
En algunas iglesias, los líderes han aconsejado no vacunarse por motivos religiosos, ¿por qué su postura es peligrosa?
Roberto Solarte Rodríguez*
Religión y vacunas
Esta semana, los medios de comunicación publicaron el caso de una mujer a la que un pastor le aconsejó que no se vacunara y que falleció por COVID-19.
Es posible que la mujer oyera afirmaciones como: “solo Dios puede curarnos y librarnos de todos los males”; “hay que evitar la marca del Anticristo (las mascarillas y las vacunas)”; o “las vacunas cambian nuestra genética y no hay que dañar nuestro cuerpo, que es creación de Dios”.
Este tipo de casos son muy graves, pero no representan la posición de la mayoría de las iglesias. La iglesia católica ha alentado a sus fieles a vacunarse, como un acto de responsabilidad con los demás y como aporte al bien común universal. También ha sostenido una postura a favor de vacunar a los más necesitados y excluidos, con una perspectiva de solidaridad.
En el catolicismo, la discusión sobre las vacunas ha estado relacionada con el uso de líneas celulares derivadas de tejidos obtenidos a partir de abortos terapéuticos. Sobre este punto las posiciones no han sido unánimes. Algunos líderes católicos han pedido procurar que no se usen vacunas con este origen. El Vaticano ha afirmado que la gravedad de la pandemia permite recurrir a todo tipo de vacunas, incluidas las que se derivan de tejidos fetales.
La iglesia católica ha alentado a sus fieles a vacunarse, como un acto de responsabilidad con los demás y como aporte al bien común universal.
Otros confían más en la oración que en la ciencia. Y estas actitudes, cuando se comunican, pueden transmitir una sensación de inseguridad que puede traducirse en falta de confianza en la ciencia.
Por su parte, las grandes iglesias protestantes han tenido posiciones similares a las de la iglesia católica. Lo mismo ocurre con los mormones, que desde hace años apoyan las campañas de vacunación en todo el mundo. Los líderes de esta iglesia han recomendado a sus miembros vacunarse o han dejado a sus fieles decidir libremente si lo hacen o no. También han agradecido al personal médico y científico que ha trabajado en las vacunas, a las que consideran una bendición del cielo.

Las iglesias más conservadoras
La oposición a las vacunas proviene, en gran medida, de las iglesias “cristianas evangélicas”, que no forman una unidad, pero sí mantienen fuertes redes de comunicación.
En general, se trata de iglesias que tienen un pensamiento conservador, y que apoyan a líderes como Trump o Bolsonaro. En Colombia, estas iglesias se han opuesto al aborto, el matrimonio igualitario y los derechos de las mujeres. En algunos aspectos coinciden con los católicos, pero a diferencia de ellos tienen una posición política unificada: en 2016, unieron sus fuerzas para oponerse al acuerdo de paz con las FARC y fueron cruciales para la elección de Iván Duque.
Su cuerpo de pastores y pastoras tiene una formación muy desigual. Esto es paradójico, porque se trata de espacios más igualitarios que los de las iglesias tradicionales: personas de la misma comunidad pueden predicar y orientar a la comunidad. En las iglesias tradicionales muchas veces se ha perdido la relación con los sacerdotes como otros miembros de la misma comunidad. La formación y la forma de vida en la iglesia católica, por ejemplo, separa al clero del pueblo.
Pero la responsabilidad de liderar una comunidad exige una buena formación, lo que no siempre se consigue en las iglesias evangélicas. A veces, los pastores y pastoras tienen una posición que busca adoctrinar a sus fieles, con una lectura literal de algunos textos bíblicos.
Pero esta actitud antivacunas no solo está presente a la derecha del espectro ideológico. En el otro extremo, los grupos radicales anticapitalistas predican más o menos lo mismo. Aunque los líderes políticos de la izquierda y la centroizquierda han pedido vacunación masiva, hay grupos que todavía niegan la pandemia y que la consideran una conspiración de las grandes empresas farmacéuticas para controlar el mundo.
Al reproducir discursos de este tipo, los grupos de izquierda obran de forma idéntica a las iglesias fundamentalistas. En los dos casos, el resultado son muertes posiblemente evitables.
Razones vs. confianza
Pero hay una razón adicional por la que los miembros de estas iglesias se oponen a las vacunas: su escasa confianza en la ciencia.
Según la más reciente encuesta de Pulso Social del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 11,6 % de las personas encuestadas no están vacunadas ni están interesadas en vacunarse. En Colombia, las dudas religiosas deben ubicarse, en esta encuesta, entre quienes se oponen a las vacunas en general (1,8 %), quienes creen que las vacunas se utilizan para manipularnos (1,6 %) o quienes creen que el coronavirus no es peligroso (1,8 %). Estos datos coinciden, más o menos, con la cantidad de personas que no confía en los científicos (9,7 %).
Las iglesias tradicionales han estado vinculadas durante siglos al mundo intelectual. Pasadas las luchas que se dieron durante la Ilustración y la reacción conservadora contra todo el liberalismo y el modernismo, se espera que esas instituciones promuevan la confianza en la ciencia.
Así lo han hecho todas las grandes iglesias cristianas, que se han pronunciado contra las actitudes irresponsables, como la negación de la pandemia o de la eficacia de las vacunas. Hoy en día, lo común entre los cristianos es que se asuma a la ciencia como una herramienta al servicio de la verdad y el bien común.
Según el DANE, el 11,6 % de las personas encuestadas no están vacunadas ni están interesadas en vacunarse
Pero, a veces, es más fuerte la confianza en el pastor. En las iglesias pentecostales que se han multiplicado en los últimos años las personas pueden reconstruir la sensación de seguridad que han perdido, así como volver a forjar lazos comunitarios. En ese contexto, la figura de quien lidera a la comunidad se vuelve un punto central en la vida de estas personas. Quienes ejercen la función de “pastorear” concentran toda la confianza de las personas que conforman esos grupos.
La libertad
En un mundo tan extremadamente interconectado, es difícil creer que es posible tomar decisiones individuales autónomas. Antes de decidir vacunarnos o no, debemos empezar por reconocer los influjos que cada uno recibe y las formas tan sutiles en que nuestra subjetividad es entretejida por múltiples otros.
En esta discusión sobre la libertad, los protestantes deberían recordar el origen y el sentido de su creencia. Lutero se levantó contra una iglesia que exigía ceder la libertad personal para otorgarla al clero, que decía tener la interpretación correcta de la Biblia y, por lo tanto, podía indicar cuáles decisiones eran acertadas y cuáles no. Recuperando a San Pablo, Lutero puso a cada persona frente al texto bíblico, sin más mediación ante Dios que su propia conciencia. La reforma es una de las grandes fuentes de la concepción de libertad personal que construyó la modernidad.
La decisión de vacunarse contra la COVID-19 no puede cederse a un tercero
La decisión de vacunarse contra la COVID-19 no puede cederse a un tercero. Es necesario estar al tanto de lo que dicen las fuentes gubernamentales y científicas sobre la enfermedad y sobre las vacunas. Además, hay que revisar de forma crítica todas las fuentes y verificar lo que nos dicen los demás recurriendo a las comunicaciones científicas.
Solo así será posible tomar decisiones personales responsables e informadas. Como decía San Agustín: “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.