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La consulta, un no-suceso

Escrito por Hernando Gómez Buendía
Hernando Gomez Buendia

hernando gomez buendiaLas consultas del domingo fueron importantes precisamente porque nadie les dio importancia.

Hernando Gómez Buendía*

Los partidos de verdad tienen militantes o activistas que escogen mediante votación  interna a sus directivos y a los candidatos que representarán al partido en las próximas  elecciones. Los partidos de mentiras hacen consultas "internas" de mentiras es decir, donde permiten que el público en general decida quiénes deben dirigir o representar al partido.

Este truco que nos venden como "democracia", en realidad tiene un efecto devastador sobre la democracia: la consulta "popular" o abierta debilita la estructura del partido y en cambio fortalece a las personalidades o vedettes que sus amigos en la prensa deciden vendernos como "presidenciables". Es lo que estamos viendo en Colombia: partidos a la caza de vedettes, vedettes escogiendo entre partidos.     

El inventor del truco fue Turbay, que hace veinte años lo usó para unir al candidato de opinión (Galán) con la vieja maquinaria liberal. Con este truco la consulta pasó a ser el evento principal de la política, porque elegir al candidato liberal era elegir de hecho al Presidente. Pero los otros partidos se avivaron y comenzaron a hacer sus propias "consultas".

Es lo que hoy hacen 4 de los 16 partidos existentes. El hecho – puramente accidental- de que sean varios mejora un poco las cargas, porque la gente no puede votar en más de una consulta. Pero los cuatro partidos juntos tienen menos de la tercera parte del Congreso y menos de la mitad de los gobiernos locales, lo cual implica que sean simpatizantes o hasta "fletados" de terceros partidos quienes acaben por tomar las decisiones.

Eso no va a suceder. Pero no por buen diseño del sistema ni por ética política, sino porque a  casi nadie le interesan las consultas. Primero, porque ya se sabían los resultados y segundo, porque los resultados no tienen importancia.

Los resultados ya se conocen porque precisamente se trata de escoger los candidatos que tienen más figuración en los medios. Los resultados no tienen importancia porque el Presidente para el período 2010-2014 tiene nombre propio y ese nombre no figura en las consultas.

La aprobación del referendo a pocos días de las "primarias" les sacó todo el aire y mantendrá congelada la política hasta el día de la segunda re-elección de Uribe. Y es por eso que las consultas, otrora tan movidas, esta vez son escenarios de segunda. O de tercera.

  • La situación es más triste para el que fuera Gran Partido Liberal. No fue grande por sus ideas ni por sus obras sino por ser el partido del poder – y tanto así que cada uno de sus cuatro ex presidentes pidió que Uribe ejerciera la "jefatura natural" del Partido. El liberalismo está en la oposición contra natura y su pelea por tanto no es por el futuro sino por el pasado: ¿de Gaviria o de Samper?
  • El Partido Conservador está en la situación más rara: por fin llegó al poder pero no está en el poder. Álvaro Uribe es el epítome del conservatismo bravo, el de "patria, familia y propiedad", y está haciendo el gobierno que Álvaro Gómez no hizo. Por eso las escenas de opereta entre un candidato que guarda la silla y una candidata que cuida la suya.
  • El PDA es el partido más Partido pero también el más partido. Está partido justamente por la tensión entre parar  a Uribe y construir un verdadero Partido. Pero el debate serio entre las "dos izquierdas" quedó enterrado bajo las maquinarias de Fecode y de la Anapo que ahuyentaron el voto de opinión.
  • Del MIRA solamente sé decir que la idea de confundir la religión con la política le hace un daño gigantesco a la política.

Así que las consultas pasarán de agache y su único logro verdadero será quitar la hojarasca para que todos los partidos y sus "presidenciables" se dediquen a empujar al único candidato capaz de descongelar la política en Colombia. Este candidato es la abstención en el referendo y es el único capaz de reunir a todos los que aspiran.     

 *Director y editor general de Razón Pública. Para ver el perfil del autor, haga clic aquí. 

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