Elecciones locales: lo que está en juego, lo que puede hacerse. - Razón Pública
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Elecciones locales: lo que está en juego, lo que puede hacerse.

Escrito por Super web
Alcaldía de Ibagué en la Plaza de Bolívar, Tolima.

Alcaldía de Ibagué en la Plaza de Bolívar, Tolima.

Karen MoralesVictoria KairuzTomando el caso concreto de una ciudad y de un departamento se pueden ver  mejor los costos de la mala política y lo que pueden hacer los ciudadanos para votar de modo responsable. Las elecciones en Ibagué y el Tolima*.  

Karen Morales Zambrano** – Victoria Kairuz Márquez***

Universidad de IbaguéViejos y nuevos temas

Las elecciones del próximo domingo plantean distintos retos.

El primero y el más obvio es escoger gobernadores, diputados, alcaldes y ediles que sirven efectivamente al público en lugar de servirse de lo público. Este es un reto específico para los habitantes de cada departamento, municipio o comuna, que por lo mismo ilustraremos aquí por referencia al caso de Ibagué y de su infortunada coyuntura en la segunda parte de este artículo.

Los otros retos  son algo más genéricos, e incluirán dos novedades de importancia en los comicios del próximo domingo:

  • Por vez primera tuvo que aplicarse la ley de cuotas en el plano local, o sea que al menos el 30 por ciento de los integrantes de las listas debieron ser mujeres.
  • No menos importante, las autoridades locales que resulten elegidas deberán  convertir en realidad los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC.

Bajo estas circunstancias son de especial importancia la participación electoral y  el voto responsable. Para el caso del Tolima, la tasa de abstención oscila entre el 40 y el 50 por ciento, o sea que casi la mitad de los tolimenses ha dejado de ejercer su derecho -y de cumplir con su deber- de votar.

Par elevar la participación es necesario promover el voto libre e informado, de manera que la ciudadanía no se limite a escoger un nombre sino a incidir sobre las propuestas y alternativas de solución.  

Construyendo ciudadanía

La iniciativa “Tolima Vota Bien - Elecciones, paz y territorio” busca alimentar una cultura ciudadana de participación electoral a conciencia.
La iniciativa “Tolima Vota Bien – Elecciones, paz y territorio” busca alimentar una
cultura ciudadana de participación electoral a conciencia.
Foto: Registraduría Nacional del Estado Civil

Con este propósito se conformó la iniciativa “Tolima Vota Bien – Elecciones, Paz y Territorio”,  como una alianza que viene trabajando desde el 2014 y de la cual hacen parte el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados , la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos , la Misión de  Observación Electoral de la OEA, la estrategia Colombia Responde de la Presidencia de la República, la Gobernación del Tolima, las universidades de Ibagué y del Tolima, la Corporación Universitaria Minuto de Dios, la Fundación Social, la Fundación Concern Universal, la Fundación Yapawaira y  el programa Ibagué ¿Cómo Vamos?.

Esta alianza ayuda a la construcción de ciudadanía mediante  la promoción del voto responsable, el aumento del poder  ciudadano y la escogencia de candidatos mejor preparados. Con ello será posible formular y ejecutar mejores programas de gobierno, planes de desarrollo y políticas públicas, y hacer más constructiva y eficaz la presencia en los asuntos públicos por parte de los gremios, las organizaciones sociales, las entidades de cooperación y los medios de comunicación.

Es escoger gobernadores, diputados, alcaldes y ediles que sirven efectivamente al público en lugar de servirse de lo público. 

La iniciativa, que no tiene carácter partidista ni está afiliada con candidaturas, se ha traducido en diálogos ciudadanos en los once municipios escogidos como prioritarios para  llegar a agendas consensuadas donde se identifican los principales problemas del  municipio y se formulan propuestas para ser presentadas a  los candidatos a las alcaldías y a la Gobernación.  Los 11 municipios fueron escogidos a partir de los criterios de oportunidad (presencia de las instituciones participantes en estos municipios), y de viabilidad y pertinencia (presencia de experiencias organizativas con potencial para incidir sobre el desarrollo local). Durante los dos meses previos a las elecciones del próximo domingo se llevaron a cabo encuentros ciudadanos con los candidatos a las alcaldías en cada uno de los municipios, para informarse de sus programas de gobierno e informarles sobre las prioridades y propuestas que la comunidad ya había identificado.

Las agendas se construyeron con ayuda de un “kit de herramientas” que incluye  los elementos básicos para el diagnóstico sobre la situación actual de cada territorio, las guías para formular propuestas o proyectos, y la información institucional pertinente

Este ejercicio de construcción ciudadana basado en las tareas previas de examinar la situación y perspectivas de cada municipio, de llegar a consensos sobre las prioridades y las mejores soluciones para la comunidad, de sostener conversaciones informadas y de doble vía con cada uno de los candidatos o candidatas a dirigir la administración del municipio y del departamento, es una manera eficaz de ayudar a que los tolimenses voten responsablemente. 

Ibagué ¿qué nos pasa? VOTAR BIEN ES IMPERATIVO

El 7 de noviembre próximo se inaugurarán los XX Juegos Deportivos Nacionales y IV Paranacionales. Tolima y Chocó cumplieron. Ibagué no. Las causas: errores e ineficiencias de planeación y gestión, demoras en la contratación. Por eso Coldeportes debió llevarse para otras ciudades los eventos de patinaje, softbol, squash, BMX y atletismo paranacional.

Quienes nacimos y crecimos aquí, solíamos oír que “Ibagué es un buen dormidero”. Y seguramente fue en medio de ese aletargamiento onírico que la ciudad fue “tomada por asalto”, literalmente, por unos políticos de oficio que dejaron regueros de malas costumbres, corrupción, pereza e ineficiencia administrativa, caudillismos espurios, y desdén por lo público. 

En 1998 surgió una esperanza cuando llegó la primera mujer alcaldesa, a quien el profesor Fernando Cepeda le decía que la ciudad  podía recuperar su gobernabilidad porque “no llega a los 500 mil habitantes, está bien situada, la gente es hospitalaria y amable….”. Pues bien, la alcaldesa comenzó a limpiar la casa, a poner orden, a desterrar los manejos oscuros, a  planificar la educación y la salud. Desafortunadamente el tiempo fue breve y le costó toda suerte de ataques y demandas, que aún hoy no termina de afrontar.

Con todo, hay que pasar pronto esta página amarga, pero dejando sembrada en la memoria colectiva lo que pasó, por qué pasó, y de quiénes es la culpa.

Lo que siguió fue un continuo mal gobierno, o desgobierno, que ha llevado a Ibagué a un estado deplorable: no se ha resuelto el problema de falta de agua –así ministros y viceministros regañen diariamente a la administración municipal-; la movilidad es desastrosa; el amoblamiento urbano es inexistente; el espacio público, calles, parques y plazas de  mercado se encuentran abandonados; la cultura ciudadana deteriorada; inequidad social, inseguridad.

Los informes de Ibagué ¿Cómo vamos? y otros estudios dan buena cuenta de cómo la ciudad se ha venido quedando atrás del vecindario. Ciudades cercanas, con menor presupuesto, muestran  indicadores mucho mejores en lo económico y en lo social.

Es cierto que la ciudad crece en edificaciones, centros comerciales y vivienda, de donde emana una especie de confort de “puertas hacia adentro”, un confort privado que algunos disfrutan  pero que no se compadece con la falta de un mejor-estar público, colectivo, con servicios para todos.

Al desaliento generalizado por el estado de la ciudad, se suma hoy la noticia sobre la decisión de llevarse a otras ciudades varias disciplinas deportivas porque los escenarios no estuvieron listos en las fechas previstas – decisión que ya se cantaba desde comienzos de año por personas serias que sin embargo fueron olímpicamente desoídas por la administración municipal. 

Los costos

Iglesia del municipio de Natagaima, en el Tolima.
Iglesia del municipio de Natagaima, en el Tolima.
Foto: Wikimedia Commons

¿Habrá sanciones para los responsables? Dadas las circunstancias, es muy improbable.

Y sin embargo el daño a la ciudad es grave, así el alcalde pretenda minimizarlo al afirmar  que “Ibagué no se va a acabar” por este fracaso. Las pérdidas serán grandes por la menor ocupación de hoteles, restaurantes y almacenes que aún no se han calculado totalmente. Pero más críticas aún serán  la pérdida en oportunidades para que los ibaguereños disfruten  de “sus juegos”, el hecho de que los  deportistas actuarán lejos de sus familias y de sus comunidades, la pérdida de presencia de Ibagué ante el país.

Por eso en las redes sociales “vergüenza” es la palabra que más se ha repetido durante estas semanas. Y es porque esta emoción individual –la vergüenza- se reproduce y se vuelve colectiva, hasta generalizarse y aparecer como un valor de identidad social.  Los  ibaguereños están avergonzados ante el país. Así lo expresa el reconocido cantautor nacido en esta ciudad, Santiago Cruz, al declinar la invitación a cantar en la inauguración de los Juegos: “Vergüenza infinita…Esa no es la Ibagué que yo conozco, y ciertamente no es la Ibagué en la que quiero que mis hijos crezcan. Yo conozco y soy testigo de una Ibagué  que cuando se propone algo lo saca adelante…Me invitaron a cantar en la inauguración de los Juegos, y por más que me hubiese encantado… no me  siento cómodo haciendo parte de algo que se ha manejado de manera tan irresponsable, por decir lo menos…. Sé que en estos tiempos es casi imposible despolitizar este tipo de opiniones, pero no es una opinión política, es una opinión ciudadana”. 

Con todo, hay que pasar pronto esta página amarga, pero dejando sembrada en la memoria colectiva lo que pasó, por qué pasó, y de quiénes es la culpa.

Ibagué está por reconstruir en lo político, lo social, lo económico. La ciudad tiene un patrimonio del cual echar mano: talento humano, universidades, agremiaciones, empresarios, juntas comunales, líderes cívicos, artistas, música, paisaje, y más. Pero para emprender esta reconstrucción, la ciudadanía necesita recobrar su confianza en los gobernantes. En el buen gobierno. Claro está que “Ibagué no se va a acabar”. Pero seguiremos por  el mal camino si sus habitantes no se deciden de una vez  a dar un golpe de timón para re-pensar, re-situar y re-orientar la vida en la ciudad.

Las elecciones del próximo domingo son una buena oportunidad para empezar. Votando bien.

 

* Razón Pública agradece el auspicio de la Universidad de Ibagué. Las opiniones expresadas son responsabilidad de las autoras.

** Karen Morales Zambrano. Politóloga, integrante de la Red Ibagué Imagina Joven, Universidad de Ibagué

*** Victoria Kairuz Márquez. Socióloga. Asesora Universidad de Ibagué

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