
Los gremios médicos tienen razón: para evitar el colapso del sistema de salud, Bogotá debe volver por un tiempo a la cuarentena total.
Jorge Martín Rodríguez, M.D.*
Medidas que funcionan
Según los datos de la Universidad Johns Hopkins, Colombia se acerca a los 200 mil casos de COVID-19. Actualmente somos el décimo octavo lugar más afectado por la pandemia en el mundo.
La situación en Bogotá es particularmente crítica, pues la ocupación de unidades de cuidados intensivos (UCI) está a punto de llegar al 90%, lo cual implica que el sistema de salud podría colapsar en cualquier momento.
Como aún no contamos con una solución farmacológica (no hay un medicamento efectivo o seguro, ni una vacuna que prevenga el contagio), el mundo ha optado por otras alternativas para disminuir la velocidad de contagio. Cada vez más países entienden que aumentar el número de UCI y de ventiladores no es suficiente, y están optando por fortalecer la atención primaria y comunitaria con el fin de evitar que el sistema de salud colapse por el exceso de casos que requieren hospitalización.
Esos países también han aumentado el número de pruebas que realizan diariamente y han mejorado la atención de los casos sospechosos y el seguimiento de contactos. La toma de muestras moleculares de forma masiva, el aislamiento físico y el seguimiento y monitoreo de los contagiados les ha permitido mitigar el problema.
Estas medidas coinciden con la afirmación del Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus: “es necesario realizar más pruebas para detectar los brotes, atenderlos de forma oportuna, identificar a los contactos y asegurar procesos de aislamiento preventivo para evitar que los casos se diseminen como está ocurriendo actualmente”.
En concordancia con Ghebreyesus, varios investigadores chinos publicaron un comunicado donde manifiestan la necesidad de investigar la historia clínica y epidemiológica de cada paciente para identificar a los portadores asintomáticos y a las personas con las que han tenido contacto, pues solo así será posible controlar la enfermedad. Los investigadores señalan que realizar adecuadamente los procesos de seguimiento y aislamiento es suficiente para controlar los rebrotes. Dicen además los lugares donde existe un alto riesgo de contagio deben regresar al confinamiento estricto.
En Colombia, el Ministerio de Salud diseñó y puso en marcha la iniciativa Pruebas, Rastreo, Aislamiento Sectorial y Selectivo (PRASS) que reúne todas las estrategias mencionadas. Lo ideal sería que el gobierno destinara tantos recursos como fuera necesario para que esta estrategia se llevara a cabo de forma efectiva en todo el país, pues solo así será posible controlar los rebrotes que se presenten en el futuro cercano.

Al borde del colapso
El INS ha reportado el número básico de transmisibilidad del evento (valor Rt) entre 1,1 y 1,3 en varios lugares del país, incluyendo a Bogotá. Ese número quiere decir que, en promedio, un enfermo puede contagiar a 1,2 personas y, por tanto, 5.000 enfermos pueden infectar a 6.000 personas en un solo día.
Justamente eso es lo que está pasando actualmente: miles de portadores asintomáticos y de enfermos que no están aislados infectan —voluntaria o involuntariamente— a miles de personas. Esta situación tiene al sistema de salud al borde del colapso.
Conscientes de la situación, la semana pasada catorce asociaciones médicas le exigieron al gobierno que Bogotá volviera a cuarentena estricta y general cuanto antes, a lo que la alcaldesa Claudia López contestó que, pese a la alta ocupación, el sistema no ha colapsado ni colapsará gracias a la cuarentena estricta por localidades. Por su parte, el presidente Duque aseguró que el confinamiento total no es sostenible y rechazó la petición de los médicos.
La solución
Si bien el lavado de manos, el distanciamiento físico, el uso de tapabocas y los protocolos de bioseguridad en establecimientos comerciales son de vital importancia, son insuficientes para evitar el colapso del sistema de salud. Por eso ciudades como Bogotá deben volver a una cuarentena estricta y generalizada cuanto antes, y las ciudades menos afectadas deben optar por un confinamiento flexible.
En el primer caso, es necesario evitar a toda costa las aglomeraciones, limitar al máximo el uso de transporte público, controlar la entrada a establecimientos comerciales como bancos, tiendas y almacenes, y complementar la cuarentena con medidas como el pico y cédula o el pico y género. En el segundo caso, podrían permitirse la actividad física al aire libre y la apertura los sectores económicos que puedan cumplir cabalmente con las medidas de bioseguridad sin descuidar las medidas de autocuidado como el lavado de manos y el uso del tapabocas y las ayudas económicas a las personas más vulnerables.
Por supuesto, no se trata de imponer una cuarentena indefinida, sino de acudir a la estrategia del acordeón: cerrar un par de semanas, abrir un poco y cerrar nuevamente. Esta estrategia debe ir acompañada del monitoreo cuidadoso de los casos nuevos. Solo así será posible evitar el colapso del sistema de salud y permitir la apertura de algunos sectores económicos sin poner en riesgo la salud de los colombianos. Es hora de que evitemos muertes innecesarias.