La ola verde lleva las de ganar pero aún hay escollos por superar.
Fabián Sanabria*
Una vez conocido el anuncio de inconstitucionalidad del referendo pretendía autorizar la nueva reelección del Presidente Uribe, el pasado 26 de febrero, ¿quién hubiese creído que una ola inquebrantable desbordaría a Colombia, con miras a las elecciones presidenciales del próximo 30 de mayo?
El 14 de marzo la "marea" de una propuesta inédita en la cultura política del país empezó a ascender cuando Antanas Mockus fue proclamado candidato presidencial por el Partido Verde, tras una campaña ejemplar que supo conectarse con el electorado dando testimonio de una manera completamente distinta de hacer política en nuestro medio.
Efectivamente, un brindis -como el de los tres tenores de La Traviata– esbozó el comienzo de un nuevo rumbo que hasta hoy tiene en vilo a los colombianos. La propuesta programática de ese partido, que logró conquistar cinco escaños en el Senado de la República y tres en la Cámara de Representantes, así como una votación para nada despreciable en su consulta interna cercana a los dos millones de votos, gracias al pacto sellado por los tres ex-alcaldes que en la última década transformaron la cultura cívica de Bogotá (Antanas Mockus, Enrique Peñalosa y Luis Eduardo Garzón), demostró que la confianza debe primar sobre el miedo y el trabajo en equipo superar toda forma de individualismo.
Posteriormente, la alianza que desembocaría en una fusión de campañas, deseada por numerosos intelectuales y artistas, entre el candidato del Partido Verde y el otrora líder del Movimiento Compromiso Ciudadano, Sergio Fajardo, marcó un nuevo compás en la consigna que hoy tararean millones de simpatizantes: "la unión hace la fuerza".
Así ha llegado el candidato verde a los debates televisivos, con toda serenidad, usando normalmente traje claro y muy dispuesto a responder las inquietudes de periodistas y contradictores, resaltando su propuesta de educación y cambio cultural para Colombia. Es de anotar que si bien sus respuestas han sido las de un académico -cosa que debe enervar a muchos-, Antanas Mockus no sólo rechaza la idea de "sabérselas todas" sino que acepta sus equivocaciones al corregir apreciaciones conceptuales que pueden ser mal interpretadas, del mismo modo que ha declarado tener indicios de la enfermedad de Parkinson en aras de la transparencia, subrayando que esa situación para nada afectará su desempeño en la primera magistratura del Estado.
Ahora bien, desafortunadamente en ocho años la agenda del gobierno ha sido reducida al tema de la seguridad y la lucha contra el terrorismo, dejando por fuera temas de primera importancia como el crecimiento económico y la competitividad, la inversión social y las políticas públicas, la necesaria armonía entre instituciones políticas y relaciones internacionales entre otros. No obstante, la jugada maestra del candidato Mockus ha consistido en proponerle a los colombianos un tránsito de la seguridad a la "legalidad democrática", por cuanto en los últimos años hemos asistido a incontables escándalos de corrupción que ponen en entredicho la gestión del actual gobierno tras pretender fundar un "Estado de opinión" concentrado en un solo tema.
Entre tanto, los verdes han emprendido una campaña austera, que combina magníficamente el proselitismo a través de las redes sociales de Internet convocando a miles de seguidores en Facebook, los cuales se multiplican todos los días geométricamente, y la presencia del candidato y sus copartidarios en distintas ciudades y municipios del país. Esa estrategia, sumada a algunas manifestaciones de artistas e intelectuales que nacional e internacionalmente han respaldado la propuesta verde no ha requerido de grandes cifras en términos económicos. Todo lo contrario, el candidato Mockus rechazó cerca de 4.500 millones de pesos a los que tenía derecho por reposición de votos de la campaña anterior, afianzando más bien la cadena de solidaridad que a través de los medios ha surgido espontáneamente a su favor.
En ese horizonte, las tendencias de las últimas encuestas lo dan por favorito de los electores colombianos, señalando su crecimiento progresivo en comparación con la caída cada vez más abrupta de la candidata conservadora, el estancamiento de Juan Manuel Santos (candidato continuista de las políticas del actual gobierno), y el rezago de los demás aspirantes pese a sus costosas estrategias publicitarias.
Finalmente, cabe resaltar que si la progresiva expansión de la "ola verde" se mantiene, traduciendo el apoyo virtual a Antanas Mockus en votos reales, entre los cuales hay que incluir a tres millones de nuevos ciudadanos que por primera vez ejercerán el derecho al sufragio en las próximas elecciones, es probable que Antanas Mockus sea electo presidente de los colombianos el 30 de mayo, siempre y cuando algunos de los otros candidatos no se unan implícitamente en torno a la candidatura de Juan Manuel Santos.
Pero si fuera necesaria una segunda vuelta, no dejan de asaltar al menos dos dudas -descartando en pro de la confianza toda posibilidad de fraude electoral- al presente análisis: en primer lugar, que desde el 30 de mayo un efecto "triunfalista" invada a los verdes y el voto juvenil se vuelva volátil el 20 de junio y, además, que por falta de alianzas específicas con al menos dos partidos viables (El Polo Democrático y el Liberal), resulte victorioso el candidato oficialista.
*Decano, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia