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Estados Unidos, Colombia y la política antidrogas en el 2020

Escrito por Angélica Durán
EEUU y Colombia: Drogas y no acuerdo de paz

Angelica DuranLa relación bilateral ha vuelto a girar en torno a las drogas y a Venezuela, mientras que el proceso de paz es tratado con desdén. ¿Cambiará algo si Trump no gana las elecciones este año?

Angélica Durán Martínez*

América Latina y Colombia en la agenda de Trump

El 2020 será un año crucial para Estados Unidos, porque en noviembre el muy polémico presidente Trump será reelegido o será sustituido por otro gobernante que deshaga su obra de gobierno.

Pero es poco probable que Colombia sea una prioridad en la agenda o que algo cambie radicalmente en la política antidrogas este año:

  • Si Trump gana la reelección, seguirá apoyando la agenda de mano dura contra las drogas del presidente Duque en Colombia.
  • Y si no gana, el panorama puede inclinarse favorablemente hacia la ejecución del acuerdo de paz, pero sin cambios radicales.

Al comenzar el mandato de Trump, América Latina no era una prioridad. Sin embargo, a medida que avanzaba su gobierno, el presidente estadounidense descubrió el valor político de la región para desarrollar sus agendas extremas en materia de migración, drogas, y oposición a Cuba y Venezuela.

A diferencia de sus antecesores, Trump no tiene una estrategia clara para la región. Además, su comportamiento es impredecible, lo cual ha obligado a sus subordinados a reparar los efectos desestabilizadores de sus declaraciones intempestivas, como sucedió en marzo del año pasado cuando sorpresivamente Trump atacó a su aliado, el presidente Duque.

Aún así, Trump no ha tenido obstáculos para imponer sus preferencias en México, El Salvador, Guatemala, o para mantener el apoyo de sus aliados como Colombia.

En temas de drogas Trump no difiere radicalmente de administraciones anteriores, pero bajo la administración Obama el apoyo al proceso de paz había desnarcotizado paulatinamente la relación bilateral con Colombia. Esto ha cambiado en los últimos tres años; la relación bilateral se ha re-narcotizado, y gira en torno a la situación de Venezuela.

El contexto electoral para Trump

Después del voto a favor de la revocatoria (impeachment) de Trump en la Cámara de Representantes en diciembre pasado, el proceso sigue atascado y altamente politizado en el Senado. Esto hace improbable que Trump sea removido de su cargo.

Trump tiene los índices más bajos de aprobación en la historia reciente de Estados Unidos. Pero  una base electoral firme apoya a Trump, mientras que los candidatos y votantes demócratas permanecen divididos, lo cual  hace probable que sea reelegido, como sostuvo Marcela Anzola en la pasada edición de esta revista.

América Latina no ha sido prioritaria en la campaña electoral de los demócratas. Las menciones de Colombia son más bien escasas. Candidatos progresistas como Bernie Sanders rechazan el intervencionismo en Venezuela y la guerra contra las drogas, pero en general las alusiones a América Latina en los debates han sido más sustanciales cuando se refieren a temas de migración.

Customs and border Protection

Foto: Customs and border Protection
En 2019 fueron incautados aproximadamente 45.000 kilos de cocaína.

América Latina le sirve a Trump para mantener su base con posiciones extremas en materias de migración y de drogas. Y su posición de cero tolerancia en Cuba y Venezuela es popular entre el electorado flotante del Sur de la Florida, que puede ayudar a asegurar una victoria en noviembre.

Por ello no se darán cambios radicales en la relación Colombia-Estados Unidos. Esta seguirá centrada en políticas de mano dura contra las drogas, ignorar el proceso de paz, y apoyar al gobierno Duque, que sigue siendo el mejor aliado en contra del régimen represivo de Maduro.

Puede leer: Drogas: la injusta imposición de Estados Unidos a Colombia

La evolución reciente del narcotráfico

El panorama bilateral de drogas en el 2019 no tuvo cambios mayores, aunque sin duda alguna sigue siendo un problema de enormes proporciones.

  • En el año fiscal 2019 hubo un aumento significativo de incautaciones de cocaína por parte de la Agencia de Fronteras y Aduanas (CBP por sus siglas en inglés), con aproximadamente 45.000 kilogramos
  • Gran parte de este aumento está asociado con lo que, según la CBP, fue la incautación más grande en la historia de la agencia: 17,5 toneladas incautadas en junio de 2019 en un puerto de Filadelfia en un barco con bandera de Liberia que viniendo desde Chile había hecho paradas en Perú, Colombia, Panamá y Bahamas.
  • Las incautaciones de metanfetaminas y fentanil también aumentaron en 2019. El tráfico de metanfetaminas ha crecido de manera acelerada en los últimos cinco años.
  • De acuerdo con la encuesta más reciente de uso de drogas y salud en Estados Unidos, el uso de cocaína ha sido estable en los últimos tres años. El porcentaje de adultos jóvenes que usó cocaína en 2018 es mayor que el reportado entre 2010 y 2014, pero es similar a los porcentajes entre 2015 y 2017. El número de nuevos consumidores en 2018 es mayor que entre 2009 y 2013, pero similar al reportado entre 2014 y 2017.
  • En 2017 se reportaron 70.237 muertes por sobredosis. De ellas 47.600 son sobredosis por opioides. Las sobredosis que involucran opioides de prescripción son mayores que las de heroína.
  • Las sobredosis por cocaína (13.942) aumentaron, pero las que involucran solo cocaína son relativamente estables. El mayor aumento es el de sobredosis de cocaína mezclada con opioides o drogas sintéticas.

Estas cifras no muestran ni una crisis extrema ni una mejora sustancial, pero pueden ser presentadas para justificar una política antidrogas fragmentada que no muestra ningún cambio sustancial o beneficioso.

El presidente Trump, quien manipula y altera datos para justificar decisiones erráticas, puede argumentar que los aumentos de incautaciones representan una crisis, aunque esto ignora la gran incautación en junio, que sesga la tendencia.

El gobierno estadounidense también seguirá conectando el problema de sobredosis por cocaína con la producción en Colombia, aunque esto ignore que oferta y demanda se nutren mutuamente y que las cifras de consumo de cocaína no tienen una relación clara con la producción en Colombia.

Los gobiernos de ambos países también pueden presentar la estabilización de cultivos de coca en 2018 —y seguramente 2019— como reflejo de los esfuerzos del gobierno Duque. Pero la estabilización muestra más la saturación del mercado y la baja de los precios, y oculta enormes variaciones.  Como escribió Juan Carlos Garzón en Razón Pública, la resiembra  de coca es enorme y las condiciones locales no se han transformado.

agenda antidrogas

Foto: Twitter
La victoria o derrota de Trump será clave para definir la agenda antidrogas de los siguientes años.

Lea en Razón Pública: El problema de drogas que Estados Unidos no quiere ver

¿Qué viene?

La administración Trump seguirá apoyando la fumigación con glifosato. Un día después de que el gobierno Duque publicó el borrador de decreto para reiniciar fumigaciones, el Departamento de Estado lo celebró en un comunicado, expresando que “la producción  de cocaína causa deforestación, derramamientos de químicos tóxicos, proliferación de grupos de narcotráfico violentos, y una tendencia creciente al consumo de cocaína, creando caos en la vida diaria de los colombianos”.

Mientras tanto, el desdén de Estados Unidos frente a los problemas de seguridad y sociales de Colombia es rampante. Por ejemplo, a inicios de septiembre fue claro que el Presidente Trump no estaba al tanto del llamado oficial al rearme hecho por Iván Márquez.

El gobierno estadounidense no tiene interés en apoyar el proceso de paz o una estrategia de seguridad más amplia. Esta posición le conviene a Duque, quien ha dejado el Acuerdo en el limbo.

Además, Estados Unidos condena violaciones de derechos humanos y represión en Venezuela y Cuba, mientras ignora la represión a protestas en Colombia, o los imparables ataques a líderes sociales.

El 20 de diciembre el Secretario de Estado Mike Pompeo se reunió con la ministra de Relaciones Exteriores Claudia Blum, y discutieron lo que el Departamento de Estado calificó como una excelente relación bilateral. La reunión refirió la colaboración antinarcóticos, el apoyo al Diálogo Nacional propuesto por Duque, y el agradecimiento por la ayuda de Colombia frente a los refugiados de Venezuela. Nada se dijo del proceso de paz, que tampoco se menciona en el presupuesto solicitado al Congreso para el Hemisferio Occidental.

EE.UU y Colombia: drogas y no el acuerdo de paz

Foto: Wikipedia
Que el foco de la relación entre los países sean las drogas y no el acuerdo de paz, le conviene a Duque.

Ninguno de estos factores favorece una estrategia de largo plazo para reducir el narcotráfico, avanzar en el proceso de paz, o enfrentar nuevos desafíos de seguridad en Colombia. Una posibilidad nefasta sería que Estados Unidos siga conectando los riesgos políticos en Venezuela con las economías criminales en Colombia para apoyar operaciones militares en zonas como el Catatumbo, como se hizo al conectar terrorismo y narcotráfico alrededor de las FARC desde la década de 1980 y especialmente bajo el Plan Colombia.

Pero hay esperanzas en factores que crean espacios para cambiar el curso de la política de seguridad y drogas: la presión social interna, el cambio de las correlaciones de poder locales en Colombia, y el hecho de que la política exterior de Estados Unidos en el 2020 ha iniciado y seguramente seguirá enfocada en otras regiones y temas.

Si Trump no gana las elecciones, las prioridades pueden cambiar, aunque no radicalmente.  Sin duda otros candidatos pueden ser más propensos a apoyar el proceso de paz. Esperemos que al final del 2020 este sea el panorama.

*Doctora en Ciencia Política de Brown University, Profesora Asociada de Ciencia Política, University of Massachusetts-Lowell.

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