Los cortes permanentes tienen hartos a los usuarios de esta empresa gigantesca. Problemas de no pago y sobre todo falta de inversión son las causas del pésimo servicio. ¿Cuáles serían los remedios?
Amylkar D. Acosta M.*
De mal en peor
La empresa Electricaribe, filial del grupo español Gas Natural-Fenosa, es el operador de red en la región Caribe de Colombia. Su servicio se extiende a los 7 departamentos de la costa, excluyendo al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, el cual, por ser insular, tiene su propio operador.
Esta empresa tiene una pésima reputación entre sus 2,6 millones de usuarios (el 25 por ciento del mercado nacional). Y con buenas razones: según el último informe de la Superintendencia de Servicios Públicos, el ya malísimo servicio de Electricaribe ha empeorado todavía más, lo cual aumentó la inconformidad y las protestas en toda la región.
Los indicadores de calidad (duración y frecuencia de las interrupciones) en 2015 fueron peores que los de 2014, cuando la situación ya era deplorable:
- La frecuencia de los cortes fue muy alta: las interrupciones intempestivas y/o racionamientos no programados se repitieron entre 39 veces (en Sincelejo) y 111 veces (en Montería) para un promedio de 59.9, que contrasta con 41.4 que es el promedio nacional.
- La duración acumulada de las interrupciones del fluido eléctrico en las ciudades capitales estuvo entre las 34,77 horas (en Sincelejo) y las 144,85 (en Montería) para un promedio de 67.2, muy por encima del promedio nacional de 45.64.
Las fallas del sistema eléctrico se han convertido en el principal obstáculo para la competitividad de la región Caribe – porque afecta a las empresas grandes, medianas y pequeñas, a los hoteles, al comercio- y en una calamidad para los usuarios residenciales, que no ven salida distinta de cambiar de operador, como lo están exigiendo a los gobernadores y alcaldes de las capitales de la región.
Mercado muy difícil
![]() Siete departamentos de la región Caribe dependen del servicio de Electricaribe. Foto: Ministerio de Minas y Energía |
Los problemas de Electricaribe empiezan por el mercado al que sirve.
-Se trata de un mercado que no es competido pero que no es competitivo, ya que el 80 por ciento de los usuarios pertenecen a los estratos 1 y 2, en barrios subnormales y zonas de difícil gestión, donde es muy baja la capacidad para pagar facturas. De allí que la deuda de difícil cobro entre estos usuarios supere los 400.000 millones de pesos. Como dijo el exministro Rodrigo Escobar Navia: “un mercado de pobres es un pobre mercado”.
Aunque suele decirse que en la región Caribe impera la cultura del no pago y que ello explicaría la cartera morosa de Electricaribe, es indudable que los estratos bajos no pocas veces se encuentran ante la disyuntiva de comer o pagar la factura de la energía. También es cierto que otras empresas que prestan servicios como los de agua y gas, no enfrentan un problema de cartera semejante – lo cual sugiere que la mala calidad del servicio influye sobre el no pago del mismo-. Y así estaríamos ante un círculo vicioso donde no se paga por un mal servicio y la empresa alega que el servicio no es bueno porque no tiene ingresos debido a que sus usuarios no le pagan.
La nuez del problema consiste en el rezago histórico de la empresa en materia de inversión.
-Pero por otra parte hay que notar que la cartera vencida del sector oficial supera los 144.000 millones de pesos, de modo que además de la pobreza o del círculo vicioso hay un problema político detrás de los apuros de Electricaribe.
-En tercer lugar las pérdidas causadas por el fraude vienen a complicar el cuadro de la empresa. Aunque al cierre de 2015 estas pérdidas fueron en promedio de 19,7 por ciento, por regulaciones solo se pueden reconocer 12,75 puntos porcentuales; es decir, la diferencia de 6,95 puntos va contra el estado de ganancias y pérdidas de la empresa.
-Para añadir a todo lo anterior, el mercado de la región Caribe ha sido descremado, a tal punto que el 53 por ciento de los usuarios no regulados, que son los grandes consumidores, se lo llevan otros generadores y comercializadores a través de contratos bilaterales, y a Electricaribe le queda el hueso del mercado.
Las dificultades no son menores cuando se piensa en la caja de la empresa. Su deuda con los bancos está rozando los 2 billones de pesos, lo cual le resta capacidad de maniobra a Electricaribe – hoy abocada a comprar en bolsa y a precios más altos el 22 por ciento de la energía que comercializa-.
Falta de infraestuctura
Pero la nuez del problema consiste en el rezago histórico de la empresa en materia de inversión, que se traduce en la mala calidad y el deterioro del servicio. A esa conclusión llegó un estudio coordinado por Carmenza Chahín que contrató el gobierno cuando fui su ministro de Minas y Energía.
A ese retraso se sumó una distorsión causada por la Resolución 097 de 2008 de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREFG), que toma como base para remunerar las inversiones en distribución la metodología del costo medio histórico, lo cual desestimula la inversión en expansión ya que estas expansiones solo se reconocen una vez efectuadas.
Pero, sin duda, lo que le impide a Electricaribe prestar un buen servicio es la falta de inversión en infraestructura, es decir, en subestaciones, transformadores, compensadores, postes, en el Sistema Nacional de Transmisión (SNT) y en el Sistema Regional de Transmisión (SRT), así como en la renovación y refuerzo de las redes de distribución.
Este atraso en la inversión, sumada a la obsolescencia de la red, a la contaminación y a los crecientes requisitos de mantenimiento – en especial, cuando el sistema llega a niveles de fragilidad críticos- se traduce en sobrecarga creciente de los transformadores y de lasredes conductoras.
Es más: la demanda de energía en la región Caribe (7 por ciento) crece por encima del promedio nacional (4,2 por ciento), debido en mucho a la relocalización de empresas hacia esta zona de otro modo promisoria en términos de competitividad.
Además la salinidad del ambiente implica más esfuerzos de mantenimiento, que la empresa no ha estado en capacidad de ejecutar. Así que cada vez que llueve se producen cortos circuitos originan los continuos cortes y los altibajos en el voltaje que a su vez dañan los electrodomésticos en los hogares, en el comercio y en las empresas.
Las soluciones
![]() La ciudad de Montería, ha sido la más afectada por la interrupción del servicio de Electricaribe. Foto: Tim & Stacy Fisher |
Aunque las experiencias pasadas de la Superintendencia de Servicios públicos desaconsejan esta opción, no han faltado quienes propongan la salida facilista de que el gobierno nacional intervenga a Electricaribe.
La salida eficaz pasa por un esfuerzo vigoroso y sostenido de inversión que corrija el rezago mencionado. Este esfuerzo supone recursos provenientes del Presupuesto General de la Nación, y por supuesto de Electricaribe. Se requiere además el concurso de otros inversionistas privados, sobre todo en proyectos subastados a través de las convocatorias de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME).
Conscientes de esta realidad y acogiéndonos a los resultados del estudio mencionado, en el Ministerio de Minas y Energía tomamos medidas de choque, entre ellas una Resolución que cambió la metodología del costo medio histórico por la del costo medio de largo plazo, para animar a los inversionistas a apostarles a los nuevos proyectos.
Lo que le impide a Electricaribe prestar un buen servicio es la falta de inversión en infraestructura.
Además diseñamos un paquete de proyectos urgentes, que luego presentó mi sucesor Tomás González como Plan 5 Caribe. Este Plan incluye 394 proyectos del sistema de transmisión regional y nacional y del sistema de distribución local, identificados como estratégicos para el Caribe, entre los cuales figuran desde “dobles calzadas” hasta “vías locales” que llevarán energía a los hogares. El Plan implicaría inversiones por 5,1 billones de pesos a lo largo de cinco años, de los cuales le corresponden 1,1 billones a Electricaribe.
Adicionalmente se ampliaría el subsidio para las familias de menores ingresos (hasta el 60 por ciento para el estrato 1 y 50 por ciento para el estrato 2), para lo cual) en el Plan Nacional de Desarrollo se aumentaron los recursos del Fondo de Energía Social (FOES). Por su parte el Congreso aprobó duplicar los recursos para el Programa de Normalización de Redes Eléctricas (PRONE) y para el Fondo de Apoyo Financiero para la Energización de las Zonas Rurales Interconectadas (FAER).
Pero para que las medidas aquí esbozadas cumplan su cometido y se mejore el servicio no basta con llevar a la práctica el Plan 5 Caribe. Se necesita además recuperar la confianza de los usuarios, pues de ella depende la buena relación entre todos los actores de la cadena (usuarios, operador, regulador).
Para este efecto son precisas las acciones inmediatas de mejora sustancial – y sostenible, lo que es más importante-. De esta manera los usuarios sentirían que tienen un servicio con calidad, eficiencia y continuidad, que por lo tanto están dispuestos a pagar cumplidamente.
* Exministro de Minas, Energía e Hidrocarburos