Aunque las causas del problema son múltiples, la escasez de los medicamentos afecta la confianza en la gestión de la ministra de Salud.
Claudia Vaca*
Problema creciente
Las denuncias y alertas por parte de gremios, instituciones de salud y asociaciones de pacientes sobre las dificultades para conseguir medicamentos indispensables para tratar distintas enfermedades se agravaron desde hace unos meses, antes de la posesión de la ministra de salud Carolina Corcho.
El Congreso ha citado en varias ocasiones a debates de control político donde este asunto es un eje central para criticar la gestión del Ministerio de Salud y del INVIMA.
Pero el fenómeno no empezó con la ministra Corcho, ni es exclusivo de Colombia. Se trata de un problema global que se empeoró durante la pandemia y que tiene distintas causas.
Las causas
Una de esas causas es el seguimiento a pie juntillas de las prescripciones sobre una intensa división internacional de la producción de bienes. Hay también un desmonte de las capacidades de producción en Colombia, y muchas dificultades para abordar la gran demanda ocasionada por la fusión, liquidación o cierre de las EPS.
A ese coctel se suma el debilitamiento durante la pandemia de la capacidad del INVIMA como entidad responsable de vigilar la oferta y la demanda de medicamentos en Colombia y de autorización o no de su importación. Para empeorar el asunto se han producido ataques informáticos recurrentes al INVIMA y a la empresa Keralty, una de las plataformas de las EPS con mayor número de afiliados en el país.
Hay que considerar también la guerra en Ucrania, que dificulta el tránsito de materias primas de la industria de medicamentos en todo el mundo.
Medicamentos escasos
Las dificultades de abastecimiento afectan a un gran número de medicamentos usados en enfermedades del sistema nervioso, el sistema cardiovascular o el sistema respiratorio. Antihipertensivos —como el Valsartán—, antidiabéticos —como la Sitagliptina + Ezetimibe—, además de otros para enfermedades cardiovasculares —como la Protamina—, o analgésicos de consumo común —como el Acetaminofén— y anticonceptivos orales —como la Drospirenona + Estradiol— han tenido problemas de disponibilidad de manera recurrente.

Esto podría ser consecuencia de una segmentación artificial del mercado de medicamentos donde la planeación y el manejo de inventarios se hace de modo distinto para las droguerías y establecimientos comerciales, comparado con las entidades que dispensan medicamentos financiadas con recursos del sistema de salud. Por lo tanto, se da prioridad al abastecimiento del canal comercial con una venta al menudeo a precios más altos.
Entre los medicamentos reportados hay algunos de mayor demanda y otros que tienen un riesgo de escasez completa en Colombia por problemas de llegada de materias primas o por su falta de rentabilidad, a pesar de ser muy importantes para el tratamiento de distintas enfermedades —inmunoglobulinas o medicamentos para la salud sexual y reproductiva, por ejemplo—.
El análisis de los datos del Sistema Obligatorio de Registro de Precios y Ventas (SISMED) que hizo el Centro de Pensamiento sugieren que 23 principios activos presentan una tendencia decreciente en las cantidades vendidas, con ausencia de oferentes en 2022 o con un solo oferente, que deberían ser incluidos en un listado de alerta del INVIMA para monitorear la disponibilidad y realizar intervenciones de ampliación de la oferta.
Hay además que evaluar si la capacidad instalada se usa al máximo en los casos de los medicamentos que se producen en Colombia y la capacidad de los importadores y sus proveedores en otros países. Por otra parte, deben tenerse en cuenta las barreas geográficas para distribuir los medicamentos, dado que las cantidades podrían ser insuficientes para abastecer el mercado en regiones especificas del país.
Los análisis muestran una situación crítica en la oferta de anticonceptivos orales, pues seis agrupaciones podrían considerarse casi desabastecidos y otras seis están riesgo de desabastecimiento. Las ventas han caído en el último año y sus tendencias no muestran que esta situación vaya a mejorar.
Soluciones lentas y señales confusas
El ruido mediático y las citaciones al Congreso no han sido suficientes para dar solución al problema.
El Ministerio de Salud adelantó un par de reuniones para analizar la situación y pidió a los asistentes preferir los medicamentos genéricos, teniendo en cuenta que buena parte de las dificultades de despacho eran marca-dependientes, en tanto se elaboraba una propuesta mejor, organizada con el INVIMA y otras entidades.
Mientras eso sucede, destaco a continuación algunas de las propuestas que tendrían que incorporarse en la propuesta:
- Medidas para eliminar la segmentación artificial del mercado farmacéutico y las posibles prácticas anticompetitivas.
Se logró documentar la existencia de cartas confidenciales, dirigidas a los establecimientos de dispensación de medicamentos en hospitales y puntos de atención de EPS, que informan la inexistencia de inventarios, aunque los registros del sistema de información de precios y ventas de medicamentos oficial mostraban suficiente disponibilidad.
Esto podría ser consecuencia de una segmentación artificial del mercado de medicamentos donde la planeación y el manejo de inventarios se hace de modo distinto para las droguerías y establecimientos comerciales, comparado con las entidades que dispensan medicamentos financiadas con recursos del sistema de salud. Por lo tanto, se da prioridad al abastecimiento del canal comercial con una venta al menudeo a precios más altos.
- Un sistema robusto de alertas de escasez y monitoreo de la demanda insatisfecha.
La falta de información y de una estrategia analítica de datos ocasiona asimetrías entre los eslabones de la cadena de abastecimiento de medicamentos y dificulta la comprensión del fenómeno para tomar decisiones consecuentes.
Se desconoce la magnitud de la demanda insatisfecha mientras que los pacientes pierden tiempo en filas, interrumpen tratamientos y, los que pueden, pagan de sus bolsillos a la espera de alguna comunicación sobre sus medicamentos.
No se conocen los aumentos o caídas de la demanda que implicó la pandemia, tampoco los cambios epidemiológicos por falta de atención durante el confinamiento o por los traslados de afiliados de las EPS liquidadas. En últimas, es una falta de información que afecta la atención en salud.
El Ministerio de Salud adelantó un par de reuniones para analizar la situación y pidió a los asistentes preferir los medicamentos genéricos, teniendo en cuenta que buena parte de las dificultades de despacho eran marca-dependientes, mientras se elaboraba una propuesta mejor, organizada con el INVIMA y otras entidades.
- Una lista de medicamentos de prioridad en el marco de la política industrial.
La decisión de incorporar al sector farmacéutico entre los destinatarios de “la política industrial activa” de este gobierno es una oportunidad para elaborar una lista con los medicamentos que tienen un riesgo de desabastecimiento con insuficiente oferta local y en la región.
Si no se toman en cuenta estas medidas, el problema puede agravarse ya que se trata de un fenómeno que no es local sino global.