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¿Algo nuevo en WikiLeaks?

Escrito por Hernando Gómez Buendía
Hernando Goméz Buendía

Hernando Goméz BuendíaNo es la filtración de los secretos de Estado ni es el triunfo de la web sobre la gran prensa, pero sí puede ser el comienzo de la domesticación del Internet por parte de los gobiernos y los monopolios. Una mirada cuidadosa al debate mundial que viene provocando la publicación masiva de documentos reservados.

Hernando Gómez Buendía *

0086​La mayor filtración de la historia

Desde que comenzó a operar hace tres años, y sobre todo a partir de abril de 2010, la organización internacional WikiLeaks [1] ha publicado más de un millón de documentos secretos o reservados pero de "contenido sensible e interés público", sin revelar la identidad de sus fuentes.

El video donde un reportero de la agencia Reuters y sus acompañantes caen asesinados por las tropas norteamericanas (julio de 2007- ver video- link fue la primera de una cadena de filtraciones sobre la guerra en Afganistán [2] (más de 90 mil documentos) sobre la guerra en Iraq [3] (casi 400 mil documentos, con cifras escalofriantes sobre las muertes de civiles y con casos detallados de torturas) y sobre las opiniones del personal diplomático de Estados Unidos en un gran número de países [4] (exactamente 251.187 comunicaciones internas del Departamento de Estado). A estas filtraciones se suman el misterioso archivo de seguridad "insurance aes.256", que se abrirá "en caso de que WikiLeaks sufra algún ataque grave" [5], o la lista de alrededor de dos mil cuentas cifradas en Suiza que la organización publicará próximamente [6].

Tres discusiones distintas

En semejante diluvio de información hay una gran cantidad de boberías, pero también hay cosas escandalosas, o vergonzosas, o por lo menos incómodas para sus protagonistas. Por eso WikiLeaks ha producido un choque tan abrupto de opiniones. Por ejemplo, mientras el relator especial de Naciones Unidas dice que "la filtración de documentos diplomáticos es parte de la transparencia y de la libertad de prensa" [7], la ex candidata a vicepresidente de Estados Unidos Sarah Palin dice que su fundador, Julian Assange, "no es un periodista sino un activista anti-norteamericano con sangre en sus manos" [8]. Assange ha sido postulado al nobel de la paz y defendido por presidentes como Lula, pero también está acusado de "robar propiedad pública" por el Departamento de Justicia de Estados Unidos y además, paradójicamente, sindicado de ser un simple "conducto de la CIA" [9]. El debate ha sido pasional y confuso porque en él, a mi juicio, se entrecruzan tres cuestiones distintas, aunque emparentadas: (a) la del secreto de Estado versus el derecho del ciudadano a saber, (b) la de periodismo e Internet, y (c) la de quién tiene el poder de regular las e-comunicaciones. La primera discusión es muy antigua, la segunda tiene diez o quince años y la tercera, que está apenas comenzando, es la que hace de WikiLeaks un asunto de veras novedoso. Y de veras decisivo.

Se puede revelar todo?

El secreto de Estado y sus filtraciones tienen una historia tan larga y tan accidentada como la toma de Jericó en el Libro de JosuéEl Arte de la Guerra de Sun Tzu (quien en el siglo V A.C. ya distinguía cinco clases de espías) o los mensajes cifrados del emperador Julio César, pasando por los informes confidenciales de Casanova (el gran propalador de sus proezas de alcoba) al Serenísimo de Venecia o el destape de la conspiración de María reina de Escocia contra Isabel reina de Inglaterra, hasta el telegrama Zimmermann en la I Guerra Mundial, el proyecto Enigma en la II Guerra o los "Documentos del Pentágono" en la guerra de Vietnam, y cómo no, las grabaciones de Nixon, los narco-casetes de Samper o la divulgación de las chuzadas de Uribe.

O sea que el debate sobre el secreto de Estado es tan viejo como el Estado mismo y como la censura que siempre se ha practicado en tiempos de guerra o para prevenir calamidades públicas. Claro que los gobernantes lo utilizan además para tapar sus abusos o sus jugadas torcidas, y claro que los ciudadanos tenemos el derecho de saber cómo usan el poder aquellos a quienes se lo confiamos.

El problema es entonces de límites, porque no todo lo que hace un funcionario se puede divulgar (por ejemplo, los preparativos de la "operación Jaque") pero tampoco todo se puede silenciar (por ejemplo, los falsos positivos). Así que en WikiLeaks hay cosas que han debido conocerse, pero también hay cosas que no han debido conocerse.

No lo digo yo. Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos exigieron que se cambiaran los nombres de civiles afganos que habían sido informantes de la CIA [10], y Reporteros Sin Fronteras criticó la difusión "indiscriminada" de 92 mil archivos "sensitivos" [11]. Al responder a esas críticas, el propio Assange ha explicado los criterios que utiliza para abstenerse de publicar documentos o para suprimir ciertos "detalles" (por ejemplo, 15 mil documentos de Afganistán no fueron publicados porque quizá pondrían en riesgo la vida de civiles [12]). O sea que WikiLeaks admite la validez o la necesidad de los secretos, y que no todo se debe publicar. Pero ¿quién le dio el derecho a las personas que administran este sitio web a decidir dónde está el límite?; ¿a título de qué puede el señor Assange -un "maniático del poder" según sus propios compañeros, como el ex portavoz de la organización Daniel Domscheit-Berg [13] – determinar qué se publica y cómo se edita o no se edita cada documento? Y en todo caso: ¿por qué un particular o una ONG puede ejercer ese derecho sin sujeción a ley ni a autoridad? La pregunta, en esencia, es la misma que calienta el debate entre gobernantes y periodistas cada vez que se filtra información "reservada" – los gobernantes siempre diciendo que la noticia pone en peligro la seguridad nacional u otro interés superior de la ciudadanía, el periodista diciendo siempre que el gobernante sólo trata de ocultar una verdad que le resulta incómoda. Y la respuesta básica es la misma que debería aplicarse a WikiLeaks: -Primero, la información de interés público es de carácter público, y quien pide la reserva es quien tiene que justificar cada excepción; -Pero segundo, hay unos límites mínimos, como no poner en peligro la vida de inocentes o no publicar "documentos" que son falsos (esto, sin irnos lejos, le costó la carrera a Dan Rather, la celebrada estrella de CBS [14]. -Y tercero, más complicado aún, el dato suelto puede ser engañoso porque los actos se dan en un contexto que debe conocerse para evaluar la nueva información. A esto apuntó la ya mentada crítica de Reporteros Sin Fronteras, y en mi opinión es todavía más válida en el caso de las posibles concesiones que los negociadores palestinos estaban dispuestos a considerar en relación con Israel [15] (si algo justifica la reserva, son las conversaciones exploratorias de paz).

Fue el Internet o fueron los periódicos?

Pero esto, insisto, no es lo nuevo, porque las filtraciones existen desde que existen secretos que filtrar. Lo nuevo, dicen muchos, es Internet: nadie antes en la historia había estado en condiciones de divulgar más de un millón de documentos, para que literalmente todo mundo pudiera conocerlos con un clic. Y aquí los entusiastas añaden muchos bytes (antes se hubiera dicho mucha tinta) sobre el poder liberador de Internet. Ese poder existe y significa una revolución para el periodismo como no se había dado desde el tiempo de Gutenberg: cualquier persona conectada a twitter podría dar la chiva que conmueva al mundo. Pero me temo que aquí hay una falacia de exageración: el hecho de que se haya multiplicado el número de transmisores no significa que se haya multiplicado el número de receptores de la información. Bien podría ser que Internet haya creado audiencias nuevas o que gracias a él muchas personas estén más enteradas o más interesadas en la vida pública; pero este aumento de la audiencia ¨neta" -ya de por sí dudoso- no se compara en todo caso a la explosión de fuentes y de informaciones que alimentan la red. En efecto, hay millones de blogs y hay miles de millones de individuos que cuentan cosas a través de la web; pero nadie se entera de esas cosas, porque no tiene interés ni tiempo para hacerlo. Así que Internet no puede reemplazar al periodismo, y siempre habrá periódicos o sitios web dedicados a escoger y organizar la información para consumo de sus nichos de usuarios respectivos. La prueba es WikiLeaks: no fue el hecho de "colgar" 251.187 archivos lo que produjo el último revuelo, sino la difusión selectiva, gradual y contextualizada que de algunos de ellos hicieron El PaísLe MondeDer SpiegelThe Guardian y el New York Times, con el rebote consiguiente en los medios locales de todos los países. Y el eco que encontró cada noticia no dependió de la fuente, sino del interés que las audiencias tuvieran en el caso. En Estados Unidos por ejemplo, las noticias de impacto fueron el cansancio de China con Corea del Norte o la presión de varios Estados árabes para que la OTAN atacara a Irán. En España, fueron la oferta de Zapatero a Washington para aumentar su presencia militar, o el desinterés de Estados Unidos en luchar contra la ETA. En Bolivia, Alemania o Italia, los rumores sobre la nariz de Evo, el carácter de la Merkel o las andanzas de Berlusconi. Y en Colombia, las wiki-revelaciones no sorprendieron a nadie porque mostraron apenas la obsecuencia de Uribe hacia los gringos (fue Bogotá quien ofreció las bases, Uribe se queja de Sarkozy o se distancia de Lula por defender los intereses de Estados Unidos con más ahínco que el mismísimo Bush…) aunque chismes como el del General Naranjo y José Obdulio Gaviria causaron algún revuelto. 

Así que los secretos como tales habrían podido aparecer primero en otro medio -digamos el Washington Post– y habrían producido el mismo ruido: lo nuevo de WikiLeaks no es Internet.

El fantasma de las e-regulaciones 

Mejor dicho, es Internet, pero no por Internet sino por la dificultad y las incertidumbres para regularlo. Por riesgosa y defectuosa que sea la reglamentación, en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania o España -y en general en todos los Estados- existen unas leyes sobre "información clasificada", sobre "privilegio ejecutivo", sobre "gastos reservados", sobre funcionarios obligados al sigilo, sobre sanciones por filtrar información y sobre las instancias donde se dirime si la información debe o debió mantenerse en reserva, e incluso si hubo un delito de "violación de secretos". En Colombia por ejemplo está la Ley 1288 de 2009 o "Ley de Inteligencia y Contrainteligencia", que la Corte declaró inexequible por vicios de procedimiento y el presidente Santos se apresuró a someter nuevamente al Congreso. Para ilustrar el tipo de reglamentaciones que se usan en la materia, transcribo unos apartes de la ley que en poco tiempo recobrará seguramente su vigencia:

Artículo 21. Reserva. Por la naturaleza de las funciones que cumplen los organismos que desarrollan actividades de inteligencia y contrainteligencia, sus documentos, información y elementos técnicos estarán amparados por la reserva legal por un término máximo de 40 años y tendrán carácter de información reservada según el grado de clasificación que les corresponda en cada caso.  Parágrafo. El servidor público que decida ampararse en la reserva para no suministrar una información debe hacerlo motivando por escrito la razonabilidad y proporcionalidad de su decisión y fundándola en esta disposición legal. En cualquier caso, frente a tales decisiones procederán los recursos y acciones legales y constitucionales del caso".  "Artículo 21. (El Artículo 418 del Código Penal quedará así:) Revelación de secreto. El servidor público que indebidamente dé a conocer documento o noticia que deba mantener en secreto o reserva, incurrirá en pena de prisión de cinco (5) a ocho (8) años y multa de veinte (20) a ciento veinte (120) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de funciones públicas por diez (10) años".  Artículo 16. Seguridad de la información. Parágrafo 2º. El Gobierno Nacional podrá suspender pro témpore el acceso a la información por parte de la Comisión (Parlamentaria de Seguimiento a las Actividades de Inteligencia y Contrainteligencia) para evitar un perjuicio grave a la actividad de los organismos que llevan a cabo actividades de inteligencia y contrainteligencia, que afecte la seguridad interior, la defensa nacional o el buen éxito de las investigaciones judiciales. Esta decisión será sujeta a control automático por la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado".  Los Estados entonces, protegen cada uno sus secretos. En cambio Internet no tiene patria, sino que ocupa y al mismo tiempo inventa la geografía confusa -y, sin duda, asimétrica- de lo que algunos llaman "nuestra aldea global". La asimetría explica por qué ciertos gobiernos han tratado de bloquear a WikiLeaks (no sólo los de China o Tailandia, y el de Estados Unidos por supuesto, sino el de Australia y podría ser que los de Alemania e Inglaterra [16]).

La batalla por Internet

Esos intentos no han tenido éxito porque los jueces hasta ahora han estado del lado de la libertad de información, e inclusive en Islandia se discute un proyecto de ley que haría de ese país un paraíso para WikiLeaks y los proyectos parecidos (ya, por ejemplo, existe OpenLeaks, fundado por el disidente Domscheit-Berg). Pero la historia moderna de las comunicaciones parece estar sujeta a un ciclo inevitable, donde cada invención -el periódico, el telégrafo, el teléfono, el radio, la TV y el cine- tiene una infancia caótica y democrática que da pie a la intervención del Estado y al surgimiento de grandes monopolios. Este ciclo es el tema de un libro reciente del profesor Tim Wu (El Suiche Maestro: Auge y Caída de los Imperios Informáticos [17]) donde demuestra que: -Cada veinte o treinta años surge una tecnología que inspira a la nueva generación "a soñar con una sociedad mejor, con otras formas de expresión y con tipos de periodismo alternativo" -Un gran número de operadores amateur o independientes empieza a transmitir o a comunicarse a través de la nueva invención, pero este medio pronto empieza a mostrar sus flaquezas y limitaciones. -Los consumidores pierden el encanto de la novedad y se desilusionan al recibir un servicio desordenado, de mala calidad y poca confiabilidad o regularidad. Las empresas tradicionales del ramo son desplazadas por la revolución tecnológica y sufren grandes pérdidas, pero encuentran difícil estandarizar el nuevo producto u operar a la escala suficiente para costear un servicio de calidad. -Entonces surgen otros empresarios que ofrecen orden y eficiencia, proceden a integrar y centralizar la industria y acaban por armar un monopolio. -Estas empresas -el gran periódico nacional o local, Bell Telephone, ITT, las cadenas nacionales de radio y luego las de TV, los grandes estudios de Hollywood- típicamente cuentan con el apoyo del Estado y sus regulaciones acaban por cerrar el ciclo. De modo que Internet podría estar entrando en la segunda fase de ese ciclo. Y WikiLeaks, que tantos ven como el principio de una revolución liberadora, podría más bien ser el impulso hacia la domesticación de esta tecnología. * Una versión anterior de este artículo apareció en la última edición de la revista El Malpensante.

 *Director y editor general de Razón Pública. Para ver el perfil del autor, haga clic aquí. 

Notas de pie de página


[1] Leaks, en inglés, filtraciones. Wiki (del hawaiano, "rápido"): sitio web cuyas páginas pueden ser editadas por múltiples voluntarios: WikiLeaks no es en realidad un wiki porque el acceso para editar está drásticamente restringido.

[2] Para una síntesis, ver Ami Goodman: "Wikileaks Afghan War Diary" , en http://www.truthdig.com/report/item/wikileaks_afghan_war_diary_20100727/

[3] Ver "Registros de la guerra de Irak", en http://es.wikipedia.org/wiki/Irak_War_Logs

[4] The Guardian, 28 de noviembre de 2010, "US Embassy cables: browse the database", en http://www.guardian.co.uk/world/interactive/2010/nov/28/us-embassy-cables-wikileaks

[5] Detalles en "WiliLeaks Contingency Plan: The Insurance File", PC (en http://www.pcmag.com/article2/0,2817,2373974,00.asp)/p>

[6] Un exbanquero suizo entrega a WikiLeaks los datos de 2000 cuentas secretas", El País, 17 de enero de 2011 (en http://www.elpais.com/articulo/internacional/ex/banquero/suizo/entrega/Wikileaks /datos/2000/cuentas/secretas/elpepuint/20110117elpepuint_9/Tes).

[7] La Rue excusa filtraciones de WikiLeaks", Siglo XXI, 11 de diciembre de 2010 (en http://www.sigloxxi.com/nacional.php?id=25449)

[8] Mensaje en twitter reproducido en www.thefirstpost.co.uk/72259,people,news,sarah-palin-julian-assange- wikileaks-should-be-hunted-like-a-terrorist

[9] Este cargo proviene de John Young, ex miembro de la junta directiva de WikiLeaks (en « Exposed: Wikileaks' secrets (Wired UK)». Wired.co.uk.

[10] "WikiLeaks and the freedom of expression, en http://www.amnesty.org/en/news-and-updates/wikileaks-and-freedom-expression-2010-12-09

[11] Reporters sans Frontieres Statement on WikiLeaks, 4 de diciembre de 2010, en http://wlcentral.org/node/484

[12] ;"WikiLeaks se defiende de las acusaciones de Estados Unidos", Público, 29 de julio de 2010 (en http://www.publico.es/internacional/330089/wikileaks-se-defiende-de-las-acusaciones-de-eeuu)

[13] News.com, noviembre 12 de 2010 en http://www.news.com.au/features/wikileaks/insider-daniel-domscheit-berg-to-blow-whistle-on-wikileaks-and-founder-julian-assange/story-fn79cf6x-1226003945143

[14] El incidente, conocido como "Memogate", se produjo a raíz de la divulgación de seis documentos, que resultaron ser falsificados, sobre el servicio militar de George W. Bush en el programa "60 Minutos" durante la campaña electoral de 2004.

[15] "WikiLeaks insinúa cooperación Israel-Palestina", El Universal, 22 de diciembre de 2010 (en www.eluniversal.com.mx/notas/731787.html) 

[16] Un resumen de estos intentos puede verse en Wikipedia, "WikiLeaks- Bloqueo a WikiLeaks: Censura gubernamental, cancelación de servicios y ataques cibernéticos" (en http://es.wikipedia.org/wiki/WikiLeaks).

[17] The Mater Switch: The Rise and Fall of Information Empires, New York, Borzoi Books, Alfred A. Knopf, 2010. 

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