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El ELN sigue vivito y coleando

Escrito por Luis Eduardo Celis
ELN está vivo

Mediante un paro nacional armado, esta vieja guerrilla está mostrando que su fin no está tan cerca como creíamos.

Luis Eduardo Celis*

¿Qué está pasando?

Además de afectar la movilidad, el ‘paro armado’ convocado por el ELN ha perturbado a muchas de las comunidades que viven en Arauca, Catatumbo, Sur del Cesar, Cauca Nariño y la frontera entre Risaralda y Chocó, zonas donde este grupo armado tiene una presencia considerable desde hace años.

las declaraciones de los gobernantes no son más que palabras vacías para las comunidades que están en riesgo.

Hasta ahora, se han registrado alteraciones del orden público como la quema de un camión en la vía entre Pelaya y Pailitas en el Cesar y varias alertas de cilindros con explosivos abandonados en Mercaderes y El Patía, al sur del Cauca.

Indudablemente, gracias al paro, el ELN ha logrado uno de sus objetivos principales: demostrarle a la sociedad colombiana que está vivito y coleando y que su proyecto armado sigue en pie a pesar de contar con pocos simpatizantes. La realidad es que, nos guste o no, el ELN está presente de manera permanente, tenue o profunda en al menos 120 municipios colombianos y también en la frontera venezolana donde recientemente se enfrentó al grupo paramilitar Los Rastrojos.

Al enterarse del paro, el presidente Iván Duque hizo un llamado a la calma y afirmó: “Serán combatidos con toda la fuerza de la ley y la legitimidad del Estado”, una respuesta blanda y predecible. De forma análoga, Claudia López anuncio un plan candado en conjunto con la Policía, la Fiscalía y las Fuerzas Armadas. Además, es de conocimiento público que el Ejército envió tropas a Chocó, Casanare y Vichada. Aunque bienintencionadas, las declaraciones de los gobernantes no son más que palabras vacías para las comunidades que están en riesgo.

¿Qué lo hace diferente?

En nuestros días, el ELN es la única guerrilla colombiana que persiste en su proyecto de acción política con armas, pues los miembros del M-19 se desmovilizaron en 1990 y los de las FARC en 2016. Es importante señalar que en Colombia ninguna guerrilla ha sido derrotada militarmente, sino que se han integrado al juego democrático (a pesar de la violencia, corrupción y fragilidad que lo caracteriza) al darse cuenta de que su proyecto no era viable. Además del M-19 y las FARC, este fue el caso del Movimiento armado Quintín Lame, el PRT y la CRS.

Para entender el estado actual de este grupo armado, es necesario identificar las dos grandes particularidades que lo definen y lo diferencian de las extintas FARC. La primera de ellas es su cercanía con el catolicismo, pues como es bien sabido fue fundado en 1964 por los sacerdotes Camilo Torres y Manuel Pérez, dos exponentes de la Teología de la Liberación (TL), una corriente que nació en el seno de la Iglesia católica latinoamericana.

La segunda es que, a diferencia de las FARC, las reivindicaciones del ELN no giran en torno a la tenencia de la tierra, sino a la discusión del modelo minero-energético. En repetidas ocasiones, este grupo ha demostrado su rechazo a las compañías extranjeras que explotan los recursos naturales, cometiendo atentados contra los oleoductos y edificios de dichas compañías o secuestrando a algunos de sus empleados.

Negocioaciones con el ELN

Foto: Presidencia de la República
Las negociaciones con el ELN deberían retomarse.

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Los intentos de paz

Varios presidentes colombianos han intentado –sin éxito– negociar con el ELN. En la década de los 80, Belisario Betancur reconoció a las guerrillas como interlocutoras legítimas y la paz se convirtió en uno de los puntos más importantes de su agenda. Lamentablemente, no logró firmar la paz con ninguna guerrilla y el ELN fue el grupo más reticente a sus intentos de negociación.

Posteriormente, el gobierno de Virgilio Barco propuso un modelo de paz basado en el diálogo, la desmovilización y el desarme que logró la desmovilización del M-19. Al igual que con el gobierno de Betancur, los elenos se rehusaron a participar de la negociación.

A principio de los noventas, cuando César Gaviria fue escogido como presidente, se estableció la Asamblea Constituyente y, gracias a ella, se logró el desarme del EPL, el Quintín Lame y otros grupos pequeños al margen de la ley. Así mismo, se iniciaron negociaciones con las FARC y el ELN en Venezuela y luego en México, pero finalmente, el llamado proceso de Tlaxcala fracasó a raíz del secuestro del exministro Argelino Durán Quintero.

 El ELN está presente de manera permanente, tenue o profunda en al menos 120 municipios colombianos y también en la frontera venezolana

Después de Tlaxcala, el gobierno de Ernesto Samper logró firmar un preacuerdo con el ELN en España y avanzó en la convocatoria de una Convención Nacional, pero no logró concretar nada porque su período estaba a punto de terminar y Andrés Pastrana decidió darles prioridad a las conversaciones con las FARC.

El gobierno de Uribe reestableció los diálogos con el ELN en Cuba, pero se suspendieron porque el presidente se negó a reconocer la existencia de un conflicto armado.

Posteriormente, Juan Manuel Santos reinició las conversaciones con este grupo el 7 de febrero de 2017 tras la liberación del excongresista Odín Sánchez Montes de Oca, pero Iván Duque levantó la mesa de diálogo el 18 de enero de 2019 como respuesta al atentado perpetrado por esa guerrilla contra la escuela de cadetes de la Policía General Santander.

Puede leer: La paz completa exige recuperar el diálogo con el ELN

¿Qué va a pasar?

El ELN no es un grupo fácil de derrotar porque funciona como un ‘estado paralelo’ en todos los municipios donde el Estado no tiene una presencia legítima ni efectiva. Nos guste o no, en esos lugares, los elenos son quienes cumplen las atribuciones básicas de los Estados modernos.

Por otro lado, debe reconocerse que el ELN tiene motivaciones políticas y, por ende, no debemos entenderla como una banda criminal más, aunque sus acciones estén plagadas de autoritarismo, crímenes, sangre y narcotráfico.

Guerrilla del ELN

Foto: Defensoría del Pueblo
El ELN sigue teniendo una presencia territorial importante y el Estado no ha logrado vencerlo

Además, aunque sus actos parezcan absurdos para nosotros, la mayoría de los miembros de este grupo armado provienen de familias campesinas que viven en la Colombia profunda que carece de carreteras, escuelas y puestos de salud. Así pues, se trata de “rebeldes primitivos” que han respirado un aire muy distinto del que nosotros hemos respirado. Son, en el fondo, víctimas de un sinnúmero de exclusiones y barbaries.

Finalmente, considero que para lograr un proceso de paz exitoso con el ELN es necesario que existan tres condiciones:

  • Un gobierno que, a diferencia del de Duque, esté dispuesto a negociar con sus miembros y sea capaz de elaborar una propuesta tentadora para ellos;
  • Un ELN que le apueste a la paz y abandone su proyecto de la resistencia armada;
  • Una fuerza social y ciudadana que respalde y acompañe este proceso.

*Analista del conflicto armado y sus perspectivas de superación. @luchoceliscnai

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