El partido que alguna vez fue la fuerza política más importante de Colombia, hoy luce disminuido y sin norte. ¿Cómo llegó hasta ahí?
Jorge Bustamante R.*
Un destino incierto
Es difícil saber para dónde va el Partido Liberal (PL), sobre todo si tenemos en cuenta las decisiones muchas veces contradictorias y contrarias al ideario liberal que ha tomado en los últimos años.
Para intentar un análisis, miraré la relación del partido con tres temas claves de la actual coyuntura:
- El PL y la paz;
- El PL y los recientes resultados electorales;
- El PL y su proyecto de Estado y de sociedad.
El PL y la paz
Como es sabido, el Partido Liberal se echó sobre sus hombros casi toda la responsabilidad, el costo y los beneficios de la negociación de paz con las FARC, ya que en ese momento el alto comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, el jefe de negociación en La Habana, Humberto de la Calle, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, entre otros, venían del Partido Liberal, a pesar de que el presidente Santos (2010-2014) había sido elegido por el Partido de la U.
Con escasas excepciones (Frank Pearl, Lucía Jaramillo), los otros partidos no tuvieron participación en las negociaciones de paz. Es más, para el plebiscito de 2016, Santos nombró un comité para coordinar la campaña por el sí, presidido por el expresidente César Gaviria, del Partido Liberal, mientras que otros partidos de izquierda que estaban apoyando el Acuerdo no fueron convocados.
Nunca se supo qué se acordó en las largas conversaciones entre Duque y Gaviria.
Al final, en el plebiscito perdió el gobierno de Santos y ganaron partidos como el Centro Democrático, el Partido Conservador, los cristianos y ciertas fuerzas independientes.
Como el tema de la paz fue tan controvertido y su negociación tan desgastante, pues tardó casi cinco años, a pesar de que Santos dijo que no pasaría de seis meses, dejó al país dividido y polarizado. Esto sigue teniendo profundos efectos sobre la política y los resultados electorales de hoy.
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El PL y sus resultados electorales
Los resultados electorales del Partido Liberal en la primera vuelta de las presidenciales de 2010, encabezado por Rafael Pardo, fueron desastrosos, con un poco más de 600.000 votos, mientras que Santos obtuvo casi siete millones. Escasamente el PL sobrepasó el umbral de votos exigidos por la Ley Electoral (tres por ciento) para mantener su personería jurídica.
![]() Foro: Facebook Partido Liberal |
Para la segunda vuelta, el PL se adhirió al candidato Juan Manuel Santos, quien obtuvo el triunfo, y por eso el liberalismo tuvo una representación política menor en el gobierno. Después de su apoyo al proceso de paz, entre las elecciones de 2010 y 2014, pasó de 18 senadores y 36 representantes, a 17 y 39, respectivamente.
Pero en 2018 obtuvo solo 14 senadores y 35 representantes. Las elecciones de ese año significaron una debacle para el Partido, pues luego de no llegar a un acuerdo sobre la fecha de la consulta interna, el precandidato Juan Manuel Galán se retiró. Además, Horacio Serpa y César Gaviria emitieron un manifiesto que exigía, entre otras condiciones, que, para obtener el aval liberal para la inscripción en las listas de Senado y Cámara, se debía declarar el apoyo al proceso con las FARC y al diálogo que se iniciaba con el ELN.
Esto llevó a que algunos candidatos al Senado se retiraran, no se inscribieran o lo hicieran en medio de intensas protestas contra las directivas del PL, como fueron los casos de Vivian Morales y Sofía Gaviria, entre otros.
En medio de estas divisiones entre las directivas del partido, el PL finalmente se presentó a la contienda electoral de 2018 con el candidato Humberto de la Calle, quien al final intentó hacer una coalición con el candidato Sergio Fajardo. Pero las directivas del partido se opusieron. A la postre, a Sergio Fajardo le faltarían 211.000 votos para pasar a segunda vuelta.
De la Calle obtuvo en la primera vuelta una lánguida votación de casi 400.000 votos, el resultado electoral más desastroso en la historia del PL. Esos votos hubieran sido la clave para que, en la eventual coalición con Fajardo, se hubiera llegado a la segunda vuelta. Las encuestas decían que entre Duque y Fajardo en la segunda vuelta, ganaría el segundo.
El ideario liberal se ha ido desdibujando y se ha concentrado en la mecánica electoral, los puestos y la contratación administrativa.
Nadie entendió por qué el director del partido, César Gaviria, se opuso a esta alianza. Más sorprendente aun fue su decisión de apoyar en segunda vuelta a Iván Duque, candidato del Centro Democrático y de Uribe, que habían sido los grandes opositores contra el proceso de paz y el Acuerdo Final, los emblemas del liberalismo durante los cinco años anteriores.
Además, nunca se supo qué se acordó en las largas conversaciones entre Duque y Gaviria, pues el Partido Liberal quedó por fuera del gobierno durante su primer año y se vio obligado a declararse “independiente”. Desde entonces ha estado prácticamente en la oposición, como quedó demostrado a lo largo de la pasada legislatura con los proyectos propuestos por el gobierno.
En medio de estas coyunturas y de las diferencias internas, se retiraron o se alejaron del PL Juan Fernando Cristo, Horacio Serpa, Guillermo Rivera, Alfonso Gómez Méndez, Ramiro Bejarano, Cecilia López, Sofía Gaviria, Vivian Morales, Juan Manuel Galán, una buena parte del samperismo y un gran número de prestantes dirigentes del partido.
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El PL y su proyecto de Estado
En medio de estos ires y venires, el ideario liberal se ha ido desdibujando y se ha concentrado en la mecánica electoral, los puestos y la contratación administrativa. Es decir, se ha operado bajo la óptica de intereses personales transitorios y coyunturales y se han olvidado banderas políticas y sociales que había defendido el liberalismo.
Hoy el partido está completamente desvinculado de importantes sectores de la sociedad que antes habían sido su principal preocupación, como los trabajadores, los campesinos, los indígenas, los afrodescendientes, los grupos vulnerables y otras minorías, que, sumados, conforman las grandes mayorías del país.
Prueba de ello, es la reciente e inconsulta alianza del PL con los cristianos en las listas al Concejo de Bogotá, quienes estuvieron en contra de los términos del Acuerdo de paz y en contra del matrimonio y de la adopción de niños por parte de personas de mismo sexo. Al mismo tiempo, en el departamento del Atlántico el partido se alió con la casa política de los Char.
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![]() Foto: Facebook Humberto de la Calle |
Como se ve, el Partido Liberal perdió el norte. La conducta de su dirigencia se ha centrado en intereses personales, económicos y familiares, olvidando su responsabilidad social frente a los menos favorecidos.
Se podría concluir, como decía Seneca, que “no hay viento favorable para el barco que no sabe adónde va”.
* Politólogo y economista, exdirector de Planeación Distrital, exgerente de la ANDI en Bogotá, exgerente general de ISA, profesor universitario, consultor internacional, columnista de varios medios y exdirector nacional del Instituto de Pensamiento Liberal.