Después de casi siete años de asilarlo en su embajada de Londres, Ecuador decidió entregar al fundador de WikiLeaks. ¿Cuáles son las causas y consecuencias de este acto que parece afectar el derecho a la libre información?
Mauricio Jaramillo Jassir*
La turbulencia
Lenín Moreno ha dado de qué hablar desde su llegada a la presidencia de Ecuador.
Aunque fue el vicepresidente de Rafael Correa durante su primer periodo, Moreno se ha desenmarcado de la política de Correa. El nuevo presidente se presenta a sí mismo como el líder de la anticorrupción y por lo tanto distante de los escándalos del gobierno Correa.
Durante los diez años de Correa como presidente, Ecuador experimentó cambios y reformas muy considerables. De hecho, Correa autodenominó su gobierno como Revolución Ciudadana. Tal vez el cambio más importante en el plano institucional fue adoptar una nueva constitución en 2008 y cuyo texto sufriría dos grandes reformas:
- En 2011 se aprobaron por consulta popular varios cambios orientados a profundizar sobre aspectos que quedaron pendientes con la llamada Constitución de Montecristi, y
- En 2015 la Asamblea Nacional introdujo la reelección indefinida.
Con estas reformas llegó un capítulo de transformaciones que encaminó a Ecuador por la senda de una riesgosa polarización.
El manejo de los medios de comunicación fue uno de los temas que dividió la opinión y empañó el proceso de la “revolución ciudadana”.
El manejo de los medios de comunicación fue uno de los temas que dividió la opinión y empañó el proceso de la “revolución ciudadana”. En el debate se pusieron sobre la mesa las garantías para informar y ser informado y por supuesto la libertad de expresión.
La oposición hizo del tema una de sus banderas para deslegitimar a Correa. La oposición convenció a la sociedad y a la comunidad regional de que el proyecto de Correa, que había empezado por ser un proyecto loable para estabilizar Ecuador, se había convertido en un régimen opresor que hizo de la persecución a la prensa uno de sus rasgos inconfundibles.
Los medios en la era de Correa
En 2011 se llevó a cabo una consulta popular para crear, entre otras cosas, un consejo que regulara los medios de comunicación. Con el nuevo consejo se evitaría que los medios estuvieran bajo el poder de intereses políticos y empresariales.
![]() Foto: Wikimedia Commons |
Esta reforma estuvo empañada por la disputa entre Correa y Emilio Palacios, quien era el jefe de opinión de El Universo. Palacios, en una columna titulada “No a las mentiras”, llamó a Correa dictador y lo acusó de la orden de abrir fuego contra un hospital lleno de civiles durante la sublevación policial del 30 de agosto de 2010.
Correa presentó una querella contra del periodista y otros tres directivos del diario por el delito de injuria. Un tribunal ecuatoriano los condenó a tres años de cárcel y al pago de una indemnización por 42 millones de dólares. Después de la sentencia, Palacio pidió asilo político en Estados Unidos por persecución política.
Assange: ¿bandera de Correa?
En ese complejo contexto se inscribe el caso de Julian Assange, fundador de WikiLeaks. En 2012, el gobierno sueco requirió a Assange para que enfrentara cargos por delitos sexuales.
Assange se refugió en la embajada de Ecuador en Londres y pidió asilo político, pues Suecia tenía la posibilidad de extraditarlo a Estados Unidos. Este país ya estaba buscando extraditar a Assange porque en 2010, WikiLeaks filtró miles de documentos que revelaban abusos en las guerras de Afganistán e Irak. Por eso cabía la posibilidad de que la sentencia de Assange en Estados Unidos fuera la pena de muerte o la cadena perpetua.
Aunque el gobierno de Ecuador afirmó que aceptaría a Assange en la embajada por la defensa de los derechos humanos y no por cuestiones políticas, Ecuador —bajo el gobierno de Correa— se convirtió en un opositor del poder hegemónico de Estados Unidos.
Correa puso en evidencia el doble rasero de Estados Unidos, que defiende la libertad de expresión y comunicación siempre y cuando no se vea afectado. Assange sacó a la luz los abusos cometidos por Estados Unidos. El argumento de Estados Unidos según el cual el australiano conspira en su contra está plagado de contradicciones. Es evidente que se trata de una represalia por sus revelaciones.
Para el gobierno ecuatoriano fue una victoria, pues Ecuador consolidó su imagen en el mundo como un defensor de garantías puestas en entredicho por las potencias.
Le recomendamos: Wikileaks: una mirada al interior del imperio.
Ahora bien, para muchos críticos, el caso Assange fue un instrumento para desviar la atención sobre la intimidación y censura del gobierno de Correa contra los medios de comunicación.
Uno de los sellos de la era Correa fue Enlaces Ciudadanos, un espacio de radio y televisión gubernamental. Las emisiones, conocidas como “Sabatinas”, eran espacios donde Correa se dedicaba a responder a todo tipo de críticas, que fue considerado sin ambigüedades como una forma de censura.
![]() Foto: Flickr Ricardo Patiño |
Muchos se preguntaban si tenía sentido dar semejante pelea externa por Assange cuando adentro existían tantas dudas sobre la libertad de prensa. Aún así, Correa se convirtió en el principal defensor de Assange, a pesar de que Estados Unidos amenazó con suspender las ventajas arancelarias en la zona andina (ATPDEA por sus siglas en inglés).
Cuando Estados Unidos insinuó las medidas por el caso Assange, Correa respondió que la soberanía de su país no se negociaba.
Giro de 180 grados
Pero este 11 de abril, Moreno le retiró el asilo a Assange y afirmó que el periodista había mostrado una «conducta irrespetuosa y agresiva», y además que a través de WikiLeaks había hecho declaraciones «descorteses y amenazantes» contra Ecuador.
¿A qué se debe el cambio de postura del gobierno de Ecuador? Lenín Moreno ha buscado desesperadamente desmarcarse de la sombra de Correa. Una de sus promesas de campaña fue abandonar el tono confrontacional de su antecesor.
WikiLeaks filtró miles de documentos que revelaban abusos en las guerras de Afganistán e Irak.
Por eso desde su posesión emprendió dos procesos que le valieron la furia del correismo. Moreno trató de abrir canales de diálogo con actores que en el pasado fueron enemigos acérrimos de Correa, como los medios de comunicación, algunos empresarios y partidos de la oposición.
A diferencia del gobierno de Correa, Moreno:
- Se distanció sin ambigüedades de Venezuela;
- Desvinculó a Ecuador de la UNASUR, aún cuando se trataba del principal proyecto diplomático del país, y
- Anunció que destinaría la sede de la Secretaría General de UNASUR a una universidad indígena. Esta decisión es un golpe a uno de los proyectos emblemáticos de Correa, quien pretendía hacer de Ecuador el epicentro de la integración regional.
La entrega de Julian Assange significa el abandono de la retórica progresista que Correa había decidido liderar en el plano internacional y que ocasionó costos políticos que Moreno no estaba dispuesto a asumir.
Puede leer: ¿Algo nuevo en Wikileaks?
Moreno calcula que su decisión alivia sus relaciones maltrechas con Estados Unidos y sintoniza sus intereses con los de los países suramericanos que hacen parte del Grupo de Lima y la Alianza del Pacifico.
![]() Foto: Presidencia de Ecuador |
Además, no podemos olvidar que días antes de la decisión de Moreno, WikiLeaks denunció al hermano de Moreno por haber creado supuestamente una empresa fantasma que habría beneficiado al presidente de Ecuador. Por este motivo, la Fiscal General del Estado, Ruth Palacios, abrió una indagación en contra de Moreno.
La entrega de Assange a las autoridades británicas cierra definitivamente un ciclo de política exterior ecuatoriana y marca la entrada de un pragmatismo que seguirá causando una polarización interna.
*Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario
@mauricio181212