Las declaraciones de la vicepresidenta sobre Cuba y su exclusión de la lista de países terroristas de Estados Unidos pisaron callos reales o sentidos entre los colombianos. Aquí algunos elementos para entender las reacciones.
Claudia Lago*
Historia de un país terrorista
Tras la visita de la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, a Cuba para participar en la Feria Internacional del Libro de La Habana, surgió la pregunta: ¿Cuba debería ser catalogado como un país terrorista? La complicada solicitud de levantar el bloqueo y sacar a Cuba de la lista de países terroristas tiene raíces históricas, pero también tiene repercusiones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos.
Es importante recordar que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos datan de antes de la fundación de las trece colonias que conformaron el país norteamericano. En busca de financiación para su lucha, George Washington acudió a Cuba, donde se le brindó una condición especial en el puerto de La Habana para financiar su nuevo país a través del negocio de la esclavitud.
Posteriormente, a raíz de la guerra de independencia de Cuba, Estados Unidos se apropió de gran parte de la isla. Y años después, con la llegada al poder de Fidel Castro, las relaciones entre ambos países se deterioraron definitivamente.
El deterioro de las relaciones fue causado por la alianza de Cuba con la Unión soviética y el apoyo a los movimientos revolucionarios en Centroamérica. Estados Unidos procedió entonces a clasificar a Cuba como un país terrorista. Las repercusiones se sintieron inclusive en Colombia, ya que algunos grupos guerrilleros (en especial el ELN) se formaron con el apoyo de Cuba. Además de estos motivos, en 1982, Estados Unidos incluyó a Cuba en su lista de países terroristas debido a la crisis de los misiles, que aún estaba fresca en la memoria del país norteamericano.
El informe de 2020 de la Oficina contra el Terrorismo del Departamento de Estado explica que Cuba está en la lista debido a sus relaciones con Corea del Norte, Irán y Venezuela. Otra razón es su negativa a extraditar a los guerrilleros del ELN que se encontraban negociando la paz en La Habana y que se atribuyeron el ataque terrorista a la Escuela de la Policía en 2019. La inclusión de Cuba en la lista fue justificada por Trump debido a este último motivo, lo que ocasionó la molestia de algunos.
Es importante reconocer que la filosofía comunista cubana ha sido promovida en toda Latinoamérica, y que en Colombia en particular, ha servido para justificar la violencia armada. Esto puede ser considerado como una forma de terrorismo, ya que se propone imponer una ideología mediante la violencia.

La relación entre esos dos gobiernos tuvo un giro en 2015 bajo la presidencia de Barack Obama, quien decidió excluir a Cuba de la lista de países terroristas. Pero la administración Trump revirtió la decisión y volvió a incluir a Cuba en la lista; se desconoce si el motivo fue mantener a Florida como un bastión del Partido Republicano o se basó en la creencia de que Cuba seguía fomentando el terrorismo en la región.
Y en este punto importa recordar que Cuba es una dictadura, o un régimen de partido único donde las mismas personas tienen el poder legislativo, ejecutivo y judicial, y donde las fuerzas militares están en manos de los mismos dirigentes comunistas. Además, se está entregando el país a China y Rusia para obtener cierto tipo de ayuda económica, sin mencionar las relaciones con Venezuela.
Política e ideologías
Cuba apoyó el proceso de paz en Colombia, y tanto así que las negociaciones se llevaron a cabo en la isla entre 2012 y 2016. Sin embargo, cabe preguntar si la isla era un buen lugar para estas negociaciones, dada la polarización que entre nosotros provoca el solo nombre de la Revolución Cubana y el dolor de la sociedad colombiana ante las atrocidades cometidas por las guerrillas. Muchos colombianos se preguntaban si era posible pedir perdón a una nación y a la comunidad internacional por las masacres, secuestros y desestabilización de un país durante tantos años, y al mismo tiempo disfrutar de comodidades en La Habana.
Comoquiera que sea, a partir de junio de 2021, el Departamento de Estado de Estados Unidos volvió a incluir a Cuba en su lista de países terroristas, junto con Corea del Norte desde 2017, Irán desde 1984 y Siria desde 1979. Estos cuatro países tienen en común la prácticamente nula relación diplomática con Estados Unidos, así como el hecho de ser acusados de apoyar el terrorismo en diversas formas.
El informe de 2020 de la Oficina contra el Terrorismo del Departamento de Estado explica que Cuba está en la lista debido a sus relaciones con Corea del Norte, Irán y Venezuela. Otra razón es su negativa a extraditar a los guerrilleros del ELN que se encontraban negociando la paz en La Habana y que se atribuyeron el ataque terrorista a la Escuela de la Policía en 2019. La inclusión de Cuba en la lista fue justificada por Trump debido a este último motivo, lo que ocasionó la molestia de algunos.
La defensa de lo indefendible
¿Es justificable incluir a Cuba en la lista de países terroristas por no extraditar a los cabecillas de un grupo guerrillero responsable de la masacre de 22 jóvenes policías? ¿No deberíamos exigir que se respeten los procesos de negociación de paz en Colombia?
¿Cómo se explica que la vicepresidenta de Colombia pida a Estados Unidos que retire a Cuba de la lista de países terroristas después de que el gobierno cubano se negara a entregar a los responsables de la masacre?
¿Cómo es posible celebrar una feria del libro cuando los cubanos no han podido leer a escritores como Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Reynaldo Arenas, Wendy Guerra y Leonardo Padura, que han sido silenciados debido a su orientación sexual o sus opiniones políticas?
¿Es coherente que un país que promueve la paz abogue por la exclusión de otro que apenas ofreció su territorio para llevar a cabo las conversaciones pero que en gran medida fue parte del problema?
En cuanto al último punto, vale añadir que Colombia invirtió una gran cantidad de recursos financieros durante el proceso de negociación; esto significa que todos los ciudadanos colombianos contribuyeron a financiar los costos asociados con dichas negociaciones.
¿Cómo es posible inaugurar una feria del libro en un país donde no se respeta la libertad de expresión? Incluso la vicepresidenta, quien fue perseguida y desplazada por sus opiniones políticas en Colombia, apoya esta feria de literatura mientras hay tantos presos políticos en Cuba, como Luis Manuel Otero y otros opositores del movimiento San Isidro, que han sido incomunicados y torturados. También están los ciudadanos comunes, por ejemplo, las madres que salieron a marchar pacíficamente contra el sistema, como lo hizo Francia Márquez, quien luchó por los derechos de las mujeres, los afrodescendientes y las víctimas en el Cauca.
¿Cómo es posible celebrar una feria del libro cuando los cubanos no han podido leer a escritores como Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Reynaldo Arenas, Wendy Guerra y Leonardo Padura, que han sido silenciados debido a su orientación sexual o sus opiniones políticas?
Si Francia Márquez viviera en Cuba y expresara sus opiniones públicamente, es posible que fuera detenida, incomunicada y sometida a maltratos y torturas por parte del régimen. Además, su familia podría sufrir persecución y ella misma podría ser considerada como un peligro para la estabilidad del Estado.
Planteo una pregunta: ¿No es el apoyo, la complicidad o la aceptación de situaciones claramente inaceptables una forma de terrorismo? Ser terrorista no es apenas poner bombas, sino también fomentar y tolerar la violación de los derechos humanos.