Bolivia podría aprobar una nueva elección del presidente en 2020. ¿Volvemos con esto a los gobiernos eternos que antes llegaban y se quedaban por la bota militar, y que ahora lo hacen por el voto popular?
Fabián Alejandro Acuña*
Región de reelecciones
Los países de América Latina se caracterizan por el sistema de gobierno presidencialista, y cada vez son más los que autorizan al primer mandatario a postularse para ser elegido durante varios períodos.
Cuando se produjo el tránsito de las dictaduras a las democracias en la región a finales de la década de 1970 y comienzos de la de 1980, el principio de prohibir o establecer límites a la reelección del presidente se veía como pieza fundamental del engranaje para impedir el retorno a regímenes autoritarios. Por eso en varias constituciones se eliminó (o se limitó) la posibilidad de la reelección.
Y sin embargo durante las dos últimas décadas varios países de la región han venido modificando sus ordenamientos constitucionales para adoptar posiciones más flexibles sobre este asunto. Hoy tenemos escenarios que van desde la prohibición absoluta hasta la reelección indefinida, pasando por la reelección no inmediata y por la reelección inmediata por una o por dos veces.
En todos los casos, la reforma constitucional que permitió la reelección fue impulsada por el presidente en ejercicio que pretendía ser el beneficiario directo: pasó entre otros con Fernando Henrique Cardoso en Brasil, con Alberto Fujimori en Perú, con Hugo Chávez en Venezuela, con Rafael Correa en Ecuador, con Daniel Ortega en Nicaragua, con Álvaro Uribe en Colombia y con Evo Morales en Bolivia,.
En casos más recientes, países como Honduras y Nicaragua, que tradicionalmente habían prohibido la reelección, cambiaron su postura:
- Honduras es recordado porque ante un intento de consultar al pueblo para permitir la reelección, el presidente Manuel Zelaya fue derrocado en 2009. Hoy por hoy este país permite la reelección inmediata, lo cual beneficia al actual presidente Juan Orlando Hernández.
- Nicaragua ya había cambiado su constitución para permitir la tercera elección de Daniel Ortega, y en 2014 permitió la reelección indefinida. Ortega hará uso de esta autorización en noviembre de este año, cuando se lleven a cabo las elecciones presidenciales.
Perú y Colombia también autorizaron la reelección presidencial. En 1993 Fujimori cambió la constitución y en 2004 Álvaro Uribe modificó un “articulito” para repetir período. Sin embargo, una vez dejaron el poder sus sucesores optaron por eliminarla.
El intento más reciente de prolongación de mandato se llevará a cabo el próximo 21 de febrero en Bolivia, cuando el país vote para autorizar una eventual cuarta elección del presidente Evo Morales en 2020 por el Movimiento al Socialismo (MAS).
Morales y la reforma constitucional
![]() El actual mandatario boliviano, Evo Morales. Foto: Ministerio de la Presidencia – Estado Plurinacional de Bolivia |
Haré un breve recuento del proceso de reelección en Bolivia.
El MAS, encabezado por Evo Morales, llegó al gobierno en 2005, después de un período convulsionado que se conoce como la “guerra del gas” y después de la crisis económica producida por los ajustes neoliberales que pusieron en jaque la continuidad del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. En ese momento, Morales ya había logrado un importante reconocimiento como figura de oposición.
La reelección fue impulsada por el presidente en ejercicio que pretendía ser el beneficiario directo.
En diciembre de 2005 Morales se convirtió en el primer presidente elegido con más del 53 por ciento de los votos, lo que le dio un amplio margen de maniobra en el Congreso, aunque no era suficiente para asegurar todas las reformas que pretendía. La oposición era pequeña pero suficiente para obligarlo a negociar. Ante su iniciativa de cambio constitucional se vio obligado a entrar en diálogo con Podemos (partido de oposición) en el Congreso, pues aunque el MAS era mayoritario, no superaba el umbral de dos tercios de la plenaria.
Sin embargo la reforma constitucional parecía irreversible y la oposición, que se apoyaba políticamente en los departamentos de la “media luna fértil” (especialmente en Santa Cruz), sabía que era impopular bloquearla, aunque la condicionó a un referendo por las autonomías regionales. Una vez en la Asamblea Constituyente, el MAS se vio obligado a negociar con Podemos su ambicioso proyecto de reforma constitucional, incluido desde luego el tema de la reelección.
Elección, reelección y re-reelección
En el proyecto original de constituyente la reelección era de dos periodos consecutivos, pero la oposición logró limitarla a uno sin posibilidad de “interpretación auténtica”, a la manera de Fujimori en Perú, quién se inventó que la primera elección había sido bajo la vieja constitución y que el conteo para la reelección comenzaba desde cero con la nueva Carta, lo cual le daba la posibilidad de una reelección cuando acabara el primer mandato.
Teniendo en cuenta que el período presidencial en Bolivia dura 5 años, las elecciones de Evo Morales se han dado de la siguiente manera:
- Primera elección, para el período constitucional 2006-2011. Este período fue recortado debido a que la promulgación de la nueva Constitución en 2009 obligó a terminar el mandato y a convocar una nueva elección.
- Segunda elección (período 2009-2015). Fue el segundo mandato de Morales pero el primero bajo el nuevo ordenamiento constitucional.
- Tercera elección (período 2015-2020) Aunque en la Asamblea Constituyente la oposición había impedido la posibilidad de una “interpretación auténtica” en el tema de la reelección, el oficialismo pidió al Tribunal Constitucional –oficialista- una reinterpretación y este resolvió que se debía tomar como primer mandato de Evo Morales el que se dio luego de la nueva Constitución (2009). De esta manera se autorizó al presidente presentarse a una nueva elección para el período 2015-2020.
¿Un cuarto período?
![]() Palacio de la Prefectura de Chuquisaca, sede del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, ubicado en la ciudad de Sucre. Foto: Wikimedia Commons |
En la última elección presidencial de Evo Morales (2014) el MAS obtuvo la mayoría en el parlamento pero además, logró superar la “barrera” institucional de las dos terceras partes. De esta forma se libró de cualquier tipo de oposición para realizar las modificaciones institucionales que desea.
De ser aprobado el referendo del 21 de febrero, y ser elegido nuevamente, su gobierno podría ir hasta 2025.
Sin la necesidad de negociar con la oposición, fue tramitada recientemente por el Congreso la convocatoria a un referendo para que los bolivianos decidan si autorizan al presidente a una segunda reelección, que en la práctica sería su cuarta elección.
Terminado el período de gobierno actual (en 2020) el presidente Evo completaría 14 años en el poder. De ser aprobado el referendo del 21 de febrero, y ser elegido nuevamente, su gobierno podría ir hasta 2025, con lo que completaría 19 años a la cabeza del Ejecutivo boliviano.
¿Qué peligros hay?
Si en la transición a la democracia en América Latina se creyó que se debía limitar el mandato presidencial para impedir la perpetuación de una persona en el poder: ¿no estamos volviendo al escenario de la perpetuación, ya no en dictadura sino en democracia?
América Latina ha abierto las compuertas a la reelección presidencial, en favor no de las instituciones, sino de particulares que la promueven. La reelección en algunos casos ha sido limitada a la alternancia de período (Perú) o eliminada (como en Colombia), pero en otros casos se ha permitido de manera inmediata (solo dos períodos en Argentina y Brasil), y de manera indefinida (Venezuela, Ecuador y Nicaragua).
En este contexto vale la pena preguntarse cómo se puede llegar a realizar en el futuro una posible transición después de gobiernos que logran copar las instituciones por la vía electoral durante tantos años.
Aunque entre los países que constituían el bloque del “socialismo del siglo XXI”, Bolivia se ha destacado por ser el que ha logrado mejores indicadores económicos y más estabilidad política, períodos de gobierno tan largos dejan bastantes interrogantes. Sin embargo, para quienes están del lado oficialista, dejar el poder sería sinónimo de dar marcha atrás y renunciar a lo conseguido con la “revolución”.
Por último, cabe preguntarse: ¿por qué, teniendo la mayoría absoluta, el oficialismo no tramitó por la vía ordinaria (el Congreso) la reforma constitucional de reelección y decidió convocar un referendo, luego de unos resultados en las elecciones regionales de 2015 que no fueron tan favorables para el oficialismo?; y, ¿por qué consultar para un periodo adicional y no decantarse por la reelección indefinida como sus pares latinoamericanos de la misma orientación?.
De ganar el referendo del 21 de febrero de 2016 y conseguir Evo Morales en 2020 una nueva elección presidencial en Bolivia, ¿qué nos garantiza que no estaremos ante un nuevo trámite de reforma constitucional, ahora para autorizar la reelección indefinida?
*Docente e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.
@acuna_fabian