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Feminismos para todas, todes y todos

Escrito por Allison Wolf
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La pregunta de quién puede o no ser feminista ha vuelto a sonar tras las protestas feministas de marzo, ¿a qué se debe esta idea de que los hombres cis, trans y mujeres trans no pueden ser feministas?

Allison B. Wolf*

¿Quién puede ser feminista?

Durante el tiempo que he sido profesora en Colombia algo me ha llamado la atención: mis estudiantes me han preguntado más de una vez si los hombres o las personas trans pueden ser feministas.

Este semestre, en dos clases, he oído estudiantes que insisten en que los hombres y las personas trans no pueden ser feministas. De pronto estas preguntas y aseveraciones me parecen extrañas por mi formación, pues he colaborado con hombres, personas LBGT y personas trans. Además, cuando empecé mis estudios doctorales, salió el libro de bell hooks con el mismo nombre que declaró que el feminismo es para todas, todes y todos.

Estas preguntas extrañas, como la de la feminista Florence Thomas que afirma que los hombres no pueden ser feministas, pero sí solidarios, me han llevado a algunas reflexiones que quiero compartir en este artículo. Y en el camino no sólo explicar por qué sí, los hombres y las personas trans de cada género pueden ser feministas, sino porqué la posición en contra está basada en ideas equivocadas, especialmente acerca de lo que es “feminismo”.

¿Qué es el feminismo?

El feminismo es un movimiento que se dedica a reconocer, comprender y resistir las distintas formas de opresión. En particular, el feminismo postula las siguientes aserciones:

  1. la opresión de género existe;
  2. dicha opresión no es natural; no se debe a la naturaleza biológica de hombres y mujeres, o a leyes naturales;
  3. es posible resistir la opresión de género y actuar para disminuirla y eliminarla.

Aunque todos los movimientos feministas afirman oponerse a la opresión, esto no significa que haya una manera de ser feminista. Muchos feminismos se distinguen entre sí por sus interpretaciones de cuál es la fuente de opresión y qué es necesario hacer para superarla. No hay un feminismo, sino muchos feminismos.

Las feministas liberales, por ejemplo, consideran que la opresión se debe a que no se han hecho realidad los valores liberales que incluyan a todas las personas, especialmente a las mujeres, valores como la equidad, la separación de la esfera pública de la privada, la libertad o la protección de los derechos de individuos. Así pues, dichas feministas abogan por la aplicación universal de estos valores y la inclusión de las mujeres en todos los espacios en la vida pública, como la educación, la política o el liderazgo de las empresas.

Por el contrario, las feministas radicales afirman que la fuente de la opresión son los valores e ideales mismos de las sociedades. Por ejemplo, la institución del matrimonio, la iglesia, y el mantenimiento de los sistemas binarios de género y la sexualidad. Por eso afirman la necesidad de crear nuevos valores, nuevas instituciones, y nuevas maneras de entender el mundo y nuestro lugar en él para combatir la opresión.

Los feminismos latinoamericanos en general encuentran que la fuente de la opresión está en el colonialismo, el racismo, el heterosexismo.

Ahora bien, a pesar de estas diferencias, como ya dije, todos los feminismos se enfocan en la identificación y resistencia a la opresión.

Foto: Pixabay - Sufragista- feminismo

La opresión

Por este motivo es necesario definir la opresión para entender por qué no tiene sentido el debate sobre quién puede o no puede ser feminista.

En muy pocas palabras, como dice Marilyn Frye, podemos entender la opresión como una jaula. La opresión no existe a partir de un inconveniente o un obstáculo en la vida de una persona, sino cuando muchas normas, políticas y sistemas se combinan y forman una jaula que atrapa a la persona en una situación sin salida por el simple hecho de pertenecer a un grupo social o a una nacionalidad determinada.

A pesar de estas diferencias, como ya dije, todos los feminismos se enfocan en la identificación y resistencia a la opresión.

La razón para que una persona está atrapada en la “jaula” de la opresión consiste en el mismo hecho de pertenecer a un grupo social determinado —independientemente de las demás características personales, de las actuaciones o de los merecimientos que la persona haya logrado a lo largo de su vida—. Este es el caso de las minorías étnicas, el de los migrantes, el de las mujeres y de las niñas.

Pero la jaula se puede formar, manifestar y experimentar de distintas formas. De hecho, como nos enseñó Iris Marion Young, hay muchas formas de opresión, como la explotación, la marginalización, la carencia de poder, el imperialismo cultural y la violencia sistemática, para nombrar algunas.

Todas, todos y todes

Dicho esto, volvemos a la pregunta de mis estudiantes de por qué el feminismo tiene que ver con la resistencia de la opresión en general. La respuesta es simple. Como cada mujer pertenece a varios grupos sociales según su color de piel, religión, clase social, sexualidad, luchar contra de la opresión no solo implica luchar por un mundo libre de sexismo y machismo, sino también por un mundo libre de racismo, homofobia, clasismo, antisemitismo, colonialismo, especismo y otras formas de opresión.

Muchas personas piensan que para evitar la opresión hay que adquirir un control individual sobre nuestras vidas y sobre los demás, pero con esto estarían reproduciendo los patrones de opresión.

En el feminismo no se trata de ganancias y pérdidas individuales, ni de intenta doblegar a otros a una sola voluntad, sino de crear nuevas instituciones y maneras para organizar las sociedades de maneras no opresivas. Es decir, basado en la definición del feminismo –que, de nuevo, es un movimiento que se dedica a reconocer, comprender y resistir a las distintas formas de opresión– no hay ninguna razón por la que los hombres cis y trans y las mujeres trans no puedan ser feministas y participar en sus luchas.

Hay quienes se preguntan, si es tan claro y simple, ¿por qué hay tantas opiniones diferentes?; ¿por qué estas preguntas siguen surgiendo?; y ¿por qué muchas mujeres que se identifican como feministas están en contra de la posición que planteé anteriormente?”

Creo que la posición viene de una serie de confusiones acerca de cómo entender el feminismo, el género, y en qué consiste la verdadera preocupación de quienes plantean las dudas.

En mi opinión las posiciones sobre quién puede ser feminista o no están basadas inadvertidamente en ideas esencialistas que presumen incorrectamente que el género y el sexo biológico son categorías establecidas, rígidas, y fijas cuando, en realidad, no lo son.

O sea que quienes plantean esas dudas en efecto suponen que ser un hombre, una mujer o una persona trans define las experiencias y posibilidades de la persona, cuando no es así. Cuando nos damos cuenta de que no existe un hombre, una mujer, o una persona trans universal ni fija, nos damos cuenta de que la pregunta de si pueden o no ser feministas no tiene sentido.

En el feminismo no se trata de ganancias y pérdidas individuales sino de crear nuevas instituciones y maneras para organizar las sociedades de maneras no opresivas.

Pero, más importante que mi juicio es que tal vez, este no es el asunto real. Tal vez, realmente no nos estamos preguntando quién puede ser feminista sino ¿cómo sabemos con quién podemos trabajar?, ¿cómo podemos confiar en personas que han experimentado el mundo de una manera distinta de la nuestra?, y ¿cómo sabemos si esta persona nos va a herir o a revictimizar?

Como quisiera yo tener las respuestas a estas preguntas, pero no las tengo. Sin embargo, lo que es indudable es que primero todos vivimos en sociedades opresivas que nos moldean, nos influyen y nos afectan.

Por eso nadie es perfecto y todas, todes y todos vamos a cometer errores. El problema es no estar dispuestas a oír al resto. No debemos cerrar la posibilidad de entablar diálogos con el resto por miedo, pues eso solo extenderá la opresión que queremos eliminar.

Segundo, lo importante para ser feministas es dedicarse a luchar en contra de la opresión. O, en otras palabras, hay que acordarnos, como bell hooks nos enseñó, que el feminismo es para todas, todes y todos que quieren luchar por un mundo así, sin importar la identidad del género o la orientación sexual.

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