¿Cuáles son los candidatos más relevantes en el Valle del Cauca y su capital? ¿Y cuáles son los resultados probables de las próximas elecciones?
Juan Pablo Milanese*
Un escenario predecible
A menos de tres meses de las elecciones municipales y departamentales, el escenario político en el Valle del Cauca y Cali es relativamente predecible.
Aunque aún puede haber sorpresas, es probable que el número y los nombres de los candidatos relevantes, así como los aspectos principales de la contienda, puedan preverse desde ahora.
El Valle del Cauca es una región caracterizada por grandes diferencias entre sus municipios: mientras que Cali es una de las principales áreas metropolitanas del país, también hay otros distritos claramente rurales, y un amplio número de ciudades intermedias.
Sin embargo, Cali y el Valle comparten características similares: tanto en la ciudad como en el departamento, los partidos políticos son organizacionalmente débiles. En algunos casos, los partidos son casi “confederaciones” de dirigentes que se acomodan pragmáticamente de acuerdo con la elección, y en otros, son “franquicias” que venden los avales al mejor postor.
Además, los candidatos que buscan llegar a cargos en la rama ejecutiva tienden a lanzarse por recolección de firmas, lo cual simplifica los apoyos cruzados entre diferentes fuerzas políticas. A su vez, eso rompe la expectativa de congruencia entre los niveles nacional, departamental y municipal.
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La Gobernación: pocas sorpresas
Si no ocurre nada extraordinario, es probable que Clara Luz Roldán, candidata patrocinada por Dilian Francisca Toro —la actual gobernadora del departamento—, llegue a la Gobernación del Valle.
Esto no es raro, especialmente si se tiene en cuenta que Toro es la única gran electora existente en la región. Aunque en este caso es exagerado hablar de una hegemonía electoral, pues su fuerza política no le ha permitido obtener por sí sola una mayoría absoluta de los votos, es evidente que Toro es un actor predominante en la región. Por eso, es poco probable que sea derrotada el 27 de octubre.
¿De donde proviene la fuerza electoral de Dilian Francisca Toro? No existe una única respuesta. De hecho, su poder se deriva de múltiples fuentes: la primera es, sin duda, del aparato estatal.
Tanto en la ciudad como en el departamento, los partidos políticos son organizacionalmente débiles.
Toro controla la Gobernación del Valle y la administración de varios municipios del departamento, e incluso tiene poder en algunos ministerios. Eso le garantiza una posición de privilegio sobre el resto de los contendientes. A medida que se acercan las elecciones, la gobernadora ha empleado todos los recursos institucionales para desplazar a sus competidores, y ha acomodado a su favor a los más fieles.
Pero existen otras causas que han relegado a sus competidores: los rivales de Toro son pocos, están fragmentados y distanciados ideológicamente, lo que los hace más débiles. De hecho, aun cuando en el departamento existen otros políticos indudablemente relevantes, ninguno constituye una amenaza significativa. La actual gobernadora es la única dirigente de la región —y una de los pocos nacionales— que puede jactarse de tener su “propia bancada legislativa”.
![]() Foto: Cámara de Representantes |
Aunque existen voces que impulsan la unidad de la oposición, es poco probable que eso pase: para lograrlo, partidos políticos tan distintos como el Centro Democrático, la Unión Patriótica (UP) y la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) tendrían que unirse.
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Sin embargo, esto no es solo remoto por lo irreconciliable de las posiciones de esos partidos, sino también por otras razones estratégicas. En primer lugar, porque la intención de voto de los demás candidatos no parece ser lo suficientemente alta para que cualquiera de ellos acepte retirar su candidatura para sumarse a la de otro.
Especialmente cuando la subsistencia política de muchos candidatos depende de la capacidad de mostrar un “músculo electoral” sólido, que oscila entre las 50 mil y las 100 mil personas. Un candidato con este músculo electoral solo estará dispuesto a renunciar a su candidatura si existen suficientes garantías de compensación.
Por eso, es probable que haya dos candidaturas que le disputen el cargo a Roldán:
- Una “filoliberal”, probablemente encabezada por Griselda Janeth Restrepo —y disputada por otros candidatos como Duvalier Sánchez u Oscar Gamboa—;
- Y otra de perfil más conservador, que tenga la bendición del Gobierno Nacional, y que sea disputada entre Francisco Lourido —patrocinado por Angelino Garzón— y Álvaro López —apoyado por el exgobernador Ubeimar Delgado—.
Cali: resultados inciertos
A diferencia del Valle, en Cali la dirigencia política está atomizada, y no existen grandes electores.
De hecho, ninguno de los principales políticos de la ciudad —ni siquiera los congresistas con las más altas votaciones— se acerca al 10 por ciento de intención de voto de las casi 700 mil personas registradas en las últimas elecciones municipales.
Esto obliga a los candidatos a la alcaldía a aliarse con otros competidores, lo que aumenta significativamente los costos de transacción política y el número de intermediaros necesarios para obtener un caudal electoral competitivo.
En consecuencia, los resultados de las elecciones aún son inciertos, y es probable que en el próximo mes se aclaren un poco más. Por el momento, de los más de diez aspirantes presentes en la contienda se destacan dos candidatos “y medio”. En el orden que ofrecen las últimas encuestas, los candidatos con más opciones son:
- Roberto Ortiz —recolección de firmas—;
- Jorge Iván Ospina —Alianza Verde—;
- Y, visiblemente más atrás, Alejandro Eder —recolección de firmas—.
Sin embargo, el pasado 25 de julio Roberto Ortiz recibió el apoyo oficial del Centro Democrático, lo que sin duda acelera el proceso de decantación del electorado. Evidentemente, esto le garantiza al exrepresentante y senador liberal una base de apoyo significativamente más amplia.
Sin embargo, es posible que Ortiz tenga un techo todavía lejano a la mayoría absoluta. Aun cuando en las elecciones locales no se repite lo ocurrido en las presidenciales, es relevante que hace apenas un año Cali se haya mostrado como un municipio opositor al partido del presidente.
En la primera vuelta presidencial, Sergio Fajardo ganó en Cali, y aunque Duque obtuvo el segundo lugar, su votación fue más cercana a la de Petro que a la del candidato de Compromiso Ciudadano. En la segunda vuelta, en cambio, Petro obtuvo el 53,1 por ciento de los votos, y Duque apenas el 41,9 por ciento.
![]() Foto: Elaboración propia |
También es importante resaltar que, entre las principales ciudades del país, la capital vallecaucana fue aquella donde los votos de Fajardo más se movieron hacia Petro. Según cálculos realizados junto a Juan Guillermo Albarracín —a través de un ejercicio de inferencia ecológica basado en el método de Gary King— dicha transferencia alcanzó un 80 por ciento.
Toro controla la Gobernación del Valle y la administración de varios municipios del departamento.
Por eso, si bien Ortiz acaba de ganar el favor de un partido con un electorado relativamente disciplinado, también pudo haber “espantado” a una parte significativa de los votantes del municipio. En todo caso, no está de más recordar que para este tipo de elección no es necesario alcanzar la mayoría absoluta.
Por su parte, Jorge Iván Ospina ha concentrado su campaña en las zonas más populares de la ciudad. Y, contra lo que señala el sentido común y la intuición, la elección del alcalde de Cali la definen los estratos medios —especialmente el estrato 3—, que el año pasado se volcó hacia la candidatura de Fajardo.
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En estos estratos medios, Ospina deberá disputar los votos de Alejandro Eder, quien justamente depende de ellos para llegar a octubre con algún chance. Si Eder es capaz de superar en agosto la barrera sicológica del 15 por ciento de intención de voto —algo nada sencillo para un candidato proveniente de la élite local y con poco reconocimiento público—podría disputar la alcaldía.
Especialmente si Eder es capaz de absorber el voto de los estratos medios—cosa que los antecedentes de 2018 indicarían que puede suceder—y recuperar el apoyo de los estratos altos, que dudan de la candidatura de Eder por su participación en las negociaciones de La Habana, pero que no parecen estar convencidos de Ortiz.
*Doctor en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Bolonia (Italia), jefe del departamento de Estudios Políticos y profesor asociado del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi de Cali.