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Joe Biden: un primer año de desafíos

Escrito por Diana Marcela Rojas
el primer año de Joe Biden

Pocos mandatarios afrontaron un primer año de gobierno tan turbulento como el del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. ¿Cómo le ha ido hasta ahora?

Diana Marcela Rojas*

Vacunación y recuperación económica

Durante su primer año de gobierno, Biden intentó sacar al país de la recesión, reducir o controlar los daños del gobierno anterior, y ejecutar una agenda progresista que respondiera a las expectativas y demandas de una ciudadanía inconforme y polarizada.

Su prioridad fue frenar el número de contagios y decesos por COVID-19, reabrir los negocios y levantar las restricciones a la movilidad mediante una intensa campaña de vacunación.

La meta era inmunizar al 70 % de la población para el 4 de julio, día de la independencia. Pero este propósito no se ha alcanzado todavía, debido al escepticismo de un sector de la población, la aparición de las variantes delta y ómicron, y la demora en la entrega de las dosis.

A principios del 2022 el 66 % de los estadounidenses mayores de 5 años tenían dos dosis, mientras que apenas el 38 % de los adultos vacunados tenían la dosis de refuerzo.

Para seguir con la recuperación económica, Biden logró hacer que el Congreso aprobara otro plan de rescate por 1,9 millones de dólares en marzo de 2021. Así, hizo otra ronda directa de pagos a las familias de ingresos medios y bajos por 1.400 dólares, aseguró los subsidios por desempleo, y dio ayudas a los gobiernos estatales y locales.

Además, a finales del año pasado se aprobó un plan de 1,2 millones de dólares para reparar las vías de transporte y modernizar los sistemas de servicios públicos. Este plan es una de las mayores inversiones públicas desde el New Deal de Roosevelt en los años 30.

El gobierno de Biden también ha intentado recuperar el prestigio y la credibilidad internacional que le arrebató el nacionalismo y el unilateralismo de la administración Trump.

Gracias a estas medidas, la economía alcanzó los niveles de crecimiento, empleo e inversión previos a la pandemia. Pero los problemas en la cadena de suministros y el desequilibrio entre una demanda creciente y una oferta estancada crean un récord de inflación que alcanzó el 7 % a principios de este año y golpeó fuertemente a la población de ingresos medios y bajos.

Liderazgo mundial

El gobierno de Biden también ha intentado recuperar el prestigio y la credibilidad   internacional que le arrebató el nacionalismo y el unilateralismo de la administración Trump.

La voluntad de volver a una diplomacia multilateral y consensuada se reflejó en el regreso al Acuerdo de París sobre el cambio climático y a la OMS, en los intentos de retomar las negociaciones con Irán sobre las armas nucleares, y en la ampliación del plazo del tratado sobre armas nucleares estratégicas (START).

Biden también se apresuró a resarcir los agravios y malentendidos con los aliados tradicionales, reafirmó su compromiso con la OTAN e instó a la Unión Europea a formar un frente común contra Rusia y China.

Respecto del gigante asiático, el presidente ha mantenido la línea de confrontación que estableció la administración Trump. En la narrativa imperante, China no es un rival económico y tecnológico, sino un archienemigo que debe vencerse en casi todos los frentes. Po eso Washington decidió mantener las restricciones comerciales impuestas desde 2018, estrechar los vínculos con Taiwán y formar alianzas defensivas con los países de Asia-Pacífico.

También se reforzó la tendencia a redefinir el sentido y el alcance del liderazgo estadounidense. Desde el gobierno de Obama estaba en tela de juicio el papel de la superpotencia como policía del mundo.

Biden reforzó esta tendencia de redefinir el liderazgo estadounidense. Era imposible justificar la participación en guerras lejanas debido al desgaste militar y los costos crecientes. Pero su estrategia falló. La falta de planificación a la hora de retirar las tropas de Afganistán y el consecuente regreso al poder de los talibanes a finales de agosto de 2021 fueron un serio revés para la Casa Blanca.

Joe Biden en su primer año
Foto: Facebook: Joe Biden - El balance del primer año del gobierno de Joe Biden es bueno.

Una agenda reformista

En el frente doméstico, el mandatario demócrata trató de reconstruir la legitimidad de las instituciones y la fe en la democracia después de una turbulenta campaña presidencial.

El preludio de su administración fueron la inédita negativa de Trump a aceptar el resultado de las elecciones y la toma violenta del capitolio por parte de una turba de sus seguidores.

Así pues, este primer año se desarrolló en un escenario político polarizado: en un extremo estaba la feroz oposición de un partido republicano cooptado por el sector más ultraderechista y antidemocrático, en el otro, un partido demócrata dividido entre una facción más moderada y un ala más radical que exigía un cambio en el sistema.

Biden optó por la vía reformista y planteó una ambiciosa agenda para recomponer el deteriorado Estado de bienestar. Al comienzo del mandato presentó su programa bandera: Building Back Better (reconstruir mejor), que incluye recursos para la gestión de la pandemia, la ampliación de los servicios sociales, la mejora de la infraestructura y los fondos para reducir los efectos del cambio climático.

El plan también pretende regularizar a unos 7 millones de indocumentados, entre ellos los Dreamers, los trabajadores esenciales y los beneficiarios del programa TPS (Programa de Protección Temporal). Esta iniciativa se financiaría con el aumento de los impuestos a los más ricos y a las grandes corporaciones.

Pese a los esfuerzos de la Casa Blanca, el proceso para aprobar el proyecto en el Congreso ha sido lento, cargado de obstáculos y difíciles negociaciones. El plan fue aprobado por la Cámara de representantes, de mayoría demócrata, pero ahora está en discusión en el Senado.

Con la actual composición paritaria de la Cámara Alta (50 demócratas y 50 republicanos), y el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, se necesita el apoyo de todos los senadores demócratas para sacar adelante el plan. Pero la iniciativa está estancada debido a la férrea oposición de los republicanos y al rechazo del senador demócrata Joe Manchin.

El balance del primer año del gobierno de Joe Biden es bueno. Hay avances en la gestión de la pandemia y la reactivación económica, pero todavía no puede cantarse victoria.

La caída del proyecto sería un duro golpe para el gobierno que podría afectar negativamente a los candidatos demócratas en las elecciones parlamentarias de noviembre.

Si los demócratas pierden su estrecha mayoría en ambas cámaras del Congreso, la Casa Blanca ya no tendría la posibilidad de llevar a cabo las reformas propuestas y quedaría maniatada durante el resto del mandato.

Un contexto difícil y una buena gestión

La crisis que vive Estados Unidos es la conjunción de múltiples factores que se acumularon durante años:

  • el deterioro en las condiciones de vida,
  • la pérdida de empleos debido a los procesos de desindustrialización y la competencia internacional,
  • la creciente desigualdad económica y social,
  • la ampliación de las fracturas sociales y culturales que exacerban el racismo y la xenofobia, y,
  • el desprestigio de una clase política que está al servicio de los más ricos y poderosos.

Estos problemas exceden la capacidad de un único gobierno, pero reconocer la necesidad de reformas profundas es un paso adelante en medio de un clima político tan exacerbado.

El balance del primer año del gobierno de Joe Biden es bueno. Hay avances en la gestión de la pandemia y la reactivación económica, pero todavía no puede cantarse victoria.

En el ámbito internacional la superpotencia está de regreso, pero ni Estados Unidos ni el mundo son los mismos: los protagonistas cambiaron, los intereses son divergentes y los conflictos se exacerban.

Finalmente, el impulso de tener cambios rápidos y contundentes en la política doméstica chocó con la oposición republicana, la inconformidad de los progresistas y el lastre de un sistema político desueto y aparentemente irreformable. Este aspecto aún necesita mucho trabajo.

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