¿Un día sin Internet? SOPA sin Mafalda y PIPA sin Sherlock - Razón Pública
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¿Un día sin Internet? SOPA sin Mafalda y PIPA sin Sherlock

Escrito por Pablo Arrieta
Pablo Francisco Arrieta

Pablo Francisco ArrietaSe inicia una semana intensa tanto para quienes favorecen mayores controles legales sobre Internet, como para quienes se oponen. Estados Unidos discute varias iniciativas y podría llegarse al extremo de bloquear durante un día el acceso a ciertos sectores de Internet en el mundo entero. Análisis informado de un .

Pablo Francisco Arrieta/ Xpectro *

Del cassette al mp3

Cuando la tecnología avanza, las industrias que se apoyaban en plataformas anteriores ven cómo se tambalea su modelo de negocio. Esta ha sido una constante histórica y en los últimos años los cambios han sido tan acelerados y globales, que los presuntos perjudicados han llegado hasta el extremo de buscar en la protección de la ley una estabilidad que ni la realidad ni las costumbres les pueden brindar ya.

Presenciamos una batalla por tratar de reglamentar a base de normas una realidad naciente, que con el tiempo puede aportar más beneficios a quienes la atacan, bajo la condición de que la comprendan y respondan adaptándose.

Hace 30 años, la industria musical decía con respecto a la amenaza que representaba el cassette: "Cuando las disqueras suministren una licencia para grabar en casa…no sólo el compositor tendrá que atarse una cuerda al cuello, no habrá más canciones para grabar, y además el público inocente será cómplice de la destrucción de cuatro industrias” – American Society of Composers, Authors and Publishers (ASCAP), 1982

Pues todo indica que la industria musical no solo sobrevivió, sino que creció gracias al cassette. Y lo digo por experiencia personal, pues pertenezco a la generación del walkman. Treinta años después, oímos de nuevo voces apocalípticas anunciando que el colapso de las industrias creativas llegará de la mano de la web y es por ello que "toca meterla en cintura".

El motivo de este texto son los más recientes intentos en Estados Unido por introducir controles legales a la tecnología, algo que con frecuencia no produce tan buenos resultados.

¿Controlar Internet?

En mayo del 2011, el senador norteamericano Patrick Leahy presentó un proyecto de ley titulado Protect Intellectual Property Act (ley para la protección de la propiedad intelectual, conocida luego como PIPA). En octubre pasado, el representante Lamar Smith presentó otro proyecto titulado Stop Online Piracy Act (ley para detener la piratería por Internet, llamada SOPA).

Estas son parte de las acciones que buscan adoptar legislaciones nacionales que “corrijan” a la web y a los ciudadanos que la utilizamos a diario. Los ponentes de los proyectos de ley cuentan con el apoyo de la Recording Industry Association of America (RIAA), la Motion Picture Association of America (MPAA), de empresas farmacéuticas y de la Cámara de Comercio Americana entre otros.

Pero la oposición suscitada y las críticas recibidas hicieron que en la madrugada de este sábado 14 de enero la Casa Blanca emitiera un comunicado donde explica que si bien el gobierno busca atacar la piratería, no va a apoyar ninguna propuesta que coarte la libertad de expresión y pide expresamente abstenerse de tocar la estructura de los DNS (Domain Name System), uno de los puntos álgidos de la discusión. Al momento de escribir este texto, SOPA está virtualmente archivada y los analistas dudan de que PIPA siga su curso sin cambios adicionales.

No dispongo del espacio suficiente para exponer en detalle los problemas y las complicaciones de las propuestas (si prefieren ).La diferencia entre las dos es clara (y larga, motivo por el cual remito a una explicación detallada y actualizada).

Reacciones candentes

Si bien ambos bandos pueden decir que es imposible saber lo que SOPA o PIPA podrían causar de ser aprobadas, ya es claro lo que se ha suscitado tan sólo con plantear estas iniciativas legislativas:

Cuando todo eso ocurre, es preciso escuchar y detener la marcha, que es justamente lo que hace hoy el gobierno de Obama. (Si alguien quiere seguir explorando quiénes se oponen a estas leyes, le sugiero seguir por este lado).

SOPA y PIPA han dado pie a una tercera propuesta (también mencionada en el comunicado de la Casa Blanca) conocida como OPEN (Online Protection & Enforcement of Digital Trade Act), promovida por el senador Ron Wyden y apoyada por los congresistas Darrell Issa, Jason Chaffetz y Zoe Logfren.

Lo más interesante es que la han venido revisando de manera abierta y colectiva, un ejemplo claro para políticos locales que estén interesados en un proceso similar en Colombia.

(Nota local: en el año 2011, los opositores a la “Ley Lleras” fuimos invitados a expresar nuestra inconformidad en un foro abierto por el gobierno. Y también tuvimos una propuesta alterna, desarrollada por el senador Camilo Romero, abierta y concertada).

El impacto político y económico, por ahora

De igual manera, el apoyo inicial a SOPA se transformó en un rápido cambio de posición para GoDaddy (la mayor firma registradora de dominios de Internet y de alojamiento web) bajo la presión de sus clientes (lo que permite entender por qué un desarrollador inglés apoya SOPA, previendo que si se llegara a aplicar, favorecería la fuga de compañías y de capitales de la industria digital hacia tierras más amables, algo que en tiempos de crisis no se puede permitir ningún gobierno americano. Menos aún cuando se propone que las empresas de tecnología estén ancladas offshore, fuera de Estados Unidos para evitar problemas de inmigración.

Por otro lado, más de 120.000 usuarios le piden a la mayor empresa de creación de videojuegos, Electronic Arts, que haga pública su posición frente a estos proyectos de ley. Y como para demostrar que estas manifestaciones tienen un impacto real, algunos senadores han expresado su cambio de opinión y de voto, tras escuchar a la gente.

Si algo va quedando claro hasta ahora sobre SOPA y PIPA es que han inducido a que la gente se exprese de manera rápida, masiva y ordenada, y exija definir sus posiciones no sólo a los políticos, sino a las empresas y a particulares a quienes les entrega su dinero.

Si el problema es la pérdida de puestos laborales, el enfrentamiento ha puesto en evidencia la vitalidad económica de los trabajadores digitales. De igual manera, ha demostrado que si bien la discusión es candente en la web, los medios tradicionales se abstienen de reportar sobre ella (paradójicamente, apenas se conoció la posición de la Casa Blanca, Rupert Murdoch afirmó que Obama se alineó con Silicon Valley a la vez que llamaba a Google “líder de la piratería”, todo esto usando Twitter, servicio creado por personas que están abiertamente en contra de SOPA).

Pasemos a las reacciones internacionales frente a estos hechos. Viendo los cambios legislativos norteamericanos, el Parlamento Europeo expidió una resolución que expresa la necesidad de proteger Internet globalmente, así como la libertad de comunicación ante las decisiones unilaterales de revocar direcciones IP o dominios.

En Suiza, el gobierno determinó el año pasado que se contaba con las herramientas legales suficientes para combatir la piratería. El texto dice que si bien la gente comparte archivos, ahora utilizan más dinero para ir a conciertos, al cine o comprar productos relacionados. Descartaron aplicar restricciones pues consideran que atentan contra la privacidad o son innecesarias. Si bien reconocen que el efecto del comportamiento de los usuarios afecta principalmente a empresas extranjeras, les sugieren que se adapten a las nuevas costumbres en lugar de intentar cambios legales.

Pero de otro lado España aprobó la Ley Sinde a finales de año y en Inglaterra es noticia hoy que un joven ciudadano corre el riesgo de ser extraditado a Estados Unidos por haber desarrollado un sitio web que da acceso a contenido protegido por copyright. Si bien el sitio web sólo contenía links y estaba alojado en Holanda y el creador nunca pisó territorio americano, la base de la demanda de extradición radica en que utilizó el dominio .com (que controla VeriSign, empresa americana).

Desde el 2010 se venían presentando acciones de este estilo contra blogueros independientes, pero hasta ahora toma la forma concreta de un delito internacional con extradición.

Cita para el año 2042

Estamos reviviendo una batalla clásica entre la industria tradicional, las nuevas tecnologías y quienes buscan nuevos modelos de negocio para crear y repartir los ingresos.

Si bien John Philip Sousa, el gran compositor, en 1906 vio con horror el nacimiento del fonógrafo, pues iba a acabar con los músicos, luego la sociedad comprendió el valor agregado que este invento aportó a la cadena de la nueva industria que contribuyó a crear. Y hoy, a juzgar por lo que pasa en Canadá y el contenido que se sube a YouTube, las cosas empiezan a ir muy bien para los creadores nativos de lo digital.

En nuestro país, si alguien quiere cobrar por el contenido que sube por dicho medio, ya lo puede hacer pues YouTube llegó a Colombia ;-). Igualmente la apertura de iTunes (con 10 años de retraso) repercutirá a partir del momento en que la oferta sea atractiva y localizada, generando nuevas posibilidades económicas para los creadores locales.

No se puede abrir una tienda en el 2011 con el catálogo de 1997 (cuando apareció Netflix) y tener un éxito arrollador, sobre todo sin oferta local. Los clientes conocen lo que existe, y esperan algo similar, como es la oferta de la misma empresa en otros países.

Depende de los propios creadores, los estudios y las empresas de contenidos rentabilizar las nuevas rutas y hacer que la oferta, no la restricción, convenza a quienes quieren pagar por lo que ven. Al final, la creatividad no puede depender sólo de Amazon para vivir. Estas nuevas tiendas digitales adquieren poder de mercado a partir del momento en que sirven como un canal no sólo para importar, sino para exportar contenido local, con buenas retribuciones para los creadores de todas partes del mundo.

Si pasara una legislación como SOPA, sitios como Razón Pública tendrían que revisar exhaustivamente cada link de los que he publicado en este texto, así como cada comentario que se genere por parte de los lectores, de manera que nadie publique links a contenido protegido, y que ello cause complicaciones legales.

Si bien es costoso y tedioso (o simplemente imposible) para quienes publican, de seguro habrá quién obtenga ingresos económicos poniendo demandas. Y, para evitar eso, muchos ciudadanos de bien limitarán su expresión, para no exponerse.

En fin, si los cassettes no acabaron la industria musical en el 1982, me encantaría volver a leer este texto en el 2042. De seguro, la generación colombiana del mp3 y de YouTube habrá demostrado cómo crecieron y crearon nuevas obras, en un entorno desconocido para nosotros y, de seguro, insospechado para muchos legisladores de hoy.

* Arquitecto de profesión, pero diseñador por vocación. Desde 1995 disparando píxeles para construir un mundo digital, compartiendo sus experiencias como docente en su propia academia y en las universidades Javeriana y de los Andes. Viajero, ilustrador, fotógrafo, amante de la lectura en cualquier superficie y formato. 

twitter@Xpectro

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