La invasión de Ucrania puso en marcha una revolución energética que nos afecta de maneras directas. Qué está pasando en el mundo, cuáles son los desafíos y qué podemos aprender de los vecinos.
Jorge Hernán Cárdenas S.*
Ucrania es parte de Europa
Como siempre se ha dicho, Europa depende en alto grado de la energía rusa, sobre todo en materia de gas, petróleo y carbón. Con el correr de los años, Europa dependió pues de una fuente que sin duda ha hecho de la suya una economía altamente vulnerable.
Esta relación energética comenzó en los años 60s y ha aumentado en el tiempo: para 2021, un 40% del gas y un poco menos de un 30% del petróleo que se usó en toda Europa provino directamente de Rusia.
Aunque la guerra entre Ucrania y Rusia se libra solamente en territorio ucraniano, hay un área de influencia mucho mayor. Claramente es un conflicto para toda Europa. Rusia hoy tiene fronteras naturales con Finlandia, Estonia, Letonia, y con Ucrania. Habría que agregar a Lituania, que está a pocos kilómetros Rusia.
Si Moscú llega a tener control territorial sobre Ucrania, Rusia estaría a pocos pasos de Polonia, Eslovaquia, Rumania, Hungría, Moldavia y otros países. Es decir, una debacle para la estabilidad territorial de Europa.
Por eso Henry Kissinger, a sus 99 años y en reciente entrevista para CNN dijo que a partir de febrero de este año Ucrania era ya parte de Europa. Es un resultado natural de la actual crisis. Es decir que la estabilidad de toda Europa depende en buena parte de la estabilidad de Ucrania y la crisis lo puso de manifiesto de manera muy diáfana.
Una guerra incierta
Pero no es claro qué sigue.
Aunque Rusia no tiene insumos suficientes y tiene dificultades para abastecerse de elementos bélicos sofisticados, sus ingresos por la venta de energéticos no han disminuido desde el 24 de febrero.
Unos autores sostienen que han sido 64.000 millones de euros, buena parte de los cuales han provenido de Europa. Lo no vendido a Europa se ha vendido a otros mercados a precios más elevados, debido precisamente a la guerra en Ucrania. Luego no es evidente que el bloqueo haya castigado sus ingresos, aunque sí su abastecimiento estratégico y acceso a tecnología.
El dilema de Europa
Durante la semana del 28 de julio, el gas ruso vendido a Europa fue apenas el 20% de las ventas tradicionales.
Rusia entonces dejó de exportar gas a Europa, como parte de una nueva táctica de confrontación y geopolítica, ante lo cual Europa no tiene otra alternativa que afianzar su ya dicha estrategia de disminuir su dependencia energética de Rusia.
Es el camino y tendrá costos severos para toda Europa, cuando además hay vientos inflacionarios y recesión ya declarada en este continente. Europa está tratando a toda costa de ser menos dependiente y para eso evalúa y adelanta todo tipo de opciones:
- reducción en el consumo;
- ahorro de energéticos en procesos industriales;
- abastecimiento de gas natural de otros países y no por gasoductos desde Rusia, para lo cual está usando los puertos de regasificación de gas natural;
- Nuevas fuentes de aprovisionamiento, y también
- Reactivar platas de carbón y centrales nucleares.
Para tomar el caso de Alemania, hasta 2021 Rusia fue el proveedor del 55% del gas, el 50% del carbón y el 35% del petróleo. O sea que Alemania, la primera potencia industrial de Europa, había construido su fortaleza industrial de manera altamente dependiente de los energéticos de Rusia.
Toda relación de alta dependencia genera enormes riesgos. La guerra en Ucrania hizo evidente que esta dependencia es perniciosa para Alemania. Todo país desarrollado debe diversificar sus principales fuentes de riesgos. No se puede depender de una fuente exclusiva.
A mediano plazo, toda Europa aprendió la lección. Es necesario diversificar sus fuentes de abastecimiento energético, y también es necesario acelerar la transición energética, buscando mayor participación de las no renovables.
Pero todo lo anterior aumenta el costo de la factura energética y agrava la inflación en el país dependiente. Esto por supuesto causa descontentos y resta decisión o eficacia al bloqueo europeo de Rusia frente a la crisis de Ucrania.
Estamos ante un juego de potencias globales, un juego de resistencia, para ver quién sale victorioso:
- De un lado Rusia, sin abastecimiento de muchos insumos, sin capacidad de poner insumos tecnológicos para su armamento militar, con una amenaza real sobre su sistema bancario, y con una gradual erosión de su base productiva.
- Del otro lado una Europa debilitada, con fuertes olas inflacionarias, sin acceso energético, y con malestar en la calle por las medidas de choque que se han hecho necesarias.
Finalmente, el 26 de julio, Comisión Europea adoptó el compromiso colectivo de reducir en un 15% la demanda de gas, antes del próximo invierno.

La enseñanza de Chile
Dos exministros chilenos, Andrés Velasco (Hacienda) y Marcelo Tokman (Energía) recordaban hace poco cómo Chile tuvo que rehacer su matriz energética en poco tiempo.
La situación de este país cambió después de importar gas argentino durante mucho tiempo. Pero llegó el día de la crisis; corría el 2007 y los dos ministros recibieron una llamada de Buenos Aires, indicando que en pocos días dejarían de recibir el gas. Este gas argentino era la fuente energética natural para la economía chilena, que lo usaba para producir electricidad y para efectos industriales.
Ya para el año 2021 Chile había desarrollado la energía solar y la energía eólica, de manera que un 43,5% de su energía provenía de fuentes renovables. Chile es entonces un ejemplo cercano de transición energética muy exitosa.
Es bueno revisar los modelos e incentivos que hicieron posible el éxito de Chile. Señalan los exministros que su experiencia podría servir a Alemania y en general a Europa para recomponer su matriz energética, evitando la sobre-dependencia y utilizando nuevas fuentes energéticas.
Colombia, Ecopetrol y la crisis energética
La guerra en Ucrania es uno de los varios factores que siguen aumentando el precio internacional del petróleo, lo cual conlleva una oportunidad y muchos retos económicos para Colombia.
El alza del petróleo afecta directamente el precio interno de la gasolina, el gas licuado de petróleo (GLP) y el gas natural. De un lado el Fondo de Estabilización de Precios del Combustible sigue acrecentando su ya gran déficit, que llegará a cerca del 3% del PIB en el 2022.
Este déficit ha permitido que el precio de la gasolina no siga los precios internacionales. Algunos analistas dicen que, sin este subsidio, el galón de gasolina costaría hoy 16,000 pesos al consumidor; el déficit del Fondo de Estabilización es insostenible, al menos en el mediano plazo:
- De un lado, el gobierno no puede manejar un déficit de ese tamaño por un tiempo prolongado.
- De otro lado, Ecopetrol necesita caja que tiene en este Fondo hasta que el gobierno le pueda pagar. Estos fondos congelados impiden el avance de los planes de inversión y por tanto afectan la autosuficiencia y transición energética e Colombia.
El momento es delicado porque las finanzas de Ecopetrol están bajo presión por un conjunto de razones, entre las cuales figuran
- El pago de la compra de Isa, El endeudamiento necesario para financiar esta adquisición, y
- La necesidad de adelantar un plan de inversión ambicioso —el Plan Ecopetrol 2040—de cara a la seguridad energética del país.
Cabe anotar que, en mayo de este año, el Ministerio de Minas y Energía y la Agencia Nacional de Hidrocarburos publicaron el informe de recursos y reservas 2021. Las reservas probadas de petróleo crudo aumentaron de 6,3 a 7,6 años. Aun así, estas reservas son bajas y exigen inversiones renovadas y en ausencia de las cuales se haría todavía más frágil la seguridad energética nacional.
Carbón y gas en Colombia
Según Carlos Andrés Cante— presidente ejecutivo en Federación Nacional de Productores de Carbón – FENALCARBON y Ex Viceministro de Minas de Colombia —, experto en este tema, el carbón que se usaba para abastecer el interior del país se está destinando ahora a los mercados internacionales. Esto afecta a las industrias y empresas locales.
Por su parte la producción del departamento de Córdoba es de “carbones jóvenes” o con menor poder calorífico que los del César y Guajira. La gran minería del norte no puede crecer mucho porque tanto Drummond como Cerrejón han alcanzado volúmenes máximos difíciles de superar por la coyuntura.
Uno de los frentes más críticos de la actual coyuntura es el de gas natural y GLP, que atienden las necesidades de muchas familias, están alzando sus precios y afectando la seguridad energética nacional. La inconformidad e la ciudadanía podría ser preocupante: 9,5 millones de hogares están conectados a las redes del gas, es decir el 65% de la población.
En resumen, la situación no es fácil. La experiencia chilena indica sin embargo que debemos y podemos emprender una agresiva transición energética, que por fortuna ya comenzó en Colombia.
La estabilidad financiera de Ecopetrol será esencial para esa transición energética, así como la participación de inversionistas estimulados para desarrollar las fuentes energéticas alternativas y emergentes.