¿Quiénes son, qué están viviendo, y qué tanto les han llegado o servido los auxilios del gobierno?
Harvy Vivas Pacheco*
Quiénes son de clase media
Según el DANE, la clase media colombiana es una población heterogénea de alrededor de 15 millones de personas. El grupo está formado:
- Por empleados o trabajadores del sector formal, regularmente en los estratos tres, cuatro y cinco, y
- Por muchos propietarios de medianas y pequeñas empresas (mipymes).
-El 41% de los trabajadores formales en Colombia gana entre uno y dos salarios mínimos, y otro 42% gana entre dos y cuatro salarios, o sea que algo más del 80% de los trabajadores del sector formal serían parte de la clase media.
-Por su parte, según ACOPI y ANIF, las micro, pequeñas o medianas empresas generan el 80% del empleo total y el 40% del PIB colombiano.
Estas personas gozan de holgura económica en tiempos de prosperidad, pagan impuestos, sostienen el consumo, realizan aportes a pensiones y lubrican el aparato productivo con sus empresas e ingresos, generando la mayor proporción de los empleos de buena calidad.
Vea en Razón Pública: ¿Qué es la clase media en Colombia?
Sin apoyo del Estado
La COVID-19 no tiene distinciones de clase social, pero existen diferencias muy grandes en cómo afecta a los ricos que inyectan dinero a la economía, a los obreros que aportan el músculo, y a la clase media que sostiene el consumo.
El aislamiento obligatorio y sus efectos devastadores sobre la demanda hicieron que los más vulnerables perdieran sus trabajos e ingresos al instante, y que la clase media perdiera rápidamente las conquistas que había logrado en las dos últimas décadas.
Las familias de ingresos medios no reciben los beneficios directos de las transferencias condicionadas del gobierno, ni las devoluciones del IVA, ni los subsidios, ni los bonos de solidaridad.
Con excepción parcial de las medidas de alivio para las mipymes, la clase media no está siendo asistida por el Estado, y por tanto está sufriendo una de las peores crisis que afectan a los colombianos.

Foto: Urna de Cristal
Gran parte de la clase media hoy pasa apuros y no se ve beneficiada de las ayudas del gobierno.
Situaciones muy diversas
Las mipymes son demasiado diversas entre sí, y por eso se desaconseja utilizar “recetas comunes” para apoyarlas en momentos de crisis.
En efecto: este sector abarca desde microempresas como medio de autoempleo y estrecho margen de sobrevivencia, hasta las pequeñas y medianas empresas del sector formal.
- Las empresas medianas y pequeñas son sensibles a los vaivenes del mercado y a los flujos de liquidez que les permitan pagar a sus proveedores y a la banca comercial o de fomento. Estas empresas operan mayoritariamente en el sector formal, pero aun en tiempos de normalidad muchas de ellas afrontan dificultades económicas para subsistir.
- Por su parte la última encuesta del DANE muestra que el 27,4% de las microempresas que emplean hasta nueve trabajadores no cuentan con registro mercantil y que sus flujos de caja son frágiles, a pesar de que cerca de la mitad llevaban más de diez años de operación. La supervivencia es relativamente baja y la informalidad de estos establecimientos es muy alta, particularmente en los sectores de comercio y servicios: cinco de cada diez microempresas son informales.
Medidas para las mipymes
Las medidas de emergencia han puesto de relieve la complejidad de los nexos entre distintos sectores y unidades de actividad económica.
Las mipymes resultaron ser las más afectadas, con graves consecuencias sobre los flujos de caja, el empleo y los riesgos de liquidación. Las dificultades se agravaron por el bloqueo crediticio de la banca comercial:
- Solamente el 25% de estas empresas contaban con ahorros de caja en el momento de la pandemia;
- Más del 53 % de los gerentes respondió que no tenía más opciones que reducir la nómina, y
- Un 20 % expresó la intención de cesar operaciones.
Las cifras anteriores obligaron al rápido diseño de medidas de alivio con la segunda declaración de emergencia económica.
Pero estas nuevas medidas -reactivación gradual de las actividades económicas, apoyos para el pago de las nóminas y postergación del calendario fiscal- no logran abarcar amplios sectores de la misma clase media ni del grupo de los vulnerables: son más de treinta millones de colombianos, de los cuales el 56% son asalariados y cerca del 40% trabajan por cuenta propia.
Los esfuerzos de reactivación y protección del empleo contribuyen sin duda a aliviar la iliquidez de algunas firmas, pero en la mayoría de los casos estos auxilios no llegan o son muy insuficientes.
El subsidio de las nóminas y la suspensión de los aportes pensionales constituyen un alivio a corto plazo, pero muchas empresas ya están en insolvencia crítica y necesitan un salvamento de mayor alcance. El Decreto 637 del 6 de mayo señala que el 85% de las empresas tienen un plazo de dos meses para cubrir obligaciones, pero el 54% planean reducir su nómina de corto plazo.
Para muchas empresas solo queda acudir a la ley de insolvencia e intentar garantizar su sostenimiento en el mercado en condiciones de precariedad.
Recursos del orden de los dos billones de pesos no son suficientes. Incluso un monto superior que ronde los tres billones de pesos solamente cubriría el 21% de los salarios formales, de acuerdo con ACOPI.

Foto: Secretaría distrital de desarrollo económico
Abrir dos sectores sin abrir los de canales distribución, no tiene sentido.
Puede leer: El salvamento de las pequeñas y medianas empresas
No agravar la desigualdad
El panorama es desalentador y nos obliga a repensar asuntos de la sociedad y de la economía colombiana, sustentada en niveles consuetudinarios de desigualdad e injusticia.
No hay que golpear más la demanda agregada a través de una reforma laboral, como las ‘medidas extraordinarias y heroicas’ que propuso Germán Vargas Lleras de suspender las primas, los subsidios de transporte y los pagos de cesantías e intereses de los empleados formales, sin tocar, eso sí, los patrimonios del gran capital. ¡Vaya heroísmo!
La clase media es una de las más golpeadas y la que menos probabilidades tiene de beneficiarse de las subvenciones directas del gobierno. Las mipymes son los motores del empleo y los ingresos que lubrican los consumos de la clase media. Por eso necesitan protección.
*Profesor del Departamento de Economía, de la Universidad del Valle, investigador del Laboratorio Urbano del Centro de Investigaciones Socioeconómicas CIDSE y del Grupo de investigación en Economía Regional y Ambiental, GERA.