Elecciones en el Valle del Cauca: los impresentables - Razón Pública
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Elecciones en el Valle del Cauca: los impresentables

Escrito por Javier Duque
Javier-Duque-Daza

Javier-Duque-DazaLas estrategias y actuaciones de los políticos fueron lamentables. Los resultados electorales fueron un castigo de los ciudadanos a las facciones, partidos de alquiler y políticos de negocios… pero ahí siguen.

Javier Duque Daza

Maquinarias, facciones y partidos de alquiler

Los partidos deben ser actores centrales de la democracia, pero en el Valle del Cauca se han constituido en un factor de distorsión: maquinarias, grupos facciosos y partidos de alquiler.

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Personajes de ésta última organización son el ex diputado y congresista, Juan Carlos Martínez, y el gobernador Juan Carlos Abadía: uno destituido, el otro, en la cárcel.

En el plano local, las etiquetas de los partidos Liberal, Conservador, Partido Social de Unidad Nacional y Cambio Radical solo identifican a agrupaciones de clientela: maquinarias departamentales y locales, grandes, medianas y micro–maquinarias en los municipios.

Esas maquinarias se articulan alrededor de los congresistas — trece representantes a la Cámara y diez senadores, cerca del 9 por ciento del Congreso de la República —, 21 diputados, decenas de concejales (en Cali son 20) y cuarenta y dos alcaldes. Cada cual con sus propias clientelas, de todos los tamaños, cada vez más fragmentadas, volátiles y exigentes en retribuciones.

También, como se vio en las recientes elecciones, reacias a movilizarse. En términos de su capacidad de movilización, son maquinarias defectuosas, aunque son muy eficientes a la hora de los repartos y al apropiarse pedazos enteros del Estado local y departamental: cargos públicos, contratos, intermediación en licitaciones y demás beneficios que proporcionan sus posiciones de privilegio.

El MIRA opera como agrupación comunitario–religiosa cuyo “pastoreo electoral” ha sido eficiente y le ha permitido mantenerse en las corporaciones con escaños. El nuevo Partido Verde en su indefinición nacional de identidad también ha empezado a incursionar con éxito en Cali.

Además de maquinarias, otros actúan como partidos de alquiler: organizaciones que logran reconocimiento legal, por lo cual pueden otorgan avales a candidatos sin partidos, o expulsados o rechazados por otros.

La personería jurídica se convierte en patente de corso. Se alquila el aval por dinero, promesas de retribuciones o apoyos posteriores en elecciones nacionales. El Movimiento de Inclusión y Oportunidades (MIO), cuyo nacimiento estuvo vinculado a las minorías afrodescendientes (como Movimiento Interétnico de Opción Participativa) es la más reciente etiqueta que identifica a un partido de alquiler.

Pero otras le precedieron: Movimiento Popular Unido, Convergencia Ciudadana, Alianza Democrática Nacional (ADN) y Partido de Integración Nacional PIN (que obtuvo para el departamento en las elecciones de 2010 tres senadores y tres representantes y en la asamblea tiene dos escaños y dos concejales en Cali, además de los obtenidos en otros municipios). Una potente maquinaria.

Uno de los personajes de ésta última organización es el ex diputado Juan Carlos Martínez (elegido en fórmula con Juan Carlos Abadía) y congresista durante ocho años, quien pasó del Senado directamente a la cárcel de La Picota, luego a la del Bosque, a su mansión–por- cárcel y retornó de nuevo a prisión, ahora por presuntos delitos de narcotráfico y por su vínculo con la organización criminal para manipular las elecciones. Un caso que ilustra bien la denominación de políticos de negocios.

Políticos de negocios

Pero no es el único. En un artículo anterior en Razón Pública — retomé el concepto de políticos de negocios [1] para referirme a los funcionarios públicos (electos o designados) que combinan actividades tradicionales de intermediación entre la sociedad y el Estado con negocios ilegales o legales y la participación personal en actividades económicas.

Además de la búsqueda de reconocimiento público para obtener apoyo electoral y acceder o mantenerse en cargos de conducción, utilizan su poder para apropiarse de los recursos públicos para ellos, sus asociados, sus familiares y sus allegados.

Gran parte de la dirigencia política del Valle del Cauca encaja perfectamente en esta denominación; la presencia de este tipo de dirigentes queda ilustrada por casos como los siguientes:

  • Buscadores y cazadores de rentas, que utilizan sus cargos para el lucro personal, familiar y de sus círculos de apoyos.
  • El caso mencionado con vínculos con actores ilegales.
  • En otros casos, sus conductas han dado pie a sanciones legales, como los casos recientes de exgobernadores suspendidos y sancionados.
  • Tres lustros atrás, la generación vallecaucana del proceso 8000.
  • En la actualidad, la senadora y expresidenta del Congreso, investigada por parapolítica y lavado de activos.

Como su orientación en política no obedece a principios ni a pertenencias partidarias, a estos políticos de negocios les es fácil migrar de un partido a otro, en búsqueda de un paraguas que los cubra mejor. El transfuguismo es una práctica recurrente.

Los candidatos a gobernador

-El candidato ganador en las recientes elecciones proviene del partido Conservador, participó en las elecciones de 2011 con el apoyo público de Álvaro Uribe (entonces, se suponía, del Partido Social de Unidad Nacional) y en estas participó por una coalición que a escala nacional es contraía al ex presidente, jefe declarado de la oposición.

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El gobernador electo proviene del partido Conservador, participó en las elecciones de 2011 con el apoyo de Uribe y en estas por una coalición que a escala nacional se le contrapone.
Foto: Tomada de RCN Radio.

-Otro candidato provenía del Partido de la U, al cuál en esta ocasión se enfrentaba, recurriendo a un partido de alquiler.

-Como una cometa al viento, pero sin hilo a tierra, el Partido Verde va y viene.

¿Cómo hacen los ciudadanos para orientarse en sus decisiones? Pues sencillamente… prefieren no votar. O votan en blanco. Síntoma interesante de respuesta ciudadana para sancionar a una clase dirigente impresentable.

Las candidaturas para gobernador fueron la expresión del sistema de partidos:

  • una coalición catch-all, atrapatodo, con la etiqueta de “Unidad Vallecaucana” en torno a Ubeimar Delgado, aglutinó al partido Social de Unidad Nacional, Cambio Radical, Partido Conservador, Partido Liberal y Partido Verde. 
  • Francined Cano (hijo del diputado del mismo nombre) que había pertenecido al Partido Social de Unidad Nacional y quien perdió la curul por pocos votos en el reconteo en 2010, recibió el aval del partido de alquiler MIO, junto con otras etiquetas de alquiler: PIN y Afrovides. 
  • La tercería de Carlos González, sindicalista de la Universidad del Valle, con el aval del Polo Democrático Alternativo.

Los resultados electorales

Algunas evidencias significativas para destacar, derivadas de los resultados:

  • entre cinco partidos -cuatro de ellos con representación en el Congreso y en las corporaciones locales y el quinto (el Partido Verde) con representación local- sólo pudieron movilizar el 8,3 por ciento de los electores potenciales, esto es, menos del 2 por ciento cada uno en promedio. 
  • Como se observa en el cuadro 1 y en la gráfica siguiente, en las elecciones realizadas en la última década hay una tendencia decreciente en la movilización electoral; en el mejor de los casos, la elección de Angelino Garzón en 2003, ascendió al 27,2 por ciento. Para las últimas elecciones, la abstención general fue del 80,6 por ciento. Sin precedentes… ni comentarios.

Cuadro 1
Candidatos ganadores y votación efectiva 
en las elecciones para gobernador en el Valle del Cauca 
2003-2012

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  • El voto en blanco: del total de votos válidos (589.713), el 22,5 por ciento fueron en blanco y en Cali los votos en blanco estuvieron muy cerca de los obtenidos por el candidato ganador (la diferencia fue menor a 10.000 votos). Situación inédita en el departamento.

Hubo un gran movimiento impulsado por sectores académicos, algunos periodistas nacionales y organizaciones sociales a su favor. La alta abstención y el voto en blanco, expresión de la creciente desconfianza de los ciudadanos en la dirigencia política del departamento, nos hace pensar en hipotética situación que describe Saramago en Ensayo sobre la lucidez.

Habría que pensar en lo razonable que sería poder repetir elecciones con estas características y tan débil legitimidad, o tal vez captar el mensaje del novelista sobre la opción de expresar una protesta masiva respecto a una democracia desvirtuada. 

  • La gran franja de más del 80 por ciento de potenciales electores no es captada por ninguna de las alternativas. ¿Qué hay de la izquierda? El Polo Democrático Alternativo tampoco ha demostrado capacidad de movilización, no se ha consolidado como una opción de poder, aunque tiene representación en el Congreso, en la Asamblea y en el Concejo Municipal de Cali y tiene ascendente en sectores sindicalistas, de académicos y de estudiantes, no logra convertirse en una opción con capacidad de competir.

En esta ocasión recurrió a una persona sin antecedentes ni trayectoria político-partidista. No tenía muchas alternativas, pues no se vislumbran liderazgos locales con capacidad de canalizar el gran descontento ciudadano.

Combinación de todas las formas de comprar votos

Se compran electores a través de diversas modalidades: se compran apoyos al menudeo de concejales, diputados y hasta líderes comunitarios que tienen sus pequeños caudales de votos. En ocasiones también se compran directamente a cambio de dinero o de bienes de consumo. Se compran, al parecer, votos mediante la manipulación de los resultados y de los procedimientos.

Sobre las dos primeras estrategias de agregación de votos hay diversas evidencias, denuncias y estudios sobre el clientelismo de mercado en el cual se ha transformado el tradicional sistema de intermediación.

Sobre la otra modalidad, lo sucedido en el Valle del Cauca permite ilustrar lo que puede haber sucedido en otros departamentos. Los tres últimos hechos de cuestionamiento del proceso electoral tienden un manto de duda sobre los resultados, sobre “las urnas contaminadas”:

-En las elecciones para Congreso de 2010, tras diversas denuncias los resultados finales se conocieron cuatro meses después (la última curul se la disputaron tres candidatos del Partido Social de Unidad Nacional con estrechas diferencias: Juan Carlos Martínez Gutiérrez se impuso a Francined Cano por 107 votos y a Luis Carlos Restrepo por 70 votos. La duda quedó en el aire).

-En las elecciones locales de 2011 el hecho que generó debate fue la negativa de la Registraduría a validar las candidaturas a la alcaldía de Rodrigo Guerrero, conservador que decidió presentarse por recolección de firmas, y de Susana Correa, quien recurrió al mismo procedimiento.

Inicialmente se argumentó que no cumplían con el requisito y tras una denuncia pública y la intervención del presidente de la República la decisión fue revisada y reversada. El presidente había manifestado “Lo que rodea las campañas para elecciones de Cali es sospechoso y torcido” [2].

El candidato Guerrero (a la postre ganador de las elecciones) había denunciado que le habían pedido dinero a cambio de solucionar el impasse y también le ofrecieron asegurar los resultados por una cifra mayor. Le ofrecían comprar las elecciones por dos mil millones de pesos [3]. El candidato fue avalado, ganó las elecciones y desde entonces… silencio sobre el tema.

-En el caso más reciente, las autoridades involucraron a once funcionarios de la Registraduría Nacional del Estado Civil en un montaje orientado a manipular los resultados de las elecciones de gobernador; dentro de estas se encuentran la secretaria del Consejo Nacional Electoral y un ingeniero de sistemas que hace parte del personal técnico de la organización nacional [4].

Las evidencias apuntan a relacionar al ex senador Juan Carlos Martínez con el caso y al partido de alquiler MIO al cual pertenecían dos de los involucrados: su secretarIa general y uno abogado.

Se trata de todo un entramado de manipulación de elecciones, una mafia electoral articulada. ¿En cuántas elecciones anteriores en el departamento fue determinante la manipulación de los resultados?

Impresentables, pero en funciones

Son impresentables los políticos de negocios, los partidos y facciones, los partidos de alquiler, los funcionarios involucrados en fraudes y manipulación y los ciudadanos que apoyan a unos y a otros.

Está en cuestión la propia institucionalidad. Los déficits democráticos se manifiestan en toda su dimensión en el departamento. Los ciudadanos parecen tomar distancia. Al menos han dejado de apoyarlos en proporciones significativas. El gobernador electo lo ha sido bajo las reglas vigentes, pero su legitimidad es precaria. El primer anuncio tras las elecciones fue que daría participación a todos los grupos y partidos que lo apoyaron. Vuelve y juega.

* Ph.D, en ciencia política y profesor de la Universidad del Valle. 
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