
Biden ha logrado metas importantes, pero la ciudadanía sigue sumamente dividida. El 2022 será decisivo para el futuro de la democracia más antigua del mundo.
Marcela Anzola*
Un episodio repudiable
El 2021 será un año inolvidable en Estados Unidos por los estragos ocasionados por la pandemia y los acontecimientos políticos que pusieron en evidencia las profundas divisiones políticas que presenta la democracia más antigua del mundo.
El 6 de enero, mientras el Congreso certificaba la victoria electoral de Joe Biden, el Capitolio fue asaltado por seguidores del entonces presidente Donald Trump que pretendían impedir la llegada de Biden a la Casa Blanca.
Esta irrupción ha sido descrita como insurrección, sedición y terrorismo interno. Ninguno de estos adjetivos es exagerado, pues se trató del primer asalto al Capitolio desde la quema de Washington en 1814 ejecutada por los británicos en medio de la guerra anglo-estadounidense.
De hecho, el acto fue condenado por la mayor parte de la ciudadanía y los principales líderes políticos y empresariales y Twitter y Facebook bloquearon las cuentas de Trump. El 11 de enero el expresidente admitió parcialmente su responsabilidad y hoy avanza una investigación en su contra.
Este 9 de diciembre un tribunal federal de apelaciones rechazó los esfuerzos de Trump para impedir que un Comité de la Cámara de Representantes obtuviera registros de la Casa Blanca relacionados con estos hechos. La decisión se produjo después de que Mark Meadows, el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, demandó al Comité en la Corte Federal de Washington con el fin de anular dos citaciones realizados por el Comité. Lo más probable es que Trump le pida a la Corte que revoque el fallo.
El 20 de enero, durante la ceremonia de posesión, Biden envió un mensaje de reconciliación y calma a un país profundamente y dividido y consternado por lo que había ocurrido. Y pese a que Trump no asistió, la presencia del exvicepresidente Mike Pence y de otros políticos republicanos importantes fue un gesto positivo.
Logros importantes
Biden ha tenido que enfrentar varios retos, entre los cuales sobresalen las nefastas consecuencias económicas y sociales que ha dejado la pandemia y la necesidad de restablecer la confianza internacional que se vio gravemente afectada por las políticas nacionalistas de Trump. Es importante señalar que, pese a que cuenta con un Congreso parcialmente favorable, su labor se ha visto obstaculizada por las divisiones internas de su partido.
Durante su primer mes de gobierno, Biden procedió a dictar las medidas ejecutivas necesarias para tomar el rumbo propuesto. El 20 de enero firmó una orden ejecutiva para volver al Acuerdo de París, un tratado suscrito por 194 naciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C y así evitar más desastres climáticos. También firmó una orden ejecutiva para impedir la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitada por Trump.
Los primeros cien días de gobierno fueron cruciales, pues Biden tomó medidas importantes en temas tan diversos como la economía, el cambio climático la lucha contra la COVID y la inmigración.
En su discurso del 28 de abril, fecha en la que se cumplieron los primeros cien días de su mandato, Biden presentó un informe sobre su gestión su resaltó los siguientes avances:
- El cumplimiento de las metas de vacunación contra la COVID-19. Cuando asumió el cargo en enero, prometió aplicar 100 millones de dosis de vacunas en sus primeros 100 días. A finales de marzo, ya había duplicado ese meta.
- La creación de 1.3 millones de empleos nuevos, más que cualquier otro presidente en la historia estadounidense. En efecto, de acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales, creó 1.384.000 empleos, la cifra más alta registrada por esa entidad.
La política internacional
Estos avances se vieron opacados a principios de mayo por el retiro de las tropas americanas de Afganistán. Esta decisión fue tomada durante el mandato de Trump, quien negoció un acuerdo de paz con los talibanes a principios de 2020 que los comprometía a tener conversaciones con el gobierno afgano, a no atacar a Estados Unidos y a no permitir que otros grupos como Al Qaeda tomaran control del territorio. A cambio, el gobierno estadounidense se comprometió a retirar las tropas. Pero cuando lo hicieron, los talibanes se tomaron el poder.
Este asunto ha implicado costos importantes para el gobierno estadounidense, pues las repercusiones para los afganos podrían ser dramáticas, especialmente para los sectores que colaboraron con las tropas americanas.
En octubre, la posible invasión de Ucrania por parte de tropas rusas engrosó la lista de preocupaciones de la política internacional estadounidense, pues se discute si Estados Unidos debería enviar tropas en caso de que Rusia se tome Ucrania. La decisión se aplazó después de que Biden sostuvo una larga conversación con el presidente ruso Vladímir Putin donde examinaron la necesidad de acudir a un proceso diplomático con la participación de otros miembros de la OTAN para reducir las tensiones en la región.
Los primeros 100 días de gobierno fueron cruciales, pues Biden tomó medidas importantes en temas tan diversos como la economía, el cambio climático la lucha contra la COVID y la inmigración.
Por otra parte, para Biden ha sido difícil conseguir la aprobación del Congreso pese a que cuenta con una mayoría demócrata. Por ejemplo, el 16 de diciembre trató de ampliar el límite autorizado de endeudamiento del Estado –debt ceiling– a 2.5 millones de dólares. Finalmente, el Senado aprobó la decisión, pero por un margen sumamente estrecho.

El 2022 será crucial
El 2022 parece aún más complicado, pues las elecciones de mitad de período tendrán lugar en noviembre y hay 34 escaños en juego. La mayoría se encuentra en estados disputados en las elecciones de 2020 y los republicanos han presentado varios proyectos de ley para hacer aún más estrictas las condiciones para votar. Si los demócratas no logran mantener su electorado en esos estados, el margen de gobernabilidad de Biden disminuirá considerablemente.
Se espera que en 2022 el gobierno tome decisiones cruciales que podrían cambiar el futuro del país y ahondar aún más las divisiones. La Corte deberá pronunciarse sobre el destino del Caso Roe contra Wade y con ello definir el rumbo del aborto en el país. Esta decisión –independientemente de cual sea– tendrá serias repercusiones políticas, pues se trata de un asunto polémico y de suma importancia.
Finalmente, la pandemia ha puesto de manifiesto las enormes desigualdades socio-económicas y de género que existen en Estados Unidos. Si el gobierno no pone en marcha políticas creativas para confrontarlas, el futuro no será muy prometedor independientemente del partido que ocupe la Casa Blanca.