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El deporte como resistencia

Escrito por Karen Ariza Carranza
Megan Rapinoe es una lideresa del fútbol rebelde y la equidad de género

Karen ArizaLa semana pasada el equipo estadounidense ganó la Copa Mundial Femenina de Fútbol. ¿Qué obstáculos han tenido que atravesar las jugadoras de fútbol?

Karen Ariza Carranza*

El fútbol femenino y el feminismo

Estamos viviendo el momento más mediático de la historia del fútbol femenino. La semana pasada, el equipo femenino de Estados Unidos consiguió su cuarto título mundial.

La conmoción causada por esta victoria ha sido tal que Mark Parker, presidente de Nike afirmó que: “la camiseta de local de USA femenil es ahora la camiseta de fútbol número 1, masculina o femenina, que se ha vendido en Nike.com en una sola temporada”.

Estados Unidos, que no era propiamente un país futbolero, ha convertido a la selección femenina en un símbolo patriótico. La bandera de la selección busca elevar el orgullo patrio con el lema: “Una nación, un equipo”—“One nation, one team” —.

Entre las jugadoras destacan: Megan Rapinoe, Alex Morgan, Carli Lloyd, Tobin Heath, Julie Ertz y Rose Lavelle, quienes son las nuevas ídolos entre los y las futboleras. Con su lema patriótico incluyen a “una hija futbolista” en la lista de deseos del “sueño americano”.

La fama de la liga femenina ha sacado a relucir la piedra en el zapato del fútbol: la brecha salarial entre hombres y mujeres profesionales. La selección estadounidense femenina puso en boca de todos la pregunta: ¿qué tan lejos estamos de la igualdad salarial bajo resultados positivos?

El fútbol femenino ha demostrado ser un aliado poderoso de los asuntos de género, libertad de expresión e igualdad salarial y últimamente con mucha fuerza también para la representatividad.

Tanto así que la serie de televisión Los Simpsons sacó una caricatura en apoyo a la resistencia de las futbolistas: vemos a Lisa Simpson, probablemente la caricatura más popular de una niña, imitando la popular celebración de Megan Rapinoe.

Rapinoe es la  capitana del equipo y sin duda, el nuevo ícono gay y feminista debido a su lucha en contra del sexismo, la homofobia y la desigualdad.

Puede leer: El fútbol femenino: reflejo de una sociedad machista.

La embajadora del fútbol feminista

La capitana estadounidense, Megan Rapinoe, entendió que sin una férrea oposición pública a quienes mantienen políticas desiguales no existirá un verdadero cambio. Rapinoe ha acusado a Donald Trump de misógino, machista, sexista y racista.

Además, ha acusado a la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) de no mostrar respeto por el fútbol femenino.

Las mujeres de la selección de Estados Unidos fueron las campeonas del mundial femenino de fútbol.

Foto: FIFA Women’s World cup
Las mujeres de la selección de Estados Unidos fueron las campeonas del mundial femenino de fútbol.

El 7 de julio, Estados Unidos derrotó 2-0 a Holanda en la final del Mundial Femenino. La final coincidió con las finales de la Copa América y la Copa de Oro, por lo que Rapinoe declaró en contra de la FIFA: «Pero si realmente te importa que la brecha deje de crecer, no programes tres finales el mismo día. Es una idea terrible ponerlas todas juntas el mismo día. Esta es la final del Mundial», dijo.

De hecho, al terminar la final, las 57.900 asistentes de la final del Mundial en Lyon exclamaron: ¡Salarios igualitarios!equal pay en inglés—. Aquel  grito en el minuto 90’  nos da la impresión de una actitud más participativa de las fanáticas del fútbol femenino en el mundo.

Jill Ellis, la directora técnica del equipo afirmó: «Megan fue hecha para estos momentos, hecha para ser la vocera de otros. Es increíblemente elocuente, creo que habla desde el corazón y precisamos gente así en el fútbol, que sea honesta y llame las cosas por su nombre».

Ellis también hizo historia en Francia al convertirse en la única mujer con este cargo que ha conseguido ganar dos mundiales consecutivos. De hecho, solo el entrenador italiano Vittorio Pozzo lo había logrado en Italia 1934 y Francia 1938.

A pesar de retar a la autoridad, Rapinoe fue indiscutiblemente la capitana de la selección nacional y el mismo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, se mostró contento al entregarle el balón y la bota de oro del Mundial, los dos títulos individuales más importantes del certamen.

Estos hechos recientes demuestran que los liderazgos de las estrellas deportivas tienen un potencial distinto y especial en las comunidades porque los consideran ídolos, o mejor aún, héroes, como lo es ahora Megan Rapinoe para las feministas.

Rapinoe es el caso de una futbolista estrella rebelde que va en contra de lo establecido, por lo que se ha ganado la admiración del público futbolero. Casos similares son Maradona y Cruyff, que siempre le añadieron un extra al mundo del fútbol. Como ellos, Rapinoe está siendo ahora el personaje del momento en los periódicos del mundo, y no solo los deportivos.

Seguramente seguirá creciendo como una figura que irá más allá del mismo fútbol. Rapinoe es el nuevo ícono gay y feminista, que además justifica sus ideologías liberales e inclusivas con apoyos en escenarios deportivos del mundo. Una propaganda ideológica única y emotiva: la perfecta combinación a favor de los derechos de la mujer y la comunidad LGBTIQ.

La fiesta de celebración por la victoria de la final del Mundial femenino se celebró en las calles de Nueva York. Durante la celebración, Rapinoe tomó nuevamente la batuta para dejar un emotivo mensaje de inclusión y diversidad tras desfilar ante 300 mil personas: “Tenemos el pelo rosa y el pelo morado, tatuajes y rastas, tenemos chicas blancas, negras y lo que hay en medio. Tenemos chicas heterosexuales y chicas gays y ustedes son más que hinchas”.

Le recomendamos: ¿Se puede consolidar el fútbol femenino en Colombia?

El caso del fútbol sudamericano

Si hay algo que le da un dolor de cabeza constante a Donald Trump, y por lo que la prensa del mundo lo ha criticado fuertemente, es su relación con los deportistas íconos de las ligas más competitivas de los Estados Unidos.

Tanto así, que deportistas de la National Football League (NFL), la National Basketball Association (NBA) y ahora la selección femenina de fútbol han logrado restarle importancia a la clásica visita al despacho oficial del hombre más poderoso del mundo, y eso ha dado de qué hablar.

Sin embargo, el caso en América Latina es diferente. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro —que es la figura análoga a Trump en Latinoamérica por sus políticas de ultraderecha— no ha tenido los mismos inconvenientes que ha tenido Trump por su relación políticamente incorrecta con los futbolistas.

El mismo 7 de julio se jugó la final de la Copa América en Brasil. Bolsonaro festejó el título que ganó Brasil como campeón en la Copa e infringió así el reglamento de la FIFA que especifica la prohibición de los actos políticos «antes, durante y después de los partidos de fútbol».

La Copa América terminó de manera escandalosa cuando Jair Bolsonaro levantó la copa junto con el equipo.

Foto: Wikipedia
La Copa América terminó de manera escandalosa cuando Jair Bolsonaro levantó la copa junto con el equipo.

Además, según el diario brasileño ‘Globoesporte’ para el clásico de la semifinal contra Argentina, el equipo de Bolsonaro habría usado la misma frecuencia de radio para impedir el uso del videoarbitraje (VAR) en Belo Horizonte.

El mismo Lionel Messi se quejó de esta inusual y polémica decisión del cuerpo arbitral en, al menos dos jugadas decisivas en el partido. Los comentarios negativos no se hicieron esperar: los fanáticos futboleros de la región estaban empezando a cuestionarse si existía corrupción en la Copa y los árbitros quedaron en la mitad de la discusión.

Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se pronunció ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) para acusar a Bolsonaro de agravar el ambiente entre los hinchas por sus “evidentes manifestaciones políticas durante el desarrollo del juego, no pudiendo dejar de mencionar que en el entretiempo dio una verdadera vuelta olímpica por el estadio”.

Lea en Razón Pública: Selección colombiana femenina de fútbol: el fracaso fue de todos.

En la final ante Perú, el presidente fue tan ovacionado como abucheado por el público del mítico estadio Maracaná de Rio de Janeiro. De hecho, en los Juegos Olímpicos de 2016 celebrados en esta misma ciudad, el anterior presidente, Michel Temer, también padeció el momento bochornoso tras su aparición en público en el mismo escenario.

En la premiación, cuando la Canarinha ya se había consagrado campeón, los jugadores brasileños se mostraron efusivos al saludar al presidente. Sin embargo, el defensor Marquinhos y el director técnico, Tité, evitaron ese momento diplomático con Bolsonaro.

Finalmente, el presidente brasileño terminó la Copa América de manera escandalosa cuando festejó el título alzando el trofeo, acción que tampoco está permitida en el Reglamento de la FIFA sobre la Seguridad en los Estadios ni en el Reglamento Disciplinario de la Conmebol, dado que se entiende que no se puede usar el fútbol como trofeo político.

A pesar de estos hechos, el golpe de opinión no pasó de la esfera local, ni fue más allá de la actitud de Marquinhos y Tité cuando evitaron el saludo diplomático con Bolsonaro.

Lo cierto es que no fue la mejor Copa América ni la más recordada y evidentemente los escándalos no le ayudan en nada. Las selecciones sudamericanas no están pasando por su mejor momento y son más las críticas que las alegrías. Incluso el campeón tuvo episodios grises al coronarse en medio de los cuestionamientos sobre transparencia y legalidad.

*Politóloga. Periodista e influencer deportiva en
@YoKrizol en instagram y facebook.

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