprovechen las economías de escala. De esta forma se garantizaría una mayor estabilidad en los flujos de divisas al país, y en consecuencia en la tasa de cambio.
Es menester desconcentrar la canasta exportadora de materias primas
El tercer paso, y más evidente en el corto plazo, tiene que ver con un cambio de la postura del Banco de la República. Aunque la decisión mayoritaria fue mantener la tasa de referencia en 1,75%, en la última reunión de su Junta Directiva, dos miembros se inclinaron por empezar a elevar la tasa. Esta es una señal de que el emisor se encuentra en fase previa a un proceso de ajustes al alza en los tipos de interés, que determinan la rentabilidad de corto plazo de muchas inversiones. Aunque la motivación principal detrás de estos incrementos previstos es que la inflación ha venido en aumento en meses recientes, un pronto ajuste en su postura también evitaría una mayor depreciación del peso.
Dependiendo de cómo avancemos en estos tres frentes, la tasa de cambio se seguirá depreciando o se apreciará.
*Este artículo hace parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas son responsabilidad de los autores