Las negociaciones entre el ELN y el gobierno atraviesan una serie de problemas de comunicación que afecta la credibilidad del proceso.
Liliana Gómez*
Renacen las negociaciones
En 2018, durante el gobierno de Iván Duque, las conversaciones con el ELN quedaron estancadas. Antes de eso, en 2017, bajo el mandato de Juan Manuel Santos, se habían reactivado estas conversaciones en Quito.
Así, en noviembre de 2022, Gustavo Petro, quien apoyó el proceso de paz de Santos, retomó los diálogos con el ELN. La actividad se llevó a cabo en Caracas, y contó con Cuba y Noruega como garantes.
El gobierno designó a Otty Patiño ─ex miembro del M-19─ como jefe del equipo negociador, acompañado por José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan), entre otros. Por parte del ELN, el encargado fue Israel Ramírez Pineda, también conocido como Pablo Beltrán, quien es el segundo al mando de esta guerrilla.
Esta guerrilla fue fundada en 1964 y se estima que cuenta con entre 4.000 y 5.000 combatientes.
Amenazas a periodistas
En un espacio de diálogo con una guerrilla con la que siempre ha sido difícil conversar, su líder Antonio García publicó una amenaza en su cuenta de Twitter.
Las periodistas María Alejandra Villamizar y Vicky Dávila fueron las destinatarias de esta amenaza. Esto sucedió después de que Villamizar escribiera una columna para el diario español El País: «A María Alejandra Villamizar se le subió Vicky Dávila a la cabeza. Los dolores duelen igual en ambas partes, por eso debemos respetarnos».
Es importante recordar que la comunicación transparente es clave para llegar a un acuerdo justo. El ELN debe mostrar un interés genuino en negociar con el gobierno para lograr la paz. Es hora de que comprendan que la paz también se alcanza a través del diálogo y el respeto mutuo.
La cuenta de García en Twitter fue suspendida como resultado de la amenaza que publicó contra las periodistas. El presidente Petro salió en defensa de las periodistas y la libertad de prensa. En un tuit publicado por él, expresó su apoyo a las periodistas y a la libertad de expresión: «Cualquier hombre que tenga control sobre armas y hable con periodistas desarmadas, sin su voluntad, debe saber que su sola presencia, su sola palabra puede representar una amenaza potencial. Es, de facto, una ruptura de la libertad».
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) rechazó las amenazas de Antonio García. La fundación destacó la actitud del presidente en este asunto y dijo que “En un proceso de negociación de paz, que congrega diversidad de actores, el ánimo democrático exige que se proteja y promueva el cubrimiento de la prensa, en todas sus formas y dimensiones, de este momento histórico”.
Esto sucede antes de celebrar el tercer ciclo de diálogos con la guerrilla del 27 de abril al 29 de mayo. Es importante recordar que la comunicación transparente es clave para llegar a un acuerdo justo. El ELN debe mostrar un interés genuino en negociar con el gobierno para lograr la paz. Es hora de que comprendan que la paz también se alcanza a través del diálogo y el respeto mutuo.
El papel de las comunicaciones
Es evidente que el proceso de negociación con el ELN es distinto del proceso con las FARC. En este caso, el grupo está conformado por pequeños frentes que operan con autonomía y debaten constantemente sobre sus acciones. Sin embargo, es esencial que se llegue a un acuerdo que beneficie a ambas partes y a la sociedad en general.
En este caso, el gobierno está interesado en llegar a un acuerdo, pero el ELN ha llevado a cabo atentados contra soldados, como el último que causó 9 muertes y varios heridos. Además, el grupo no muestra interés en crear un espacio de diálogo y participación que involucre a la opinión y haga posible llegar a un acuerdo.
En el pasado proceso de negociación del gobierno Santos, se cometió el error de pensar que la paz era apenas un tema de firmas entre unos pocos. Es importante que en esta ocasión el ELN comprenda que la paz se construye a través de la comunicación y los hechos. Sus redes sociales pueden ser usadas para difundir propuestas de manera pacífica y construir acuerdos sin atacar al otro.
Es esencial hablar para construir acuerdos y puentes en vez de atacar al otro. Esperamos que el ELN entienda la importancia de estas acciones y se comprometa a trabajar hacia la paz.
Las plataformas digitales
Los medios de comunicación y las redes sociales pueden ser usados para atacar al otro, como lo está haciendo el ELN, o para buscar diálogos con la población civil, que en su mayoría desea la paz. Por lo tanto, es importante usar las redes sociales para proponer temas que permitan cambios reales en vez de atacar a la vida o al buen nombre de otros.
En el siglo XXI, el camino hacia las negociaciones debe permitir que la opinión se entere de temas que lleven a la reflexión y no propicien más odio, desafección y descontento hacia el proceso de paz. Es necesario crear un espacio en el que la población pueda participar en el diálogo y ser parte de la construcción de la paz.
En un acuerdo de paz, las redes sociales deben ser espacios en los que se busque mejorar o al menos no empeorar las relaciones entre los involucrados. Es necesario tener en cuenta los intereses de la comunidad y construir un lenguaje que permita imaginar un espacio distinto de la guerra.
Por esto, los líderes de la guerrilla que negocian la paz y tienen cuentas en redes sociales como Twitter, deben tomar en cuenta lo siguiente:
- Separar a las personas del problema.
- Ponerse en el lugar de la opinión que no cree en los buenos resultados de la negociación.
- Analizar atentamente el contexto y contar historias que no propicien más miedo o, por lo menos, no den herramientas para que otros construyan un discurso de desafección y rechazo.
- Preguntarse siempre antes de publicar un tuit el por qué y el para qué del mismo.
En un proceso de paz con el ELN, es crucial crear mapas y posibilidades para contar diferentes historias. Cada vez que un líder de la guerrilla ataca a un soldado o amenaza a un periodista, se produce un mayor rechazo hacia el proceso de paz. Esto puede hacer que algunos piensen que la única solución posible es eliminar al otro por medio de la muerte o la cárcel.

En un acuerdo de paz, las redes sociales deben ser espacios en los que se busque mejorar o al menos no empeorar las relaciones entre los involucrados. Es necesario tener en cuenta los intereses de la comunidad y construir un lenguaje que permita imaginar un espacio distinto de la guerra.
Entonces, ¿por qué sentarse a negociar si no se tiene la opción de construir con el otro? Si las palabras no cambian y si los medios de comunicación y las redes sociales se siguen usando como lugares de confrontación, ataque o irrespeto hacia el otro, ¿para qué negociar? Es crucial trabajar juntos para construir soluciones sostenibles y pacíficas.
Las comunidades en los procesos de negociación
En su texto «Obtenga el Sí«, William Ury sugiere la importancia de involucrar a la comunidad como un tercer actor en un proceso de negociación. No son solo dos partes negociando, sino tres: las partes y la comunidad interesada en el resultado.
Para llegar a la comunidad, es importante desarmar el discurso y comprender que las plataformas digitales de comunicación pueden ser usadas para construir, si se respeta la diversidad, o para destruir y polarizar si se intensifican las burbujas y se habla solo con aquellos que comparten las mismas ideas.
Es común que los medios cambien o descarten el discurso de los guerrilleros, por eso es importante que estos grupos, como el ELN, eviten replicar la misma violencia simbólica en las plataformas. En su lugar, deben construir historias distintas que sean aceptadas por los ciudadanos, lo que permitiría tener conversaciones desde lugares diferentes con la intención de propiciar esperanza en vez de miedo.