
La economía colombiana sigue creciendo, pero el descenso en las exportaciones y el desempleo son dos talones de Aquiles que podrían desembocar en una recesión*
Julián Arévalo** – Andrea García***
Un panorama incierto
La economía colombiana prosigue su proceso de recuperación, pero lo hace en un entorno de tensiones comerciales internacionales y perspectivas de bajo crecimiento global.
En todo caso, la recuperación no ha beneficiado al grueso de los colombianos, y ha sido insuficiente para reducir la tasa de desempleo, que en julio pasado llegó al 10,7%. Además, las condiciones del sector externo amenazan con empañar el desempeño general de la economía.
¿Cómo alcanzar una verdadera recuperación económica, que sea sostenible y que se traduzca en beneficios para la mayoría de la población?
Seguimos creciendo
La economía global pasa por un momento de turbulencia: las barreras arancelarias han frenado el comercio y han enfriado el crecimiento de las economías principales.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil y la crisis de Venezuela cada vez tienen un mayor impacto sobre la economía de los demás países de América Latina.
Aunque estos eventos aún no han tenido mayor efecto sobre Colombia —con excepción de la crisis venezolana—, existe el riesgo de que sí lo tengan. En el mediano plazo, una disminución de la demanda externa y un menor flujo de inversión extranjera pueden desacelerar la economía colombiana.
Hasta ahora, el país ha soportado estas amenazas y se ha apartado de la tendencia mundial de desaceleración. En el segundo trimestre de 2019 Colombia fue el país que más creció en América Latina ( 3%, según el DANE), seguida por Perú (2,62 %), Chile (1,9 %) y México (0,1 %).
El crecimiento de la economía colombiana supera con creces las proyecciones para América Latina en su conjunto que, según el Fondo Monetario Internacional, son del 0,6% para el año en curso.
Urge por tanto disminuir la dependencia económica de los hidrocarburos.
Así, la economía colombiana prosigue su proceso de recuperación. El segundo trimestre del año deja una sensación de tranquilidad y optimismo, puesto que nuestra situación macroeconómica es estable, y todas las actividades económicas contribuyen al crecimiento del PIB. Entre estas se destacan:
- El sector que agrupa el comercio mayorista y minorista, y transporte, con un crecimiento del 4,8 % —lo cual refleja un aumento en la demanda interna—;
- Las actividades profesionales, científicas y técnicas, que aumentaron en 3,6 %;
- Y el sector de administración pública y defensa, que creció al 3,1 %.
En contraste, los grupos de las industrias manufactureras y de la construcción crecieron apenas el 0,6%. Estos sectores, junto con el de minas y canteras (que tuvo un crecimiento de 1,2 % en este trimestre, muy inferior al 5,3 % del trimestre anterior) son altamente volátiles, pues dependen de las condiciones ambientales, de la demanda interna y de la política y el comercio internacionales.
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La Gráfica 1 muestra la variación porcentual en el crecimiento de estos sectores que le “pusieron freno” a la recuperación económica.
Gráfica 1.
Fuente: elaboración propia con datos del DANE.
A pesar del dinamismo económico, la heterogeneidad en el desempeño de los diferentes sectores de la economía, sumada a los “nubarrones” en el contexto internacional, impiden disipar la incertidumbre sobre los riesgos de desaceleración.
Falta por ver si, en lo que resta del año, logra alcanzarse la meta que se propuso el Gobierno —3,6%—, o si estamos más cerca del pronóstico del 3% que han hecho otros actores.
La debilidad del sector externo
En el segundo trimestre de 2019 creció la brecha entre importaciones y exportaciones: las primeras aumentaron en 8,2% respecto del mismo período del año anterior, mientras que las segundas apenas lo hicieron en un 3%.
Y aunque el déficit de cuenta corriente no es demasiado grande (4,6% del PIB durante el primer trimestre de 2019), en caso de mantenerse esta tendencia tendrían que adoptar medidas que desacelerarán el crecimiento.
Para evitarlo sería necesario aumentar las exportaciones. Pero Colombia aún está lejos de alcanzar su potencial exportador, y la tendencia es la inversa. A pesar de los tratados de libre comercio y de una tasa de cambio que beneficia a los exportadores, han disminuido nuestras ventas externas: en julio de 2019, las exportaciones se redujeron un 9,9% en comparación con el mismo mes de 2018.
Ese hecho se debió en gran medida al comportamiento de los precios del carbón y del petróleo. La caída de los precios del carbón no ha beneficiado el panorama de su producción; por su parte, los precios del petróleo se caracterizan por su volatilidad, por motivos de oferta y demanda.
Y como Colombia depende en gran medida de las exportaciones de hidrocarburos (que en julio de 2019 representaron el 57,6% del total), la situación es de veras preocupante. Si los precios actuales se mantienen, se verían afectadas las finanzas públicas, podrían producirse desbalances macroeconómicos y el crecimiento de largo podría reducirse, debido a los múltiples vínculos de la actividad minero-energética con los demás sectores económicos del país.
Urge por tanto disminuir la dependencia económica de los hidrocarburos. Para esto tendríamos que diversificar la oferta exportadora.
Es cierto que Colombia cuenta con 15 acuerdos comerciales y exporta más de 4.800 productos, que promueven entidades como ProColombia. Pero tenemos la necesidad de continuar en búsqueda de nichos de mercado, con nuevos socios comerciales para productos con potencial de venta en distintos países.
Colombia sigue en mora de adquirir conciencia exportadora, de aprovechar los tratados de libre comercio, de reconocer los productos que se pueden ofrecer en el exterior, e identificar las necesidades de los posibles países de destino.
![]() Foto: Alcaldía de Bogotá |
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El desempleo
El aspecto negativo más visible de la actual coyuntura económica es el aumento del desempleo, cuya tasa ya superó los dos dígitos. A esto se suma la destrucción masiva de puestos de trabajo: según el DANE, durante el último año se han eliminado cerca de un millón de empleos en Colombia.
Más preocupante todavía es el hecho de que el ministro de Hacienda admite desconocer las causas del problema. Según el funcionario, hay una “confluencia de factores atípicos” que explicarían por qué el crecimiento económico (que todavía está debajo de su potencial) no ha reducido esta vez el desempleo.
Algunos dicen que el desempleo creciente se debe a factores coyunturales, como la migración venezolana o un salario mínimo demasiado alto. Pero hay buenos argumentos para pensar que no es así:
1. ¿Salarios demasiado altos?
Quienes proponen esta explicación opinan que los empresarios no tienen incentivos suficientes para crear empleos suficientes, y mucho menos bajo condiciones de formalidad en la contratación.
Pero no debe olvidarse que la productividad también ha disminuido, lo cual impide compensar el desestimulo que habría implicado el alza del salario mínimo. Por eso es necesario aumentar la productividad, enfrentando las deficiencias existentes en temas de infraestructura, operación logística, capital humano y clima institucional.
No se puede concluir que la migración venezolana tenga un efecto importante sobre el nivel de desempleo.
Por otra parte, y según se nos dijo al expedir la Ley de Financiamiento, la carga impositiva de las empresas debería disminuir para aumentar los niveles de inversión y empleo. Pero esto no se ha visto reflejado en las cifras reales.
Por el contrario, la desocupación ha seguido en aumento, de suerte que el Gobierno tendría que acudir a otras medidas para reactivar la creación de empleo en el país.
2. Migración venezolana.
Con el aumento de inmigrantes venezolanos habría aumentado también la oferta laboral. Y esto en efecto se habría traducido en el crecimiento de la Población Económicamente Activa y de la tasa de informalidad.
Sin embargo, no se puede concluir que la migración venezolana tenga un efecto importante sobre el nivel de desempleo en Colombia. De hecho, según el informe presentado al Congreso por el Banco de la República, la migración venezolana podría explicar apenas entre 0,25 puntos porcentuales (pp) y 0,40 pp de la tasa de desempleo.
Todo lo anterior muestra que el comportamiento de la tasa de desempleo en el país no se explica por factores coyunturales. Por eso mismo, no existe una solución que pueda ser ejecutada de un día para otro.
Pero eso no reduce la responsabilidad del Gobierno en activar el empleo. Por el contrario, eso muestra la pertinencia y urgencia de medidas que mitiguen los efectos de las causas estructurales del desempleo en Colombia.
![]() Foto: Organizaciones solidarias |
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En resumen
Aunque estemos creciendo, existen dos factores que han impedido la recuperación sostenible:
La debilidad del sector externo. A causa de la dependencia de los hidrocarburos, las exportaciones van en descenso, y el déficit de cuenta corriente va en aumento.
Los altos niveles de desempleo, que aún no pueden ser reducidos por el crecimiento económico, debido a que este sigue siendo inferior a su potencial.
Sin enfrentar estos dos retos, no habrá una verdadera recuperación económica, ni mejorarán los medios de vida de corto y largo plazo de los colombianos.
*Este artículo es parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas son responsabilidad del autor.
**Decano de la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia.
***Investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia.