Imaginando lo inimaginable ¿una intervención militar en Venezuela? - Razón Pública
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Imaginando lo inimaginable ¿una intervención militar en Venezuela?

Escrito por Adam Isacson
Venezolanos

adam isacson

Este sería el desarrollo más probable de una salida militar internacional a la crisis de Venezuela. Estas también son las opciones para evitar ese absurdo.

Adam Isacson*

Momento más peligroso

En la tarde del 23 de febrero, la tendencia número uno del mundo en Twitter fue #IntervencionMilitarYA.

Esto sucedió un día después de que las ayudas humanitarias no lograron entrar a Venezuela. Tanto dentro como fuera del país, muchos venezolanos parecen estar listos para una intervención militar extranjera que le pondría fin al régimen de Maduro.

El senador de la Florida Marco Rubio, quien se negó a descartar una intervención militar en el pasado, tuiteó que los eventos del 23 “abrieron la puerta a varias acciones multilaterales que no estaban en la mesa 24 horas antes”. Aunque aún es poco probable que eso suceda, este es el momento donde mayores posibilidades han existido de que Estados Unidos utilice la fuerza militar contra Maduro.

Es importante aclarar que una “intervención militar” no necesariamente significa que la administración Trump esté a punto de disparar misiles Tomahawk contra el palacio de Miraflores, pues aunque en la Casa Blanca se encuentren personajes como John Bolton, un férreo defensor de la invasión de Irak ocurrida en 2003, el Acta de Poderes de Guerra estipula que el presidente debe ser autorizado por el Congreso para intervenir militarmente en otro país y que -en caso de ser aprobado-, el uso de las fuerzas armadas no podrá superar un lapso de sesenta días a menos que el Congreso conceda una extensión de treinta días.

Guaidó e Iván Duque

¿Cómo sería?

En caso de que la Casa Blanca obtuviera esa aprobación o decidiera pasar por encima del Acta en cuestión, ¿cómo sería la intervención militar de Estados Unidos en Venezuela?
A mi modo de ver, involucraría a Colombia, duraría bastante tiempo y dejaría grandes pérdidas humanas y económicas.

  • Involucraría a Colombia porque así Estados Unidos tendría una excusa para intervenir militarmente;
  • Duraría bastante tiempo porque aunque el gobierno de Maduro colapsara rápidamente ante la presión militar, es muy probable que aparezca una insurgencia chavista que podría luchar durante años, y
  • Dejaría grandes pérdidas económicas y humanas porque esto es lo que sucede en toda intervención militar. A continuación, revisaré cada uno de estos elementos detalladamente.
Donald Trump

¿Qué podría desatarla?

Seguramente el gobierno Trump no se atrevería a lanzar una invasión que carezca de un pretexto o de una provocación, cono fue el caso de Irak. Trump aprovecharía un episodio donde el gobierno de Maduro aparezca como el agresor.

Según un militar colombiano de alto rango, durante los últimos dos años Colombia y Venezuela han intercambiado disparos 147 veces en la frontera más poblada entre las dos naciones. Un incidente de ese estilo podría provocar la intervención militar porque además de que actualmente hay muy pocos contactos diplomáticos y militares entre el gobierno colombiano y el venezolano, personajes como Mike Pence, Kevin Whitaker y James Mattis han asegurado que el gobierno estadounidense respaldaría a Colombia en caso de que sufriera una agresión por parte de Venezuela.

Pero si eso sucediera seguramente seguiría un período de lucha entre Colombia y Venezuela antes de que Estados Unidos se involucrara. En ese escenario los dos países intentarían apoderarse de las ciudades principales y controlar las rutas de suministro transfronterizas y las instalaciones petroleras. Así mismo se presentarían bombardeos aéreos de lado y lado, pues Colombia y Venezuela son dos de los países latinoamericanos mejor equipados en términos militares.

Las fuerzas aéreas de Venezuela son más fuertes que las de Colombia, pues mientras que Caracas tiene una flota de aviones de combate Sukhoi de fabricación rusa –seguramente en buenas condiciones– y algunos F-16 de fabricación estadounidense –probablemente en condiciones más precarias–, Bogotá cuenta con aviones de combate Kfir de fabricación israelí y aviones de ataque más lentos como los Super Tucanos.

Sin embargo las fuerzas militares de Colombia son más grandes y tienen más experiencia en combate. Además, las de Venezuela son menos leales y mucho más corruptas e indisciplinadas. Teniendo en cuenta que Colombia contaría con el apoyo de Estados Unidos, lo más probable es que en caso de guerra, saliera victoriosa. No obstante, el conflicto sería sumamente costoso para los dos países en términos humanos y económicos.

Por otra parte debe tenerse en cuenta que el chavismo tiene una gran capacidad para los combates de estilo guerrillero. No en vano el actual gobierno ha armado a miles de “colectivos” y “milicias bolivarianas” que tras una derrota militar formal podrían aliarse con algunos chavistas de las fuerzas de seguridad, agentes de inteligencia, una pequeña insurgencia de izquierda llamada FLP e incluso miembros del ELN.

También es importante tener en cuenta el papel que jugaría Rusia en este conflicto. Aunque sus tropas no participaran, Moscú podría intervenir de formas diversas: facilitando combustible y municiones al ejército venezolano, realizando ataques cibernéticos, asesinando líderes, difundiendo información falsa, etc.

Si esto sucediera, seguramente Estados Unidos intervendría militarmente de inmediato. La fase inicial se caracterizaría por una serie de bombardeos dirigidos cuyo objetivo principal sería presionar a Maduro y a su círculo más próximo para que abandonaran el poder.

Así las fuerzas militares estadounidenses fueran cuidadosas, en esta fase quedaría destruida gran parte de la infraestructura venezolana y morirían muchos civiles. El escenario sería aún peor si los bombardeos no lograrán derrocar el régimen, pues seguramente se desataría una guerra civil. En este escenario habría que pensar en los venezolanos, pues si bien es cierto que gran parte de ellos –entre dos tercios y tres cuartos–  se oponen a Maduro, muchos no le darían la bienvenida a las tropas extranjeras.

Probablemente en este punto el gobierno de Maduro sería derrocado y los altos funcionarios del régimen serían asesinados o forzados al exilio. Como consecuencia, Juan Guiadó obtendría el verdadero poder ejecutivo y programaría elecciones libres y justas.

Mike Pompeo

Los retos del nuevo gobierno

Después de ser elegido, el nuevo gobierno tendría que enfrentar varios interrogantes. En el ámbito político, ¿qué grado de intervención permitiría por parte de Estados Unidos?, ¿le concedería a Washington poder de veto sobre sus nuevos funcionarios? Y en el económico, ¿qué camino tomaría para estabilizar la economía y el sector energético?, ¿sería el del mercado libre o escogería una ruta alternativa?

Como si fuera poco, el nuevo gobierno tendría que asumir la difícil tarea de restituir el orden en un país que actualmente presenta los índices más altos de violencia en el mundo.   Sin lugar a dudas, se necesitarían millones en asistencia extranjera. Además, si la guerra afectara a Colombia, como sería casi seguro, este país también tendría que vivir un proceso de reconstrucción.

En este punto, sería muy probable que apareciera una insurgencia venezolana, pues el FPL y el ELN podrían sobrevivir el conflicto gracias al narcotráfico, la extorsión y la piratería de combustible. Además, podrían ser alimentados por Rusia. Esta insurgencia podría dificultar la gobernabilidad de varias regiones e incluso de vecindarios urbanos durante años. Gun Policy, un observatorio internacional especializado en el tema, estima que en Venezuela hay alrededor de 2,7 millones de armas de fuego ilícitas, la cifra más alta en Sudamérica después de Brasil.

Si esto ocurriera, las fuerzas de Estados Unidos se quedarían en Venezuela durante varios meses o, en el peor escenario, varios años, apoyando al nuevo gobierno con campañas de contrainsurgencia, lo cual le costaría millones de dólares a Washington. Además, la presencia de Estados Unidos en un país latinoamericano durante tanto tiempo sería muy impopular en toda la región (incluso para  los gobiernos de centro), porque borraría todos los esfuerzos acumulados desde la “Política del Buen Vecino” que diseñó el gobierno de Franklin D. Roosevelt.

¿Existen otras opciones?

Aunque el panorama es desolador, tengo la certeza de que aún existen alternativas distintas la intervención militar. A continuación, resumiré el trabajo de mis colegas David Smilde y Geoff  Ramsey, quienes han seguido más de cerca la situación de Venezuela.

Si bien el gobierno de Maduro se ha valido de las negociaciones para ganar tiempo, es necesario insistir en ellas, pues solo así será posible derrocar la dictadura y llevar a cabo unas elecciones internacionales certificadas, libres y justas. Ese debe ser el objetivo de cualquier diálogo que se establezca de aquí en adelante.

Las negociaciones deberían incluir justicia transicional para el gobierno de Maduro y sus oficiales militares, pues ninguno de ellos va a retirarse pacíficamente si no se les ofrece esta alternativa. Un acuerdo negociado podría considerar una reducción de penas para aquellos que cometieron abusos contra los derechos humanos y actos de corrupción, e incluso permitir que Maduro u otros funcionarios del régimen se presenten en las elecciones, pues tendrían muy pocas probabilidades de ganar.

Otra alternativa a la intervención militar consistiría en que el Grupo de Contacto Internacional conformado por la Comisión Europea (CE), ocho gobiernos europeos y cuatro naciones latinoamericanas facilite la ayuda humanitaria y convoque elecciones. Este mecanismo es esperanzador y merece ser considerado seriamente.

Para lograrlo, habrá que mantener la presión internacional de forma constante. Por eso las ayudas humanitarias y las sanciones internacionales deben continuar, pero siempre procurando que afecten a los miembros del régimen y no a la gente del común.

Por otra parte, la administración Trump tendrá que cuidarse de actuar antes que el  resto de la región, para evitar que Maduro confirme y refuerce su discurso en el sentido de que el régimen bolivariano es un ejemplo de resistencia ante una larga historia de acoso por parte de Estados Unidos.

Si bien la situación de Venezuela es crítica e insostenible, una intervención militar es inaceptable, pues solo aguzaría la tragedia de millones de venezolanos y la extendería a otros países como Colombia.

Para evitar que eso suceda hay que agotar las opciones  anteriores. El afán por derrocar la dictadura debe desembocar en elecciones transparentes, no en la muerte de miles de inocentes.

* Oficial de Programas para Políticas de Seguridad Regional, Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). Una versión en inglés de este texto puede verse en el blog del autor   

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