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Francisco en Colombia: una visita por la paz y la justicia social

Escrito por David Eduardo Lara

Visita del Papa Francisco a Colombia.

David LaraLa visita del papa Francisco será un ejemplo más de su compromiso con la protección de los derechos humanos, la paz y la justicia social, y será también una oportunidad para que los colombianos se sumen a esta causa tan importante para el país.

David Eduardo Lara*

Historia de violencia

Han pasado 49 años desde la primera visita del sumo pontífice de la Iglesia católica al pueblo colombiano, un tiempo menor pero casi igual a la duración del conflicto armado en Colombia.

El jueves 22 de agosto de 1968 llegó por primera vez –no solo a Colombia, sino al continente americano– el papa Pablo VI en una visita de tres días. Dieciocho años después, el martes 1 de julio de 1986, vino el papa Juan Pablo II en una visita de siete días a 10 ciudades colombianas. Ahora esperamos la visita del papa Francisco, que será de cinco días en los que estará en cuatro ciudades: Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. El lema sugerido para la visita por la Conferencia Episcopal Colombiana es “Demos el primer paso”, para la construcción de una nueva Colombia reconciliada y en paz.

En Colombia durante estos más de sesenta años de guerra entre el gobierno y la guerrilla de las FARC-EP tuvimos la sensación de que algo coyuntural, como es un conflicto armado, se convertía en algo estructural. La guerra irregular en Colombia, junto a otras violencias como el narcotráfico, la delincuencia común y el crimen organizado, se volvió parte del lenguaje cotidiano y noticia diaria.

Este conflicto, que justificó y alimentó la lucha armada como respuesta a la violencia social y política, obligó a que la mayoría de colombianos creciéramos en una cultura de la violencia y de la muerte y que –en palabras teológicas– convirtiéramos nuestros cuerpos en sepulcros blanqueados (Mt 23, 27) y los corazones de carne en corazones de piedra (Ez 11, 19).

A este país, que ha vivido un conflicto del que se anuncia el final con el Acuerdo de la Habana y las negociaciones en Quito –a los cuales la Iglesia ha acompañado con su voz en favor de las víctimas de toda forma de violencia–, llega el mensaje papal, rico en misericordia y reconciliación.

Las luchas de Francisco

Papa Francisco junto a niños de escasos recursos.
Papa Francisco junto a niños de escasos recursos. 
Foto: Share América

El papa Francisco en su magisterio se ha concentrado en tres aspectos:

  • La Buena Nueva de Jesucristo (exhortación apostólica Evangelii Guadium);
  • La creación (carta encíclica Laudato si´), y
  • La familia y la persona (exhortación apostólica Amoris Laetitia).

En relación con ellos se abordan los problemas de los pobres, la tierra, los derechos humanos y la justicia social siguiendo los lineamientos de la Doctrina Social de la Iglesia. Esto permite entender por qué la predicación de Francisco ha girado, y girará en su visita a nuestro país, en torno a las tres ‘T’ (techo, trabajo y tierra) como derechos sagrados que dignifican a la persona desde la misma actividad humana.

Han pasado 49 años desde la primera visita del sumo pontífice de la Iglesia católica al pueblo colombiano.

Se espera que al visitar Colombia el papa haga una lectura de nuestra realidad que no sea una simple descripción, sino que tenga en cuenta los signos de los tiempos como parte de un tiempo cualitativo en los planes de Dios. Por ello es de esperarse que el primer llamado del papa Francisco sea frente a la globalización del consumo y que exhorte a cambiar el corazón de piedra que está en la base de una cultura del descarte que ha llevado a sacrificar a las personas bajo los ídolos de las ganancias y el consumo.

Su palabra se dirigirá a la consciencia de los creyentes y nos interpelará por la dignidad de las personas, particularmente en aquellos lugares donde se les niega o vulnera su condición básica de vida por culpa del fetichismo del poder y del dinero, cuyos frutos son la corrupción, la trata de personas y las condiciones precarias e inhumanas a las que están sometidos los desplazados, los pobres y las víctimas de la cultura de consumo.

La situación precaria de hombres y mujeres, dice el papa Francisco, hace que estemos “llamados a respetar en cada persona es ante todo su vida, su integridad física, su dignidad y los derechos que de ella derivan, su reputación, su propiedad, su identidad étnica y cultural, sus ideas y sus decisiones políticas”. Esto es una expresión del interés por la realidad de las personas en relación con su integridad y los derechos que de ella se derivan y una sintonía con sus preocupaciones por la propiedad de la tierra, la dignidad del trabajo y el derecho a la propiedad privada.

En varias ocasiones el papa Francisco ha afirmado que todo Estado de derecho, y más un Estado social de derecho como el nuestro, debe tener claro que “todo derecho civil se basa en el reconocimiento del primer y fundamental derecho, el de la vida, que no está subordinado a algún condición, ni cualitativa ni económica, ni muchos menos ideológica”.

Con lo anterior se entiende la profunda preocupación del papa por la tierra, el techo y el trabajo, pues familia y vivienda, comunidad y tierra, empleados y trabajo, van de la mano. Las tres ‘T’ son la concreción de la justicia social, que será realidad cuando todos los ciudadanos sean reconocidos como iguales ante la ley y esta se aplique con independencia de su origen. Las personas y los pueblos exigen que la justicia social sea una realidad que incluya no solo la justicia legal, sino la justicia contributiva y distributiva.

Una nueva Colombia

Presidente Juan Manuel Santos junto al Papa Francisco.
Presidente Juan Manuel Santos junto al Papa Francisco. 
Foto: Canal Capital

Esta visita pastoral nos permitirá afrontar nuestro reto de construir una nación en paz después del Acuerdo de La Habana y de los nuevos diálogos de Quito. Como señala el papa Francisco, “el orden moral y el social imponen que todos los seres humanos puedan gozar de los derechos fundamentales y deben respetar a los propios deberes. Sobre esta base es posible construir una convivencia pacífica, en que las diversas culturas y tradiciones custodien sus respectivos valores en una actitud no de cerrazón y contraposición, sino de diálogo e integración”.

Es de esperarse que el primer llamado del papa Francisco sea frente a la globalización del consumo.

Se espera entonces que el orden legal, político, económico, moral y social justo que se menciona en el preámbulo de la Constitución Política de Colombia se imponga a todas las personas para que puedan gozar de sus derechos fundamentales y cumplir con sus obligaciones y deberes. Estamos llamados a buscar la justicia, la reconciliación y la verdad a partir del respeto, la protección y la ayuda a los otros como miembros de una única familia.

Después de la visita del sumo pontífice el reto será construir una cultura de paz sobre la base de una educación para la paz, como lo señala el artículo 67 de la Constitución de 1991: “la educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, la paz y a la democracia”. La construcción de la paz debe realizarse desde las comunidades locales y no solo desde el Estado o desde las élites. Son las comunidades las encargadas de construir paz con justicia social al crear las condiciones necesarias para que las causas de una justa lucha social no revivan la violencia, sino que permitan la construcción de paz desde la solidaridad, como acto de misericordia.

La paz como acción no violenta será resultado de escoger la vida en lugar de la muerte – signo de los tiempos–, será resultado de hacer visibles a los sujetos concretos, a su historia, su memoria y su acción. Esa es una de las razones por las que el papa Francisco realizará en Bogotá la beatificación de monseñor Jesús Emilio Jaramillo, asesinado por el ELN el 2 de octubre de 1989.

El compromiso del creyente después de la visita del papa Francisco a Colombia es impulsar la comunión la consolación y la misericordia con los pobres. Esta es la invitación para todos los colombianos, sin dejar de respetar la libertad de cultos, de pensamiento y de conciencia: que todos demos el primer paso para salir de la espiral de violencia y empecemos a construir la paz con reconciliación, perdón y justicia social.

* Docente de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.

 

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