¡Bienvenidos al pasado!: La actual política mundial contra la droga se mantendrá por otros diez años - Razón Pública
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¡Bienvenidos al pasado!: La actual política mundial contra la droga se mantendrá por otros diez años

Escrito por Francisco Thoumi

Francisco ThoumiPor su enorme interés para Colombia, presentamos este balance crítico de la reunión especial de la Comisión de Estupefacientes de la ONU para evaluar la experiencia de la última década y recomendar los cambios necesarios.

Francisco Thoumi**

"Locura: hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes", Albert Einstein

El compromiso para evaluar las políticas globales contra las drogas

Entre el 11 y el 20 de marzo se reunió en Viena la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas. En esa ocasión, la Comisión tenía como tarea evaluar los resultados de las políticas desarrolladas durante los últimos 11 años, siguiendo las directrices sentadas en la Asamblea General Especial sobre Drogas de las Naciones Unidas que tuvo lugar en 1998 (UNGASS-1998).

La normatividad internacional sobre drogas que alteran la mente está formada por tres Convenciones adoptadas en 1961, 1971 y 1988. Estas han impuesto un enfoque prohibicionista que estipula que las drogas reguladas por las Convenciones solamente pueden tener usos médicos y de investigación científica. La UNGASS-1998 reafirmó este enfoque que implica que no haya diferencias entre drogas "blandas" y "duras" y que cualquier uso diferente a los médicos e investigativos sea un "abuso". Esto hace que las políticas no puedan diferenciar entre adictos y usuarios ocasionales: todos son "abusadores". Y además las Convenciones no dejan espacio para usos recreativos, religiosos o experimentales.

En respuesta a esfuerzos bolivianos, la tercera Convención sobre drogas de 1988 aceptó el uso tradicional de la coca siempre y cuando este tuviera lugar en lugares donde hubiera evidencia histórica de su uso. Sin embargo, no se definió qué es un "uso tradicional" ni qué evidencia histórica era aceptable. En otras palabras, los usos aceptables de la coca quedaron indefinidos y en limbo. 

La Asamblea General de 1998 fue convocada a solicitud de varios países liderados por México, los cuales buscaban que las políticas pusieran mayor énfasis en la reducción de la demanda, cosa que no se había hecho hasta ese momento. Sin embargo, Pino Arlacchi, quien acababa de ser nombrado Director Ejecutivo de la agencia contra las drogas de las Naciones Unidas (PNUFID) propuso la "visión" de un mundo sin drogas como algo posible y elaboró un "Plan" con la meta irreal de acabar con los cultivos ilegales de coca y adormidera en un plazo de 10 años.

La declaración política producto de UNGASS-1998 hace bastantes referencias a la necesidad de tener políticas más balanceadas entre la represión de la oferta y de la demanda pero al final, y después de debatir la propuesta de Arlacchi, aceptó como meta una reducción sustancial en los cultivos de coca y adormidera para 2008.

La Asamblea estableció un sistema de seguimiento bianual basado en encuestas que el PNUFID enviaría a todos los países involucrados en el consumo, producción y tráfico de drogas ilegales. Además, el PNUFID recibió el mandato de evaluar los logros obtenidos a mitad de camino (2003) y al final del período propuesto (2008).

La posición de la Oficina de Naciones Unidas

En preparación de la reunión de la Comisión de Estupefacientes de 2008, la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD), que había cambiado su nombre, elaboró varios informes sobre reducción de demanda, reducción de oferta y desarrollo alternativo, producción de estimulantes tipo anfetamina, cooperación judicial, lavado de dinero y activos, y controles a precursores químicos.

En el discurso de apertura de la reunión de la Comisión de Estupefacientes de 2008, Antonio María Costa, el director ejecutivo de la ONUDD, reafirmó la bondad de las políticas represivas. Según él, el "problema de las drogas" está controlado aunque no resuelto. Esta afirmación se basa en observar que el número de muertes asociadas con las drogas legales (alcohol y tabaco) es mucho mayor que de las muertes atribuibles a las drogas ilegales – lo cual "demuestra" la superioridad del prohibicionismo. Asimismo, los cultivos ilícitos mostraban una disminución en todos los países cultivadores, excepto Afganistán. Otro "éxito" ha sido que el sistema de control de las drogas legales con fines médicos funciona de manera satisfactoria.

Según el Señor Costa, infortunadamente las políticas contra las drogas tenían una "mala imagen" debido a sus consecuencias no buscadas. Este es un extraño concepto que se refiere a los efectos negativos de las políticas contra las drogas, tales como el surgimiento de un enorme mercado negro controlado por organizaciones criminales; la disminución en el gasto en salud pública para poder aumentar el gasto en policías o jueces; el desplazamiento de los cultivos y organizaciones de una región a otra y de un país a otro como reacción a las políticas represivas; o el incentivo a buscar nuevos mercados cuando la represión aumenta en uno de ellos. 

Costa propone que se abra el debate, pero dentro de los parámetros de las Convenciones es decir, bajo el principio de usos únicos médicos y de investigación. Por consiguiente rechaza cualquier posibilidad de establecer un sistema controlado legal que dispense drogas como la cocaína y la heroína, para lo cual apela a uno de sus slogans favoritos: "Las drogas no son peligrosas porque son ilegales, son ilegales porque son peligrosas". Costa insiste en la importancia de proteger la salud minimizando el número de abusadores (usuarios y adictos)  para lo cual es preciso fortalecer la multilateralidad y la cooperación internacional, así como los programas de prevención, tratamiento y rehabilitación de los adictos.

A pesar de estas fuertes posiciones prohibicionistas en el documento de Costa, en la ONUDD  se acepta por primera vez la idea de "reducción de daño" es decir, un conjunto de políticas como la distribución de agujas a adictos a la heroína para prevenir la transmisión del sida y la hepatitis. Sin embargo, el concepto utilizado por Costa es muy diferente: "todo lo que hacemos en ONUDD busca reducir el daño".

Debate en el mundo, silencio en Colombia

La reunión de la Comisión de Estupefacientes de 2008 debió haber sido el foro para debatir la efectividad de las políticas contra las drogas. El resultado fue la presentación de varios documentos que debían servir de base para un período de reflexión que concluiría en la reunión de 2009, en la cual se darían los debates

Y en efecto, durante el último año, diversos grupos de la sociedad civil y algunos países se movilizaron, ora para promover reformas, ora para reafirmar el régimen internacional de control a las drogas.

Dentro de la Unión Europea surgió un movimiento fuerte para promover cambios que permitieran adoptar políticas de "reducción de daño" sin generar conflictos con los organismos de las Naciones Unidas que alegan que dichas políticas violan las Convenciones. Este movimiento fue apoyado por diversas organizaciones de la sociedad civil en Gran Bretaña, los Países Bajos, España, Portugal, Suiza y otros países europeos. En América Latina se conformó la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia liderada por los ex-presidentes Cardoso (Brasil), Gaviria (Colombia) y Zedillo (México), que recientemente presentó una controvertida declaración política recomendando explorar las posibilidades de despenalizar (no de legalizar) el consumo de marihuana.

Los grupos prohibicionistas también se movilizaron, apoyados por Suecia y por muchos grupos con vínculos religiosos en los Estados Unidos, Australia y varios otros países y en septiembre de 2008 se reunieron en Estocolmo en un Foro Mundial Contra las Drogas donde participaron más de 600 delegados de más de 80 países. Allí se creó la Federación Mundial Contra las Drogas (FMCD).

En Colombia no hubo espacio para una discusión seria de las políticas relevantes. En efecto parece que el gobierno prefirió manejar el tema de la evaluación de las políticas de manera interna y callada, sin participación de la ciudadanía ni de organizaciones de la sociedad civil. Eso sí el Presidente Uribe siguió promoviendo cambios en la legislación interna, para penalizar la dosis personal como una estrategia contra el consumo de drogas.

Propuestas de reforma

Los grupos mencionados llevaron agendas diferentes a la reciente reunión en Viena. En representación de 26 países, la Unión Europea insistió en que la declaración política incluyera en varios lugares la aceptación de políticas de "reducción de daño" en relación con el consumo de drogas. Esta propuesta fue apoyada por las organizaciones de la sociedad civil mencionadas en el párrafo anterior.

Las posibles políticas de "reducción de daño" incluyen, entre otros,  el cambio de agujas y jeringas para adictos a la heroína, el análisis químico de drogas que el adicto lleve a centros de salud con el fin de prevenir sobredosis o intoxicación, el uso de la metadona para reemplazar la heroína, la provisión de centros de inyección limpios y dignos, la casa por cárcel para madres con hijos menores de edad, y la confiscación de drogas y la deportación de "mulas" en lugar de encarcelarlas en un país extranjero. Es claro que la gama de políticas posibles es amplia y controversial, por lo  cual no es fácil llegar a un acuerdo. Esto dificultó el debate pues los opositores más fuertes a esas medidas (Estados Unidos, Rusia, Japón, Suecia, Italia, la Santa Sede, Cuba y Colombia entre otros) insistieron en una definición específica. La posición de la Unión Europea se debilitó cuando un país insistió en definir claramente lo que consideraba era la reducción de daño y otros decidieron que era una definición muy amplia. Al romper filas el grupo europeo, el grupo opositor pudo vetar cualquier mención de "reducción de daño" en la declaración política.

Otra presentación interesante fue la de Bolivia liderada por su presidente Evo Morales, quien solicitó sacar la coca de la lista I de las Convenciones, que se aceptaran sus usos tradicionales (la masticación y el mate de coca) y que se explorara la posibilidad de usos industriales. En un acto teatral durante su presentación, Morales masticó unas hojas de coca y subrayó que esa práctica no era problema para los indígenas mientras que la cocaína había sido un invento occidental, que creaba problemas en el mundo moderno.

Los prohibicionistas

En el lado opuesto la FMCD exige la prohibición absoluta y "busca proporcionar argumentos contra la legalización y las políticas permisivas hacia las drogas y la reducción de daño mientras ellas no busquen la abstinencia total". La FMCD aboga por un mundo libre de drogas y por la intolerancia total hacia el consumo diferente de usos médicos y de investigación. Basta citar a Sven-Olov Carlsson, uno de los líderes fundadores de la FMCD: "No puede haber otra meta que un mundo libre de drogas. Los derechos humanos son incompatibles con el abuso de las drogas. Todos los individuos tienen derecho a que su vida no sea dañada por las drogas. Quienes formulan políticas tienen que defender y proteger este derecho. Nadie sirve los derechos e intereses de los usuarios de drogas apoyando el abuso continuado de ellas".

Algunas posiciones fueron bastante agresivas. La FMCD ve en George Soros un enemigo cuyo poder financiero se utiliza para buscar la legalización de las drogas. Calvina Fay, quien presidió la presentación de ese grupo en Viena, en la reunión de Estocolmo afirmó: "En los Estados Unidos existe un movimiento grande y bien financiado que busca normalizar y legalizar el uso y tráfico de drogas. La mayor parte de este movimiento es financiado por alguien que ustedes tal vez conozcan – George Soros, un criminal convicto que se ha declarado públicamente ateo pero que pretende ser Dios….[1]. El Sr. Soros busca poder y fama. Su filosofía consiste en destruir las sociedades de las que no gusta para recrearlas usando el modelo de su ´Open Society´. Él destruye creando caos. Y qué mejor forma de hacerlo que teniendo una población dominada de adictos a las drogas. Tener sociedades con leyes y políticas amigables ciertamente contribuirá a crear este caos".

Al terminar las presentaciones en la sesión organizada por la Drug Free America Foundation, formulé una pregunta simple: "si la meta es la abstinencia total, ¿no sería lógico prohibir el alcohol y el tabaco?" La respuesta de los panelistas fue contundente: "si, desearíamos poder prohibir esas drogas, pero no creemos que sea viable hacerlo". Creo que esto ilustra claramente el poder de los grupos prohibicionistas en la reunión de la Comisión de Estupefacientes y la dificultad de flexibilizar las políticas contra las drogas.

Un neutral toma partido

Es notable que la FMCD haya recibido apoyo tanto de la ONUDD como de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) el organismo encargado de supervisar la ejecución de las Convenciones. En el Foro Mundial Contra las Drogas, dos de los principales ponentes fueron Antonio María Costa, Director Ejecutivo de ONUDD y Christina Oguz, Directora de la Oficina de ONUDD en Afganistán. En la reunión en Viena la Drug Free America Foundation, miembro fundador de la FMCD, organizó una sesión para presentar sus puntos de vista, cuyo primer ponente fue Hamid Ghodse, el presidente de la JIFE. Vale la pena anotar que en el papel, la JIFE debe estar formada por expertos independientes con gran experiencia en el campo de las drogas, y tiene como función supervisar la aplicación de las Convenciones. La JIFE no tiene competencias para  formular políticas. Este papel recae en la Comisión de Estupefacientes. Esto demuestra o hace presumir que la JIFE está hoy dominada por quienes buscan promover una agenda  prohibicionista. Documentos de miembros de la FMCD alegan, sin embargo, que la JIFE es un organismo cuasi-judicial que tiene como fin interpretar las Convenciones y asegurarse que se cumplen de acuerdo con sus propias interpretaciones.

La posición de Colombia

La posición colombiana fue muy prohibicionista, tanto en las negociaciones como en la presentación formal hecha por el Ministro del Interior y de Justicia, Fabio Valencia. En la presentación se reconoció que desde UNGASS-1998 el problema de las drogas en Colombia se ha hecho cada vez más complejo: la droga financia la subversión, las redes de traficantes son más sofisticadas y los cultivos ilícitos están más esparcidos por el territorio, ante todo lo cual "no tenemos formulas mágicas, pero sí grandes y nuevos retos, sí el compromiso de atender al enfermo, sí la firme decisión de prohibir el consumo y sancionar al delincuente, sí el renovado compromiso de luchar contra el tráfico ilícito de estupefacientes, desde el multilateralismo y bajo los principios rectores de la corresponsabilidad, integralidad, equilibrio y cooperación y en el marco del fiel cumplimiento de los compromisos convencionales que hemos adquirido". A continuación expresa que se está trabajando contra todos los eslabones de la cadena del narcotráfico y que se puede "hacer frente a este flagelo, de manera que en diez años no tengamos que decir ‘el problema mundial de las drogas se ha podido contener pero no resolver´" como el Señor Costa lo afirmó el año anterior.

La ponencia colombiana pasa luego a discutir la encuesta sobre consumo hecha a finales de 2008 y cuyos resultados han sido conocidos recientemente. Sin embargo, pareciera que la ponencia no hubiera sido revisada con suficiente cuidado pues presenta algunas inexactitudes. La encuesta se hizo a 29.164 personas. La ponencia encuentra que el consumo de drogas ha estado en aumento y que "el 9,1% de los colombianos encuestados, es decir 1,8 millones de habitantes afirma haber usado alguna droga ilícita al menos una vez en la vida. El 2,7% de la población colombiana encuestada, es decir 540.000 habitantes, admite haber consumido alguna droga ilícita en el último año". En respuesta a estos datos, el gobierno anunció que tomará la iniciativa para eliminar la despenalización de la dosis personal respetando los derechos constitucionales de los consumidores.

La sección siguiente resume los resultados de la erradicación (1.566.000 hectáreas a partir de 1998) la destrucción de laboratorios, el decomiso de drogas y precursores, los avances respecto al lavado de activos y otros éxitos entre los que se encuentran los programas de familias guardabosques que han vinculado "a más de 100.000 familias que ahora protegen más de 14.500 hectáreas liberadas de cultivos ilícitos" (pareciera que aquí las cifras tampoco cuadran, pues implican que cada familia guardabosques cuida solamente 1.450 metros cuadrados).

Finalmente se afirma que existe una relación de causalidad entre el consumo de cocaína en el mundo y la destrucción del medio ambiente y la violencia generada por el narcotráfico, y que Colombia continuará luchando dentro del marco de la responsabilidad compartida.

La "nueva" Declaración Política

La Declaración Política adoptada al final de la reunión de Viena afirma que se debe "fomentar activamente una sociedad libre del uso indebido de drogas, a fin de garantizar que todos puedan vivir con salud, dignidad, paz seguridad y prosperidad".

Para ello se reitera el principio de la "responsabilidad común y compartida", pero sujeto a la siguiente precesión: "reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable de garantizar que todos los aspectos de la reducción de la demanda, la reducción de la oferta y la cooperación internacional se aborden en plena conformidad con los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en particular con pleno respeto de la soberanía y la integridad territorial de los Estados, del principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados, de todos los derechos humanos, de las libertades fundamentales, de la dignidad inherente de todas las personas y de los principios de la igualdad de derechos y el respeto mutuo entre Estados".

También reafirma la Declaración que "el objetivo final tanto de las estrategias de reducción de la demanda y la oferta como de las estrategias de desarrollo sostenible es reducir al mínimo y, en última instancia, eliminar la disponibilidad y el consumo de drogas ilícitas y sustancias sicotrópicas con el fin de garantizar la salud y el bienestar de la humanidad, alentamos el intercambio de prácticas óptimas de reducción de la demanda y la oferta, y subrayamos que cada estrategia es ineficaz en ausencia de la otra".  

En conclusión "reafirmamos la Declaración Política aprobada por la Asamblea General en su vigésimo período extraordinario de sesiones" (UNGASS-1998) -es decir que se mantiene el prohibicionismo de los pasados 10 años. En otras palabras, la Declaración Política reafirma la imposibilidad de tener usos recreativos, rituales o experimentales de las drogas incluidas en las listas de las Convenciones, insiste en que la meta es llegar algún día a  un mundo donde la gente no consuma esas drogas excepto para fines médicos, reafirma la filosofía de UNGASS-1998 – y todo esto dentro de un marco de respeto a los derechos humanos y a la soberanía nacional.

La Declaración Política reconoce los esfuerzos y sacrificios hechos por todos los países en la lucha contra las drogas, la importancia de un enfoque integrado, los problemas de los países de tránsito de drogas y compromete a los países a mejorar la cooperación entre ellos.

Metas para la próxima década   

Después de reconocer diversos aspectos del problema, la Declaración formula metas semejantes a las de UNGASS-1998:

"Decidimos fijar el año 2019 como objetivo para que los Estados eliminen o reduzcan considerable y mensurablemente:

a)    El cultivo ilícito de adormidera, arbusto de coca y planta de cannabis;

b)    La demanda ilícita de estupefacientes y sustancias sicotrópicas; y los riesgos sanitarios y sociales relacionados con las drogas;

c)    La producción, la fabricación, la comercialización, la distribución y el tráfico ilícitos de sustancias sicotrópicas, incluidas las drogas sintéticas;

d)    La desviación y el tráfico ilícito de precursores;

e)    El blanqueo de dinero relacionado con las drogas ilícitas".

Así mismo, la Declaración repite el requisito de evaluar a mitad de camino los logros obtenidos: "Decidimos que la Comisión de Estupefacientes en su 57º período de sesiones, en 2014, realice un examen de alto nivel de la aplicación de la presente Declaración Política y su Plan de Acción por los Estados Miembros, recomendamos que el Consejo Económico y Social dedique una serie de sesiones de alto nivel a un tema relacionado con el problema mundial de las drogas, y recomendamos también que la Asamblea General celebre un período extraordinario de sesiones para abordar el problema mundial de las drogas."

Tres observaciones críticas

Al analizar los resultados de la última sesión de la Comisión de Estupefacientes se imponen al menos tres observaciones críticas:

1. Problema global pero criterios locales

El consumo, tráfico y producción de drogas ilegales es un asunto global. Por consiguiente, su manejo requiere pensar globalmente y actuar localmente. Sin embargo, la gran mayoría de los analistas y las posiciones de los países surgen de ejercicios donde se piensa localmente y se busca actuar globalmente:

  • Por ejemplo, el FMCD busca proteger la niñez y juventud en las comunidades de sus miembros tratando de evitar su exposición a las drogas. Este es un problema local, de donde la FMCD deriva metas globales represivas. Es claro que no considera los derechos de los niños cultivadores de coca y amapola, los niños guerreros, los que crecen en las cárceles femeninas de la América Latina porque sus madres están presas por delitos relacionados con las drogas, los niños víctimas de minas quiebrapatas, etcétera.
  • La posición de Colombia responde también a la problemática interna y a los gravísimos daños que el país padece debido a las drogas, y de ahí pide al mundo que adopte determinadas  políticas. Sin embargo, el problema colombiano visto desde la perspectiva global es otro: ¿por qué Colombia concentra la producción de cocaína, a pesar de que ésta  se puede producir en muchos otros países, donde no lo hacen?
  • Lo mismo ocurre con el principio que limita el uso de drogas a usos médicos y científicos. Este se basa en dos clases de convicciones, unas que simplemente rechazan esos usos por ser prohibidos por razones religiosas y otras basadas en conclusiones de médicos que consideran que esos usos son nocivos para la salud y deben prohibirse. Al mirar este tema globalmente se encuentra que todas las sociedades han utilizado y utilizan drogas y otros sistemas para obtener estados de mente alterada y que nunca ha sido posible eliminarlos. Más aún, en el último siglo tuvo lugar una explosión en el número de drogas con fines médicos que actualmente se usan con otros fines. Es decir aún si se eliminaran las drogas que hoy se consideran ilegales, la gente continuaría usando sustancias para lograr estados de mente alterada.

2. Morder sin dientes

La Declaración Política está llena de recomendaciones que no se van a tomar en serio. La frase "los Estados deberían" aparece una y otra vez, sin dar explicaciones sobre cómo podrían los Estados cumplir con el "deberían".

3. No ver lo que no conviene

La Comisión de Estupefacientes evade la discusión de temas claves para avanzar en el manejo del problema de las drogas:

  • No habla del conflicto posible entre las Convenciones de drogas y las de derechos humanos y el medio ambiente.
  • No trata el tema de la financiación de la ONUDD, lo cual le impide criticar las políticas contra las drogas: el 95% del presupuesto de ese organismo está dado por la contribución de países que financian programas y proyectos específicos. La mayoría de los empleados por la ONUDD tienen contratos de corto plazo debido a la inseguridad financiera de esa agencia. Así, al evaluar las políticas contra las drogas, la ONUDD es juez y parte.
  • La ONUDD repetidamente insiste en que las políticas deben tener una base científica fuerte pero no abre el debate sobre lo que se entiende por base científica fuerte. Dada la multiplicidad de disciplinas involucradas y la diferencia en los paradigmas de cada una de ellas, es necesario llegar a un acuerdo al respecto.
  • Finalmente, el espinoso tema de los usos experimentales, recreativos y rituales de las drogas simplemente es intocable dentro de las Naciones Unidas. Los países firmaron las Convenciones y con  ellas ese tema ya está decidido, la meta es un mundo donde las drogas tengan sólo los usos fijados por los médicos: "el Concilio se reunió y concluyó que al ser el hombre el centro de la creación, el sol gira alrededor de la tierra".

Mis pronósticos temerarios para el 2019

Aunque sé que las proyecciones son siempre muy inciertas, me atrevo a formular algunas:

  • En 2019 el problema de las drogas se habrá esparcido a más países del mundo; en el África Occidental se cultivará coca y posiblemente lo mismo sucederá en otros países de la América Latina. Colombia será un cultivador menos importante.
  • Traficantes colombianos continuarán en el negocio ilegal de drogas pero también en otros sectores: tráfico de seres humanos y órganos, fraude cibernético, armas, etcétera.
  • Las organizaciones criminales estarán compuestas cada vez más por personas de diversas nacionalidades y sus miembros tendrán más educación técnica.
  • Las drogas sintéticas tendrán mayor demanda y se producirán en más países.
  • Muchas organizaciones de traficantes serán pequeñas y seguirán estrategias de bajo perfil para pasar desapercibidas.
  • El lavado de activos será más complejo para evadir los crecientes sistemas de control.

Y en 2019, ¿otra dosis de lo mismo?

No quisiera predecir la respuesta de los gobiernos y de la ONUDD. Desearía sí que la evaluación de la efectividad de las políticas se hiciera no desde una perspectiva tribal, nacional o de un grupo religioso, sino desde una perspectiva global multidisciplinaria y compleja. Sin embargo, la posibilidad de esto es muy baja. Ojalá en el 2019 no volvamos a visitar el pasado.

 

La imagen del artículo pertenece a una caricatura de Quino tomada del blog http://blogs.clarin.com/autoestima/2009/1/15/prohibido-fumar-y-contaminar-– 

 **Miembro fundador de Razón Pública. Para ver el perfil del autor, haga clic aquí.  

 

Nota de pie de página


[1] El caso de Soros fue el siguiente: en 1988 fue invitado a participar en un intento de compra no solicitada del banco francés Societé Generale. Él no quiso participar pero compró acciones de ese banco. Más adelante las autoridades francesas investigaron el incidente y concluyeron que la compra de Soros se efectuó con el equivalente de información confidencial. Soros alega que el no participó en el negocio y que sus actuaciones no configuran delito. El caso está siendo apelado en la Corte Europea.

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