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La Cuarta Cumbre de UNASUR: ¿qué se hizo y qué falta?

Escrito por Diego Cardona
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diego cardonaEn la primera Cumbre ordinaria de UNASUR a donde asiste el presidente Santos se lograron algunos avances pero quedaron pendientes muchos temas.

 Diego Cardona Cardona*

Colombia- Ecuador y la cláusula democrática

La Cuarta Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión de Naciones de Sudamérica (UNASUR), que se llevó a cabo el viernes pasado en Georgetown, capital de Guyana, alcanzó algunos logros.

El resultado más importante a la par de la Cumbre propiamente dicha fue el anuncio del pleno restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Colombia. Los presidentes Juan Manuel Santos, de Colombia, y Rafael Correa, del Ecuador, lo anunciaron luego de la finalizar la reunión de los doce países miembros, y dijeron que en muy pocos días designarán a las personas que ejercerán la titularidad de las respectivas embajadas en Bogotá y Quito.

Se cierra así, finalmente, uno de los episodios más difíciles de las relaciones entre países de América Latina en los últimos años. 

No menos importante fue la aprobación de un Protocolo adicional, la "cláusula democrática",  que recomienda acciones para garantizar la estabilidad democrática en la región, en caso de alteración del orden constitucional en alguno de los países suramericanos. Se han previsto para el caso, medidas como la suspensión de comercio, el cierre de fronteras, y sanciones diplomáticas y políticas.

Esta "cláusula democrática" va a medio camino entre lo que existía, o mejor, no existía, y lo que en algunos países se consideraría deseable: unos acuerdos sobre libertades públicas, derechos civiles y políticos, y derechos humanos en general; o según otros, acuerdos sobre los derechos sociales, económicos y culturales.

Dada la dificultad de consenso, y también el hecho de que existe una Carta Democrática  Interamericana en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), aprobada en el año 2001, y que sus obligaciones cubren a los 34 países de esa organización y por ende a los doce países  de la UNASUR, puede considerarse que el tema está, de momento, cubierto por las disposiciones hemisféricas.

Nuevo secretario pro tempore

De otra parte es importante que se haya dado en los tiempos previstos la transición de la secretaría pro-tempore, que pasó de Ecuador a Guyana, el país siguiente en el orden alfabético previsto.  El presidente guyanés, Bharrat Jagdeo, cuya capacidad de liderazgo es mencionada últimamente en el Caribe y en la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth), y sobre cuya ecuanimidad y prudencia nadie duda, ha asumido por un año la presidencia pro témpore de la UNASUR.

Dentro de un año, la secretaría podría pasar al Paraguay, si para entonces ha ratificado el acuerdo fundacional, con lo cual habrá demostrado su interés,  o en caso contrario al Perú.

La vigencia plena del Tratado de la UNASUR

Ante todo, se encuentra pendiente la ratificación del Tratado fundacional, por parte de un noveno país, pues ocho de los doce -Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Surinam y Guyana- lo han hecho ya. Con esa novena ratificación, el Tratado entrará en plena vigencia para todos los países miembros.

El asunto ha comenzado a avanzar en Uruguay y Colombia, y quizás sea más tardío en Paraguay y Brasil.

Algunos analistas sostienen que la ratificación brasileña no plantea ningún problema en su Congreso, pero que no se ha producido para no dar la impresión ante los demás países de Suramérica, de que tienen más intereses en la construcción comunitaria, de los que pueden tener los demás socios de la UNASUR.

Quizás sea así, pero ello no puede ocultar el hecho de que el gigante brasileño representa la mitad de la superficie, la población y el PIB de la Unión.

Probablemente el noveno país en ratificar su adhesión plena al Tratado sea Uruguay, en cuyo Congreso hace falta sólo una ronda de discusiones. Colombia será quizás el décimo. 

El sucesor de Kirchner

El otro asunto sustancial, es el reemplazo del anterior Secretario General, el ex presidente Nestor Kirchner, fallecido recientemente.

Los Jefes de Estado intercambiaron puntos de vista en Georgetown, y se han comenzado a considerar extraoficialmente algunos nombres. El acuerdo implícito es que debe ser alguien que haya ocupado la presidencia de alguno de los países miembros. Esa fue la primera idea con el ex presidente Borja, del Ecuador, que no alcanzó a ser nombrado oficialmente, y que renunció a su candidatura por desacuerdos con la, en su opinión, débil propuesta institucional consagrada en el Tratado fundacional. Fue también ese el perfil buscado cuando se eligió al ex presidente Kirchner. Todo indica que es ese, el alto perfil que se pretende para el próximo secretario general de la UNASUR.

– La ex presidenta Michelle Bachelet, de Chile, sería una candidata muy apropiada para el cargo, por sus calidades políticas y de liderazgo, y por ser vista como una garantía para el proceso. Parecería, sin embargo, que el asunto no está en sus cálculos o en los del gobierno chileno, por razones personales, o por otras que podrían ser semejantes a las del presidente Lula, como veremos a continuación.

– El candidato con más opción sería el presidente saliente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien contaría seguramente con un consenso pleno entre sus actuales colegas. Se trata igualmente de alguien que, por su orientación política socialdemócrata, podría mediar eficazmente entre las posiciones de centro y centro-derecha, y las de los miembros suramericanos de la Alianza Bolivariana de las Américas  (ALBA).

Sin embargo, es sabido que el presidente Lula, quien terminará su mandato el próximo primero de enero, aspira a la dirección de algún organismo internacional de carácter global. Aunque está la Secretaria General de Naciones Unidas, al parecer el señor Ban Ki Moon,  actual Secretario General de ese organismo tiene interés en presentarse a la reelección, la cual tendría asegurada. Además los tiempos para tal designación son muy prolongados, pues no debería darse antes de octubre o noviembre de 2011.

A ello hay que añadir que un candidato debe contar con el apoyo de dos tercios de la Asamblea General, y con la mayoría calificada usual del Consejo de Seguridad (nueve votos sobre quince), incluyendo el apoyo de la totalidad de sus miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia).

Por cuenta del tema Iraní, una candidatura de Lula podría tener alguna resistencia en los Estados Unidos, de la misma manera como sucedió por otros temas en el pasado, con el ex presidente mexicano Luis Echeverría, cuya candidatura se frustró "antes de entrar al horno", o con la frustrada reelección del egipcio Boutros-Ghali. En ese sentido, no tiene el presidente Lula ninguna certeza de asegurar su elección a la Secretaría General de la ONU.

Más factible sería la dirección de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), u otro organismo multilateral o internacional, aunque podría ser de poco interés para alguien que, como Lula, está llamado a grandes destinos.

En cuanto a la posibilidad de dirigir una organización americana sin Estados Unidos y Canadá, que reemplazara a la OEA, no pasa de ser apenas una idea un tanto peregrina, con pocas probabilidades de concreción, y muy lejana del necesario consenso latinoamericano. 

Otros aspirantes a la Secretaría General de UNASUR

Se ha comenzado a hablar de otros ex presidentes suramericanos, pero aquí habría que tener en cuenta varias consideraciones.

Por una parte, no parece muy ortodoxo que pueda despejarse la candidatura de algún ex presidente que pertenezca a un país en el cual no se haya ratificado el Tratado fundacional de la UNASUR. En ese sentido, candidaturas muy respetables de Brasil, Colombia, Uruguay o Paraguay, tendrían que esperar a que sus respectivos países efectúen la ratificación. 

En otro sentido, se encuentra el criterio subregional. Tendría lógica que, habiendo renunciado un candidato ecuatoriano y habiendo ejercido uno argentino, la sucesión esté en manos de alguno de los otros diez países.

Estructuración formal de la Secretaría de UNASUR

En cualquier caso, en pocos meses, una vez se produzca la novena ratificación  y entrando en plena vigencia el Tratado fundacional, seguramente se procederá por Guyana a citar la Quinta Cumbre, con por lo menos dos temas centrales en la Agenda, a saber, la elección de secretario general, y la estructuración de la Secretaría de la Organización, con las previsiones sobre las  asignaciones presupuestales que ello requiere.

Finalmente, será necesario que los países miembros ratifiquen también el Protocolo adicional modificatorio del Tratado fundacional, dedicado a la Cláusula Democrática en caso de alteración del orden constitucional. Esta ratificación podrá ir incluso lentamente, pues su aplicación es eventual, y se trata más de un asunto de voluntad política que de normatividad. Ratificado o no, si los países deciden aplicarla, así será.

Medio ambiente, drogas y defensa

En el corto y mediano plazo, será conveniente efectuar seguimiento a tres importantes asuntos.

El primero, si habrá, como se ha prometido, una posición común en los grandes temas de la reunión sobre cambio climático, en Cancún, y las que le seguirán en los próximos años, pues la discusión será prolongada.

El segundo, si se activan como debe ser, las reuniones de trabajo del Consejo de Lucha contra las Drogas Ilícitas, de la UNASUR.

Y por último si el Consejo Suramericano de Defensa logra implementar, en el curso de los próximos meses, discusiones y capacitación a funcionarios, académicos y responsables de medios,  sobre medidas de confianza a nivel suramericano.

Tareas pendientes de Colombia

Las Comisiones Segundas y las plenarias del Senado y la Cámara, tienen, en el caso colombiano, una importante responsabilidad para agilizar el proyecto de Ley que ratificará el Tratado fundacional de la UNASUR.

Colombia es el único país con costas sobre el Pacífico suramericano que no ha ratificado el Tratado, pues ya lo hicieron Chile, Perú y Ecuador. Es también el único país de la Comunidad Andina que no lo ha hecho, ya que Ecuador, Perú y Bolivia lo ratificaron; y también es el único país caribeño de Suramérica pendiente, pues Surinam, Guyana y Venezuela ya incorporaron el Tratado a su legislación interna.

La credibilidad de la política exterior y de la inserción global del país se juega día a día en todos los escenarios en los cuales Colombia actúa o puede actuar.

Están la cuenca del gran Caribe, el mecanismo Puebla-Panamá, el mundo andino, Suramérica, el arco de la Cuenca del Pacífico, las relaciones con Estados Unidos, Europa, Japón, China, y otros países de interés, y la pertenencia al llamado grupo CIVETS (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica).

Toda la diligencia en esta materia es necesaria para aumentar la credibilidad internacional del país. Para Colombia, es este uno de los principales temas pendientes en relación con sus vecinos suramericanos, y en pro de una relación más activa, equilibrada y plural con nuestros socios del continente.

* Profesor de Relaciones Internacionales, Universidad del Norte, Barranquilla.

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