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Incendios en Australia: las llamas llaman

Escrito por Manuel Guzmán
Departamento de Bomberos de Australia

Manuel GuzmanLlevan casi cinco meses, han destruido alrededor de 10 millones de hectáreas y han ocasionado la muerte de 28 personas y alrededor de mil millones de animales. ¿Qué los originó y qué debe hacerse para apagarlos?

Manuel Guzmán Hennessey*

El nuevo sistema del antropoceno

En 1942, Salvador Dalí pintó un cuadro donde puede verse una hilera de jirafas ardiendo. Esta obra, que él tituló ‘Las llamas llaman’ es, quizá, una proyección de otra pintura suya de 1935: Jirafa ardiendo.

Este último cuadro está pintado sobre un fondo desolador que destaca un primer plano en el que puede verse, no una Jirafa sino una figura humana: una mujer con su cuerpo incrustado de cajones y con la piel de sus brazos desgarrada que deja sus músculos expuestos. No se puede distinguir su rostro. La mujer ha perdido la piel de sus manos. Y en un gesto de horror las aparta del fuego. Ha levantado hasta la mitad de sus antebrazos las mangas de su camisa, tal vez para protegerlos del calor excesivo.

Pero si el lector es un buen observador y mira con atención esta parte del cuadro colegirá que no es reciente la famélica esbeltez de las mujeres sin piel. La que está en segundo plano refleja una realidad más dramática aún que la de la primera. Su cuerpo se ha carbonizado, último estadio del fuego. El ‘nuevo traje del emperador’, atavío de la posmodernidad que nos ha tocado en suerte, fue profetizado por Dalí en 1935. Actualmente, el carbono representa la tragedia de una civilización que equivocó su ruta hacia el progreso.

La famélica esbeltez de las mujeres bien se explica por aquel paisaje desértico y carente de alimentos: el nuevo paisaje del antropoceno. Y por lo que exhibe en su mano la del segundo plano: el último pedazo de carne que había allí. Esqueléticas ambas, necesitan apoyarse sobre muchas muletas para empinarse sobre la muerte y levantar sus ojos hacia el cielo. Clamor inútil. La primera está envuelta en un trapo rosado que no puede protegerla del horror, y la segunda, mujer fósil ya, ornada de las últimas ramas del desierto, nos revela la inminencia del colapso.

La pérdida en vida silvestre y ecosistémica tendrá repercusiones en todo el planeta.

Foto: NSW Government
La pérdida en vida silvestre y ecosistémica tendrá repercusiones en todo el planeta.

El maravilloso invento de la libertad al que llamamos capitalismo se nos salió de las manos en el siglo XX

La jirafa está ardiendo, pero no huye. Y aunque es inevitable que acabará por consumirse (y resulta probable que ella misma lo intuya), permanece impasible con el fuego en sus crines. He aquí nuestro drama contemporáneo: quemarnos muy lentamente sin poder huir, como en Australia. Un país poderoso, hoy impotente ante las llamas.

Un sistema fallido

Tal parece que el maravilloso invento de la libertad al que llamamos capitalismo se nos salió de las manos en el siglo XX y devino en una forma salvaje y deshumanizada que hoy nos cobra la armonía y la equidad que nos había prometido. Abrasa, quema, arrasa y mata. Anula, confunde y homogeniza. Por haber sacralizado sus dudosas bondades no tuvimos otro dios que adorar y acabamos destruyéndolo todo.

Los incendios forestales de Australia han matado a más de mil millones de animales, incluyendo más de 800 millones en el estado de Nueva Gales del Sur, el más afectado. Chris Dackman, profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sídney, realizó una primera estimación de las consecuencias de los incendios forestales y habló de 480 millones de animales muertos, pero como los incendios continuaron, la semana pasada actualizó la cifra a más de mil millones. «Creo que no hay nada igual que se pueda comparar con la devastación que está ocurriendo en una zona tan amplia de forma tan rápida. Es un acontecimiento monstruoso en términos de geografía y de número de animales afectados… Hechos como estos pueden acelerar el proceso de extinción para otras especies. Es un momento muy triste», dijo.

Las llamas han consumido miles de hectáreas en Australia.

Foto: NSW Government
Las llamas han consumido miles de hectáreas en Australia.

Lea en Razón Pública: Incendios forestales: ahora la hora ardiente

¿Por qué arde Australia?

Evidentemente por las altas temperaturas y sus prolongados meses de sequías. Australia siempre ha tenido incendios forestales —de hecho tiene una ‘temporada de incendios’— pero este año, debido al cambio global, han sido más severos que nunca. La causa inmediata, en el lenguaje de los expertos, es un fenómeno conocido como dipolo del Océano Índico o, también, como el Niño indio.

Pero no es bueno, aquí, andarse con tecnicismos. Australia arde por el cambio climático y por eso resulta incomprensible que su primer ministro, Scott Morrison, haya promovido que su país se negara a firmar, en la pasada cumbre climática de Madrid, la regulación de los mercados del carbono.

Australia arde por el cambio climático

Australia es uno de los mayores emisores de carbono del mundo. ¿Por qué quieren seguir haciendo trampas al mundo con la doble contabilidad de la reducción de emisiones de carbono? ¿Por qué han jugado en las cumbres precedentes al lado de los Estados Unidos, líder indiscutible del boicot en los acuerdos internacionales del clima? Me pregunto si no sería mejor que empezaran a entender que el problema de la crisis climática (este de los incendios forestales) no se va a resolver matando camellos como ha dicho el señor King, gerente de tierras de la comunidad de Anangu Pitjantjatjara Yankunytjatjara (APY).

Australia lleva meses tratando de controlar los incendios, ¿tiene que ver el cambio climático) Imagen ilustrativa.

Foto: Departamento de Bomberos de Australia
Australia lleva meses tratando de controlar los incendios, ¿tiene que ver el cambio climático) Imagen ilustrativa.

En 2019, Australia estableció dos veces un récord de temperatura. El 17 de diciembre se alcanzó un máximo promedio de 40,9ºC, y al día siguiente llegó a los 41,9ºC ¿No sería mejor que los gobernantes entendieran que la sequía del desierto se debe a la crisis climática y no a las acciones de otros países que supuestamente quieren boicotear la economía de australiana?

Los incendios ocurren en las zonas de la costa este y sur donde vive la mayor parte de la población. Muchos han tenido que ser evacuados de emergencia: doscientos cincuenta mil en un solo día. Mil doscientas viviendas han quedado destruidas. Solo en Nueva Gales del Sur se han quemado más de cuatro millones de hectáreas. El consenso científico es que los niveles crecientes de CO2 están calentando el planeta. Australia se ha vuelto más calurosa en las últimas décadas, como lo muestra esta gráfica de su propia oficina de meteorología.

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Pero las llamas no solo matan a los animales, también matan personas, y destruyen su hábitat, dejando a los sobrevivientes más vulnerables, incluso después de que los incendios se han apagado. Las llamas llaman más llamas, porque el fenómeno es global. Por eso en Colombia vivimos una ola de calor y también en el desierto de Chile se vive una intensa sequía. Y esto cada vez será más grave. Es la hora de que los gobiernos del mundo, empezando por el de Australia, escuchen el angustioso llamado de las llamas y actúen.

*Profesor de la Universidad del Rosario y director general de la Red Latinoamericana sobre cambio climático Klimaforum Latinoamérica Network.

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