Flexibilización laboral: más desigualdad y precarización - Razón Pública
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Flexibilización laboral: más desigualdad y precarización

Escrito por Angélica Zambrano
Con la excusa de dar más trabajo, proponen flexibilizar.

La reforma laboral se convirtió en bandera principal de las protestas ciudadanas. ¿Por qué las reformas de flexibilización laboral no van a disminuir el desempleo ni la informalidad que afectan a los colombianos que protestan? *

Manuel Felipe Martínez**

Dos teorías enfrentadas

Para reducir las tasas de desempleo e informalidad laboral, otra vez se han venido proponiendo en Colombia las reformas conocidas como de “flexibilización del mercado de trabajo”.

Esta idea —defendida por los gremios y que parece o parecía contar con la simpatía del gobierno nacional hasta el momento mismo de empezar las protestas— se basa en el supuesto de que la rigidez en el mercado de trabajo es excesiva.

En Colombia estas propuestas han sido respaldadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Ministerio de Trabajo, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) y el Consejo Gremial, además de contar con el apoyo de los partidos de gobierno en el Congreso.

Pero estos argumentos han sido objeto de serias críticas en el plano teórico y, sobre todo, los resultados concretos o empíricos de las medidas de flexibilización —en todas las economías a lo largo de la historia, incluida la colombiana— contradicen lo que dicen sus defensores.

En la esquina contraria, las corrientes de pensamiento influenciadas por economistas como John M. Keynes y Michal Kalecki, sostienen que la persistencia del desempleo es consecuencia de la inestabilidad macroeconómica que caracteriza al capitalismo. Esta inestabilidad resulta de la incertidumbre sobre las condiciones que a su vez determinan las decisiones de invertir en cualquier economía de mercado.

En otras palabras, el principal determinante de los niveles de empleo es el ciclo económico, y no la rigidez e interferencias en el mercado de trabajo, como sostienen los amigos de la flexibilización laboral

El gobierno debe solucionar el problema del desempleo no precarizando sino cambiando la estructura macroecónomica

Foto: Ministerio del trabajo
El gobierno debe solucionar el problema del desempleo no precarizando sino cambiando la estructura macroecónomica.

¿Quién tiene la razón en el caso de Colombia?

La tasa de desempleo en Colombia muestra un comportamiento procíclico, o sea que se ajusta a las teorías keynesianas (Gráfica 1): el desempleo aumenta cuando se desaceleran el producto y la demanda internas —y viceversa—.

Un crecimiento lento y prolongado, por debajo del aumento de la población, también incide sobre la tasa de desempleo, como ha ocurrido en el último período, específicamente desde el segundo trimestre de 2017 hasta la actualidad. En este intervalo, el desempleo aumentó de 8,9 a 11%, como consecuencia de una menor capacidad de crear nuevos empleos. En el caso de los jóvenes la tasa de desempleo asciende a un alarmante 18,1% en el tercer trimestre de 2019.

En otras palabras: el desempleo es muy sensible ante los ciclos económicos, pero no responde con igual velocidad en las distintas fases de esos ciclos: aumenta rápidamente en períodos de desaceleración o crisis económica, mientras que crece lentamente durante la fase de recuperación de la economía.

Gráfica 1: Tasa de desempleo (eje derecho), PIB y demanda interna
2006-I a 2019-II


Fuente: Elaboración propia sobre la base de estadísticas del DANE (2019)

Al detallar los determinantes del ciclo económico (Gráfica 2) en los últimos trimestres, se puede ver que el crecimiento es (1) levemente estimulado por el consumo privado (financiado por el crédito), (2) frenado por el consumo del gobierno (política de austeridad) y (3) retenido por la inversión, que cada vez tiene menor incidencia sobre el crecimiento en la fase de expansión.

Gráfica 2: Tasas de crecimiento del consumo de los hogares, del gobierno y Formación Bruta de Capital
2006-I a 2019-II


Fuente: Elaboración propia sobre la base de estadísticas del DANE (2019)

En el sector externo (Gráfica 3), se ve que las importaciones han crecido por encima de las exportaciones —es decir, que ha aumentado el déficit comercial— lo cual contrae aún más la demanda agregada y el PIB.

Gráfica 3: Tasa de crecimiento de las exportaciones e importaciones
2006-I a 2019-II


Fuente: Elaboración propia sobre la base de estadísticas del DANE (2019)

Los datos anteriores indican que la economía colombiana está viviendo de las importaciones de bienes industriales y agrícolas financiadas a crédito, lo cual implica un escenario de desequilibrios externos y de debilidad de la demanda agregada.

La deficiencia de la demanda agregada y el ajuste externo, acompañados por la firma de varios TLC, se manifiestan en déficits permanentes en cuenta corriente y en la acumulación de pasivos que aumentan la vulnerabilidad económica de Colombia (Gráfica 4), en medio de una altísima turbulencia internacional.

Gráfica 4: Pasivos externos y posición neta de la inversión (% del PIB)
2005-2018


Fuente: Elaboración propia sobre la base de cifras del Banco de la República (2019)

Le recomendamos: ¿Es conveniente la flexibilización laboral en Colombia?

Una economía en la cuerda floja

El posible estallido de una nueva crisis financiera internacional***, causada por el creciente e inestable ánimo especulativo en burbujas financieras y un crecimiento económico estancado, sería desastroso para Colombia —si notamos que el déficit en cuenta corriente está en el orden del 4,5 % del PIB, con una de las devaluaciones de la moneda nacional más intensas del mundo—.

Colombia es un país vulnerable por su desequilibrio macroeconómico, y un país inestable por su exposición al contagio financiero internacional mediante ataques especulativos contra el peso colombiano y su elevado grado de endeudamiento (Gráfica 5).

Gráfica 5: Participación del crédito en el PIB


Fuente: Elaboración propia sobre la base de estadísticas del FMI (2019)

Los desequilibrios macroeconómicos, la inestabilidad financiera y el creciente contagio en un período de contracción de los flujos internacionales de capital se manifiestan en una menor demanda agregada, la devaluación del peso colombiano y un menor margen de ganancia, todo lo cual conduce a una menor generación de empleos, al deterioro de la calidad del trabajo, a la disminución de los salarios y al aumento de la desigualdad en los ingresos.

Si se analiza la creación de empleo, en la Gráfica 6 puede observarse un deterioro permanente, que llega a una destrucción absoluta (más desempleados y menos ocupados) del empleo en los primeros dos trimestres de 2019.

Gráfica 6: Creación neta de empleos -2007 a 2019-II


Fuente: Elaboración propia sobre la base de estadísticas del DANE (2019)

La calidad del empleo también se deteriora: los trabajos vulnerables (empleados por cuenta propia, trabajadores domésticos, trabajadores sin remuneración y jornaleros) están en un 43 %, mientras que la informalidad laboral (medida por la no afiliación a la seguridad social), llega al 62% en el tercer trimestre del 2019, según cifras del DANE.

Los cambios en el Código Sustantivo del Trabajo, junto con la creación de Cooperativas de Trabajo Asociado y la legalidad de diferentes figuras de tercerización laboral condicionaron a los trabajadores, especialmente a los independientes, a condiciones de precarización e informalidad con leyes de flexibilización laboral (Ley 50/90Ley 789/02 y decretos 1233/08 y 583/16).

El deterioro del mercado de trabajo y de las condiciones económicas se traslada a los salarios reales de los trabajadores, que no han crecido desde 2007, manteniéndose prácticamente estancados durante doce años (Gráfica 7).

Gráfica 7: Índice y tasa de crecimiento del salario real
2007-I a 2019-II


Fuente: Elaboración propia sobre la base de cifras del DNP (2019)

En esas condiciones, el ingreso disponible disminuye por el aumento de impuestos indirectos (como el IVA) y reducción del gasto público (política de austeridad), lo cual conlleva al sobreendeudamiento de las familias que, por ahora, sigue sustentando los niveles del consumo.

Y por su lado el aumento del crédito, principalmente de consumo, junto con su encarecimiento, hacen que la cartera crezca hasta niveles de riesgo sistémico. En efecto, el crecimiento de la cartera bruta en septiembre de 2019 fue de 21%, muy superior al 15% observada en mayo del 2018, según el Banco de la República.

Las condiciones anteriores hacen disminuir la participación de los salarios en el PIB (Grafica 8), como resultado de un menor poder de negociación de los trabajadores, que les impide indexar el salario real a los incrementos de productividad.

Gráfica 8: Participación del trabajo en la renta, contribución de los salarios y la productividad al cambio de la PTR.

Tomado de BanRep (2019)

El Estado necesario

En conclusión, la economía colombiana presenta rasgos característicos de una economía periférica, con tasas altas de desempleo elevado, sensible al ciclo económico y asimétrico en cuanto a su deterioro/recuperación. También presenta una elevada informalidad laboral como consecuencia del deterioro de la productividad local y la incapacidad de crear empleos formales en una economía de crecimiento reducido.

Como consecuencia, la participación de los salarios en el PIB se ha deteriorado, se ha empeorado la desigualdad de los ingresos y se ha restringido la demanda agregada de la economía.

El problema crónico de desempleo no puede ser tratado mediante a flexibilización laboral, sino que debe enfrentarse desde la dimensión macroeconómica, donde el Estado sea capaz de conducir los parámetros fundamentales que orientan las decisiones de los agentes privados, para garantizar la demanda efectiva con pleno empleo.

El holding financiero estatal estaría bajo las mismas reglas que los conglomerados privados.

Foto: Chimá
El holding financiero estatal estaría bajo las mismas reglas que los conglomerados privados.

Además del manejo de la tasa de interés y del gasto público, es fundamental que el Estado oriente los canales de inversión (direccionamiento del crédito, inversión pública, subsidios, etc.), promoviendo la reactivación económica y una distribución del ingreso que aumente el consumo agregado.

En el contexto de la globalización financiera, el manejo de la tasa de cambio y la regulación de los flujos de capital deben orientarse a reducir los efectos de los ciclos internacionales de expansión y contracción de liquidez. Esto permitiría tener más espacio de autonomía para usar los instrumentos de política económica.

Le recomendamos: Flexibilización laboral: la respuesta vacía de Duque al desempleo y la informalidad

El uso pleno de estas herramientas macroeconómicas, la recuperación del contrato laboral estable, y la adopción de un programa robusto de empleo público son algunas de las reivindicaciones que reclama la sociedad colombiana en el paro nacional que comenzó el 21 de noviembre.

*Este artículo es un resumen de un documento completo elaborado el autor en compañía de Edilberto Centeno Castro y Aurelio Suárez Montoya, titulado “Las reformas de flexibilización laboral en Colombia 2019”.

**Máster en Desarrollo Económico con especialidad en Economía Social y del Trabajo. Doctorando en Desarrollo Económico en la Universidad Estatal de Campinas (Brasil). @ManuF_Martinez

***Crecientes riesgos de una crisis financiera internacional: curvas de rendimiento invertidas en Estados Unidos; nueva ola de relajamiento monetario (Quantitive Easing); creciente deuda con interés negativo en Europa y Japón (17 billones de dólares); reducción de las tasas de lucro corporativas, de la inversión y la producción de bienes en Estados Unidos, Europa y Japón; guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China que ha generado una elevación de las tarifas a la importación de productos y desacelerado aún más el PIB mundial.

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