La Cumbre de la Amazonía: fracaso en cámara lenta
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La Cumbre de la Amazonía: fracaso en cámara lenta

Escrito por Vladimir Montana - German Nino

A dos semanas de haberse reunido, se hace más evidente que la cumbre fue una feria de desencuentros entre los gobiernos y una derrota para el medio ambiente.

Vladimir Montaña* y Germán Niño**

Presencias ausentes

La Cumbre de presidentes de la Amazonia se anunció como un hito, como la    oportunidad para concertar acciones capaces de rescatar la selva tropical más grande del mundo y su papel regulador del clima.

Pero a medida que pasan los días desde su realización, se hace más evidente el fracaso del encuentro.

Comencemos por recordar quienes fueron los voceros de la mayoría de los países amazónicos:

  • Empezando por Venezuela, cuya vicepresidenta Delcy Rodríguez apenas conoció los reflectores del escenario internacional.
  • Dina Boluarte del Perú, cuya presidencia de facto está en tela de juicio, no tiene ningún tipo de representatividad.
  • Lo mismo pasa con Guillermo Lasso de Ecuador, un presidente que en este mismo domingo está sufriendo la “muerte cruzada”.
  • Luis Arce de Bolivia, con el mismo pasmo que gobierna, ni suena ni truena en el escenario internacional.
  • Surinam no envió a su mandatario y delegó a Albert Ramdin, ministro de Relaciones Exteriores.

Pero la cumbre no hizo más que repetir la retórica de siempre, el compromiso sin recursos ni mecanismos eficaces, en el estilo que se ha vuelto tradición en los proyectos de integración latinoamericana

Punto para Lula

Hasta allí no hubo mayores sorpresas, porque las esperanzas estaban puestas en Lula y en Petro.

Pero entre estos dos mandatarios hay un contraste: Petro viene construyendo un discurso de descarbonización de las economías, mientras que Lula —fiel a la ola izquierdista de principios de siglo (Chávez, Correa, Kischner)— mantiene intacta la idea del extractivismo como sostén del Estado benefactor.

Foto: Facebook: Presidencia de la República - Mientras Petro ha construido una retórica de la descarbonización, Lula defiende la idea del extractivismo.

¿Qué pasó con la integración?

La mayor esperanza de los ambientalistas era el fortalecimiento de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), que había sido anunciado como el eje del encuentro.

Pero la cumbre no hizo más que repetir la retórica de siempre, el compromiso sin recursos ni mecanismos eficaces, en el estilo que se ha vuelto tradición en los proyectos de integración latinoamericana, desde el Pacto Andino hasta la Alianza Pacífico.

En este instrumento multilateral —en apariencia revitalizado— quedaron relegadas las comunidades amazónicas, quienes lo habían dicho y repitieron de manera categórica: “nada sobre nosotros, sin nosotros”.

La cumbre, por otra parte, transcurrió como si la precumbre de Leticia nunca hubiera sucedido. En este encuentro del 6 al 8 de julio habían participado funcionarios de gobiernos, voceros de movimientos sociales y académicos que integraron mesas de trabajo, propusieron una agenda y llegaron a conclusiones que el viento se llevó porque en la cumbre no incidieron para nada.

Tres urgencias ignoradas

Importa recordar que para cuidar de la Amazonia y de sus gentes se necesitan cuando menos tres tipos de acciones.

La primera se refiere a las finanzas. La figura del canje de deuda por naturaleza es, sin duda, el instrumento para concretar la responsabilidad de los países causantes de la mayor parte de la contaminación. Pero en la Cumbres este tema quedó reducido a una gentil recomendación.

La segunda es la lucha contra el delito en la región, donde el tema del narcotráfico es crucial; este flagelo se ha reconfigurado en Colombia y está haciendo o ha hecho metástasis al Ecuador y a Brasil, amenazando al Perú en un plazo no lejano.  Pero en la cumbre no se habló de los fracasos de la política antidrogas o de posibles medidas innovadoras, sino que se repitió el ya gastado discurso prohibicionista.

La tercera estrategia se refiere a las economías descarbonizadas. Este tema tan urgente —y tan complejo por sus implicaciones— no tuvo la fortuna de ser analizado. Se mantuvo la decisión de Brasil de que la economía de los países amazónicos siga anclada a la explotación de hidrocarburos.

Una crisis de gobernabilidad

La cumbre expuso las serias crisis de gobernabilidad y democracia existentes en la región.

Lula —fiel a la ola izquierdista de principios de siglo (Chávez, Correa, Kischner)— mantiene intacta la idea del extractivismo como sostén del Estado benefactor.

En esta lucha contra el tiempo, quedó claro que hay unos actores que se han preparado para una carrera de fondo, para una maratón; otros para una carrera de cien metros, explosiva y vistosa, pero corta; otros que corrieron pensando en otras pistas y carreras; otros, quizás la mayoría, se quedaron en el banco sin correr porque no trajeron su equipo, no tienen confianza o sus lesiones son tan graves que se lo impidieron; otros ni siquiera vinieron.

Sin embargo, debe resaltarse la notable la participación de la sociedad civil por la riqueza de sus propuestas y la diversidad de sus integrantes.

Queda también una cita muy importante en la COP 30 en el 2025, otra vez en Belém do Pará. Esperemos que sea la segunda oportunidad sobre la Tierra y que Brasil tenga un verdadero liderazgo.

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1 Comentario

Jaime Wilches agosto 24, 2023 - 4:32 pm

Excelente artículo

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