Algunos estadounidenses afirman que el inglés debe ser el único idioma que se hable en su país. ¿Qué hay detrás de esta polémica iniciativa?
Ana María Ferreira*
¿Un país de inmigrantes?
Los Estados Unidos se precian de ser un país de inmigrantes, de hecho, muchos estadounidenses se refieren a su lugar de origen como un ‘melting pot’, un crisol.
En concordancia con esa idea, la Estatua de la Libertad, uno de los iconos de ese país, les da la bienvenida a los inmigrantes, especialmente a los desposeídos. El poema de Emma Lazarus inscrito en una placa que cuelga de su basa reza: “Dadme tus cansados, tus pobres, /Tus masas amontonadas gimiendo por respirar libres /Los despreciados de tus congestionadas costas/ Enviadme a estos, los desposeídos, los arrojados por la tempestad…”.
Esas imágenes idílicas contrastan con las políticas migratorias de la administración actual. Bajo el reinado de Donald Trump, parece que la migración solo es bienvenida si los inmigrantes tienen dinero suficiente para costear los costosos procesos administrativos y legales, pues cada vez es más evidente que los inmigrantes pobres —incluyendo a los refugiados— no son bienvenidos a Estados Unidos.
Modificando un poco la famosa cita de George Orwell en Rebelión en la granja (1945), se podría decir que ‘todos los inmigrantes son iguales, pero algunos son más iguales que otros’. El famoso muro que Trump promete en casi cada uno de sus rallies y la forma despectiva que ha usado para referirse a los inmigrantes ponen en evidencia que el crisol cultural no es necesariamente la forma como los vecinos del norte quieren verse a sí mismos en la actualidad.
Una iniciativa discriminatoria
Además de las políticas que pretenden desestimular la migración legal e ilegal a Estados Unidos, hay otras estrategias internas para hacerles más difícil la vida de los inmigrantes que ya están en el país. Por ejemplo, la iniciativa de “English only” (sólo inglés) propone que el inglés sea el idioma oficial que ninguno otro sea utilizado en escuelas, oficinas gubernamentales, papeleo oficial, etc. Esta propuesta sostiene que los niños y jóvenes no deberían aprender otros idiomas en los colegios.

Foto: Wikipedia
English only.
Las personas que están detrás de esta iniciativa dicen que su intención es respetar y preservar la cultura estadounidense, pero parece que su concepción de ‘cultura estadounidense’ equivale a un conjunto de personas blancas y protestantes que únicamente hablan inglés. Esas personas también afirman que los inmigrantes tienen la obligación de asimilarse al país que los recibe, y eso incluye aprender su idioma oficial. Desde su perspectiva, los inmigrantes deben olvidar sus tradiciones culturales y adoptar las costumbres estadounidenses.
Estos postulados desconocen las complejidades de las vidas de los inmigrantes, y además encubren un nacionalismo xenófobo basado en suponer que ciertas culturas, idiomas, comidas y costumbres son mejores que —o, más bien, superiores— a otras.
Es importante hacer varias precisiones: el inglés no es la lengua oficial de Estados Unidos, “English only” no es una política del gobierno y lo más probable es que tenga muchos más detractores que seguidores. Sin embargo, es innegable que los ataques de Trump contra los inmigrantes han dado carta blanca a la discriminación y, como consecuencia, los ataques xenófobos en este país han aumentado. Así lo prueba el hecho de que cada vez circulan más vídeos donde los inmigrantes son atacados por utilizar su lengua materna.
Aunque muchos estadounidenses no quieran aceptarlo, en Estados Unidos se hablan muchas lenguas, además de inglés: aproximadamente 41 millones de personas que viven en ese país hablan español y 3,5 millones hablan chino. Así mismo, lenguas como el francés, tagalo, vietnamita, coreano, alemán y árabe cuentan con al menos un millón de hablantes en Estados Unidos. Esas lenguas no solo no van a desaparecer en los próximos años, sino que probablemente van a tener muchos más hablantes.
Ahora bien, la diversidad lingüística que caracteriza a Estados Unidos no implica que vivir allí sin hablar inglés sea fácil. Mientras que muchos jóvenes que migran con sus padres tienen acceso a colegios públicos y a programas de inglés como segunda lengua (ESL por sus siglas en inglés), los adultos y adultos mayores tienen pocas oportunidades para aprender este idioma. Todos ellos enfrentan dificultades en situaciones cotidianas como abrir una cuenta bancaria, buscar un trabajo bien remunerado, comprar ropa o comida, etc. Muchos de ellos experimentan eventos tan traumáticos que optan por no hablarles a sus hijos en su lengua materna para evitar que sufran la misma discriminación que ellos han vivido.
Las ventajas del bilingüismo
Como profesora de Español y Literatura Latinoamericana en Estados Unidos, este es un tema que me afecta de manera personal. Aunque muchos de mis estudiantes son conscientes de la importancia de aprender un nuevo idioma y tienen padres o maestros que se han preocupado por enseñarles, otros lamentan que sus padres no les hayan enseñado español y están aprendiendo la lengua como una forma de conectarse con su propia cultura.
El aprendizaje de una segunda lengua no es una prioridad en los colegios norteamericanos. Varios estudios indican que tan solo el 20 por ciento de los estudiantes de colegio en Estados Unidos han tomado una clase de otro idioma y un gran porcentaje de ellos solo han empezados a tener contacto con una segunda lengua en los últimos años del bachillerato. Esto contrasta con los países de la Unión Europea, pues desde la década de los setentas, allí es obligatorio que los colegios enseñen una segunda lengua.
Indudablemente, aprender una segunda lengua trae un sinnúmero de beneficios, entre los cuales se destacan conseguir un mejor trabajo, viajar cómodamente a otros países y enriquecer el vocabulario de la lengua materna. De hecho, estudios recientes vinculan el bilingüismo con la prevención del alzheimer.

Foto: FLickr
Esta medida sólo busca discriminar y oprimir a quienes no hablan inglés.
Por otra parte, según la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia), en Colombia se hablan 69 lenguas, 65 lenguas nativas, español, palenque, creole y romaní. Algunas de las lenguas nativas están en peligro de desaparecer: actualmente hay solo tres 3 hablantes de Nonuya y uno de Tinigua, lo cual implica que cuando ellos mueran, esas lenguas desaparecerán.
El artículo 10 de la Constitución colombiana dice que “El castellano es el idioma oficial de Colombia”, garantiza que “las lenguas y dialectos de los grupos étnicos son también oficiales en sus territorios” y más adelante ordena que “la enseñanza que se imparta en las comunidades con tradiciones lingüísticas propias será́ bilingüe”. Lamentablemente, esta protección de las otras lenguas no ha evitado que muchas lenguas nativas estén desapareciendo.
La diversidad lingüística en Colombia se enfrenta a problemas muy distintos de los de un país como Estados Unidos, especialmente porque la mayor parte de las personas que migran a Colombia pertenecen a países de habla hispana, lo que nos salva de pensar en una política tan absurda como “Solo español”.
La ponderación de la ignorancia
En realidad, la iniciativa “English only” tiene poco que ver con el idioma en sí mismo y mucho más con un esfuerzo por discriminar, silenciar y marginar a las personas que no hablan inglés en Estados Unidos. Esta idea es especialmente perversa para las personas mayores, ya que para los adultos el proceso de aprender una nueva lengua es mucho más difícil y en algunos casos casi imposible. Las personas que migran a Estados Unidos y no aprenden inglés, no lo hacen por falta de interés o de motivación, sino por factores como la falta de tiempo, dinero y oportunidades. Justamente por eso, nadie debería ser humillado ni privado de sus derechos por no hablar inglés.
Finalmente, lo más extraordinario y preocupante de esta campaña es que los que la defienden estén orgullosos de su ignorancia y afirmen abiertamente su desinterés por aprender otras lenguas. ¿Acaso no quieren aprender otras formas de entender el mundo, probar nuevos sabores, oír música y ver películas en otras lenguas? Si algo está claro es que esa falta de curiosidad intelectual no debería ser motivo de orgullo sino de vergüenza.
*Doctora en Literatura y Estudios Culturales de la Universidad de Georgetown. Profesora de la Universidad de Indianápolis.